Después de unas horas llegué a la parada más cercana y caminé hasta llegar a la mansión cuando abrí la puerta principal todo estaba en silencio de pronto oí un disparo en la parte de atrás de la casa.

Fui corriendo para ver que ocurría. Tenía un mal presentimiento de todo lo que esta pasando.

Desde que me enteré que Yuli estaba muerta no podía dejar de pensar en quién la había matado esa noche afuera de mi casa.

Llegué a una pequeña puerta que daba al patio trasero de la casa, intenté no hacer ningún ruido para no ahuyentar a la persona que había disparado.

Cuando la abrí me llevé la mayor sorpresa y susto de mi vida. Vi a mi novio, Suga, arrastrando un cuerpo ensangrentado para luego arrojarlo en  una especie de pozo que había en una pared.

Estaba tan asustada que mis piernas temblaban y no podía moverme. Para mi mala suerte Suga oyó un sollozo que tuve y fijó su aterradora y asesina mirada en mi.

En eso mis piernas reaccionaron y lo primero que pensé fue en salir de ese horrible lugar.
Corrí hacia la puerta principal pero fue inútil, por más que intenté abrirla no le hacía ni cosquillas.

Me di la vuelta para buscar otra salida y lo que vi fue la sombra de Suga acercándose a mi desde la cocina.

"vamos linda... Sal de donde estés no te haré daño"

Eran las palabras que repetía mientras arrastraba un hacha llena de sangre.
Mi corazón estaba demasiado acelerado.

Sabía que si me acercaba a el moriría. Empecé a correr hacia las escaleras y subí hasta una habitación algo pequeña.

Me escondí bajo la cama esperando que Suga no me encontrara. Estaba todo en silencio pero unos pasos pesados lo interrumpieron. Veía los pies de mi novio caminar por todo el cuarto.

De pronto ya no vi sus pies y eso me alivió, me estaba arrastrando para poner salir de debajo de el la cama. Pero sentí como fuertemente tomaban mi pie izquierdo y lo arrastraban hacia el otro lado de la cama.

Estaba gritando del miedo, mi novio me iba a matar. Intenté sacar mi pie de sus manos pero era imposible, él tenía una fuerza increíble.

Cuando vi la oportunidad pateé a Suga en el estómago, este me soltó por el dolor que le causé y pude salir de la habitación pero me dolía el pie así que se me hizo dificil correr.

Mientras corría por toda la mansión buscando un lugar que pareciera seguro mientras el chico de piel pálida, ojos rasgados, labios rosas me perseguía enojado con su hacha.

Llegué de nuevo al patio y lo primero que hice fue intentar escalar la pared.
Como pude me aferré a los bloques que había, ya casi lo lograba, es eso oí la puerta del patio abrirse y ahí estaba el mirándome fijamente.

Salté rápido antes de que él me persiguiera y fui corriendo hacia la parada de autobús.
Sin darme cuenta ya era de noche, todo estaba oscuro y casi no había nadie en las calles.

Estaría loca si me quedaba ahí a esperar el autobús, así que corrí muy lento debido al dolor en mi pie que con el salto de la pared se había intensificado más.

A los 5 minutos pasó el autobús y me subí a él sin pensarlo dos veces. Estaba alterada y miraba por la ventana con miedo a ver a Suga por algún lado entre los árboles, detrás de un poste o en alguna ventana.

Después de varias horas llegué a la parada, bajé del autobús y fui directo a mi casa.

Como estaba muy alterada decidí ir a tomar una relajante ducha. En mi cuarto que quité la ropa y la puse en la lavadora, me envolví en mi toalla y fui a la baño.

Llené la bañera y cuando ya estaba casi hasta el tope me metí en ella. El agua era muy relajante.
Después de un rato salí de la bañera, ya era tarde así que me puse la pijama.

Me quedé en la sala, acostada en el mueble. Hasta que un sonido perturbador me sacó de mis pensamientos.
El fuerte sonido de alguien tocando mi puerta hizo que mi piel se erizara.

Ya no podía pensar en que sería Yuli porque, ya saben, así que fui hasta la ventana que estaba alado de la puerta y me asomé a ella.

Mis ojos se abrieron como platos, ahí estaba él, mi novio, un psicópata, esperando que le abriera la puerta. Pero claro ni loca lo haría.

Subí rápido las escaleras para ponerme algo cómodo y fui hasta la puerta trasera de mi casa para poder escapar.

No me importaba la hora, ni la cantidad de gente que hubiera afuera o los ladrones. Lo que importaba era estar a salvo y de ese psicópata asesino.

Abrí la puerta y al salir cerré con llave, pensé que al escapar ya estaba a salvo de Suga.

O eso creía hasta que sentí un fuerte...

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