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4. Cambio repentino

Dormía tranquilamente abrazada de mi novio hasta que escuche leves sollozos a mi lado al principio no le tome tanta importancia pero luego de un rato desperte quejándome por la intensa luz de sol.

Me moví buscando el calor reconfortable de mi novio pero no sentí nada mas que un pequeño cuerpo a mi lado abrí los ojos lentamente y aprecié frente a mí a un pequeño niño de no mas de solo cinco años lo observe con sorpresa con demasiada confusión. Al principio pensé que quizás era un primo de Riki por su gran parecido pero luego descarte esa idea ya que conozco a la familia de mi novio desde que tengo uso de razón y se perfectamente que el no tiene ningún primo pequeño.

"Pero entonces... ¿Donde estaba mi novio?, acaso este pequeño era..."

Borre aquellos pensamientos al instante y simplemente mire al pequeño y la forma en que sujetaba un peluche de conejito con fuerza y no era cualquier peluche era "Era el señor conejo" mi peluche favorito de desde que soy una niña pero de donde lo había sacado solo Riki sabía de su existencia y el lugar en que lo guardaba.

-Pequeño... ¿De donde sacaste eso?.-Le pregunte intentando quitarle el peluche pero cuando lo hice el pequeño comenzó a llorar desconsoladamente así que se lo devolví y se callo sonriendo.

"Aquella sonrisa".

Con aquel pensamiento en mente me levanto de la cama, bajo la mirada curiosa del pequeño que se levanto y me siguio agarrándome de la blusa. Dejando que hiciera lo que quisiera busque en los cajones del armario con desesperación el álbum familiar que Riki había traído cuando se mudaron juntos. Al encontrarlo lo hogie rápidamente y encontré lo que buscaba una foto de cuando Riki era pequeño, la comparé con la del niño a mi lado y ciertamente ya no había duda era Riki. Pero... ¿Como había pasado algo así?

—Riki.—Murmure observando a mi novio ahora trasformado en un pequeño niño.

Riki estiro sus manitas y me sonrió tan dulce e inocentemente sin entender mi estado de preocupación actual.

—Mami.—Balbuceo mientras reía para que lo cargara.

¿Y ahora que demonios voy a hacer?

“Bien Irene no entres en pánico, si te vuelves a dormir seguro todo volverá a la normalidad en cuanto despiertes”.
Sí, seguro todo es una broma de muy mal gusto y cuando abra los ojos seguramente Riki estará a mi lado sonriendo como siempre.

—Mami.—Volvió a repetir el pequeño Riki ahora con sus ojos llorosos.

Observé como su labio inferior temblaba y dejaba caer al señor conejo al suelo de un manotazo y así comenzó a llorar desconsoladamente mientras pataleaba y me halaba de la ropa.

Como cualquier persona inexperta en cuidar niños pequeños mi primera reacción fue entrar en pánico. Me sentía tan abrumada que no sabía ni siquiera como actuar, intenté de todo lo cargue, le preste mi teléfono pero casí lo lanza contra la pared, hice de todo pero aquel pequeñito solo lloraba desconsoladamente.

Frustrada me senté en el sofá y pase mis manos por mi rostro casí halándome el cabello. “Genial, ahora era yo quien quería llorar ”. En todos los años en los que conozco a Riki no sabía que podría llegar a ser tan caprichoso y berrinchudo. “¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí?”.

El pequeño Riki movió mi pierna para llamar mi atención por lo que levanté mirada observando sus movimientos. El pequeño apoyó sus pequeñas manos sobre el sofá e impulsándose se subió a mi lado. Reí levemente al ver como recostaba su cabeza en mis piernas, así que por simple costumbre comencé a acariciarle su sedoso cabello. Riki cerró sus ojos y se acurrucó, quedándose dormido nuevamente.

“¿Qué se supone que haría ahora?”. Por alguna extraña razón la posión de aquella chica llamada Karina si era real de algún modo... Pero, no se suponía que la posión era para lograr que Riki se enamorara de mí hasta el punto de nunca dejarme, entonces porque rayos era un niño de cinco años.

—Mami.—El pequeño levantó su cabeza y me sonrió.

Sí, algo mas que agregar sería que Riki me llama mamá prácticamente cree que soy su mamá, lo que significa que al volverse pequeño de nuevo olvidó todos sus recuerdos y eso era muy malo. ¿Qué le diría a su madre si me preguntara donde esta?. Que rayos les diría a todos sobre este gran lío.

Simplemente no puedo llegar y decir “Oigan saben algo divertido, Riki se convirtió en un bebé ”. Lo más probable que pasaría si dijera algo así serían dos cosas, se burlaban de mí o me enviaban a un manicomio.

—¿Que voy a hacer?.—Murmure entre suspiros y el pequeño solo sonreía, ojalá y yo pudiera estar tan calmada como él.

—Mami, tengo hambre.—Riki abultó sus labios y ya sabía que significaba, seguramente comenzaría a llorar.

—Bueno... Vamos a buscar algo de comer.—Me levanto tomándolo entre mis brazos hasta la cocina donde lo bajo y lo siento en una silla de la mesa.

“Sí, quizás deba modificar un poco la casa. En verdad se ve súper pequeño en la mesa”.

—Mami, tengo hambre.—Se quejo comenzando a hacer un berrinche.

Sunspire con cansancio y busque entre los estantes. Quizás pueda darle cereal a Riki le encanta.

Serví un plato de cereal con leche y lo coloque frente a él.

—No quiero eso.—Se quejo comenzando a llorar.

Desde cuando Riki era tan berrinchudo.

—Riki... No discutas.—Lo regañe sacándole un puchero, resaltando más sus lindos ojos que ahora estaban cristalizados.—No intentes convencerme con esa cara.—Le di una mirada amenazante y de repente se quedo quieto.

“Interesante... Al Riki adulto nunca lo pude controlar mirándolo de esa forma.

—Me lo comeré si tu me das de comer.—Murmuro de forma tímida y sus mejillas se sonrojaron por lo que reí.

—Si lo prometes entonces lo haré.—Sonreí despeinándole el cabello por lo que soltó una leve carcajada.

—Lo prometo.—Dijo emocionado esperando a que le diera de comer. Reí por su ternura y lleve una cucharada a su boca pero este negó y yo fruncí el ceño.

—Haz el avioncito.—Rió aplaudiendo y yo suspire.

—Bien como quieras Riki.—Le sonreí y me preparé mentalmente para hacer algo así, nadie me estaba viendo pero me daba vergüenza.—Aquí viene el avioncito, Riki.—Dije con una vos dulce simulando un aeropolano con la cuchara hasta lograr que habriera su boca y lo comiera todo.

Después de todo no esta tan mal, solo espero que Riki vuelva a ser él pronto o no sabré que hacer.

Efectivamente este iba a ser un verdadero reto para mí. Por eso odió lo posos de los deseos, si no hubiera ido a aquél lugar. ¡Rayos!.

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