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Capítulo 32

5 años después

El pasar de los años fue un cambio completo para la vida de Sasuke y de Naruto, aquellos momentos de tristeza, estrés, desesperación, entre otros, quedó en el pasado. Ahora, podían gozar de una vida tranquila al lado de sus dos hijos y su familia, ya no había nada ni nadie que pudiese arruinar esa felicidad bien merecida luego de tanto tiempo.

La carrera de Naruto como cantante había mejorado bastante, habían días o semanas en las cuales no podía estar con su familia debido a que sus obligaciones lo llevaban a otro país. Sasuke siempre quiso que su novio cumpliera sus deberes, así tuviera que echarlo, literalmente, de la casa con tal de que se fuera al aeropuerto. Las veces que su rubio pasaba tanto tiempo fuera de Japón el tiempo se pasaba bastante lento, estaba tan acostumbrado a convivir diariamente con las estupideces de Naruto que no tenerlo cerca era bastante notorio. Sasuke pudo terminar con éxito si carrera de Ingeniería Civil en  la universidad, al grado de por fin conseguir su título de licenciado. Fue algo difícil, teniendo en cuenta que ya tenía otras obligaciones que cumplir en casa al lado de sus hijos. Y debía admitir que Naruto le fue de gran ayuda, cumplía su papel de padre excelentemente, ya que habían días en los cuales el Namikaze se quedaba todo el tiempo que fuese posible con los niños con tal de que el Uchiha terminara algún proyecto pendiente o algún trabajo en específico.

A pesar de las dificultades vividas, ninguno se arrepentía de la vida que llevaban. Les llenaba de alegría ver como sus dos ángeles crecían cada día más, cada uno adoptando su propio carácter y demás características. Daisuke era como ver el reflejo de Naruto en su época de niñez, siempre activo y lleno de luz en su sonrisa, le gustaba jugar y bromear a sus padres en compañía de su hermana, aunque a veces las bromas eran entre ellos. Yumi, por su parte, solía ser muy tranquila la mayoría de veces, la mayoría de veces le gustaba leer o simplemente mirar el atardecer en silencio, pero todo ese carácter tranquilo desaparecía en tanto Daisuke la animaba a jugar. Físicamente, verla a ella era como contemplar a Mikoto cuando era niña, algo que llenaba a Sasuke de barios sentimientos que ni él podía explicar claramente por más que lo intentara.  

En cuanto a los otros miembros del hogar, Hinata y Menma llevaban ya casi una semana de haberse ido fuera del país a un pequeño viaje amoroso, las cosas entre ellos avanzaban bastante bien, tanto así, que solo era cuestión de tiempo para celebrar la segunda boda en la familia. Sí, segunda boda, la primera fue algo discreta, apenas los más cercanos a la familia estuvieron presentes en el casamiento civíl de Itachi y Deidara. Estos dos estaban en una situación similar a la de Hinata y Menma, pero con la única diferencia de que su viaje era en Japón y que recién se habían ido hace dos días. El vieje de ellos dos no se debía a nada importante, simplemente querían gozar de algo de... privacidad. Con ellos cuatro fuera de viaje, la casa era habitada por Naruto, Sasuke y los mellizos 

Ya en horas de la noche, se escuchaban los constantes pasos de un lado a otro de Sasuke, quien pensaba en varias cosas a la vez. Una de esas era el querer disfrutar con su familia un momento especial, se veía contagiado por los viajes de las otras parejas, pero él quería ir a un lugar en que sus hijos pudiesen disfrutar y a la vez poder tener algo de privacidad con Naruto. De ninguna manera planeaba dejar a sus niños en manos de otra persona, siempre prefirió cuidarlos él antes que algún desconocido tuviese la forma de estar cerca de ellos, y claro, luego de vivir un tiempo con la culpa de que el secuestro de su hija se debió por confiar en Ayame tan rápido y para colmo, dejarla sola un momento con ellos. Se detuvieron sus pasos al escuchar la puerta abrirse a sus espaldas, por lo que miró por encima de su hombro antes de voltear del todo.

-Creí que estabas con los niños. -dice al darse la vuelta

-Pues sí, pero ambos me pidieron que saliera del cuarto que disque para mostrarnos algo... que es sorpresa. Así que aprovechando, quería contarte algo. -menciona mientras se acercaba con una leve sonrisa, el cuarto estaba con las luces apagadas, pero la luz de la luna le daba un toque especial a la mirada de Naruto

-Supongo que yo también tengo algo que quiero decirte. Primero tú.

-¿Seguro que no quieres decirlo primero tú? Normalmente siempre te ha gustado hablar primero. -suelta una risa baja, apenas audible para Sasuke

-Pues aprovecha la oportunidad que te estoy dando antes de que me arrepienta. -cruza sus brazos tratando de parecer molesto, aunque en realidad, claramente no era así

-Está bien, está bien. -toma algo de aire y mira por un momento el techo en busca de las palabras adecuadas para hablar -Resulta... que poco recibí una llamada de Konan... -Naruto notó como la mirada de Sasuke cambió, cada vez que el nombre de aquella mujer era mencionado, era por una salida del país -Supongo que sabes que...

-Tienes que salir del país, ¿verdad?

-Ehh... sí, a lo mucho serán dos semanas fuera.

-¿Estás seguro que no hay nada que tengamos que hacer aquí? -trató de que con esa pregunta Naruto recordara una pequeña fecha importante que se acercaba

-No, estoy seguro que no. -hace un pequeño puchero mirando en otra dirección buscando en su calendario mental alguna fecha, pero no... no había nada

-De acuerdo... ¿cuándo te irás?

-Mañana, será temprano. Konan me estará esperando en el aeropuerto.

Ambos miraron hacía la puerta cuando escucharon dos risas traviesas, allí estaban sus dos niños esperándolos para que todos fueran a la habitación de los menores. Naruto fue el primero en irse, siendo jalado de los brazos por Daisuke y Yumi. La pequeña miró a Sasuke unos cortos segundos antes de salir del cuarto, esperando a que este los siguiera. Con una leve seña, Sasuke dio a entender que llegaría en un momento.

Una vez estuvo solo, soltó un suspiro al saber que sus planes se habían venido abajo con una pocas palabras. Otro motivo que tenía, era que mañana era la fecha que Naruto decidió que fuera para celebrar todo. El Namikaze tenía una fecha anteriormente para cada cosa linda que les haya pasado: día en que conocieron, día en que decidieron estar juntos, día en que se hicieron novios, día en esperaban a los mellizos, día del nacimiento, día... para cualquier cosa por pequeña que fuera. Desde un principio Sasuke intentó hacerle ver que no era una muy buena idea, teniendo en cuenta que todas eran una fecha distinta, pero ante la insistencia de Naruto, accedió. Claro, con el tiempo, el mismo Naruto se empezaba confundir y un día celebraba algo que no debía. Así que por decisión del rubio, habría una sola fecha para celebrar todo, algo que Sasuke  no negó.

Pues esa fecha era mañana, como ya se mencionó anteriormente.

No quería arruinar los planes de Naruto, pensaba en que ya tendrían otras oportunidades para dicha celebración, así que simplemente decidió ignorar todo y hacer de cuentas que nada pasó. Tampoco quería hacer esperar más a sus pequeños, por lo que salió de la habitación dando pasos tranquilos a la de la par. Escuchaba algo de alboroto, risas... risas de más, lo que le daba un mal presentimiento, es que Naruto también era parte de eso. La puerta estaba abierta, así que se asomó lentamente tratando de no ser visto por ninguno de los tres. Volvió a apoyarse en la pared tomando bastante aire para relajarse, con sus dedos índices presionó sus sienes.

Una vez consideró que estaba lo bastante relajado como para enfrentar aquello, se paró en el marco de la puerta con sus brazos cruzados y una mirada que le daría a entender a cualquiera su enojo. Todo estaba cubierto de las plumas de las almohadas, el piso, las camas, los muebles, y ni que decir de esos tres culpables. Al ver que no lo tomaban en cuenta, carraspeó y el silencio se hizo presente en la habitación, su novio e hijos lo miraron sabiendo que se acercaba lo peor.

-Solo lo voy a preguntar una sola vez. -dice con un tic -¿Quién inicio esto? Y será mejor que contesten de una vez.

Los mellizos  señalaron a Naruto sin dudarlo, cuando se trataba de Sasuke enojado... sabían perfectamente como debían de actuar. Cuando el rubio quiso defenderse del acuso, solo salieron unas cuantas plumas de su boca, siendo esto su condena. Con Naruto casi ahogándose y sus hijos mirándolo con ojitos de perrito, no sabía si seguir con el regaño o solamente reírse.

Al final, optó por la segunda opción. Los culpables lo miraban sin saber que hacer, ¿acaso era una trampa o estaba tan enojado que hasta había perdido la razón?

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Para cuando el sol se estaba colando por la ventana ya eran las 8 de la mañana, Sasuke despertó al sentir la cama tan fría, abrió sus ojos lentamente topando con la desgracia de que Naruto ya no estaba. Se sentó a pesar de aún tener sueño, anoche se habían dormido algo tarde, ya que no se verían en dos semanas, pues había que hacer algo para no extrañarse tanto en ese tiempo. Estiró sus brazos hacia el techo escuchando el crujir de los huesos de su espalda, luego se levantó para ir directo a la ducha. Le gustaba iniciar las labores del día luego de estar aseado.

No había ni un solo ruido en casa, normalmente sus hijos estaban acostumbrados a estar despiertos desde las 7 de la mañana, aunque no los culpaba, el estar jugando a altas horas de la noche cansaba a cualquiera, más que los niños quisieron jugar con ambos como despedida. Apenas si se acercó a la puerta verificando que en realidad estuvieran dormidos, y sí que lo estaban, por lo que decidió pasar de largo y dejarlos dormir un poco más.

Bajó al primer piso pensando en qué podría preparar de desayuno, la verdad es que tenía de dicha de que los pequeños comieran cualquier cosa, nunca tuvieron problemas en eso. En la puerta de la refrigeradora notó un pequeño papel pegado con un imán, se acercó para leerlo... sin duda era la letra de Naruto, en cualquier lugar podría reconocer esa caligrafía.

Quise dejarles el desayuno listo antes de irme, trataré de volver pronto. Los amo.

Att: Naruto.

Esbozó una pequeña sonrisa, no sabía si estar molesto con Naruto por olvidar la fecha... o hacer de cuentas de la fecha no era ese día.

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-Papi, ¿sucede algo? -pregunta Yumi con un tono inocente, desde que los niños habían bajado pudieron notar un toque de enojo en Sasuke

-No, no es nada. -sonrié

Los tres se encontraban en el sofá, Sasuke en medio de los mellizos. Eran las 10 de la mañana y no tenían nada para pasar el día, normalmente siempre era Naruto el que daba las ideas para pasar el día, y si él no estaba, lo cual es el caso, solía ser Hinata o Deidara los que brindaban ideas.

-¿Seguro? -pregunta ahora Daisuke -Es que hace rato estás mirando la foto de papá como si quisieras matarlo.

-¿Matarlo? ¡No. claro que no! No es como que quisiera arrancarle sus... -inhaló antes de terminar, no quería que sus hijos supieran lo que pasaba por su mente en esos momentos 

La puerta principal se abrió provocando que los tres miraran por inercia hacia esta, dos muchachos entraban con una maleta cada uno.

-¡Al fin! Ya estaba cansado de estar en ese lugar, sentí que fueron diez días ahí. Para la próxima elijo, no quiero volver a un lugar tan aburrido como ese. 

-Por el hecho que ahí hubiese una persona que dijo que el arte no tiene sentido no significa que el lugar fuera malo, tienes que admitir que te gustó.

-¡No maté a ese tarado porque me alzaste como si fuera un saco! Pero te juro que de haber tenido la oportunidad... ¡lo hago!

-¡Tíos! -gritaron ambos niños al correr hacia los dos mayores

-Creí que se iban a demorar más días en volver. -les dice Sasuke levantándose del sillón 

-Desde el primer día Deidara quería matar a alguien, era mejor volver lo antes posible

Tanto Daisuke como Yumi se llevaron casi a rastras a Deidara a su habitación, él siempre solía jugar con ellos cada vez que tenía oportunidad, tanto así, que los niños ya lo tenían fichado. A cada que lo veían, le pedían jugar cualquier cosa.

-¿Dónde está Naruto? Normalmente siempre anda cerca tuyo.

-Adivina... -mira a su hermano con el rabillo del ojo mientras ambos iban camino a la cocina

-¿Fuera del país? -el menor asintió -¿Qué hoy no era ese día... que ustedes celebran no sé que?

-¡Hasta tú te acordaste! Esto no puede ser...

-¿Él no? -Sasuke negó -No te deprimas, quizá te lleves una sorpresa.

Itachi le brindó una sonrisa a su hermanito antes de salir de la cocina, con eso último, Sasuke quedó con las ideas no muy claras. ¿A qué se refería su hermano con eso?

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Ese mismo día, pero en otra parte. Dos muchachas miraban a la nada en la soledad de sus celdas, estaban separadas. Escuchaban a las otras presas hablar sobre cualquier tema que se les viniera en la mente, ya era algo cotidiano en la prisión, al menos tenían la suerte que entre todas habían aprendido a llevarse bien. No había nadie que se creyera la jefa o dueña del lugar.

Sakura se levantó de la cama para mirar por la ventana, a cierta hora del día solía hacerlo. No con ningún objetivo en específico, ya era más por costumbre.

-¿Qué tanto miras por la ventana, prima? Parece que estés esperando un milagro o algo parecido. Sabes que todos los días la historia es la misma aquí, nada va a cambiar.

-No espero nada, simplemente me gusta mirar de vez en cuando por la ventana, no hay nada de malo en eso, ¿o sí? -responde con voz calmada sin mirar a la castaña

-Ay, Sakura, llevas más de cinco años aquí y lo único que sabes hacer es mirar hacia afuera. ¿Qué hay de divertido en hacerlo?

-A fin de cuentas soy yo quien lo está haciendo, no sé en qué te afecta eso, Ayame. - la mira por unos cortos segundos para brindarle una pequeña sonrisa antes de volver a mirar el exterior

La castaña devuelve una media sonrisa hacia su prima.

Desde la disculpa que Sakura brindó a la familia Namikaze-Uchiha, había cambiado bastante. Se había vuelto una persona cariñosa, amable, sensible y más gentil a la hora de hablar con la gente, no como antes, que solía ser dura y grosera. Si ella seguía allí, era porque tenía que cumplir su condena de doce años, pero si dependiera de las oficiales, la dejarían libre. La muchacha había tenido otras oportunidades para escapar, pero ninguna la quiso aprovechar, estaba decidida a pagar por todo le mal que había causado a las personas que se encontraban afuera. Ya estaba acostumbrada a llevar su vida allí, así no veía la necesidad de irse. Su cabello estaba más largo, y la verdad es que no le disgustaba tenerlo así, quería cambiar también su imagen... quería dejar de verse como la Sakura de antes. 

Sus mayores pensamientos eran sobre el estado en que se encontraba la familia Namikaze-Uchiha, aunque debía admitir que la mayor parte del tiempo pensaba en aquella niña que tuvo en sus brazos, recordaba su nombre... Yumi... pero no lograba tener una clara imagen del rostro de la pequeña criatura, solo recordaba aquellos ojos negros, y el llanto que ella misma le había provocado a veces resonaba en su mente como un tormento. Quería verla de nuevo, pero estaba segura que la familia de ella no lo querría así, ¡y no los culpaba! Si ella fuera la madre de esa niña, posiblemente haría eso. Era consciente que la niña ya debía de tener cinco años, y la ha imaginado de todas formas: con el cabello largo o corto, su carácter sensible o seria. Ella había quedado encantada de aquella pequeña.

-¿Ya has pensado qué harás cuando salgas de aquí? -pregunta Ayame, sacándola de sus pensamientos

-No mucho, pero sinceramente... me gustaría empezar desde cero. Tendré 33 años cuando salga de aquí, podré hacer algo con mi vida para cambiarla. -suelta un profundo suspiro, no solía pensar mucho en eso, ¿de verdad sería capaz de hacer algo para cambiar?

-A mi no me engañas, también quieres ver a esa niñata, ¿cierto? -la pelirosa la miró por unos segundos, más no brindó respuesta -Tomaré eso como un sí.

-Si te hablo con la verdad... sí me gustaría verla otra vez, pero es obvio que sus padres no me dejarán verla.

-Oh, vamos, ese chico... -mira en otro lado pensando -Ay, el de ojos negros... ¿cómo se llamaba?

-Sasuke... -rueda los ojos cansada de tener que estarle recordando el nombre a su prima, a cada que ella quería mencionarlo, Sakura terminaba diciéndole el nombre

-Si, ese... Te apuesto a que sí te dejaría verla, ¡es lógico! Te perdonó todo lo que hiciste, no veo el por qué no te deje ver a la niña. -apoya su mentón sobre la palma de su mano

-No lo sé... igual aún falta tiempo para saberlo, ¿no? Es algo pronto para pensar en eso... -deja de mirar a su prima para fijar su vista en un punto cualquiera -Yumi tendrá doce años... estará tan grande. -sonríe aún tratando de recordar aquel rostro de bebé -Puede que ni siquiera sepa quien soy yo, seré simplemente... una desconocida.

Sakura pedía ver a la pequeña Namikaze tan solo una vez, no le importaba si tenía que ser a la distancia, solo... quería verla.

:::::::::::::::::::::::::::

Sasuke ingresó al cuarto de sus hijos luego de que llevaran casi tres horas sin salir, además de que Deidara tampoco daba señales de vida. Los encontró a los tres dormidos de una de las dos camas, cada niño a un lado del rubio. Ya para él era normal que sus pequeños quedaran agotados luego de jugar con Deidara, este... los hacía explotar, literalmente. Le extrañó el notar una bolsa con globos tirada en el suelo y unos cuantos regados por ahí. Pensó que se podía tratar de algunos de esos juegos raros de Deidara sobre explotar cosas.

Su hermano se encerró en la habitación que comparte con Deidara, podía escucharlo hablar con teléfono, parecía organizar algo. Como no era de su incumbencia, pasó de largo.

Se empezaba a aburrir, todo estaba demasiado silencioso, para su gusto. Se podía decir que Sasuke era de las personas que gozaban el silencio y la tranquilidad, pero luego de tener varios años viviendo en una casa en que todos los días era un gran caos, ahora el silencio le atormentaba. Cualquier cosa que viera le recordaba a Naruto, y era lo menos que quería en esos momentos. De no ser por ese viaje, probablemente estaría con él y sus hijos quien sabe donde.

Era la 1 de la tarde y aún no recibía el mensaje de Naruto informandole que ya había llegado, por lo que podía deducir... que estaría bastante lejos. A todo eso, tampoco recuerda que Naruto le haya dicho el país en el que estaría, por cuenta de él siempre suele decirle sus lugares de destino, ¿por qué ahora no?

No quería darle importancia a nada de eso, solamente quería distraerse con cualquier cosa que tuviera en frente. Quizá ir a su habitación podía ser lo mejor, aún tenía algo de sueño, así que trataría de dormir un poco, eso podía ayudar a que el día se pasara más rápido.

-¡Hermanito! -escuchó el llamado de su hermano, se alejó de la puerta para luego acercarse

-¿Qué pasa? -pregunta con un tono de voz audible apenas para Itachi, no quería despertar a sus dos ángeles y al tarado de su cuñado

-¿Podrías acompañarme a comprar unas cosas? Supongo que ya viste que Dei está dormido, y no quisiera despertarlo... ya sabes como se pone.

-No tengo nada que hacer hoy, así que... ya que.

¿Qué más podía hacer en el día? No había ningún pendiente que fuese de suma importancia. Todo en casa estaba limpio y en orden, sus hijos en buena compañía, y él desocupado. No le haría mal a nadie que saliera con su hermano, lo único que podría pasar es que la casa explote por culpa de Deidara, pero fuera de eso... nada.

°°°°°-°°°°°

Fuera de comprar algo, lo único que habían estado haciendo era caminar por el centro comercial como idiotas. ¿No se suponía que su hermano tenía que comprar algo? De ser así... ¡¿Por qué carajo no compraba nada?!

Notó que su hermano recibió una llamada, quiso no darle importancia, además de que obviamente no era algo que fuera de su incumbencia. Aunque lo fue desde el momento en que Itachi también lo mencionó a él de forma indirecta.

-Vamos para allá. -dijo antes de cortar

-¿Pasó algo? -preguntó un poco preocupado, lo primero que pasó por su mente fueron sus hijos

-No, no te preocupes. -soltó un suspiro de alivio, entonces si no era nada grave... -Solo debemos de ir a casa.

-Está bien, pero... ¿no ibas a comprar algo? Por algo vinimos aquí.

-No lo encontré, vendré otro día. Vamos

Claro, no lo encontró. Ignoró eso, teniendo en cuenta que NO entraron en ninguna tienda, ¿cómo iba a encontrar "eso" si tan siquiera lo buscó? ¿Acaso estaba tramando algo?

:::::::::::::::::::::

De regreso en casa, todo estaba normal, no entendía el por qué tuvieron que volver si nada malo había pasado. Empezaba a sospechar de algo, y estaba seguro que él era el único que desconocía lo que sucedía.

Su hermano se adelantó a la segunda planta, quizá iría a ver a sus sobrinos, no sabía, tampoco leía mentes. Al sentarse en el sillón grande, notó un bolso pequeño en una esquina de este, claramente se notaba que era de mujer. ¿Quién estaba en casa? Si la única mujer adulta allí es Hinata, pero ella estaba fuera del país con Menma. Quizá por dentro tendría alguna identificación, así que lo revisaría para salir de las dudas.

Al tomarlo y querer abrirlo, escuchó un poco de alboroto en la segunda planta, por lo que decidió dejar el misterio de ese bolso para después. Subió esperando no ver ninguna habitación patas arriba, la última vez que eso sucedió las cosas no terminaron bien.

No sabía si estaba al borde de la locura, pero todo estaba tranquilo. Sus pequeños jugaban juntos en la habitación, Deidara e Itachi conversaban quien sabe qué. Se acercó a ellos dos, quienes lo miraron con una leve sonrisa cada uno.

-¿Alguno de ustedes sabe de quién es el bolso que está en el sillón? -antes de averiguarlo por su cuenta, no perdía tiempo con preguntarle a ellos dos

-¿Bolso de mujer? Ehh... ahí no hay nada. -dijo Deidara, mirando a Itachi de reojo

-Yo lo vi, ¿acaso hay alguna visita?

-Debiste de haber visto mal, hermanito, ahí no había nada.

Frunció el ceño, ¿acaso lo estaban tomando por un niño pequeño? Sin esperar alguna aprobación, tomó la mano de ambos para llevarlos casi arrastrados a la primera planta, ¡aún estaba muy joven como para empezar a volverse loco!

-¡¿Lo ven?! - señaló el sillón -Está justo... ¿ahí?

Sus ojos se abrieron de par en par, ¡el condenado bolso no estaba! Estaba seguro que lo vio, incluso lo tuvo en sus manos antes de buscar la susodicha identificación. Su hermano y cuñado lo miraban como si estuviese loco, la mirada que Sasuke les dirigió fue con total confusión ante lo que estaba ocurriendo.

-Les juro... que aquí había un maldito bolso. -dijo tratando de mantener la calma

-Me parece que estás algo cansado, ¿no? -le dijo Deidara pasando su brazo izquierdo por encima de sus hombros -Quizá deberías de ir a tu habitación para que duermas algo, cuando estés despierto... dejarás de ver cosas donde no las hay.

-Pero...

-Pero nada, ¿quién rechaza una oferta de ir a dormir? -ahora lo empujaba hacia el segundo piso, subiendo escalón por escalón.

A mitad de las gradas, Sasuke decidió subir por su cuenta. Puede que Deidara tuviera razón, de milagro. Tal vez solo necesitaba dormir un poco, eran ya las 6 de la tarde.

Abrió por fin la puerta de su habitación, debía de admitir que desde hacía un par de horas quería hacerlo. Su corazón comenzó a latir más rápido en tanto observó unos cuantos globos inflados tirados en el suelo, su mirada estaba fija en el suelo notando un pequeño papel allí. Se agachó apenas lo suficiente para alcanzarlo.

¿Pensabas que me iba a olvidar de una fecha tan importante?

Nuevamente esa letra, era de Naruto, ¿pero... cómo? Si se suponía que él estaba fuera del país, el rubio ya no estaba en casa desde temprano. No, Naruto no estaba en casa, esto debía de tratarse de una maldita broma. Desvió su mirada del papel, y al levantarla, topó con ese hombre que todo el día ha querido matar, ¿de verdad su novio estaba allí mirándolo con una sonrisa? ¿No estaba soñando? Luego de imaginar aquel ruido y el tema del bolso, no sabía si lo que estaba mirando era real.

-¿Naruto? -preguntó con algo de temor

-Hola... Sasuke. -sonrió nuevamente mostrando esos dientes blancos -Debo admitir que no pensaba que en realidad fueras a ver la tarjeta en el suelo, fue idea de Hinata.

-¿Qué estás haciendo aquí? -aún estaba en shock -¿C-cómo que Hinata? Ella está en otro lugar.

-Vaya... si que supieron ocultarte bien las cosas, ¡salió de maravilla!

-¿Ocultarme?.... no entiendo nada. -posó su mirada en el suelo, volviéndola a levantar en solo segundos

-No me fui del país, sí fui al aeropuerto... pero fue para ir por Hinata y Menma, ellos han estado conmigo todo el día, me ayudaron a preparar unas cosas. Itachi y Deidara volvieron de su pequeño viaje también para ayudarme con esto, ¡incluso los niños!

-¿De qué se trata todo esto? -cruzó sus brazos sin saber si estar enojado o feliz, ¡todo el día le ha estado viendo la cara de tonto, incluso sus hijos!

-Resulta que yo quería ir a comprar cierto objeto especial para cierta persona especial...

-Naruto... -dijo manteniendo la paciencia, detestaba que su rubio diera tantas vueltas para decirle siempre cualquier cosa

-Está bien, ya entendí. -dijo acercándose a Sasuke, mantenía una mano detrás de su espalda, y con la otra, tomó una de las del pelinegro -Hace tiempo... quería hacerte una importante pregunta, pero no hallaba la forma de hacerlo. Quería que fuera especial...

-¿Y qué es...?

Sus ojos se humedecieron al ver como ese estúpido rubio, que le hacía sentir tantas emociones juntas, se apoyaba en el suelo con tan solo una rodilla. Detrás de su espalda sacó una cajita pequeña de color negro, la situación era bastante obvia para Sasuke... y nunca pensó que ese momento llegaría a su vida. Siempre se imaginó como sería esto al lado de Naruto, ahora lo estaba viviendo.

-Sasuke, ¿quisieras... casarte conmigo? -al pronunciar aquello, abrió la cajita con cuidado dejando a la vista un anillo dorado

Sasuke no hallaba palabras para expresar lo que sentía, mucho menos para contestar aquella pregunta que aún resonaba en su mente. Le temblaban las manos, su corazón no paraba de latir con velocidad, su vista se puso algo borrosa por culpa de las malditas lágrimas que querían salir, él no era de llorar fácilmente, y mucho menos le gustaba que lo vieran en esa situación, por lo que miró en otra dirección aprovechando para limpiarlas rápidamente antes de volver a ver a Naruto, quien aún esperaba ansioso por la respuesta de su novio. Solo había una respuesta que el Uchiha quisiera decir en esos momentos, peri nunca se imaginó que su día acabaría así, ¡lo tomaron fuera de base!

-No seas imbécil... ya sabes mi respuesta. -rompió el contacto visual que tenían

Naruto lo conocía bastante bien como para poder interpretar aquella "respuesta". Así que se levantó, y tomando con cariño la mano de Sasuke, colocó el anillo en el dedo anular.

::::::::7 años después::::::

La familia Namikaze-Uchiha había hecho un pequeño viaje ahí mismo en Japón, querían darle la bienvenida a cierta persona luego de doce años sin verla. Cuando los mellizos tenían diez años, encontraron una fotografía de Naruto en compañía de una muchacha de cabello rosa, ambos en esa fotografía podían tener unos doce o trece años. Su curiosidad por saber de ella los llevó a preguntarles a sus padres, quienes decidieron no ocultarles al verdad detrás de aquella mujer. Yumi fue la que tuvo mayor interés en ella, siendo consciente que cuando era una bebé estuvo en sus brazos. Quizá no de una forma amorosa, si no que fue con una mala intención, pero lo que la llevó a querer conocerla es el cambio que Sakura tuvo. Al principio, Ni Naruto ni Sasuke estaban muy seguros de ello, pero al final accedieron, ni ellos mismos sabían el por qué.

-Estoy ansiosa por verla, ¿cuánto falta para que salga? -preguntaba Yumi a sus padres, sus cabello llegaba por la cintura, y sus ojos negros brillaban como nunca en esa ocasión. Había esperado más o menos dos años para poder estar en ese lugar -¿Están seguros que hoy puede salir de ahí?

-Claro que sí, te lo hemos dicho varias veces. -le responde Sasuke -Ten paciencia.

-Hay que admitir que en eso se parece bastante a mí. -dice Naruto como todo un orgulloso padre.

-Aún no entiendo por qué tienes tantas ganas de verla. -le reclama su hermano algo aburrido, ya llevaban unos treinta minutos esperando a las afueras de la prisión

-Tú no lo entenderías, Dai. -responde ella, fijando su mirada en la entrada principal del edificio 

Estaba decidida a que ese sería el día definitivo, su espera se acababa ahí mismo. Si ya habían esperado treinta minutos, ¿qué mas da unos cuantos más? Su sonrisa se sonrisa se agrandó cuando se percató de la mujer que salía a paso lento del edificio, claramente era una desconocida, pero sabía que era ella por el color de su cabello. La niña admitía en sus adentros que ese color le gustaba, pero claro, no lo decía ante nadie..

-¡Ahí está! -dijo con alegría, esa voz llamó la atención de Sakura, quien alzó la mirada para poder con detalle a las personas frente a ella

Reconocería a esos hombres donde fuese, no entendía que estaban haciendo allí. No le pasaba por la mente que estuvieran ahí por ella, es más, nunca pensó volver a verlos. Pero si no estaban ahí por ella, ¿entonces por quién? Que se diera cuenta, a la prisión no ingresó alguien conocido de ellos. No sabía que hacer, ¿se acercaba o no?

Abrió sus ojos con sorpresa al ver que aquellos cuatro se acercaban a ella, para todo lo que vivieron , el rostro de Sasuke y Naruto solo mostraban una sonrisa sincera. La niña que estaba con ellos le tomó ambas manos, la miraba con una sonrisa y sus ojitos expresaban felicidad.

-Eres Sakura, ¿verdad? -preguntó inocente

-Ehh... sí, ¿tú...?

-¿No te acuerdas de mí? -ladeó la cabeza

-¿Yumi...? -la pequeña asintió. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Sakura, nunca se imaginó que lo que tanto deseó ver durante tantos años, sería lo primero que verían al salir de prisión

La mujer miró a los dos muchachos en busca de aprobación para poder tener un contacto más cercano con la criatura delante suyo, estos se lo indicaron con tan solo una  mirada. Sakura se agachó, quedando Yumi más alta que ella, le brindó una sonrisa antes de que la misma Namikaze se lanzara a abrazarla.

-¿Puedo saber qué están haciendo acá? -les pregunta una vez se separaron ambas del abrazo

-Yumi quería conocerte, se puede decir que es la razón principal de que estemos aquí. Además de que pensamos que sería bueno venir a ver como estabas después de tanto tiempo. -le explica Naruto

-Se los agradezco, no pensé llegar a verlos luego de salir de aquí. -miró a la pelinegra aferrada a su cintura -Admito que también quería verlos.

-Sakura, ¿tienes a donde ir fuera de este lugar? -pregunta el Uchiha, mirando a su esposo de reojo

-La verdad no, pensaba comunicarme con un algún familiar mientras busco la forma de poder tener algo propio. Ya saben, para poder empezar de nuevo. 

-Quizá te suene algo loco, pero... hemos estado hablando con los muchachos en casa, y viendo el gran cambio que has tenido, llegamos al acuerdo de proponerte... si quieres venir con nosotros. -termina de decir Naruto, mostrando una sonrisa sincera

-¿C-cómo? -miró a ambos pensando que se trataba de una broma, pero la mirada de ambos y de los niños de daba a entender lo contrario -Pero... yo les hice mucho daño, ¿cómo pueden confiar en mi? Y para colmo, ofrecerme vivir con ustedes... tienen que estar locos.

-La última vez que nos vimos pudimos notar que lo que dijiste fue de corazón, todos merecemos una segunda oportunidad, ¿no?

-Pero... me parece increíble escuchar eso, cualquier persona en su sano juicio no ofrecería algo así. 

-¿Aceptas o no? -pregunta Sasuke levantando una ceja

-Yo...

-Por favor... -pidió Yumi -Si quieres iniciar una nueva vida, ¡hazlo con nosotros!

La Haruno lo pensó un poco, ella de verdad no tenía intenciones de volver a hacer el mal, pero le daba temor dar ese paso.

-Está bien... les prometo que haré lo posible por ayudarles con todo lo que necesiten. Será... como una forma de agradecerles esto que están haciendo por mi.

-Vamos a casa.

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Ese fue el inicio de una vida nueva para la familia Namikaze-Uchiha. Al principio, Sakura se mostraba muy callada, y a veces, algo temerosa de hacer o decir algo que no debía, pero el tiempo en esa casa le fue haciendo ver que se encontraba en un buen lugar. Ingresó a un hospital trabajando como voluntaria, sus ratos libres los dedicaba a otras labores y de vez en cuando compartía el tiempo que pudiese con los mellizos. Su ayuda empezó a ser notoria sobre todo cuando Menma y Hinata tuvieron a sus hijos, además de Itachi y Deidara cuando adoptaron dos. Con el paso del tiempo, empezó a ser considerada como parte de la familia, la cual crecía cada vez más. 

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Fin.

Les quiero agradecer a tod@s por seguir esta historia de principio a fin, la aceptación que tuvo fue lo que me animó a terminarla💖

Nos veremos en más historias😇 actualmente está "Devolviendo tu Felicidad", allí podrán distraerse en tanto saco otra💖 tengo en mi mente unas cuantas ideas que debo organizar bien para que todo salga bien.

L@s quiero💖💖

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