12
“En una hora será dado de alta”
Esa voz fue de una enfermera luego de haber revisado los signos vitales del menor y sus heridas, las cuales están bastante bien.
Sólo hacía unas horas estaba llorando desconsoladamente delante del cristal que dejaba ver a su Hyung inconsciente. Si fuera por él, se habría quedado para siempre en ese frío pasillo sentado en una esquina hasta ver que despierte pero en contra de su voluntad fue llevado a su cuarto.
Recostado en la cama sin tener la fuerza de moverse o si quiera hablar, Jeongin es la definición perfecta de muerto viviente.
Su abuela y compañeros de escuela han intentado de todo para distraerlo un poco pero es imposible. El brillo de vida que caracterizaba al menor, desapareció por completo.
Desde ayer no ha comido ni tomado agua, lo que es más preocupante para todos. Solo grita, llora y se esconde tras las sábanas cuando intentan darle de comer.
Si Hwang muere, decidió que morirá con él.
Es tan patético y miserable todo.
Perdió las ganas de vivir, las ganas de sonreír. No es feliz y no quiere serlo.
Su abuela intentó consolarlo pero fue inútil, su corazón es imposible repararlo y menos en ese momento.
—Debemos irnos —le recordó Nayeon con pesar.
El menor se destapó con la manta para mirar a la mayor —No quiero, no puedo dejar a Hyunjin-Hyung solo. Todavía estoy herido, estoy mal —señaló sus heridas con desespero.
—Vamos a visitarlo, prometo que lo visitaremos todos los días.
"Todos los días" suenan a muchos días.
Según Han, a Hyunjin le quedan menos de dos días para despertar. Quiere estar a su lado en ese momento tan crucial e importante, no pude apartarse, no puede abandonarlo en un lugar desconocido con personas desconocidas. ¿Y si se despierta sin que esté cerca? Se sentirá solo al no ver a nadie a su lado.
—Iré a llenar el formulario de salida, no podemos quedarnos aquí siempre —dijo la mujer con pesar. Soltó un suspiro y se levantó para salir del cuarto.
«La única forma de quedarme aquí es salir herido o enfermarme» pensó con un triste puchero.
De pronto, la puerta es abierta y sus dos compañeros se adentran. Jisung y Seungmin no han abandonado el Hospital desde hacía horas. Siendo un sábado podrían estar haciendo muchas cosas pero no, están aquí pasando entre su habitación y la de Felix sucesivamente. El Delegado carga su bolso, parece estar estudiando en la cafetería del hospital.
Se siente culpable por hacerlos preocuparse tanto por él pero a su vez, se siente agradecido y querido. Nunca pensó que ambos fueran tan buenos compañeros y tan buenas personas.
—Trajimos papitas y dulces —Seungmin alzó una bolsa. —Tenemos todos los sabores que quieras —se acercó y lo dejó en el regazo del menor. Están al tanto de la falta de alimentación de Yang al escuchar las preocupaciones de su abuela con anterioridad, por ello mismo, Jisung fue quien planeo comprar snacks.
Jeongin solo mira la bolsa con desinterés. Kim no se rinde y la abre mostrando el contenido intentando mantenerse positivo.
—Mira todo lo que trajimos, hay cupcake de vainilla muy deliciosos —le mostró el empaquecito tierno pero Jeongin solo le dio la espalda. Rebuscó en la bolsa y consiguió algo que sin duda le gustaría —Hay galletitas de chocolate y brownies, a ti te gus...
Seungmin no pudo seguir hablando cuando el menor tomó ambas cosas de manera brusca para azotarlas contra la pared —¡Lo odio! ¡Odio el chocolate! —vociferó con rabia e ira. Las lágrimas se desbordan de manera incontrolable. Se siente tan inestable emocionalmente.
En ese momento el castaño se dio cuenta de su error. Por más que Jeongin ame el chocolate, debido a toda la situación reciente es claro que no va a querer verlo más.
—Tienes que comer algo —Han se acercó mostrándose preocupado —Es malo para tu salud seguir esta huelga de hambre. —Sacó de la bolsa algunas papitas —Hay de vinagre, barbecue, tomate, limón y...
—¿Tomate? —aquello si llamó la atención del menor. —Dámelo, lo quiero.
—No sabía que te gustaba tanto —el delegado se lo extendió.
—Si, me gusta —contestó de manera apresurada y cortante, tomando aquella bolsa de color rojo con una ilustración en el centro de un tomate.
Si lo come se pondrá mal y tendrá que quedarse en el hospital más tiempo. Con decisión abrió la bolsa y empezó a comer con mucha rapidez, antes de que los síntomas empiecen a notarse delante de ambos presentes o que su abuela llegase y le impidiera su cometido.
Seungmin abre unas papitas con sabor a vinagre para deleitarse de su sabor, en cambio, Han toma un cupcake de vainilla pero se puede ver en su rostro su ligero ceño fruncido, recuerda algo pero no con exactitud. Aún no entiende que es pero una mala sensación pasa por su espina dorsal. Mira a Yang comer con rapidez de aquellas papas, no entiende con qué está mal.
—Oh, Changbin-hyung llegó hace unos minutos —comentó Kim —Parece que fue a regañar a Felix, pero dijo que vendría en un momento a verte.
—¿Changbin-hyung? —le mira con sorpresa.
En ese momento, como si lo hubiesen invocado, la puerta es abierta mostrando a aquel muchacho a quien no veía después de haber caído desmayado. Lo último que vio antes de cerrar los ojos fue la espalda impotente de Seo, temblando. Parecía tan solitario y triste que le sentó un mal sabor en la boca recordarlo. No tiene padres, no tiene familia y su único amigo es Hwang a quien literalmente cargó su cuerpo muerto por unos minutos sin darse cuenta. Ahora debe estar enterado de la verdad, ¿Cómo se debe haber sentido? ¿Qué tanto debe estar sufriendo?
Cuando sus ojos chocaron, Innie sintió que volverá a llorar debido la culpa. La suave mirada que le dio Seo demostró no tenerle rencor alguno, algo que le hizo sentirse menos merecedor.
Changbin estuvo por abrir la boca y saludarle pero cuando sus ojos bajaron por lo que tiene el menor entre sus manos, sus ojos se abrieron de par en par y corrió de inmediato.
Innie tomó un puñado con su mano para meterlo a la boca desesperado, pero el mayor es más rápido al arrebatarle la bolsa y con su otra mano tomar con tanta fuerza su muñeca impidiendo su bocado y causando que suelte quejidos del dolor.
—H-Hyung...
—¿¡Me estás jodiendo!? ¿¡No se supone que eres alérgico al tomate!? —bramó furioso y confundido.
Ante sus palabras, ambos jóvenes lo miran perplejo. En ese instante, Han lo recordó.
—¡No puede ser, Innie! —le gritó en sorna.
Pero ya era muy tarde, la piel del menor empezó a llenarse de manchas rojizas y en vez de mostrarse asustado, el menor simplemente esbozo una sonrisa de satisfacción.
—No voy a dejar el hospital —ponunció dejando estupefactos a los muchachos. Cuando sintió una opresión en su pecho en conjunto con su ataque de tos, Han ya había salido a gritar a los cuatro vientos que necesita atención urgente.
—¿Por qué estás haciendo algo tan estúpido? —le cuestionó el azabache entre dientes —Si Hyunjin se entera, él...
—No lo abandonaré, eso es todo lo que quiero hacer, Hyung —le interrumpió, sonando seguro ante cada palabra aunque esté empezando a sentirse débil.
—Son unos tontos, de verdad que lo son —retrocede a la par de sus palabras dándole espacio a los doctores egresados.
Una bofetada fue lanzada en su dirección, dejando una clara marca de aquellos dedos en su mejilla quemando su piel.
El dolor es palpable, pero el de su corazón aún peor. Toma su rostro herido y alza la vista para ver a la persona delante de si con tristeza. Sus ojitos brillando y las lágrimas no paran de caer.
Sus abuelos, sus tíos y sus primos. Todos están reunidos delante de él mirándolo como si fuese la peor escoria del mundo, como si fuese una simple plaga que merece ser exterminada. Todos y cada uno de ellos, odiandolo y odiandolo cada vez más.
El sabor metálico llega a sus papilas gustativas, un hilo de sangre cae de sus belfos. Llora, solo sabe llorar.
—¿¡Qué!? ¿¡Por qué me miras así!? ¡Baja tu mirada! ¿¡Ahora te crees mucho por mandar a tus padres a la cárcel!? —le vociferó su abuela con furia.
Felix solo mira hacia abajo sin decir nada, muerde su labio inferior impotente, el dolor de su cuerpo ya es lo suficientemente voraz como para que vengan a causarle otra herida. Todos lo lastiman, todos le pisotean, todos lo dañan de alguna manera. Nadie lo ama. Nunca fue amado por nadie.
Él es el único culpable de todo. Él es quien está mal. Sólo él y nadie más. No merece vivir en ese miserable mundo, lo sabe.
Su abuela estuvo a punto de propiciarle otro golpe pero es su abuelo quien la detiene al tomar su brazo —Cuidado, mujer. Ahora te acusara a ti también —se puede notar en su tono de voz el recelo que tiene por el menor.
—Ese tonto se hace la víctima, siempre lo ha hecho. No es más que un bueno para nada malagradecido —su tía se cruzó de brazos con sus primos cercanos a su edad mirándole por encima. —Nunca supo hacer nada, mi hermana sufría mucho por su culpa. ¿Quién se lo llevará? Porque yo no lo llevaré.
—¿Llevar a casa a ese niño que metió a la cárcel a mi hijo? ¡Nunca! —su abuela le dio la espalda con frialdad.
En ese momento se dio cuenta que nadie quiere llevarlo. Nadie quiere hacerse cargo de él. Si es así, ¿Con quién se quedará?
—Quítenle el apellido de mi hijo, ¡no lo quiero ver más nunca en mi vida!
—Se lo merece, lancenlo a la calle.
Felix los miró con terror. ¿Qué están diciendo? ¿Lo abandonaran? ¿De verdad lo harán?
¿Arrepentido? Nunca.
¿La decisión más impulsiva de toda su vida? Obvio.
¿Fue seguro? Al coño que no.
El plan era envenenarse con tomate para quedar más tiempo en el hospital y así poder pasar todo el día delante de la vitrina esperando a que el mayor abra los ojos. Si, una brillante idea para su inocente cabecita, olvidando un hecho muy importante.
Despertó al día siguiente. ¡Osea le quedan menos de veinticuatro horas!
Una vez pudo ponerse de pie, se arrastró como un miserable hasta llegar al ascensor escapando de su abuelita quien fue al baño. Es injusto, todo es injusto. No se suponía que fuera así.
Cuando llegó a la habitación en donde se encuentra el mayor inconsciente, se aferró al vidrio que los separa mirándolo con añoranza.
«No me iré de aquí, nunca lo haré»
Un poco débil, se dejó caer en el suelo apoyando su espalda en contra de la pared. Su plan es quedarse todo el tiempo necesario ahí hasta verlo despertar.
Un poco mareado y fatigado casi se queda dormido en el frío piso. No sabe cuánto tiempo exactamente estuvo.
—¡Innie!
La voz de su abuela, lo trajo abruptamente al mundo real. Abrió sus ojos y la mira caminando hacia el con rapidez desde lejos. Sus ojos llenos de preocupación.
Se sintió culpable. No hace más que preocupar a una pobre señora mayor que solo debe estar en casa descansando en la paz y en la calma.
—L-Lo siento...
—Esta bien, no te disculpes —le dijo con suavidad una vez llegó a él, poniéndose de rodillas para llevar la cabeza del menor a su pecho. —Solo dime, dime cada vez que quieras venir para saberlo y no preocuparme. No te lo impediré.
Y desde ese momento, en todo aquel día el pequeño ha pasado más tiempo en ese pasillo en vez de su habitación, solo volviendo para cosas puntuales como su revisión y la hora de comida que aunque tenía náuseas se comió todo para no preocupar a nadie y así poder moverse con libertad en el hospital sin restricciones.
Pero es cansador, su agotado y abrumado corazón se cansa una y otra vez cada minuto que lo ve postrado en una cama inconsciente con la vida que parece escaparse de sus manos.
—¿No tienes sueño? —su abuela le preguntó una vez se acomodó en su cama luego de haber regresado de visitar a Hyunjin hacía minutos atrás.
El menor negó de inmediato, algo que es mentira pero no puede decir la verdad —No, estoy bien. Sólo descansaré unos veinte minutos e iré a verlo.
Ella le miró con pena, sentada en el sofá de al lado, en el cual durmió la noche anterior y dormirá esa noche.
Son las siete de la noche, ha pasado siete horas en lo mismo. Ni siquiera ha hecho la tarea.
Tomó su celular pero a los segundos lo volvió a lanzar en la cama. «Nunca me tomé una foto con Hyunjin-hyung.
Nunca salimos a una cita. Nunca nos agarramos de la manos ni nos besamos.
Sólo recientemente logré tener su número de celular.
No hicimos nada de lo que hacen los novios normales. Lo hice sufrir y no le traje felicidad. No tenía que haber luchado por mi, no hay nada por lo que luchar»
Si Jeongin pudiera devolver el tiempo, definitivamente habría hecho las cosas de un modo diferente.
Esta vez, no es capaz de dejar a Hyunjin y se aferrara a él tanto como pueda.
El sonido de la pista abriéndose y cerrándose dejando pasar un nuevo egresado. Unos ojos mieles y cabellera rubia se asoman.
—Innie, ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien? —el preocupado tono de voz de Bang mientras se acerca a él y lo analiza por completo. Trae en mano dos bolsas de regalo, dejando una en la mesa al lado de la cama del menor, la otra supone que es para Felix.
Nota al mayor un tanto cansado, ojeras debajo de sus ojos mientras viste un simple conjunto holgado. Debió interrumpir sus horas de estudio para venir a verlo.
—Estoy bien —asintió con un tierno puchero. —No tenía que haber venido, Hyung. Está ocupado.
—Seré un mal amigo si no te visito al menos —negó de inmediato. Extiende su brazo y acaricia con suavidad la cabellera del menor, evitando tocar el vendaje que lo cubre.
—¿Cómo supiste que estaba aquí?
—Tu abuela me contó, la vi volviendo a casa hoy.
Yang asiente. Debe ser cuando su abue fue a asearse y cambiarse.
—No tenías que haber traído nada, con tu presencia es suficiente —le dijo Nayeon con dulzura mientras se encuentra tejiendo a un lado.
—No es nada, solo son chocolates.
Cuando el menor escuchó aquella última palabra, sintió un tic en su ojo. Estuvo a punto de tomar y aventar el regalo por la ventana. ¿¡Por qué todos le traen chocolate!? ¡Lo odia, lo odia! ¡Más nunca en su vida lo volverá a comer!
—¿Qué pasa, Innie? ¿Te sientes bien?
Tomó una bocanada de aire buscando relajar sus malos impulsos. Tomó la bolsa y se lo extendió al mayor, mirando con frialdad el regalo.
—Lo siento, pero no puedo aceptarlo.
—¿Por qué?
¿Cómo decirlo sin que doliera tanto? Su corazón tembló.
—Su novio es alérgico al chocolate —dijo la mayor, no explicando toda la situación y solo diciendo lo puntual.
—¿Dejarás de comer chocolate por eso? —le preguntó con confusión.
Jeongin volvió a soltar un suspiro triste. Chan lo notó, desde que llegó notó el tenso ambiente y el demacrado rostro del menor, aún no sabe la historia completa, solo sabe que está internado al igual que Felix por un problema que ocurrió en la escuela.
No quiere sospechar ni pensar en lo peor, pero cuando escuchó que aquel rubio también estaba involucrado, lo primero que se le pasó por la mente es si es el culpable.
—¿Estás bien?
Yang mordió su labio inferior ahogando un sollozo.
Antes de que alguien más pudiese decir algo, la misma enfermera que le ha estado tratando y cuidando todo el día abrió la puerta de un portazo pero al darse cuenta de que sonó muy fuerte ríe avergonzada —Ups —y cierra la puerta con lentitud. —Traigo buenas noticias —dijo mientras se dirige hacia la silla corrediza para acercarla a la cama del menor —Su novio despertó.
Una vez aquellas palabras fueron pronunciadas, fue suficiente para sobresaltar a Innie, quien se lanza casi cayendo si no fuera porque Bang lo agarró.
—¿De qué habla?
El menor no le responde y solo se acomoda de nuevo en la silla. —Rápido, tengo que ir a verlo.
Su corazón late apresurado de los nervios. ¿De verdad despertó? La ilusión y la esperanza englobo todo su cuerpo. No quiere ilusionarse por completo ya que la caída de ello será muy fea.
Ella se lo lleva luego de ver el asentimiento de la abuela y empiezan a corretear por el pasillo subiendo en el ascensor.
—La verdad no sé donde está, solo escuché que despertó y vine corriendo a decirte, tal vez fue trasladado ya o todavía no —reveló la mujer. —Lo buscaremos.
Llegaron al piso donde se encuentran los cuidados intensivos y empezaron a dirigirse al lugar, pero antes de llegar ven como de aquella puerta es sacada una cama que empiezan a correr del lado contrario llevándose a un enfermo cuyo rostro no han visto. Pero ese debe ser, Hyunjin es el único que despertó.
El corazón de Jeongin quema de las ansias, no puede esperar más y no quiere verlo alejarse de si. Lo necesita.
—¡Hyunjin-Hyung! —gritó tan fuerte que logró causar que todo el pasillo se cierne en un silencio mientras los doctores se detienen abruptamente para mirar hacia atrás.
Se levantó de la silla y como si fuera costumbre, corrió descalzo por el pasillo acortando cada vez más la distancia que los separa. Las lágrimas empiezan a descender de manera desordenada con su pecho subiendo y bajando.
Y cuando llegó a él, lo vio. Vio los oscuros ojos llenos de sorpresa mirarle desde la cama.
No pudo más y rompió en llanto mientras se lanza a los brazos de su novio, abrazándolo con fuerza mientras esconde el rostro en su cuello.
—N-No se vaya, n-no se vuelva a ir d-de m-mi lado, l-lo amo m-mucho, lo amo, lo amo, lo a-amo —repite una y otra vez con desespero, de manera ruidosa y apresurada. —N-No s-se v-vaya, n-no me v-vuelva a dejar, p-por favor... Q-Quédese a m-mi lado p-para siempre...
Siente como la grande mano del mayor se posa lentamente detrás de su hombro para darle palmaditas. —N-No me iré —bajo y ronco, como si hubiera dormido una larga siesta.
El menor se aleja solo unos centímetros para poder apreciar el rostro de Hwang, al cual toma entre sus manitas sollozando y hipando. Y de un impulso, lo besa. Une sus labios en su dulce e inocente beso que dejó perplejo al mayor.
Se separó lentamente con los párpados cerrados sin atreverse a abrirlos y volvió a esconder su rostro en el hombro ajeno.
Hyunjin se ve aún perplejo, con la sensación dulce en los labios. Cansado y un poco somnoliento. Pero su corazón, llenándose de una calidez y felicidad inexplicable.
Realmente había pensado que nunca más volvería a ver a Jeongin. Odió que lo último que vio de él fueron sus llantos y súplicas, no quería que fuera así, quería que el pequeño fuera feliz. El sentimiento de como fue sumergiéndose en la oscuridad hasta perder la consciencia, sintiendo que de verdad estaba muriendo, lo había llevado a imaginar y pensar tantas cosas que lo llenaron de arrepentimientos. No es capaz de dejar a Jeongin, ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Cómo puede volver atrás?
No hace mucho despertó con un sentimiento de vacío y desolación en el pecho. Le revisaron los signos vitales y al verlo estable lo quisieron trasladar a una habitación. Y cuando escuchó la voz temblorosa y de terciopelo del menor llamar a su nombre tan fuerte como inestable, sintió un paro en su corazón. Creyó que estaba alucinando, que no era verdad y era un vil invento de su atormentada cabeza pero cuando lo vió frente a si y lo abrazó, se sintió culpable por haber deseado tanto aquel momento.
Y el beso, simplemente lo hizo sentirse como si hubiera cumplido con todos sus sueños.
De pronto, un doctor se aclara la garganta llamando la atención de los jóvenes tortolitos —No me gustaría interrumpir este momento tan dulce pero estamos en medio del pasillo, solo necesitamos trasladarlo y pueden hablar con normalidad.
Ante las palabras del mayor, Innie se aleja del recién despierto para mirar a su alrededor, muchos ojos por toda la extensión del pasillo se encuentran mirándolos con ternura. Se avergonzó al instante y ocultó su rostro con ambas manos mientras se levanta.
—L-Lo siento, n-no era mi i-intención —se apena. Estuvo tan ensimismado en la emoción de ver a su amor despertar que olvidó todo lo demás, ¡Incluso lo besó delante de todos! ¿Quién diría que perdería su primer besito en el pasillo del hospital?
Hyunjin lo ve en su posición y esboza una ligera sonrisa, enternecido por la ternura e inocencia del menor.
Fue así como Hwang fue llevado y Jeongin lo siguió por detrás junto a la enfermera. Llegaron a una habitación y el menor espera nerviosamente mientras juega con los dedos en su regazo hasta que terminen de instalar bien al mayor.
Una vez listo, todos se fueron dejándolos completamente solos en la habitación. Sólo ellos dos.
—Jeongin —la voz suave y áspera del mayor encendió todos sus sentidos.
—¿S-Si? —ruborizado a mil al pensar en lo descarado que había sido al besarlo y en lo peor, es que desea besarlo mucho más.
—Acércate.
Sus palabras lo sobresaltaron. Con nerviosismo se acercó lentamente y se tomó el atrevimiento de sentarse al borde de la cama. Su corazón late tan descontrolado debido a los nervios y hasta el miedo.
—N-No puede dejarme, seguimos siendo novios. No acepto que me haya terminado —arrojó con cierta agitación, al culminar se atreve a mirarlo a la cara viendo aquellos ojos irradiar cierta añoranza y dulzura que le golpeó como una cachetada.
—Me alegro —susurró.
Cuando Yang escuchó aquellas palabras, una sonrisa risueña se formó en sus labios. Seca sus últimas lágrimas —L-Lo extrañe.
—Yo también.
—Estaba dormido, ¿Cómo pudo extrañarme? —dice con un puchero, mostrando su desacuerdo.
—No estabas en mis sueños, no podía verte más.
Sus palabras causaron cierta alegría al menor, quien inmediatamente al ver aquella mano libre, la tomó entre las suyas entrelazandolas.
—F-Fue mi primer beso —reveló penoso.
Hwang ejerce cierta presión en el agarre de sus manos —Buscaré darte un segundo beso en un lugar mejor —prometió.
Yang se ruboriza y niega —Todo lugar es mejor junto a usted.
Aquello sin duda tomó desprevenido al mayor. Jeongin está actuando diferente, más dulce, más empalagoso, más... Enamorado de él. Sus ojitos mieles irradiando un brillo especial jamás antes visto y su cuerpo buscando tener contacto con él.
—Dijeron que pasé tres días dormido —arrojó y al instante en que lo hizo, sintió el cuerpo del pequeño temblar.
No puede ocultarle todo, tiene que decirle la verdad. El caso con Jooyeon será llevado a juicio, ellos posiblemente no se salvarán de esta y podrá vivir sin miedo. Todo irá bien para ellos menos una cosa.
Su corazón se apretó y nuevamente las lágrimas se acumulan en sus ojos. No sabe cómo es que no se ha disecado de tanto llorar, en esos últimos días se ha vuelto en una costumbre.
—L-Lo siento —fue lo primero que soltaron sus labios. Esta decidió a decirle la verdad, a no ser cobarde. Cerró sus ojitos abrumado —L-Le mentí, t-todo el tiempo le estuve mintiendo...
Hwang lo mira impotente y temblando delante de si, con tristeza y preocupación, alzó su mano libre y acunó la mejilla del menor para secar sus lágrimas con sus largos dedos propiciándole caricias.
—Lo sé —brotó aquellas dos simples palabras de su boca.
—N-No, n-no lo sabe —negó ligeramente. —D-Desde el principio t-todo fue f-falso para mí. J-Jooyeon s-siempre me ha molestado y me dijo... Me dijo...
—Buscaba burlarse de ti y te obligó a que te desclarases a mi —completó el relato el mayor.
Jeongin perplejo alza la vista encontrándose con los ojos ajenos, buscando algún índice de broma o molestia. ¿Cómo es que está tan tranquilo? ¿Cómo es que no está azotando todo o gritándole por haberle mentido?
—¿C-Cómo lo sabe? —se ha encargado muy bien de ocultarlo, ni siquiera lo anotó en su diario.
—Eres malo mintiendo, ya te lo he dicho —ladeo una sonrisa. Soltó un suspiro y explicó —Cuando te declaraste, ¿Seguro que parecías un niño enamorado? Se notaba que me tenías miedo desde el principio.
—Entonces, ¿Por qué...?
—Porque pensé que algo te estaba molestando, algo tan malo como para que fueras capaz de declararte a un matón como yo. No sabía que Jooyeon estaba involucrado al principio, lo supe cuando fui a golpearlo y me lo dijo. Desde el principio lo sabía, era imposible que alguien como tú, yo sea capaz de gustarle.
—N-No, pero usted me gusta. Ahora me gusta mucho, mucho —apresuró a decir. —E-Era un tonto y no lo conocía tan bien. El último tiempo que pase con usted me di cuenta que no es malo, usted es bueno, muy bueno y nadie nunca ha podido apreciar su corazón con honestidad, ni siquiera yo. Pero prometo que lo haré mejor, seré un mejor novio.
—Ya eres un buen novio.
—S-Solo lo dice porque le gusto —mascullo cabizbajo y penoso —Pero esta vez seré mucho mejor y no lo dejaré ir.
—Que bueno, porque yo tampoco.
Al oír aquella oración, sonrió aún más grande entre lágrimas. De inmediato se recostó a su lado rodeando el hombro del mayor con sus brazos mientras deja reposar su cabeza en aquel hombro. Cuando siente aquellos brazos rodear su cintura levantó una de sus piernas y rodeó la cadera de Hwang no siendo capaz de despegarse de el. Se siente tan cómodo, cálido y ameno como si fuese el lugar indicado de su vida y de su cuerpo junto a Hwang Hyunjin.
—Lo amo —susurró Jeongin en el cuello del mayor para dejarle un besito en éste.
El azabache gira levemenye su rostro para recibir de primer vistazo aquella cabellera miel, deposita un beso. —Te amo.
Fue tan sincero y real, que llenó de un aire agradable su corazón. Es sin duda, el día más feliz de su vida.
Cerró sus ojitos y disfrutó del calor que emanan sus dos cuerpos unidos. Si tuviera la oportunidad de elegir pasar toda la vida en un solo momento, elegiría justo ese.
Ainns tan bonito todo 🥺
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