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Especial Changlix por los 20k

Antes que nada quiero agradecerles por todo el apoyo que le estan dando al libro, no pensé que llegaría a tanto en tan poco tiempo 🥺 Para agradecerles prepare de antemano este especial💕

La verdad, al principio del libro la relación del Changlix tenía planeada que sería amistosa, binnie ayudaría a nuestro Lixie pero en plan de amigos pero dado al apoyo progresivo escribí más escenitas🙈 y como regalo les traigo esto🎀❤️

Espero que les guste❣️








Hacerse el ofendido y fingir que no sintió absolutamente nada cuando sus labios se unieron por la propia decisión del mayor, fue lo más sensato, ¿Verdad?

Felix no puede evitar rememorar una y otra vez la charla que tuvieron ayer, un día después del beso.




—¿Por qué te comportas como si no hubieras hecho nada? —le había cuestionado con rabia y furia. Viendo al mayor hacerse un emparedado con completa normalidad.

—¿Y qué quieres que haga? —le había encarado —¿Vale de algo si te pido perdón? Igual te vas a enojar conmigo.

Sus ojos se acumularon de furiosas lágrimas. Si, había hecho lo correcto anoche cuando lo golpeó en el segundo beso que intento darle. No lo culpen, estaba nervioso y aturdido. No se entendía ni a si mismo.

—¡Si, eso tienes que hacer! ¡Pedirme perdón por haber invadido mi privacidad! ¡Me hiciste cosas anoche y y-yo...! —se había detenido abruptamente sin saber cómo continuar. El sonido alborotado de los latidos de su corazón retumban por toda su mente y cuerpo, abrumandolo. —... No pude defenderme... —culminó en un murmuro bajo y agudo. Odia este sentimiento, no se entiende a si mismo y ni entiende al mayor.

—Lo siento, estaba muy borracho anoche e hice cosas que no debí, ¿Bien? —le habló con cierta dureza, sus ojos oscuros transmitieron algo más que simple molestia, tal vez tristeza —No volveré a hacerlo en lo que resta mi vida, ¿Feliz?

Bufo sarcástico y herido —¿Ah? ¿Con qué tanto te molesta besarme, eh? —tomó lo primero que sus manos alcanzaron a tomar y se lo aventó para salir corriendo.


Si, es un cobarde y teme tener que enfrentar la situación.



Y hoy, un día después de aquella extraña discusión, no está nada mejor. Enojado, furioso y totalmente roto. Pica con el cuchillo unas verduras con rabia, descuartizando las pobres plantas mientras una tormenta azota su corazón.

No se suponía que debía ser así. Changbin... Él... Debía pedirle perdón ¡Si, y lo hizo! Pero no de esa forma.

Es raro, muy raro. Su corazón anhelaba escuchar otra cosa, algo que ni es capaz de pensar, algo que odia admitir. Porque él, jamás de los jamases le interesaría un hombre como Seo, tan rústico y animal. Pasar de un caballero como Bang Chan a... Eso. ¡No es razonable!

Su tipo ideal es un hombre pacífico y amable. Alguien dulce por naturaleza. Fuerte y noble. Además, que se gradue de una buena carrera. Así es Bang y le gustó muchísimo en su tiempo, tanto que se perdió a si mismo.

Fue doloroso, como amó tanto que no supo diferenciar lo bueno de lo malo, hizo cosas por despecho. La ira y el dolor en su corazón lo había afectado tanto que se victimizó por sinsentidos.

Si, por suerte, superó esa etapa oscura de su vida aunque... A veces recae. Es inevitable sentirse inferior a los demás. Han será médico. Seungmin es honesto y agradable. Jeongin es muy lindo. Y él, ¿Qué encanto tiene? Se convirtió en una costumbre sentirse en la mera sombra de todos pero está bien, es su castigo por haber lastimado y herido tanto a otros.

La culpa se sube a su espalda como un peso imparable, que hunde y sigue hundiendo su cuerpo sin aliviarle. Tal vez nunca lo supere, tal vez no pueda dejar de sentirse mal cada vez que ve a Hwang, no se atreve, casi murió por su culpa.

Y esa, es otra de las razones por las que es totalmente imposible que el mejor amigo de Hyunjin, Changbin se interese en un casi asesino.

Bang nunca lo amó. ¿Por qué Seo si sería capaz de hacerlo?

Fue un tonto, un completo inútil cuando cerró los ojos dejándose dar aquel beso hace dos noches. Mariposas viajaron por todo su estómago llevándolo a sentirse volando por las nubes. Pero una vez se separó y pareció quedarse dormido entró en un colapso, Jeongin le dijo que se dejase amar. ¿Por qué debería? ¿Si quiera Seo lo ama? Y cuando intento llevarlo a la cama, este volvió a robarle un segundo beso entre la somnolencia, fue ahí que de un ataque nervioso le golpeó.

¿Qué debió haber hecho si no eso?

Estaba borracho, cometió un error impensable porque su mente se encontraba nublada. Es solo así. Y duele.

Las lágrimas forman un camino por sus mejillas de manera inevitable.

Duele. Quema mucho.

Le costó muchísimo más de lo que todos piensan superar a Bang, lloró incontables veces debajo de las sábanas en la oscura y fría noche del orfanato. Sin tener el cariño o consuelo de alguien. Se alejó del mayor sin ser capaz de volver a verle, entró en pánico la primera vez que fue a casa de Jeongin en años y lo vió. Fue doloroso. Había jurado que era el amor de su vida y sería imposible olvidarlo. Incluso pensó que tal vez, podría llegar a gustarle, si era bueno y amable está vez tal vez... Pero no, eso no pasó.

Fue horrible y vergonzoso cuando sin querer, se ilusionó para caer nuevamente en la realidad cuando escuchó de una linda novia japonesa. Escapó del orfanato y se perdió en la ciudad. Se dejó empapar por la tormentosa lluvia sin importarle enfermar, sin importarle morir en ese instante de hipotermia. Y fue Changbin, quien lo encontró, no dijo palabra y solo se sentó a su lado prestando su hombro y oído. Nuevamente y es debido al mismo hombre, que no se sintió solo. Aunque últimamente había estado ausente en ese tiempo debido a que se fue del orfanato, pero cuando llegaba lo hacía sentirse menos solo y menos miserable.

Sin darse cuenta, después de ese momento, de manera inconsciente esperaba su llegada cada fin de semana en las puertas del orfanato con una ilusión que no se atrevía a aceptar.

El tiempo pasó para los dos, floreciendo su amistad y tal vez algo más, pero como siempre quien está mal y siente cosas que no debería es solo él, Seo Felix.

Terminó de picar las verduras y lo vertió en el agua haciendo sopa. Es domingo y le apetece comer algo saludable aunque luego llegará el mayor y se quejará una y otra vez de él para al final comerse todo le guste o no le guste por propia voluntad.

Changbin valora su comida y esfuerzo. Desde que se han mudado juntos, ha sido más ordenado como si le hubiera picado un bicho raro. Le ayuda cuando puede y es atento a él, compra todo lo que le pide que compre para la casa o incluso le da dinero y hasta extra para que se dé gustos en el centro comercial. Es tan amable con él. ¿Es por qué siente pena? ¿O por qué lo considera un mejor amigo?

Pasó sus manos mojadas por el delantal secándose, una pieza bastante linda de color beige que se amarra por detrás de su delgada cintura acentuando su cuerpo.

Se tragó el nudo de la garganta y siguió trabajando. Pronto Seo llegará del trabajo hambriento.

La Universidad empieza el lunes. Su vida de adolescente en el colegio quedó atrás. Ahora debe ponerse bien los pantalones y enfrentar lo que sigue como el adulto de veinte años que es.

Solo espera que su siguiente amor no sea tan complicado y le corresponda. No es bonito seguir siendo el único enamorado. De por si, es horrible vivirlo dos veces. Una tercera vez le afectara mucho.

Escucha el sonido de la puerta del apartamento siendo abierta.

—La comida justo acaba de terminar, serviré la mesa —apresuró a decir alto y claro para que le escuche desde la sala. Sacó unos platos,  palillos y cucharas, los tomó y se giró encontrándose a solo pocos centímetros el artesanal rostro del mayor de forma abrupta. No lo escuchó acercarse. Se sobresaltó tanto que retrocedió de manera torpe, tropezando entre sus propios pies. Creyó que caería hasta que unos fuertes brazos rodearon su cintura y lo pegaron al cuerpo contrario.

Nuevamente sus rostros tan cerca como si fueran íntimos. Sus ojos bien abiertos debido a la sorpresa, un calor subiendo por sus mejillas y sus manos abrazando contra su pecho los utensilios sintiendo su cuerpo volverse gelatina.

Perdió la capacidad de articular alguna palabra, si quiera pensar puede. Se ruboriza aún más ante la penetrante mirada oscura del azabache dirigirse en su persona y de manera inevitable, desvía la vista al suelo sintiendo sus mejillas arder. Se odia a si mismo por esa tonta reacción, ¡Controlate de una vez!


—G-Gracias —dijo inestable, intentando que el mayor lo suelte pero en cambio, intencificó su agarre. —H-Hyung... —se siente desfallecer al sentir aquellos brazos acentuar su cintura sin intención de separarse.

—¿Realmente no te gustó el beso? —su pregunta en un tono bajo y profundo, erizando los pelos de su piel.

Su corazón late de sobremanera, ansiando de forma desesperada contestarle con una afirmativa. —N-No —mintió en un hilo de voz, sin atreverse a alzar el rostro. Sus cuerpos rozandose, sus caras a una distancia mínima y aquellos brazos ¡Oh, aquellos brazos que lo toman y no lo sueltan! Traga duro e intentó moverse para que deje de tocarlo —Hyung, d-déjeme...

De pronto, el cuerpo más grande, le arrebató los platos dejándolo a un lado para acorralarlo contra el mesón sin escapatoria. —Si me miras a los ojos y me dices la verdad.

¿Por qué de pronto se pone así? ¿Qué sucedió?

Tragándose el nudo de su garganta, se armó de valor, aunque en realidad es un completo cobarde. Se atrevió a mantener el contacto visual con el mayor, de forma temblorosa e inestable. Sus ojos suaves y chocolatosos cristalinos y llorosos. Pero a pesar de entrar en un colapso mental, no se doblega. Abrió la boca y quiso negar, realmente lo intento pero es como si su voz lo hubiese abandonado a su suerte.

—Jeongin me mostró tus mensajes de aquella noche —arrojó sin escrúpulos el mayor.

Bien, ya no hay vuelta atrás. Nuevamente será rechazado, avergonzado y pisoteado. Las lágrimas cayeron como torbellino sin poder evitarlo, rompiéndose de nuevo ante el mayor, deseando desesperadamente no ser abandonado esta vez.

—L-Lo siento —su voz tembló, implorando con su sola mirada un perdón. —S-Sé que estoy mal, y-yo no debería... N-Nunca debí de... —no fue capaz de completar y ocultó su rostro con sus manos debido a la vergüenza.

—¿Nunca debiste qué? —su tono de voz suave y extraño, mirando pasmado al joven rompiéndose entre sus brazos delante de si. Esta no es la reacción que esperaba, ni siquiera lo que buscaba.

Hoy en el trabajo, la linda parejita lo visitó y Jeongin sin poder quedarse callado lo atacó con miles de preguntas, tanto que tuvo miedo de haber despertado a un adorable demonio pero es que el menor estaba preocupado por su amigo. Seo contestó con honestidad. Si, le gusta Felix. Si, lo besó por impulso. Y si, tal vez arruinó su amistad.

Es raro, nunca había visto al rubio con otros ojos hasta que empezaron la convivencia. Llevan todo el verano compartiendo el mismo techo. Fue agradable. Felix cambió sus malos hábitos alimenticios, llenó su casa de aromatizantes y orden. Comida casera lo esperaba en la mesa cada vez que llegaba a casa junto a una linda sonrisa venida de aquel muchacho rubio. Nunca tuvo a alguien que hiciera algo así por él, ni siquiera una madre.

Por primera vez, no se sintió solo y es agradable el sentimiento de tener a alguien esperando por ti. Las personas van y vienen, eso lo sabe por experiencia propia al vivir durante 19 años en un orfanato, pero ahora que es un hombre adulto valiéndose por si mismo se había acostumbrado a la idea de aprender a vivir solo hasta el día de su muerte. Eso hasta que de una noble ayuda que le dio al rubio inexperto brindándole amigablemente su techo, revolviese sus sentimientos de una manera jamás sentida.

Pero Felix no le corresponde como a él. Es un chico fuerte por fuera y suave por dentro. Tan audaz como las tormentas de invierno pero tan dulce como la caída de las flores de primavera. Sus sentimientos tan transparentes como un agua cristalina, o tal vez solo para él y eso le gusta.

Al menor le gustan los chicos como Bang, lo sabe desde hace años y lo sigue sabiendo en la actualidad. Desde que Felix se enamoró de aquel australiano, nunca mas ha vuelto a fijar sus ojos en alguien más. Hasta cree que podría seguir enamorado del mismo.

¿Cómo podría tener oportunidad?

No fue educado por unos padres. No tiene familia y nunca tuvo un apellido propio. Dejó la idea de estudiar la Universidad solo para poder sostener su vida y salir adelante. No tiene títulos más que de la escuela y ahora menos los tendrá. No sabe cómo ser amoroso y es tan directo con las palabras que lastima, hasta Hyunjin es más suave que él aunque parezca odiar admitirlo. Hwang aprendió a amar y ser amado pero él aún no.

Felix merece a un buen hombre.

—E-Enamorarme de ti, fue un error, l-lo siento... —el pequeño sollozo en sus brazos estremeció su corazón.

Entonces ¿Por qué? Si hay tantos hombres buenos afuera que podrían enamorarse fácilmente del lindo chico rubio ¿por qué posó sus ojos en él, un don nadie sin hogar?

Su corazón dolió de una manera jamás antes sentida, una opresión lo golpeó dejándolo agonizar por dentro al verlo llorar delante de si, por él.

—¿Eres tonto? Te besé porque estoy loco por ti —arrojó con una honestidad arrolladora que dejó perplejo al menor.

Felix alzó el rostro mirándole con sorpresa, su cuerpo sufre espasmos y las lágrimas siguen cayendo, lágrimas que son limpiadas por los ásperos dedos del mayor que acunan su rostro.

—Estoy tan jodidamente perdido por ti —susurró con la mente nublada debido a los alborotadores sentimientos y sin esperar, unió sus labios de nuevo en un beso apasionado e íntimo.

Felix se aferró a las prendas del mayor cerrando sus ojos con fuerza, aceptando aún cuando en su interior, tiene miedo que esto sea una broma.

Changbin lo tomó de la nuca y profundizó el beso cuando el menor abrió ligeramente la boca dándole acceso. Besó, lamió, chupó y succionó a su merced sintiendo el delgado cuerpo temblar y reaccionar ante su contacto.

Sus manos bajaron a los muslos y lo levantó sentándolo en el mesón para rodearlo con sus manos con fuerza, sin ser capaz de soltarlo. El rubio rodeó el cuello del mayor dejándose amar por primera vez. Se sintió caliente y deseoso de ser tomado. Nunca lo hizo con nadie antes pero sabe que Changbin si. Espera que no le moleste que sea aún inexperto.

Sus labios se separaron y mantuvo los ojos cerrados esperando continuar pero en cambio, recibió un adorable beso en la frente.

—Vamos a comer, la comida se enfría —le dijo en un tono ronco y bajo, tal vez calentándolo más.

Formó un puchero de molestia cuando fue bajado de nuevo al piso. Sus piernas flaquearon y se tuvo que apoyar del mesón para no caer. Su cuerpo aún sintiéndose débil ante el contacto que tuvieron.

Seo tomó los utensilios y los llevó a la mesa como si no estuviese sufriendo ninguna secuela como el, tan tranquilo.

—¿N-No quieres hacerlo conmigo? —cuestionó en un toque indignado y ofendido, hasta un poco lastimado.

Bin ladea una sonrisa —Claro que si —respondió sin mirarlo mientras ordena la mesa —Pero no puedo rebajar tu valor de esta forma.

—¿Cómo?

El mayor volvió a acercarse al menor y lo abrazó, sorprendiendolo.

—Primero déjame pedir tu mano adecuadamente.

Felix ríe ligeramente y niega —No es necesario, es suficiente con esto, no necesito más —no lo merece, no es alguien de tanto valor como para exigir mucho. Para él, ese momento es más que suficiente, aunque en realidad, ser correspondido ya es mucho.

—Lo mereces, mereces ser amado adecuadamente.

—No, no lo merezco —negó sintiéndose al borde del llanto. Es una mala persona, no es especial, ¿Por qué alguien llegaría a amarlo? Ni siquiera sus propios padres lo hicieron. —Así es suficiente, no necesito tener mas —levantó sus delgados brazos y rodeó la ancha espalda del mayor, dejándose fundir en el calor de su cuerpo y el aroma a colonia.

—Me encargaré de cortejarte y amarte tanto hasta que tengas ganas de darme una puta golpiza, ¿Bien?

Aquel comentario le hizo reír pero en su interior, le despertó un brillo de ilusión.

—Vamos a comer —se separó y entrelazó sus dedos para llevarlo a la mesa. —¿Qué hiciste hoy?

—Sopa de verduras, está en la hornilla.

—¿Qué? —le miró con una expresión de asco —Te pedí pollo frito.

—Ayer en la noche cenaste comida callejera apestosa —respondió serio.

—Si querías un poco pudiste haberme dicho, no vengarte así —le soltó la mano para ir a buscar la olla y llevarla a la mesa.

—Iu, sabes que no como eso.

—Ah pero te comiste mi boca con gusto.

—Tu te comiste mi boca —entrecerro los ojos.

—Y me gustó —esbozo una atractiva sonrisa rompe corazones.

El rubor subió a sus mejillas y para ignorarlo, fue repartiendo los utensilios. Se aclara la garganta nervioso al sentir su intensa mirada —Ya, come y deja de hablar —y se sentó.

Changbin le sirve primero y luego a si mismo.

Felix le mira tímido, con una calidez creciendo desde el fondo de su corazón.




«¿A partir de ahora nuestros días serán así?

¿Me cortejaras como dices que merezco?
¿Me amarás?

¿No me abandonarás?

¿Me aceptaras tal cual como soy sin importar todo lo que he hecho?

Lo siento, tal vez mereces más pero creo que tampoco estoy dispuesto a dejarte ir después de que me hayas robado mi primer beso»




—¿Qué haces? Come —la voz del mayor lo sacó de sus pensamientos.

Asintió rápidamente y empezó a comer.

Es lindo y casual. A partir de ahora, lindos días lo esperaran junto al mayor. Amar y ser amado, estudiar la carrera de sus sueños y tener un techo al que no le falta nada. ¿Que más puede pedir? Es suficientemente feliz y lo seguirá siendo junto al mayor.









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