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Capítulo 45: ¿Qué pasa?

~ UNA SEMANA DESPUÉS ~

En cuestión de solo siete días las cosas marchaban sobre ruedas, la paz y la armonía se habían convertido en algo habitual.

A mitad de semana, Nayeon organizó una cena con Akira en donde ella y su hermana presentaron a Jeongyeon y a Chaeyoung formalmente como sus novias, para su impresión, su padre no se opuso a su relación y aunque no la aceptó con una enorme sonrisa en el rostro, prefirió limitarse a no llevarle la contraria a sus hijas con el fin de evitar discusiones.

Chaeyoung desde hace un par de días había comenzado a escribir un libro nuevo, ya eran varios meses dejando su escritura de lado, ahora consideraba que era el momento perfecto para volver y quizás con el mejor libro que haya escrito en toda su vida.

—¿Por qué no quieres contarme sobre que trata tu libro Chae? Yo siempre he sido fanática de tu escritura, incluso tengo todos tus libros —comentó Tzuyu sintiéndose molesta porque Chaeyoung no la dejase ver la pantalla de su laptop—. Dejame ver, no voy a robarte tus ideas. Te pago si quieres.

—Sí, tienes todos mis libros porque yo te los he regalado Chewy, además nunca me gusta mostrar mi trabajo antes de que este terminado y tampoco puedo contarte porque te estaría arruinando la lectura —contestó Chaeyoung procediendo a apagar su monitor—. Ya solo me falta escribir el final, así que no tendrás que esperar demasiado para leerlo.

—Esta bien, ya que —bufó Tzuyu resignándose—. ¿Hoy vas a salir?

—Quizás en la noche invite a Mina a cenar, quería comer con ella hoy pero nuestro perrito tenía consulta. Además quise aprovechar para escribir un poco más sobre mi libro, Mina aún no lo sabe, quiero que sea una sorpresa.

—Que suerte has tenido, tu novia era admiradora de tus libros mucho antes de conocerte. Estaban destinadas a terminar juntas, así como un amor de telenovela.

—¿Y qué me dices de ti? —cuestionó Chaeyoung haciendo un movimiento de cejas—. Venir a Corea en busca de tu viejo amor, sinceramente nunca me lo espere de ti, pero estoy feliz de que las cosas con Minatozaki hayan funcionado.

—Hubiese deseado que mi padre estuviera aquí, yo a pesar de todo lo perdone, no le guardo ningún rencor, solo espero que en donde sea que se encuentre, esté feliz... —murmuró Tzuyu con la mirada perdida. Ese tema aún le causaba tristeza, pero sabía que con el tiempo lo iba a superar.

—Lo bueno que Sana pudo perdonarte después de todo, eso es amor, amor de verdad.

—Ayudo mucho la carta que dejó mi padre para ella antes de morir, supongo que en el fondo él sabía que me estaba haciendo mucho daño y al final se compadeció de mi sufrimiento —contestó Tzuyu encogiéndose de hombros—. Sana no quiso contarme que decía el contenido de esa carta, solo me dijo que me conformara con saber que mi padre de verdad me amó hasta el final de sus días.

—Eso es lindo Chewy, ven aquí —Chaeyoung envolvió a Tzuyu en sus brazos, aún sabiendo que a ella no le gustaban las demostraciones de cariño—. Todos necesitamos de un abrazo siempre.

[🍒]

Nayeon por fin había terminado de tejer una larga y acolchonada bufanda de color verde limón después de pasarse casi toda la noche en vela. El día anterior Mina le había enseñado el patrón que debía seguir para poder tejer su bufanda y ahora que la había terminado, no podía evitar sentirse muy orgullosa por ello.

—¡Lo hice! Acabo de terminar de tejer una bufanda sin ayuda de nadie, lo hice yo sola Mina ¡Lo logré! —Nayeon chilló de emoción abrazando aquella bufanda entre sus brazos—. Lo hice...

—Lo hiciste, me has impresionado bastante Nayeon, ¿desde cuándo te gusta tejer?  —preguntó Mina sentada sobre el borde de la cama observando como su hermana tenía los ojos brillantes puestos sobre aquella prenda.

—Yo... quería regalarle algo a Jeong, hubiese sido muy fácil para mí comprar cualquier cosa en una tienda departamental, pero yo quería darle algo especial, algo hecho por mí ¿crees que le pueda gustar? Jamás me había esforzado tanto en una cosa que no fuese para mi propio beneficio.

—Seguramente amará éste detalle que has tenido con ella, la bufanda se ve preciosa, le va a encantar —contestó Mina sonriendo conmovida al escuchar a Nayeon expresarse de esa forma—. ¿Cuándo piensas dársela?

—Hoy mismo, no quiero esperar más. Esta noche tenemos una cita, dijo que tenía algo importante que decirme —respondió con emoción pasando sus dedos suavemente sobre el borde de la tela—. Quisiera verla ahora mismo, no quiero esperar más, por alguna razón siento que la extraño más que nunca.

—Es por la emoción que te da al haber elaborado algo con tus propias manos, te entiendo porque a mi me pasó igual con la primera prenda que tejí —comentó Mina tomando la bola de estambre que le había sobrado a Nayeon—. Ya me dieron ganas de tejer una para Chaeyoung, pienso que sería un lindo detalle.

—Seguro le va a encantar.

—Lo haré, comenzaré a tejerla después de que regrese del veterinario, Fresita tiene consulta y además quiero aprovechar para comprarle algo de ropa, la que tiene comienza a quedarle pequeña, mi cachorro esta creciendo —comentó Mina mientras caminaba hasta la puerta—. ¿Tú necesitas algo para Smalie?

—Sí, una nueva pelota de esponja por favor, parece que Smalie perdió la suya. Espero que todo vaya bien con el veterinario —contestó Nayeon recibiendo un asentimiento por parte de Mina antes de verla salir.

Una vez más Nayeon abrazó la bufanda contra su cuerpo sintiéndose muy feliz, realmente esperaba que le gustara a Jeong.

Se recostó sobre su cama a la par que soltaba un largo y pesado suspiro acompañado de una boba sonrisa. Sin querer vinieron a su cabeza todos aquellos recuerdos de lo que había vivido meses atrás cuando Jeongyeon llegó a su vida. Le había pasado de todo, había conocido lo que es sufrir por amor, pero también había conocido lo que es amar verdaderamente a una persona.

Soy tan feliz, no necesito de nada más si la tengo a ella, la amo tanto...

Inconscientemente sus ojos se llenaron de lágrimas, últimamente le daban ataques de sentimentalismo por cualquier cosa y es que todo era tan bello y perfecto que le parecía ser algo casi irreal. Sus lágrimas no cesaron, al contrario, de un momento a otro sus ojos se inundaron y sus mejillas se empaparon de lágrimas.

¿Por qué estaba llorando? ni ella misma lo sabía, pero tenía unas ganas inmensas de llorar sin saber porqué.

Una llamada entrante a su celular de un número desconocido la hizo tratar de calmar su llanto. Después de pasar alrededor de cinco segundos cuestionándose si debía responder o no, terminó por atender la llamada poniéndose de pie. 

—¿Hola?

¿Hablo con Myoui Nayeon?

Esa voz, esa voz la conocía, no podía estar equivocada, estaba segura de que se trataba de él.

—Que descaro tiene para llamarme a mi celular, ¿cómo consiguió mi número? ¿quién se lo dio? —preguntó con molestia—. Voy a colgar ahora mismo, porque no tengo nada que hablar con usted. 

Si yo fuera tú, no haría eso. Tengo algo importante que tratar contigo.

Yo no voy a hacer ningún trato con usted, solo le voy a advertir que si se mete con Jeongyeon o con Chaeyoung, se las verá conmigo.

Tus amenazas tontas no me asustan en lo más mínimo, ahora cállate y escucha. En este preciso momento tengo a alguien con un arma apuntándole a la cabeza de Jeongyeon y esa persona no dudará un segundo en jalar el gatillo a menos que tú y yo lleguemos a un acuerdo.

Nayeon sintió un dolor en su pecho, tuvo que sentarse sobre la cama, sus puños se apretaron con fuerza y sus ojos comenzaron a sentir escozor.

—No lo haría... usted no sería capaz de hacer algo así.

Querida, mantuve a mis hijastras amenazadas por meses, ¿qué te hace pensar que no sería capaz de hacer algo así?

¿Qué es lo que quiere?

Primero necesito verte, a ti sola. Más te vale que no intentes jugarme sucio porque te aseguro que Jeongyeon lo pagará. Después de que corte la llamada te enviaré la ubicación, te daré treinta minutos para que estés ahí, así que debes apresurarte.

Usted es un... —antes de que Nayeon pudiese terminar, Ethan ya había colgado el teléfono—. Un desgraciado.

Sin pensarlo ni un momento más, llamó al celular de Jeongyeon.

Una, dos, tres veces.

Nadie respondió...

—¡¿Por qué demonios no contestas?! —gritó comenzando a sentir un nudo en su garganta.

Nayeon caminó hasta su closet donde sacó una pequeña chaqueta. Suspiró profundamente mirándose a través del espejo de su tocador. Tenía miedo, miedo de que algo pudiese pasarle a Jeongyeon, ella no podía permitirlo, tenía que protegerla y eso iba a hacer.

Antes de salir de su habitación, dejó sobre su cama la bufanda color verde perfectamente tendida.

Bajó cautelosamente las escaleras encontrándose con su guardaespaldas.

—¿Vamos a salir? —preguntó Jae.

—Sí... —asintió Nayeon dirigiéndose a paso rápido hasta el automóvil.

Jae Bum corrió adelantándose para poder abrirle la puerta trasera, cabe mencionar que no paso por desapercibido la actitud tan extraña de Nayeon, pero prefiero reservarse sus comentarios ya que sabía que a ella no le gustaba que él se entrometiera en su vida.

Justo cuando estaban saliendo de la casa, Nayeon lo hizo parar el auto.

—¡Espera! Olvidé mi bolso en mi habitación, tienes que regresar por el, no puedo irme sin mi bolso, lo necesito.

—¿Vamos?

—No, yo te esperaré aquí, ve por él —respondió Nayeon desviando la mirada hacia un costado.

Jae dudó por un par de segundos, pero después asintió entrando a la casa de manera rápida. Entonces Nayeon salió del auto cambiándose al asiento del piloto, sacó su celular observando el mensaje con la dirección que Ethan le había enviado y buscó la ubicación en su móvil.

Se puso el cinturón de seguridad y luego llevó sus manos directo al volante apretándolo fuertemente antes de poner el auto en marcha. 

[🍇]


—Se fue, no pude alcanzarlo Jeong, lo lamento... —murmuró Vernon con la respiración irregular y las manos sobre las rodillas, estaba exhausto después de haber corrido varias calles detrás de un chico que había robado el celular de Jeongyeon—. Ese chico es un pequeño ladrón, ¿cuántos años tenía? Se veía como de quince años, en estos días ya no se puede confiar en la gente.

Un chico le había pedido prestado el celular a Jeongyeon con el pretexto de hacer una corta llamada a sus padres porque supuestamente le habían robado, pero un minuto después de que el chico hiciera su llamada, salió corriendo con el celular de Jeong en la mano.

—Esta bien, quizás sea solo un niño necesitado —expresó Jeong tratando de justificar al chico—. De todos modos estamos en un centro comercial, compraré otro.

—Esa no es justificación para robarle a las personas, si necesitaba dinero solo tenía que pedirlo, no robarlo —contestó Vernon a la par que negaba con desaprobación—. Y a todo esto, aún no me has dicho que es lo que venimos a comprar al centro comercial.

—Un anillo.

—¡¿Un anillo?! Oh dios mío... ¿es lo que estoy pensando? —preguntó Vernon con las manos posadas sobre sus mejillas, su boca y sus ojos se habían abierto con total impresión—. ¿Le vas a pedir matrimonio a Nayeon? ¿no es muy pronto? ¿cuándo será la boda? ¿de qué voy a ser padrino? ¿puedo llevar a Jihyo?

—Tranquilo —Jeong soltó una inminente carcajada, tan alta que tuvo que cubrirse la boca para no llamar la atención de todos los presentes—. No es un anillo de compromiso, es un anillo de promesa.

—¿Un anillo de promesa? ¿ahora se llama anillo de promesa? Los millennials son tan raros... En mis tiempos se les llamaba anillo de compromiso, no anillo de promesa.

—Tú también eres un millennials Vernon —contestó Jeong dándole a su amigo un pequeño empujón sobre su hombro—. El anillo de promesa básicamente se caracteriza por ser un símbolo que representa el deseo de unos novios por casarse en un futuro lejano o no tan cercano. Yo estoy completamente segura de que quiero casarme con Nayeon, pero quizás sea demasiado pronto para ella, con éste anillo de promesa quiero hacerle saber que deseo que pase conmigo el resto de mis días.

—Eso es... muy lindo Jeong, mi sueño es tener una relación tan bonita como la tuya y la de Chaeyoung. Estoy muy feliz por ustedes, a pesar de ser poco el tiempo de conocernos... yo las considero como mis hermanas, las hermanas que nunca pude tener pero que siempre quise —confesó Vernon con la mirada cristalina—. Las quiero mucho.

—Y nosotras a ti, hermano... —murmuró Jeongyeon tratando de controlar su sentimentalismo—. Para mí era muy importante que tú me acompañaras a comprar el anillo. No le dije a Chaeyoung porque últimamente esta muy ocupada con su nuevo libro y no quiero distraerla.

—Gracias por tomarme en cuenta, significa mucho para mí.

—¿Qué hay de ti? ¿cómo vas con Jihyo? —preguntó Jeong con una amplia sonrisa—. A juzgar por tu cara, yo creo que van muy bien.

—Ayer le pedí que fuese mi novia... y ella aceptó —confesó con las mejillas ruborizadas—. Mañana pienso hacer una cena con todas ustedes para darles la noticia y presentar a Jihyo como se debe.

—Eso me hace muy feliz, quizás deberías aprovechar ahora que vamos a la joyería para comprarle un pequeño detalle.

—Tienes razón, le compraré algo bonito y tú me ayudarás a escogerlo —dijo Vernon entusiasmado.

[🍋]

Mina al fin había regresado a casa después de una larga tarde de compras en compañía de Fresita.

En todo el transcurso del día no había hablado con Chaeyoung, mas que solo por vía mensaje y no podía negar que extrañaba escuchar su voz. Extrañaba verla, abrazarla y besarla. Aún no podía entender que es lo que Chaeyoung tenía para hacerla sentir tan segura.

Sonrió acariciando al pequeño Fresita quien felizmente asomaba su cabeza fuera de la ventanilla del auto observando las calles, era algo que él disfrutaba hacer.

Rebuscó entre su bolsillo en busca de su celular dándose cuenta que tenía varias llamadas perdidas de su padre. Al parecer no había notado que había puesto su celular en silencio al momento de entrar a la consulta de Fresita con el veterinario.

Nuevamente una llamada de su padre estaba entrando a su móvil y ella rápidamente la contestó.

—¿Qué pasa papá? ... lo siento, no me había dado cuenta de que tenía el celular en silencio... —su padre sonaba tan alterado que ella misma comenzaba a sentirse nerviosa sin saber la razón—. ¿qué esta pasando?... sí, ya estoy por llegar a la casa... esta bien, tranquilízate.

Antes de que pudiese decir alguna otra cosa más, su padre ya le había colgado la llamada dejándola con una extraña sensación.

—¿Sucede algo señorita? —preguntó Alfred dando un vistazo rápido por el espejo retrovisor.

—No lo sé Alfred, mi padre me llamó, estaba muy alterado porque no contesté sus llamadas —respondió Mina de manera intranquila—. ¿Cree que pueda acelerar la velocidad? Tengo un mal presentimiento, quiero llegar a casa lo más pronto posible.

—Por supuesto que sí señorita —asintió Alfred aumentando la velocidad del automóvil—. Llegaremos pronto, no hay mucho tráfico.

Mina no dejaba de preguntarse que es lo que estaba pasando. La llamada con su padre la había dejado muy preocupada.

En casa hablamos.

Lo peor es que no había querido decirle nada, eso era demasiado inquientante para ella. ¿Nayeon sabrá algo? Enseguida marcó al número de su hermana pero éste la envió a buzón instantáneamente.

—Estoy muy preocupada Alfred, algo está pasando, yo sé que algo está pasando —murmuró Mina en un hilo de voz sintiendo su corazón latir fuertemente.

—Señorita Mina.. ya llegamos —avisó Alfred estacionándose frente a la casa donde se encontraban dos autos de policía.

—¿Qué está pasando? —preguntó Mina desabrochando rápidamente su cinturón de seguridad para salir corriendo del auto directo a su casa en busca de una explicación.

[💔]

Después de un largo rato pegada a su computador, Chaeyoung decidió darse un pequeño descanso. Su cabeza comenzaba a doler de tanto escribir.

—Te he preparado las fresas con crema que tanto te gustan hija —mencionó Hye con un plato repleto del postre favorito de Chaeyoung.

—Eres la mejor mamá, justo lo que necesitaba —murmuró Chaeyoung relamiéndose los labios antes de acomodarse sobre el sofá y esperar su postre—. Gracias mami.

—No es nada hija —contestó Hye sentándose a lado de su hija quien animadamente comenzaba a devorar sus fresas—. Le he estado hablando a Jeongyeon y no me contesta las llamadas, ¿tú has hablado con ella?

—Fue de compras con Vernon, seguramente puso su celular en silencio o lo apagó, no debe tardar en volver —respondió Chaeyoung, pero aún así la vió un poco inquieta—. ¿Qué pasa mamá?

—Solo me preocupó el hecho de que se haya desaparecido toda la tarde, pero ahora que me dices que se fue de compras me quedo más tranquila.

—Sí mami, ella estará de vuelta pronto, yo también tengo curiosidad sobre que es lo que iba a comprar, es raro porque a ella no le emociona mucho ir de compras y esta vez se veía realmente ansiosa —comentó Chaeyoung frotándose la barbilla de manera pensativa—. ¿Crees que haya ido a comprar alguna joya?

—¿No es muy pronto para pensar en compromiso?

—Con Jeong nunca se sabe mamá —murmuró Chaeyoung frunciendo los labios.

Un par de golpes secos en la puerta las hicieron alarmarse.

—¿Esperas a alguna de tus amigas? —preguntó Hye poniéndose de pie rápidamente para abrir la puerta, Chaeyoung negó confundida—. ¿Quién toca así? ¿qué pasa? Ya voy.

Al momento de abrir la puerta se encontraron a Dahyun con los ojos enrojecidos y las mejillas ligeramente rojas. Se veía muy alterada, tanto que parecía haberse quedado muda en ese preciso instante.

—¿Qué tienes Dahyun? —preguntó Chaeyoung caminando hacia ella y posando sus manos sobre su cara.

—Momo recibió una llamada y... y... —Dahyun tragaba en seco intentando calmar sus nervios, pero le era casi imposible poder expresarse—. Un accidente...

—No te entiendo nada, trata de calmarte un poco ¿sí? —Chaeyoung la guió hasta uno de los sofás de la sala, la dejó respirar tranquila mientras acariciaba su espalda con suavidad.

—¿Quieres que te preparé un té para los nervios? —preguntó Hye sin saber que hacer.

—Momo recibió una llamada... es N-nayeon —trató de explicar—. Ella tuvo un... un accidente.

—Dios mío.. ¿cómo está ella? —preguntó Chaeyoung—. ¿En qué hospital se encuentra?

—Ella... —los ojos de Dahyun se llenaron de lágrimas nuevamente—. Su auto cayó al acantilado de un lago... la policía todavía no la encuentra, temen que se haya ahogado ahí dentro...

—¿Q-qué...? —Hye se cubrió la boca con las manos, mientras que Chaeyoung había perdido por completo el habla—. Pero... ¿cómo es posible? ¿qué fue lo que pasó?

—No lo sé señora Hye... todo fue tan... repentino, Momo no me dijo mucho, ella se fue a la casa de las Myoui, se veía realmente mal...

Chaeyoung no pudo evitar derramar un par de lágrimas sobre sus mejillas. Esto le había caído como un balde de agua fría. Mina la necesitaba, tenía que estar con ella.

—Esto no puede ser... tiene que ser un malentendido, esto no le pudo haber pasado a Nayeon.

—¿Qué le pasó a Nayeon? —preguntó Jeong haciendo acto de presencia sobre el lugar con cara de confusión —. ¿Por qué las caras largas? Umm adivinen que me pasó hoy, un chico me robó el celular, pero ya me compré otro, más tarde les pasaré mi nuevo número.

—Dejenme a solas con ella —murmuró Hye dirigiendo su mirada hacia Chaeyoung y Dahyun quienes enseguida asintieron perdiéndose por el pasillo.

—¿Qué está pasando mamá?

Gracias por leer, nos vemos pronto. 🤧❤

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