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Capítulo 46: ¿Realmente está pasando?

Hye se había quedado en silencio mientras que Jeong se sentaba sobre uno de los sofás dejando al descubierto una pequeña bolsa negra.

—Mira mamá, tengo algo que mostrarte —comentó Jeongyeon sacando una pequeña cajita de color plata—. ¿Recuerdas lo que me contaste hace años sobre tu historia con papá? Me dijiste que el te compró un anillo de promesa y eso hice yo también porque estoy segura de que Nayeon es la mujer de mi vida, ¿crees que le guste? Vernon me ayudó a escogerlo.

—Hija... —Hye se vio en la necesidad de dar media vuelta tratando de controlar las inmensas ganas que tenía de llorar ¿Cómo iba a decirle lo sucedido? Ni ella misma tenía claro como había pasado el supuesto accidente, aún tenía la esperanza de que todo se tratara de un malentendido.

—Mamá... ¿qué pasa? No soy tonta y sé que algo está pasando ¿qué me están ocultando? —preguntó Jeong comenzando a sentir un miedo inexplicable. Se quedó pensativa un par de segundos sin musitar palabra. Pudo ver la tristeza reflejada en los ojos de su madre y eso la hizo pensar lo peor—. ¿Ethan volvió a molestarte? Solo tienes que decírmelo, yo le romperé la cara, no dejaré que nadie te haga daño mamá, confía en mí.

—Por primera vez no se trata de Ethan, se trata de algo más —contestó Hye tomando asiento a un lado de su hija tratando de formular sus palabras—. Primero necesito que me prometas que vas a tomar las cosas con calma, que no vas a dejarte llevar por tus impulsos, hija te conozco y realmente tengo mucho miedo sobre lo que esto pueda desatar en ti.

—¿De qué se trata? me estoy poniendo nerviosa, siento una horrible sensación en mi pecho y no me gusta nada, ¿qué está pasando mamá?

—Se trata de Nayeon.

—¿Qué pasa con ella? —preguntó Jeong observando como su madre desviaba la mirada—. Responde mamá, ¿qué pasa con ella?

—Tuvo un accidente... su auto cayó desde el acantilado de un lago, aún la están buscando... —murmuró Hye.

Jeongyeon sintió su corazón contraerse, seguido de una terrible falta de aire que la estaba asfixiando. Posó su mano sobre su pecho viendo como su madre rápidamente buscaba su inhalador dentro de su bolsillo al ver que ella no hacía ni el más mínimo intento por buscarlo.

Luego de pasar varios segundos aspirando de aquel aparato, por fin pudo regular su respiración. Lo primero que hizo fue mirar a su madre quien la veía preocupada.

—Dime que no es cierto, por favor dímelo, dime que no le pasó nada a Nayeon —pidió en tono suplicante sintiendo como su corazón se encogía —. ¡No! No es verdad.

—Hija, tómalo con calma.

—¿De verdad me estás pidiendo eso? —preguntó Jeong con sarcasmo guardando nuevamente la pequeña caja color plata dentro de la bolsa negra—. Me estás mintiendo, en éste momento iré a verla a su casa y le entregaré el anillo que le compré, te demostraré que no es cierto lo que dices.

—Hija por favor —Hye intentó detenerla pero Jeong se liberó rápidamente de su agarre—. ¿A dónde vas? Tenemos que hablar, no voy a dejar que te vayas en ese estado.

—Voy a ir a donde Nayeon y ni tú ni nadie va lograr impedírmelo mamá —contestó Jeong tomando las llaves de su auto junto con su bolsa negra antes de salir del apartamento con los ojos llorosos.

Jeongyeon no se frenó al escuchar las súplicas de su madre quien trataba de retenerla desesperadamente, al final pudo escuchar como Hye llamaba a Chaeyoung a gritos, pero eso a ella no le importó, Jeong solo necesitaba ver a Nayeon para comprobar que nada de lo que su madre le dijo era real.

Necesitaba verla para poder volver a respirar, necesitaba repetirle una y otra vez cuanto la amaba. Sentía un horrible dolor en su pecho. Temía lo peor.

Por favor no...

Imágenes de lo vivido entre ellas los últimos meses la hicieron llorar, ¿por qué estaba pensando en todo eso?

No supo como, pero ahora estaba manejando rumbo a la casa de las Myoui. Sus manos apretaban el volante mientras que las lágrimas bajaban por sus mejillas. Quería dejar de llorar, pero no podía, sus ojos estaban borrosos, lo único que la mantenía fuerte era el deseo de ver a Nayeon, tenía que verla y abrazarla fuerte, tan fuerte como nunca.

[...]

—¡¿Cómo pudiste?! ¡Te pago para cuidar a mis hijas, ¿cómo pudiste dejarla sola? —gritó Akira a la par que sostenía a Jae bruscamente de la camiseta para luego lanzarlo contra la pared—. Si algo le pasa a mi hija, te juro que lo pagarás.

—Señor Myoui, cálmese por favor —intervino Alfred quien tuvo que usar su fuerza para apartar al guardaespaldas de Akira—. Nada gana poniéndose violento, la policía le dará noticias.

—¡No me digas que hacer! Se trata de mi hija ¿nadie lo puede entender? —replicó Akira aflojando el cuello de su camisa con nervios esperando a que uno de los oficiales de policía terminara la llamada telefónica con su equipo de trabajo.

Mina no dejaba de llorar entre los brazos de su madre, eso hacía que Akira se pusiera todavía más nervioso queriendo gritar para descargar toda su frustración y su ira contenida que no dejaba de culpar a Jae Bum a base de insultos y golpes por según él su falta de profesionalismo.

Tita por su parte solo veía la escena desde un rincón de la casa con el alma en un hilo y los ojos enrojecidos de tanto llorar a la espera de noticias de su pequeña Nayeon.

El oficial asintió un par de veces antes de colgar el teléfono y dirigir su mirada hasta Akira.

—¿Qué pasa oficial? Dígame en dónde se encuentra mi hija, la espera me está matando —pidió Akira con la respiración irregular.

—No encontramos el cuerpo de la señorita Myoui Nayeon, según los informes de los hechos, ella perdió el control de su automóvil traspasando la cerca que había en el borde de la carretera y cayendo al fondo de un lago, la altura de la caída fue de aproximadamente unos treinta metros —explicó el oficial de policía aclarando su garganta de manera incómoda ante el llanto de Mina—. Los buzos continúan buscando, el lago es profundo. Sería un milagro que sobreviviera a una caída de esa magnitud. Hemos recuperado el auto y algo más.

—¿Qué cosa? —preguntó Mina irrumpiendo entre la conversación. Su llanto se volvió inminente al ver como el oficial extendía una bolsa transparente con una chaqueta dentro.

—¿Esta prenda pertenece a su hermana? —preguntó el oficial a lo que Mina inmediatamente cubrió su cara con las manos rompiéndose a llorar nuevamente esta vez en los brazos de su padre que la sostuvo antes de que se desvaneciera—. Asumo que la prenda si pertenece a la señorita Myoui. Siendo así, seguiremos con la búsqueda y le informaremos de cualquier cosa al respecto señor Akira.

—Por favor... no escatimen en gastos, dispongan de todo mi personal para encontrar a mi hija, de todo mi equipo, sea lo que sea que necesiten, hágamelo saber —murmuró Akira con desespero.

El oficial asintió antes de retirarse y dejar sola a la familia en un profundo silencio donde solo se podían escuchar los sollozos de Mina que en ese momento deseaba que todo se tratase de una horrible pesadilla.

—Retírese Jae Bum, vaya a ponerse a las órdenes del jefe de seguridad y ofrezcan todo su apoyo al equipo policial —ordenó Sachiko viendo como el joven asentía sin levantar la mirada debido a la enorme culpa. Segundos después posó la mirada en su esposo quién no dejaba de apretar la mandíbula viendo a Jae partir—. Él no tiene del todo la culpa Akira, él solo siguió órdenes de Nayeon. Quisiera saber la razón por la que ella se fue así de la nada, Mina... ¿tu hermana te comento algo?

—N-no... no me dijo nada —respondió Mina entre sollozos—. Solo sabía que esta noche se vería con Jeong. Y-yo sé que algo malo debió haber pasado para que ella se fuera así.

—Pues Son Jeong va a tener que darnos una explicación —contestó Akira.

—¿Qué es lo que tengo que explicarles? —preguntó Jeongyeon apareciendo por la enorme puerta sosteniendo una bolsa negra entre sus manos—. ¿En dónde está Nayeon? Necesito verla.

Akira se separó de Mina para dirigir sus pasos hacia Jeongyeon con los puños fuertemente cerrados. Se encontraba en un punto sensible, tenía ganas de llorar y gritar, pero no quería mostrarse débil, en este momento solo quería desquitarse con la primera persona que se pusiera a su paso. Quería buscar un culpable para lo sucedido con su hija, aunque muy en el fondo él sentía todo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, ya que sabía de sobra que a Nayeon nunca le gustó tener a una persona siguiéndola a todas partes, ella siempre quiso tener una vida normal como la de cualquier ser humano, pero eso en el mundo de Akira Myoui no era posible.

—¿Usted iba a verse con mi hija? ¿por qué dejó que ella se fuera sola? —cuestionó Akira encarando a Jeong—. ¿Sabe lo desgastante que es para mí tener que proteger a mis hijas con guardaespaldas? ¿Cree que no me duele que ellas no puedan llevar una vida normal? Desgraciadamente nos encontramos en un mundo en donde a la gente no le importa hacer daño con tal de beneficiarse.

—No sé de que me habla, yo solo he venido a ver a Nayeon, dígame que no es cierto todo lo que mi madre me dijo, necesito verla, tengo que verla —pidió Jeongyeon aferrándose a su bolsa negra. Al no recibir respuesta por parte de Akira, dirigió su mirada a Mina quién enseguida negó aún con los ojos llorosos.

Jeongyeon tragó en seco antes de retroceder unos pasos, y salir de la casa de los Myoui casi corriendo con el corazón destrozado.

Mina no tardó en ir detrás suyo al verla salir de esa manera, no podía permitir que cometiera una locura. Fuera de su casa pudo divisarla de rodillas en el suelo mientras lloraba descontroladamente repitiendo "No es cierto, no es cierto" eso la terminó de romper por completo.

Justo cuando hizo el amago de acercarse a ella, Chaeyoung llegó en su auto estacionándose de manera rápida frente a su casa y bajó inmediatamente al ver a su hermana sobre el suelo, sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella para abrazarla con mucha fuerza.

—Todo estará bien Jeong, lo prometo —murmuró Chaeyoung aferrándose al cuerpo de su hermana.

—N-nada estará bien hasta que ella vuelva, yo la amo Chaeyoung, ella no puede dejarme, ella no lo haría... —dijo entrecortadamente tanto como su llanto se lo permitió—. Ella no pudo abandonarme, ¿p-por qué pasa esto Chaeyoung?

Sin saber como responder, Chaeyoung solo se limitó a abrazar a su hermana tratando de reprimir a toda costa sus lágrimas, lo que menos necesitaba su su hermana era verla triste, aunque en el fondo lo estaba por ver a Jeong sufrir como nunca.

—Chaeyoung, llévame con ella, por favor, yo... tengo que entregarle algo —pidió Jeong en tono suplicante sin apartar la vista de la bolsa negra que tenía entre sus brazos—. Si tan solo le hubiese dado el anillo de promesa antes... tengo que dárselo ahora, Chaeyoung, yo siento aquí dentro de mi corazón que ella me necesita, por favor ayúdame...

—Yo también quiero —murmuró Mina acercándose a paso lento hasta ellas—. Por favor llévanos Chaeyoung.

—No podría decirles que no, pero Mina... no creo que tu padre quiera dejarte ir después de lo que pasó —contestó Chaeyoung acariciando suavemente la mejilla de Mina—. Hablaré con él para....—

—No creo que sea lo más conveniente ahora, él no se encuentra en buen estado, deja que yo le diga —interrumpió la japonesa a lo que Chaeyoung asintió observando como se adentraba a su casa.

Bastaron solo un par de minutos para que Mina saliera en compañía de Alfred dando la señal de que su chofer las seguiría por detrás.

Jeong continuaba aferrándose a aquella bolsa negra de la cuál Chaeyoung desconocía el contenido, pero que por obvias razones decidió no preguntar.

El camino era silencioso, Jeong tenía la mirada perdida sobre la ventana y Mina solo permanecía ajena a la situación, Chaeyoung se imaginaba que por su cabeza pasaban mil cosas, solo deseaba que todo ésto no estuviera pasando, no quería ver a dos de los seres que más ama sufrir. Quería que Nayeon estuviera bien, porque de verdad la había llegado a apreciar muchísimo.

[🍑]

Hye no podía parar de dar vueltas alrededor de su casa, por más que intentaba no podía calmar sus nervios. Dahyun se había quedado con ella porque no quería dejarla sola y ambas estaban a la espera de noticias, pero nadie llamaba.

Un par de toques en la puerta las hicieron alarmarse. Dahyun fue quien  se dirigió enseguida a atender encontrándose con Momo.

—Dubu... —murmuró Momo en estado devastador antes de correr a los brazos de Dahyun.

—Momo... ¿qué pasó? —preguntó Dahyun a la par que acariciaba su espalda con cariño. Le dolía en el alma ver a su novia así—. Si pudiese hacer algo para hacerte sentir mejor, te juro que lo haría.

—C-cuando llegué a casa de Nayeon, estaba llena de policías y... y yo le pregunté a uno de ellos sobre lo que había pasado —trató de explicar con lágrimas en los ojos—. Y me contó que las esperanzas de que Nayeon esté viva son muy escasas...

—Dios mío, lo lamento tanto, estoy aquí para ti Momo, no voy a dejarte sola, sé lo mucho que ella significa para ti —expresó Dahyun con tristeza aferrándose al pequeño cuerpo de su novia—. Llora todo lo necesario, llora hasta sacar todo lo que te lastima.

—Ella es como una hermana para mí, no puedo creer que esté pasando esto, me niego a creerlo —murmuró Momo recordando las cosas que el oficial le dijo. Después de eso ni siquiera se atrevió a entrar a la casa porque no podía controlar sus lágrimas, lo primero que hizo fue venir a casa de las hermanas Son que con el paso del tiempo también se habían convertido en sus grandes amigas—. No tiene sentido, nada tiene sentido, Nayeon literalmente se escapó de su guardaespaldas, ¿por qué lo haría? Ella jamás había hecho algo así, aunque sé que detestaba ser vigilada todo el tiempo, pero nunca se había atrevido a hacer algo así y ahora que lo hizo pasa esto...

—Ninguno de nosotros tiene la vida comprada Momo, estas cosas simplemente pasan, ahora tienes que ser fuerte y apoyar a Mina tanto como yo a Jeongyeon. No me imagino lo que deben estar sintiendo —expresó Dahyun con preocupación de que su amiga pudiese cometer cualquier locura—. Debemos apoyarlas y también debemos rezar por que esta pesadilla termine.

—Yo conservo la esperanza de que la encuentren, Nayeon no puede dejarme... prometimos ser las madrinas de nuestra boda —dijo la japonesa frotando sus ojos completamente rojos de tanto llorar—. La extraño... extraño su risa tan escandalosa, extraño que me cuente todas sus cosas, extraño su negro sentido del humor... sus bromas pesadas hacia mí, sus regaños cuando no hago algo bien, extraño todo eso, la extraño a ella, por eso tiene que volver...

—Realmente la quieres mucho...

—No tengo muchas amistades reales, siempre han sido pocas las personas que se acercan a mí por por lo que verdaderamente soy y Nayeon es una de ellas —contestó Momo sorbiendo su nariz—. Quiero que esté bien, es lo único que pido ahora.

Hye escuchaba la conversación de las chicas bastante conmovida y con el corazón encogido. Podía sentir el dolor que estaba sintiendo Momo con tan solo mirarla y no podía ni imaginarse la pena tan grande que los padres de Nayeon pudieran sentir en este momento.

[💢]

Ethan se encontraba sentado en una enorme silla con un cigarrillo en la mano y una pequeña copa de vino, su favorito para ser exactos.

—¿Alguna vez has probado el Vino Rosado? —preguntó moviendo delicadamente su copa en forma de círculos—. Es un vino afrutado, fresco y delicioso que por su color, sabor y textura ha sido siempre considerado un vino de verano, deberías probarlo alguna vez. Durante mucho tiempo los vinos rosados se consideraron vinos especialmente “para mujeres”. Quizás por su color o  porque su sabor es bastante suave. La razón por la cual lo tomo es porque es refrescante y es una verdadera delicia para el paladar.

Dio un sorbo de su copa soltando un notorio gemido satisfactorio. Bastaron un par de segundos más para que terminara por completo con todo el contenido de su copa y así soltar una media sonrisa antes de ponerse de pie y caminar un par de pasos al frente.

—¿Qué pasa? ¿te has quedado muda? —preguntó rodeando la silla en donde Nayeon se encontraba atada de pies y manos—. Fui cordial contigo al no dejarte la mordaza, todo porque quería que tuvieramos una amena conversación y tú optas por quedarte callada, mal, muy mal Myoui Nayeon.

—¿Cuánto tiempo más vas a esperar para pedir mi rescate? Mi padre te dará el dinero que quieras para que te vayas y desaparezcas de nuestras vidas.

—Voy a esperar, porque quiero hacerlos sufrir y no solo a tu padre sino también a la estúpida de Jeongyeon, le juré que me la iba a pagar y lo estoy cumpliendo —murmuró Ethan soltando una risa descarada—. Al final fue buena idea tirar tu auto al lago, así no hay huellas ni testigos, en este momento seguramente debe encontrarse todo un equipo de personas buscándote, pero... ¿adivina qué? no te van a encontrar.

—¿Qué se siente ser un parásito bueno para nada que solo puede mantenerse a base de extorsiones? Tu caso es muy lamentable —expresó Nayeon fingiendo pena a lo que Ethan apretó sintió enfado tomándola de la mandíbula—. ¿Qué pasa? ¿te molesta lo que te dije? Pero si es la verdad.

—Tienes agallas jovencita, ¿sabes que me encantan las mujeres así? Estoy seguro que te puedo hacer sentir mucho mejor que la idiota de Jeong, podemos pasarla bien ya que te voy a tener aquí por un largo rato —murmuró Ethan acercado su cara a solo escasos centímetros de la de Nayeon. Estuvo a punto de besarla pero se separó inmediatamente a sentir como ella le escupía en la cara—. ¡Que demonios te crees!

—En tu sucia vida podría estar con un ser tan asqueroso y despreciable como tú, ¡¿me oyes?! ¡Nunca! —gritó Nayeon apretando los puños de sus manos—. ¡Me das asco!

—¿Y quién dijo que necesitaba de tu aprobación?

Holaaa, volví después de mil años 🤭

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