15
Sumergido en un extraño trance que lo deja confundido se ve a si mismo rodeado de un gris interminable y profundo, sin principio ni final hasta que una luz lo atrae.
Ve a Jeongin sonriendo tan brillantemente que se siente al instante curado de cualquier agobio, tan lindo y tierno, mirándole con calma como si nada ocurriese en ese preciso instante. El borde de un precipicio se forma a sus espaldas sin darse cuenta. Hyunjin lo vio claramente e intentó abrir la boca para avisarle pero ningún sonido salió de sus cuerdas vocales y sus pies parecen haberse pegado al frío suelo impidiéndole correr hacia su amaso. Todos sus intentos fueron en vano, Yang cayó al vacío enviándole una mirada de terror puro alzando sus manos para ser atrapado. No pudo salvar a su novio.
—¡No! —el azabache se despierta de golpe, con los latidos de su corazón retumbando en cada parte de su cuerpo sonando como eco en su propia mente, atocigándolo y mareándolo.
Hyunjin se incorpora en la cama, con la respiración entrecortada y el sudor frío en su frente. Los rayos de la luz del sol traspasan las ventanas dándole iluminación a la habitación.
Mira a su alrededor, intentando recuperar la compostura, pero la imagen de Jeongin cayendo al abismo sigue grabada en su mente repitiéndose como un disco rallado, una y otra vez, atormentándolo. No pudo salvarlo, no pudo llegar a él, no pudo tomarlo de la mano.
Por alguna razón se siente asfixiado ahí dentro y sin pensarlo, se levantó de la cama cayendo al suelo debido a su inestable cuerpo. Presiona su pecho, todo le da vueltas. Se levantó a duras penas aferrándose a la fría pared para poder caminar y salir de aquella asfixiante habitación. Pero una vez lo hizo, todo detrás suyo se volvió cenizas llevándole al inicio de un pasillo oscuro tan malditamente largo e interminable.
Aunque quiera, no puede retroceder y decide avanzar apoyándose de la pared, cada paso que da es como si el suelo se desvaneciera bajo sus pies. La sensación de impotencia lo abruma y el miedo lo paraliza. La sensación de temblor e inestabilidad no sabe si viene del suelo o de su propio cuerpo. Enfermo y angustiado, solo quiere ver a Jeongin.
Camina y camina y cuando pensó que hacerlo no le llevaría a ningún lugar, la silueta de su progenitor aparece frente a él, con una sonrisa siniestra en el rostro. Tan alto y oscuro.
—Te lo dije, eres igual a mí. Solo sabes lastimar —la voz de su padre resuena en su mente como un eco perverso, ahogando cualquier pensamiento coherente. Hyunjin siente un nudo en la garganta, la presión en su pecho se vuelve insoportable.
Cae al suelo de rodillas sintiendo como el aire se escapa de sus pulmones impidiéndole respirar —No, no, no, y-yo no soy... Yo no soy... —niega repetidas veces aferrando sus manos a sus alborotados cabellos, perdiendo la cordura. Jeongin no cayó por su culpa, su madre no sé suicido por su culpa, nadie se lastimó por su culpa.
«No lo hice.
Juro que no lo hice.
Yo no...»
De repente, el sonido del llanto de un niño se escucha tan fuerte y claro, siendo mucho más fuerte que su agonía y pensamientos internos. Hyunjin se queda paralizado, reconociendo el sonido como propio. La figura de su padre se desvanece frente a si volviéndose polvo al igual todo lo que le rodea. De pronto, ya no está en el pasillo del hospital, se encuentra en una vieja habitación con pintura azul desgastada, una cama pequeña y un armario de madera.
El sonido del llanto es más claro y fuerte y vienen del interior del armario, al cual se mantiene mirando. Pasó los días de su infancia escondiéndose ahí mientras temblaba del miedo, rogando a los cielos que su padre no lo encontrara ni le lastimara como lastimó a su mamá. Recuerda a la perfección el profundo miedo y terror que le tenía cada vez que lo veía abrir la puerta y mirarle con un brillo malévolo en los ojos. Sabía que no iba a suceder nada bueno si lo hacía enojar, pero por alguna razón, siempre hacia todo "mal".
El pánico se apodera de Hyunjin, lo agobia y lo consume, ahogándolo en un mar de pesadillas vivas. No es un simple sueño, es un recuerdo que lo aturde día a día consumiendo su alma de manera torturosa. Ese hombre ya no le da miedo, el dolor, la tortura y ni siquiera la muerte. Creció tan rápido sin tener la oportunidad de disfrutar la belleza de la juventud o la inocencia.
Hyunjin no está bien, pero no hay manera de salir de su sufrimiento llamado "vida". Solo le ha tocado soportarla intentando no sumergirse en la miseria y seguir de pie por más difícil que sea.
Abrió los ojos y está vez, de verdad.
Un techo blanco lo recibe en medio de la oscuridad. Toma una bocanada de aire como si llevase rato aguantando la respiración. Se sentó y presionó su pecho con una mano buscando el aire perdido a grandes cantidades. Un nudo en su garganta le asfixia y duele. Pero nada es más fuerte que el dolor de su corazón, cayendo cada vez más al profundo abismo oscuro sin hallar manera de subir. Siempre supo que nunca lograría salir hasta que se encontró con su rayo de luz, Jeongin.
Había codiciado demasiado, más de lo que merecía. Y aunque sabe que esto no durará por mucho tiempo más, desea negar la realidad y seguir retrasando lo inevitable, lastimándolo y lastimándose en proceso.
Se siente enfermo y cansado de si mismo. Su alma carga con una herida que jamás desaparecerá.
Con sus ojos acumulando millones de lágrimas y su corazón pidiendo a gritos descansar, miró a través de la ventana el cielo de madrugada, oscuro y sin una estrella para pedir deseos, hasta ellas lo han abandonado.
—El caso es mucho más complicado de lo que pensábamos.
—Ahora que involucra a un abogado reconocido, lo es.
—Pero tenemos las pruebas y el testimonio de la víctima, con eso es suficiente para hacerlo perder la custodia y pierda el caso. Ni su propio hijo está de su lado.
—Si, así será.
Mientras sostenía una lonchera con dulces hechos por él y su abuela para su novio, caminaba por el pasillo del hospital en dirección de aquella habitación, hasta que se detuvo justo antes de cruzar por el pasillo cuando vio a unos oficiales hablar delante de la puerta en donde se encuentra Hwang. No pudo evitar quedarse quieto y escuchar, y sinceramente, se alegró.
Significa que todo irá bien para Hyung, lo ayudarán y lo salvarán.
Una vez los señores dieron la espalda y se fueron pudo salir con normalidad, esbozando una radiante sonrisa alegre.
Entró a la habitación de su novio y lo vio sentado mientras juega con su celular un videojuego.
—¡Hyung! —exclamó meloso y corrió a él.
Hyunjin soltó el celular y miró a su pequeño y lindo novio llegar a él apresurado como si fuese a perderlo.
—¿Cómo está? ¿Cómo se siente? ¿Mejor?
—Estoy bien, ¿Tu cómo estás?
—Muy bien, hicimos nuevos dulces de sandía para usted —explica mientras deja la lonchera en la mesita de al lado para abrirla.
—Gracias, no tenías que.
—Si tengo que.
Pasar el rato con su lindo novio es sin duda el mejor momento del día pero una vez Yang desaparecía de su alrededor, vuelve a caer y sumergirse en las preocupaciones y problemas. Pero esta vez, aunque tenga a Jeongin delante de si, sonriéndole y tratándole con cariño, su corazón no pudo calmarse.
¿Cómo se supone que le va a decir?
La última vez no fue capaz y solo evitó el tema excusándose con una clara mentira "Solo lo decía porque temo que dependas de mi. En una relación está mal depender del otro.”
Con ello logró calmar al menor quien casi parece haber llorado pero a su vez, generó una punzada a su corazón. Además, el sueño... Las pesadillas no paran y no dejan de alimentar el sentimiento de culpa. No quiere que Jeongin caiga, quiere que siga de pie como si nada. ¿Por qué tiene que quererlo tanto? ¿Por qué sigue a su lado? Fácilmente puede largarse y seguir con su vida normalmente ahora que no está Jooyeon. No merece tanto amor, nunca lo mereció.
Es una mentira que todo está bien pero aún así, le sonrió.
—En la máquina expendedora hay un chocolate del que todos los pacientes están hablando —dijo mientras saca la barra debajo de su almohada. Aunque todo sea una mentira quiere seguir creyendo en ella como si de verdad fuera a quedarse junto al menor para siempre.
Jeongin lo mira y un poco vacilante lo toma entre sus manos. Es una marca que nunca había probado aún. Si fuera antes gritaría y chillaría de emoción pero aún no ha hecho las paces con aquel dulce. Incluso, no ha usado el llavero y eso que fue un regalo del amor de su vida.
—Te gusta, no lo dejes de comer por mi.
—Lo lastimó, lo lastimó mucho —reveló en un puchero tierno y lamentable. —No me gustan las cosas que le lastiman.
—Y a mí no me gusta que dejes lo que amas solo por mi. Anda, pruébalo y dime si te gusta. Solo un mordisco al menos.
El menor puso ojitos pero asintió ante la petición de su novio, abrió el envoltorio y dio un mordisco sintiendo su corazón chiquito. Es cierto, está riquísimo pero no.
Sintiendo su corazón doblegar por el dulce, lo envolvió y lo dejó en la mesa. —No me gusta.
—¿Seguro? —arqueo una ceja confuso. Los ojos llenos de dolor del menor dicen otra cosa. —A pesar de saber que era alérgico al chocolate, lo comías siempre descaradamente frente a mi.
—¿Yo? Claro que no —se señala perplejo —No lo hacía así y además... Espera —se piensa las palabras que soltó el mayor recientemente —¿Lo sabía?
—¿Saber qué?
—¿Sabía que yo sabía que era alérgico al chocolate y nunca me lo dijo?
—Creo que ya te lo he dicho, eres malo mintiendo —se encogió de hombros simple. Tomó la barra de chocolate y la puso en la mano del menor. —Además, Changbin me lo dijo y no quise decirte nada.
—Me siento timado —debió de haber sospechado de un principio, él es malo mintiendo. ¿En serio un matón como Hyunjin caería en las mentiras de un joven ingenuo? Se sobreestimó.
—Lo siento —sin saber que más decir, decidió disculparse. Es irónico, Jeongin creía que estaba guardando más secretos en su relación pero quien de verdad lo hacía era él y lo sigue haciendo.
Su tiempo se acaba y aún no sabe cómo contarle lo que verdaderamente está sucediendo.
Bien, aquel día fue bastante extraño para el pequeño jovencito de cabellera castaña y ojitos brillantes. Para empezar, mientras tomaba unos libros de su casillero, se le cayó uno sin querer. Estuvo por agacharse para tomarlo pero un sujeto se le adelantó y lo extendió, era Felix quien esbozo una incómoda sonrisa más unos "Buenos días" que brotó de sus labios. Con el ceño fruncido tomó su pertenencia y no le contestó.
Y aquello no fue lo único, a final del día era su turno de limpiar el salón junto a otros dos compañeros. ¿Quién diría que Felix se quedó y movió los pesados pupitres con él? Lo peor fue cuando tomó el trapero para pasarlo en el piso, el rubio corrió a él inmediatamente y tomó la vara.
—Yo puedo hacerlo, tu descansa —le dice suavemente.
—Es mi trabajo, yo puedo hacerlo —jaló el trapero hacia sí.
Pero Felix pone más fuerza —Puedo hacerlo, de verdad. Tu siéntate y ponte cómodo.
—Te digo que me dejes, es mi turno de limpieza a ti te toca otro día. Limpia en tu día.
Empezaron a forcejear ninguno con la intención de soltar el trapero. —Quiero ayudarte.
—No, gracias —le sonríe con tensión.
—Déjame ayudarte.
—¡Déjame! —usó más fuerza y logró hacer que el rubio soltase el objeto, pero al ver los ojos decididos a tomarlo de entre sus manos empezó a correr ¿Y lo peor? ¡Es que fue perseguido! —¡Déjame en paz!
—¡Quiero ayudarte, déjame ayudarte, Innie!
—¡No, no quiero y no me llames Innie!
Si, fue un día bastante raro y cansador con Felix comportándose como un perro que no quiere separarse de su amo ni por un segundo. ¡No es su amo!
Lo bueno es que el día acabó. Yang camina normalmente por el pasillo pensando en su lindo novio al cual desea ver antes de volver a casa. Entre sus manos sostiene una barra de chocolate, al final si logró convencerlo en seguir dejando su amor fluir por aquel dulce.
De pronto, se sintió extraño como si un sexto sentido se activara de repente. Confundido se giró sobre sus talones y vio al rubio justo detrás de si siguiendo sus talones pero se hizo el que ve la pared como si de verdad fuese interesante.
El castaño entrecerró los ojos más no le dijo nada. Siguió caminando pero más rápido pensando que así se quitaría al rubio pero sintió sus pasos apresurarse por detrás de él.
Se detiene abruptamente y se gira para encontrarlo "distraído" con el celular justo detrás suyo. Vaya coincidencia, pensó sarcástico.
Se acomoda su mochila y emprendió una carrera repentina haciendo que Felix se sobresaltase y corriera detrás de él no queriendo que desaparezca de su campo de visión.
—¡Deja de seguirme! —le gritó el menor una vez salió al patio, corriendo en todo el frente de la entrada del instituto.
—¡Quiero cuidarte! ¡No corras, puedes herirte!
—¡No, déjame! —y sin evitarlo, en un momento de distracción que tuvo al girarse para ver si el rubio aún le seguía lo cual es afirmativo, terminó tropezándose con sus propios pies y cayendo. —¡Aahhh!
—¡Innie! ¡Nooo! —llego a él preocupado y se puso de cuclillas. —¿Estás bien? ¿Te lastimaste? ¿Te duele mucho?
El menor quien se revuelca en el suelo del dolor tomando su tobillo herido le envía una mirada llena de rencor al rubio. —No, ¿Cómo crees? Solo estoy entablando una relación muy cercana con el suelo.
Felix le mira perplejo por varios segundos —Lo siento —fue lo único que brotó de sus labios apenado.
—¿¡Qué pasó!? —un Changbin alarmado llegó a ellos apresurado luego de ver la caída —¿Cómo es posible que mi cuñado esté en el suelo? Felix, dijiste que lo ibas a cuidar no dejarlo peor de lo que está.
—¡Hyung!
—No fue mi intención —se apenó un poco el rubio.
Innie frunce sus labios mientras soba su tobillo. —Estoy bien.
—No dejes que Hyunjin vea eso, ahí si nos va a matar.
—Es mi responsabilidad, prometo cuidarlo mejor mañana —junto a una reverencia, Felix habló.
Yang abre los ojos como platos —¿¡Qué!?
Pensar en mañana ya le da dolor de cabeza.
—Hagamos galletas para Hyunjin —su abuela le dijo.
Fue extraño pero aún así, Jeongin asintió con emoción. Adora hacer dulces y más para las personas que ama. Poniéndose su delantal de estrellitas se dispuso a romper los huevos en una caserola para empezar a batir de manera manual.
—¿Le agrada Hyung? —le pregunta con emoción.
Nayeon mientras saca la harina y la azúcar simplemente contesta —Parece un muchacho que ha pasado por mucho.
La sonrisa del menor se esfuma al recordar lo que más le causa desconsuelo —Él nunca me ha contado sus problemas, no he podido consolarle ni ayudarle...
—Es una persona fuerte.
—Y cerrada, pensé que podría llegar a hacer algo por él ahora que está débil pero no pude hacer nada, no hice nada —suelta un suspiro. —Supongo que es una costumbre ser un inútil, es algo que no va a cambiar —seca las lágrimas traicioneras que se escapan por sus mejillas sin su permiso y forzando una sonrisa aún cuando siente que se desmorona por dentro sigue batiendo. Quiere dar todo su cariño y esfuerzo aunque sea con unas simples galletas, es lo único que se la bien. Lo único que no estropea ni lastima.
—Bebé, has dado suficiente amor y cariño —se acercó al menor y lo tomó de los hombros para hacer que la mirara de frente, aunque la vergüenza del pequeño de si mismo es suficientemente grande para hacer que bajara la cabeza. —No te trates de esta forma, a todos nos lastima y lo peor es que te lastimas a ti mismo —posa su mano llena de arrugas en la mejilla del menor de forma delicada y suave para alzar su rostro. Lo mira a los ojos, brillantes y cristalinos. —Eres precioso tal como eres, Hyunjin te ama, si no te ha contado nada es porque no ha sido capaz de hacerlo. Te sorprendería saber cuánta vergüenza él siente de si mismo en estos momentos, si lo supieras, no pensarías asi de ti mismo.
—Él no tiene nada de malo para que se sienta así...
—Par de tontitos, realmente lo son. Supongo que así es el primer amor, puro y genuino. Hagamos estas galletas y ve a verlo, él te hablará —sonó como si supiera algo más que él, dejándolo un poco confundido. La mirada de melancolía y pena que irradian los ojos de la mujer lo hicieron sentirse extraño.
Al terminar de preparar las galletas, lo empaquetaron en una linda cajita de tono beige claro. Luego de ello, Jeongin fue a bañarse y a prepararse. Claro que quiere verse bonito ante su novio y tal vez sacar uno que otro cumplido de parte de su boca.
Como últimamente hace, alborotó todo su armario y tardó al menos media hora solo para escoger lo que vestirá. Es tan difícil que pidió ayuda de su abuelita. Optaron por elegir su suéter blanco con estampados de nubes en el centro y unos jeans claros rasgados en las rodillas además de unos tenis del mismo color que la prenda superior. Intentando arreglar su cabellera revoltosa y esponjosa, hizo lo que pudo y partió.
Mientras camina al hospital, mira la cajita entre sus manos con añoranza «Espero que le gusten» suelta un suspiro triste y mira el brillante cielo azul «Espero que esté bien» anheló.
Llegó al hospital deteniéndose justo en la puerta que ve abierta. Con confusión se va adentrando.
—Realmente no puedo quedarme más tiempo, debemos irnos el lunes —la voz desconocida de una mujer lo dejó pensando.
—¿Irse a donde? —no pudo evitar cuestionar haciendo aparición ante los mayores. Hyunjin le miró perplejo y la mujer, al principio pareció confundida pero luego cambia de expresión.
—No pensé que lo conocería, es mas lindo de lo que pensé —asume un tanto sorprendida. Es literalmente un tierno terrón de azúcar, así como lo describió el azabache.
—Te dije que era lindo —mascullo Hwang con cierto recelo.
—El amor es ciego —afirmó. Al darse cuenta de que el niño forma un ceño fruncido al verla intenta ser amigable o al menos respetuosa —Siento si no me presenté antes, soy Bae Suzy, la tía de Hyunjin.
Es alta, pálida y de larga cabellera castaña. Es atractiva, claramente su familia tiene esta clase de genes hermosos. Viste un traje elegante, pantalones de tela color crema al igual que su camisa y blazer más reloj y accesorios sutiles que dan un aura limpia. Parece una mujer de negocios.
El menor le dirige la mirada a su novio con confusión.
—Tia Materna —especificó.
No sabe mucho de la familia de Hyunjin pero lo poco que sabe lo lleva a pensar. Su madre murió a causa de su padre ¿Exactamente por qué o cómo? Si fuera realmente un asesinato el señor debería estar tras las rejas hacía tiempo pero ¿Y si fue suicidio? ¿A tal nivel de sufrimiento llegó para decidir acabar con su propia vida dejando a su hijo? ¿Y esta tía de dónde salió? No puede evitar sumergirse en múltiples lagunas mentales. Solo sabe que su padre es el malo de la historia y todos sufrieron a causa de él.
Un ambiente tenso y pesado se formó a su alrededor. Nervioso buscando calmar al menos un poco alzó la caja entre sus manos —Traje galletas, las hice con mi abuelita, son de vainilla —fuerza una sonrisa. La abre y le extiende a la mayor.
—Oh, muchas gracias —devolviendo la sonrisa tomó una y la probó —Es realmente delicioso, mucho mejor de lo que yo hago.
El menor se sonroja ligeramente —Gracias —se aproxima a su mayor quien toma una.
—Gracias a ti —agradeció el azabache con sus ojos brillando de culpa y tensión.
—Los dejaré para que hablen, vengo en unos minutos —dicho esto, la mujer se retiró.
Las comisuras de los labios del menor cayeron al instante, no puede seguir fingiendo y forzándose a mostrar buena cara cuando su corazón está al borde del colapso. Un nudo se formó y cree que llorará incluso antes de que hable.
—Esta delicioso, no tenías que haber trabajado por mi —fue lo único que pudo salir de la boca de Hyunjin, sintiéndose inexplicable y culpable. Con un solo vistazo notó la lamentable expresión del menor. —Lo siento.
—¿T-Te vas? —cuestionó en un hilo de voz.
—El lunes.
—¿Lejos?
—Muy lejos.
Ante su respuesta, el menor perdió las fuerzas de sus pies y cayó de rodillas contra el suelo.
Es viernes, solo quedan tres días.
—¡Innie! —el mayor se preocupó. Se salió de las sábanas y bajó al suelo poniéndose de cuclillas ante el menor. —¿Te lastimaste? —lo tomó de las manos y le miró con sus ojitos tristes y lastimeros.
Jeongin se siente molesto, frustrado y totalmente herido. Con su corazón volviéndose a romper de manera inevitable —¿Por qué no me dijiste? —cuestionó en un hilo de voz —Eso me lastimó.
—Lo siento —bajó la cabeza avergonzado de si mismo y sus acciones. No quiere lastimarlo, no quiere que llore por él, no lo merece.
—No, eso no es lo que quiero de usted —negó triste y decepcionado de si mismo, si fuera una persona realmente confiable su Hyung habría sido diferente, le habría contado antes. Extiende una de sus manos y la deja justo en la mejilla del mayor, acariciándole con delicadeza. Su tacto suave y tunue es un deleite para Hwang —¿No lo entiende? ¿Por qué no lo entiende? —muerde su labio inferior tembloroso al borde del llanto y sin aviso, lo abrazó. Funde el alto cuerpo del mayor en sus brazos, guiando la cabeza a su pecho para acariciarle su pelo —No se guarde nada nunca más, abrase conmigo, se honesto conmigo.
Hyunjin rodea la pequeña y delgada cintura con sus brazos temiendo soltarlo, cierra los ojos e inhalada el aroma del pecho del menor, no queriendo salir de su tacto y cercanía. De alguna manera, se sintió consolado y tranquilo. Esa es la clase de paz que tanto ha deseado para su alborotado corazón. Las pesadillas no cesan, sus pensamientos pesimistas siguen trabajando las veinticuatro horas del días y su mente se encuentra al borde del colapso en cualquier momento —Has pasado por mucho, no quería lastimarte —arrojó bajo y ronco, tragándose el nudo que se formó en su garganta. Es inevitable, se siente indefenso y pequeño en los brazos del menor.
—Esto me lastimó más, saber que todos estos días ha estado preocupado por mi bienestar sufriendo solo, me lastima —ha estado esperando por días que se abra a él, saber de sus preocupaciones y ayudarlo como pueda hacerlo aunque no esté en sus manos. Son novios, una pareja pero ¿Por qué Hwang tiene que soportar toda la carga para sufrir solo? —Quiero que esté bien, quiero enfrentar las cosas juntos. Aunque no sea fuerte como usted, prometí darlo todo aunque salga dañado —aunque sea un completo inútil y debilucho quiere intentarlo. Aún cuando haga todo mal y no sepa hacer algo bien además de hornear galletas, quiere darlo todo y si tiene que salir dañado, será así.
Hyunjin negó aún sin despegarse de su pecho —Estoy a tu lado para que no te dañes, no necesitas...
—Entonces, ¿Por qué soy su novio? ¿Para qué? —sonríe agrio aún cuando las lágrimas iniciaron un camino silencioso por sus mejillas. El sentimiento de impotencia quema su corazón —S-Si va a cargar mis cargas, yo también puedo cargar las suyas.
—Lo siento, pensé que...
Negó —Yo lo siento, es mi culpa. Y-Yo lo llevé a esto —por mi culpa se ha lastimado y sigue lastimando. ¿Cuándo podré parecer confiable para usted y pueda abrirme su corazón?
—Prometo, yo prometo... —¿Qué podía prometer si pronto se va? Sus palabras se quedaron vagando en el aire sin poder completarlas. Quiere decir tantas cosas, quiere prometerle tantas cosas pero es incapaz, su situación lo hace incapaz. Simplemente... ¿Por qué cuando empieza a volverse feliz debe dejarlo?
Para lograr salir de una cadena interminable de sufrimiento que lleva desde hace años, debe abandonar su más grande felicidad.
—Con que prometa que estará bien y saludable, me hará feliz. ¿Puede prometerlo? —no queda más, no puede aferrarse como un niño pequeño con su juguete. Desde que tiene memoria ha tenido que aprender por las malas a dejar a las personas ir. Pero aunque este acostumbrado, no lo hace sentirse mucho mejor. Se siente miserable, triste y solo.
Hwang se aleja levemente para mirar cara a cara al menor, se dispone a usar sus asperas manos para limpiar las lágrimas causadas por él mismo. Lo que más temía sucedió, lo lastimó —Lo prometo. Prometelo tú también, estarás bien.
—Yo también lo prometo —aunque no sabe si pueda cumplirlo. Desde ahora su corazón se aprieta y se oprime de la tristeza. Los días más fríos de su vida se acercan.
—Lo siento —simplemente se lamento aún sintiendo el nudo de su garganta latente, quemándole.
Por más que le diga que no se disculpe, lo seguirá haciendo como si estuviera acostumbrado a ser el culpable de todo. ¿Cuándo logrará cambiar esa manía suya? ¿No sabe que se lastima y lo lastima? —¿Y a dónde se va?
—A la Isla Jeju, mi tía tiene una agencia de viaje y turismo allá.
—¿Por qué no te llevó antes? —es extraño, hay muchos huecos en su historia. Se dio cuenta que efectivamente, es un completo desconocido para la historia de su vida. Pero así como lo es, Hyunjin también lo es con él. Sus corazones heridos y dañados por eventos pasados siguen aferrados a sus memorias, trayéndole tormentos al presente y silenciandolo ante todos.
Jeongin le teme a la oscuridad.
Hyunjin teme lastimar.
Y ambos, están llenos de cargas culpándose a si mismos por algo que no estaba en sus manos
—No pudo hacerlo —simplemente contestó. Es una historia larga y molesta. Su padre nunca pudo ser culpado de nada aún cuando su tía materna buscó todas las manera posibles de hacer justicia por su hermana mayor. A fin de cuentas, tuvo que seguir con su vida de manera cruda. Perdieron contacto hasta que recientemente, Hyunjin le comentó a los policías de aquella tía. Es la única persona que sabe que es buena, la única que puede hacerse cargo de él como aún menor de edad e intentar volver a hacer justicia. Hay pruebas, no es como antes.
—¿Y ahora puede?
—Puede hacerlo —una vez contestó, envolvió al menor en un abrazo, dejando su mandíbula caer encima de su hombro. Tan suave, dulce y cálido. Cerró los ojos, extrañará tanto esto.
—Esta bien —asiente bajito dejando su cabeza recargarse en el pecho del mayor. —¿Por qué allá? Es muy lejos —no pudo evitar quejarse, ríe ligeramente mientras sus ojitos siguen desbordando lagrimas.
—Lo sé —es cada vez más difícil soportar sus propias lágrimas.
—¿Y cuánto tiempo volverá?
—Para los juicios.
—No es muy lejos —significa que hay posibilidad de verlo pronto.
Hyunjin soltó un pesado suspiro e ignorando a su corazón pidiéndole piedad, lo soltó por fin —Terminemos.
—¿Qué? —su pequeño corazón herido se puso chiquito aún cuando su mente sabe perfectamente las razones, su lado emocional se niega a querer entenderlo. —M-Muchas personas tienen r-relaciones a distancias, n-no tiene que decir eso, Hyung —se alejó de su tacto para mirarle perplejo —Podemos... N-Nosotros podríamos...
—¿Y atarte a mí? No puedo hacerlo, estaré muy lejos y no sé en cuanto tiempo volveré.
—P-Pero... P-Pero... Realmente l-lo amo, H-Hyung... L-Lo amo... —su labio inferior tiembla y solloza. —L-Lo amo... —repitió sufriendo espasmos.
—Yo también lo hago —secó sus lágrimas con delicadeza, temiendo herir su tersa piel de porcelana. —Cuando desperté, había decidido que si podía tenerte no te dejaría ir pero, aún cuando seas mi persona correcta, el tiempo es el incorrecto.
Resolver sus problemas familiares, su situación actual y hacer algo para mejorar su futuro el cual no parece muy favorable para él. Además, se graduará de la escuela en pocos meses y mientras cumpla la mayoría de edad, Jeongin seguirá siendo menor. Buscar qué carrera Universitaria cursar y arreglarse a si mismo. Sin estabilidad emocional, familiar, económica ni mental ¿Cómo podrá sobrellevar una relación a distancia? Jeongin se merece mucho más que eso, merece una persona que esté a su lado cuidándole y mimándole, no alguien que lo haga sufrir desde lejos.
Su vida es un caos, su corazón y mente también lo son. Y a pesar de dolerle muchísimo aquella decisión, sabe que les será imposible seguir su relación.
Odia todo.
Y odia aún más haber demostrado la parte más vulnerable de su ser al dejar caer una lágrima traicionera por su mejilla. Una, dos, cinco, diez... Ya perdió la cuenta de cuándo es que empezó a llorar. Solo se aferró al pequeño cuerpo de su novio buscando consuelo para su miserable alma.
—T-Te amo... —reveló en un llanto inestable y ahogado —N-No quiero i-irme... N-No quiero alejarme de ti...
—Y-Yo también te amo —soba suavemente la grande espalda del más alto, deteniendo sus sollozos para consolar los contrarios. Lo logró, Hyunjin abrió por completo su corazón ante él. Se siente feliz pero a su vez, destrozado, es un sentimiento agridulce.
Todo acabó en ese instante.
El lunes llegó demasiado rápido, en un abrir y cerrar de ojos se encontró con el día menos deseado. Por primera vez, deseó tanto que el tiempo se detuviera o al menos pasara lento.
No pudo disfrutar con plenitud su primer amor y le fue arrebatado.
Es temprano y aún no ha ido a clase. Parado frente a su casita, Changbin, Felix, Seungmin, Minho y Jisung se encuentran a su lado, cada uno despidiéndose de Hwang. Jeongin lo abrazó con todas sus fuerzas sin querer soltarlo, algo que tuvo que hacer a duras penas. Se traga las lágrimas buscando ser fuerte, soportar al menos delante de Hyunjin quien vino a despedirse antes de ir al aeropuerto.
—No encontrarás a ningún amigo como yo allá, te lo aseguro —bromeó Changbin aunque en su semblante se puede ver la tristeza.
—No lo haré —aseguro Hwang. Se dieron un breve abrazo con palmadas.
—Juro que si me cambias, iré a degollarte —sonó tan serio y seguro de si mismo.
—No te cambiaré —rió ante la amenaza. Luego dirige su vista en el moreno a su lado —¿Por qué viniste?
—¿Qué? ¿No quieres mi presencia? —se toca el pecho ofendido Minho —Es la primera vez en mi puta vida que despierto tan temprano.
—Ni siquiera somos tan cercanos para que hayas hecho eso.
—Me aseguraré de escribirte y fastidiarte todos los días de tu vida hasta que te arrepientas de lo que acabas de decir.
—Atrévete, te bloquearé —lo fulminó con la mirada.
—No le haga caso, Minho-hyung solo juega —se adelantó Jisung. —Espero que tenga buen viaje y siga cuidando de su salud.
—Te deseamos lo mejor —le sonrió Seungmin a su lado —Y tranquilo, cuidaremos bien de Jeongin.
—Te lo agradezco —respondió cordial. No los conoce mucho pero han estado al lado de Yang en su peor momento, realmente esta agradecido. Por último, posó su vista en el rubio enano, aquel que siente que no tiene razón para venir a despedirlo.
—Yo... Uhm... —Felix quien se encontraba alejado de todos, se atrevió a acercarse un tanto cohibido —S-Solo quería pedir disculpas, por todo... P-Prometo s-ser mejor persona y cuidar de Jeongin. —nervioso e indefenso como un pequeño pollito repelido por todos. Sabe que nadie esperaba que viniera, él tampoco, fue Changbin quien lo arrastró para que se disculpara antes de que perdiera su última oportunidad. Nadie lo quiere, lo sabe, solo vino a decir aquellas palabras y alejarse.
Jeongin frunció sus labios un tanto en desacuerdo, pero no quiso discutirle delante de Hwang, luego en la escuela lo hará.
—Mas te vale —respondió frío y distante.
—¿Ya te despediste de todos? —Suzy quien ha estado esperando en el vehículo, salió para verlos.
—Si, voy —contestó. Posó sus ojos en la abuelita Nayeon quien le extendió una caja de galletas hechas por ella misma y su nieto.
—Las hicimos para tu viaje, cuídate.
—No tenían que hacerlo... —tomó la caja sintiéndose triste. —Lo disfrutaré, gracias.
—Cuídate y cúrate a ti mismo antes de volver. No te dejes guiar por el mal camino y crea un buen futuro —le recomendó, el joven alto frente a sus pies a pesar de parecer espeluznante y grosero con una simple mirada, en realidad es alguien que ha sufrido bastante. Nunca pensó que esta clase de persona sería el primer amor de su nieto, está agradecida de que no haya sido nadie con malas intenciones y en cambio, lo haya protegido como ningún otro. No le desea mal, espera que su vida mejore.
—Tomaré su consejo —dicho esto, se acercó al vehículo y metió la cajita en los asientos de pasajero junto a las maletas.
—Ten un viaje seguro.
—No nos olvides.
—Si me bloqueas te mataré.
—Cuídate.
Sonrió ante las palabras de los muchachos. ¿Cuándo fue que su círculo social creció tanto? No lo sabe y realmente se lo lamenta. Si se hubiera quedado ¿Todos ellos se sentarían a su lado en la hora del desayuno en la escuela? ¿Ya no estaría solo?
Para protegerse dejó que todos crearán rumores sobre él, formando un caparazón alrededor de su corazón. Fue rudo y cruel consigo mismo pero había creído que era lo mejor. Era suficiente el daño que recibía día a día en casa, no deseaba recibir ninguno en la escuela y tampoco arruinar a nadie más. Changbin era alguien que ya estaba arruinado, un ser que no le importaba reír y burlarse de su propia miseria. Aunque sean diferentes, tienen algo en común, son almas solitarias que vagan.
Envió un último vistazo a todos antes de abrir la puerta del copiloto, estuvo por montarse hasta que se detuvo vacilante. Se giró sobre sus talones y corrió hacia el menor volviendo a abrazarlo con fuerza, no queriendo soltarlo.
—No te olvidaré, lo prometo —susurró en su oído.
El menor rápidamente le corresponde sintiéndose al borde del colapso, lo había soportado tan bien que maldice ahora por no poder hacerlo más. Los cálidos brazos de su novio ya no los sentirá. No lo verá todos los días en la escuela, no lo acompañara en los desayunos. Ya lo extraña y eso que no se ha ido.
Ahora que no estará, ¿Cómo despertará cada mañana? ¿Cómo podrá ser feliz y sonreír honestamente? ¿Cómo no caerá en la depresión por su partida?
—Yo tampoco lo haré.
—Si puedes, hazlo, es lo mejor —dijo mientras se separa para ver que en el rostro del menor, las lágrimas ya hicieron un camino. Las limpia con delicadeza —Si consigues a alguien mejor, no me esperes, ve con él.
—¿C-Cómo puedes decirme algo así? —cuestionó perplejo y adolorido —L-Lo esperaré el tiempo que deba esperarlo.
—Te lastimarás.
—Ya he sufrido cosas peores.
El mayor simplemente asintió aunque desea que ese no sea el caso, Jeonfin merece a alguien más digno y con menos problemas que él.
Tuvo que soltarlo y dejarlo ir aún cuando sus manos queman por la lejanía. Se despidió a todos con una última reverencia.
Se montó al vehículo y partió.
En el instante que el auto se alejó y se perdió, Jeongin cayó al suelo con su rostro volviéndose un diluvio. Jisung corrió a él y lo abrazó.
—Tranquilo, todo estará bien.
Felix lo mira desde atrás, deseando acercarse pero sin poder hacerlo. No es bienvenido.
—¿Estás llorando? —Minho le cuestionó estupefacto al matón a su lado.
—No, se me metió una basurita en el ojo —contestó Changbin sarcástico mientras limpia sus lágrimas silenciosas —¡Claro que lloro, pendejo! ¿Qué? ¿Acaso crees que tengo un corazón de piedra?
—Lo siento, lo siento. No buscaba ofenderte, solo... —sus palabras se perdieron en el aire, se sintió mal por Seo. Un tanto cohibido y extraño, intentó acercarse para rodearlo con sus brazos y abrazarle.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Abrazarte?
—No me toques —sacó sus manos antes de que lograsen tocarle.
—¡Te tocaré aunque no quieras! —y a fuerzas abrazó al más grande fastidiándolo.
—¡Sueltáme! ¡Si quieres abrazar a alguien abraza al delegado!
—¿H-Habla de mi? —Jisung se ruboriza.
Jeongin logra reír levemente entre lágrimas. Sus amigos son muy graciosos. ¿Desde hace cuándo que no tenía tantos amigos? Es tan cálido y dulce. Aún cuando su corazón se desmorona, ellos estarán ahí para recoger los pedazos que dejó caer.
Miró el brillante cielo azul con tristeza.
«Hoy cumplo diecisiete años, mamá y papá.
Aunque no pueda soplar una vela, seré descarado y pediré un deseo.
Quiero que vuelva a mi, por favor»
¿Volverán a reencontrarse estas lindas almas gemelas?
¿Jeongin podrá algún día, perdonar a Felix?
¿Surgirá algo más entre Felix y ChangBin o Minho y Jisung?
Siento la tardanza 🥺 pero les traje un capítulo largo lleno de escenas tristes y graciosas.
El libro está por llegar a su final, así que bueno, espero que hayan disfrutado la lectura hasta ahora 👉👈
De entre todos ¿Quién ha sido su personaje favorito y por qué?
Aunque adore a todos y Minho sea mi bias, tengo una debilidad por este Hyunjin 💕
No olviden comentar y
votar si les gustó ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro