Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11










—¿Y a este bicho que le picó? —Minho le susurró a su compañero de adelante, luego de haber visto como Hyunjin escapó de la odiosa clase de Biología con el celular en mano sonando, recibiendo regaños que no fueron escuchados. Al no recibir respuesta pincha la espalda del más grande, quien gruño y se giró a él con molestia.

—No sé, que haga lo que quiera —le contestó Changbin bajo y siguió prestando atención a la clase.

Minho frunció el ceño, algo no le sabe bien pero decidió dejarlo así. Recargo su mentón en contra de su mano, la cual está apoyada en la mesa encima de sus libros. Bosteza y se tentó a dormir. No le gusta la biología, incluso se hubiera escapado antes de iniciar la clase como de costumbre pero pensó que debería tener notas al menos aceptables si quiere conquistar a un cerebrito.

Sus oídos se tensaron cuando escuchó levemente el sonido de la notificación de un celular. Activó su antena de chismoso y ojos irradiando rayos láser.

Changbin se removió sacando su celular del bolsillo del pantalón, de manera discreta ojeó. La confusión es notoria en su rostro al ver que aquel rubio quien juro con orgullo nunca jamás de los jamases escribirle, le escribió. Algo que sinceramente, lo perturbó. Entró al mensaje y leyó.

Tercer piso almacén.

911.

Hyunjin.

De inmediato, se levantó de un tirón llamando la atención del salón.

—Estudiante Seo, usted...

—Voy al baño —soltando aquellas palabras de manera brusca, se fue dejando a la docente perpleja la cual le regaño pero no fue escuchada.

—Yo también voy al baño —Minho esbozo una media sonrisa divertida y se escapó.

Vio a Changbin casi que volando por los pasillos y lo persiguió.

—¿Quién es Eric? ¿Acaso existe un Eric en la escuela? ¿Cómo es que no lo conozco? Yo los conozco a todos —le cuestionó totalmente chismoso. Pensando e intentando recordar.

—Es solo un tonto.

—Te dijo 911, creo que pasó algo grave —se encogió de hombros.

—Piérdete, no es tu problema —dicho esto empezó a subir los escalones.

—¿911? —la voz dulce de Han descolocó a Minho quien se giró para verificar que no estuviese alucinando.

En un pasillo vacío, solo ellos dos, el menor sostiene unas carpetas. Un ligero ceño fruncido adorna su hermoso rostro juvenil.

—Aquí cerca está la estación de policía, ¿No? —le cuestionó, recordando vagamente.

—Si.

Minho aprovecha en acercarse bastante al menor rompiendo lo que se llama el espacio personal. —Alguien pidió que llamara a 911, ¿Deberíamos...

No pudo continuar cuando Jisung ya había sacado su celular con nerviosismo —Debe ser importante, ¡No pueden quedarse quietos con algo así! —sin evitarlo, regañó al mayor, olvidando por algunos segundos su miedo. Tecleo y habló a urgencias.


















Abre sus párpados con pesadez. El sonido de una máquina indicando el pulso de su corazón lejana se hace cada vez más cercana. Un techo blanco lo recibe y cuando intenta mover su mano para frotar sus ojos, duele repentinamente y lo deja caer nuevamente contra el colchón. Baja la vista lentamente y ve como le han inyectado un suero.

Sus ojos cansados y rojos, hinchados y demacrados.

Un poco aturdido y perdido, sintiéndose de pronto lejano a la realidad.

Con debilidad se levanta lentamente y se sentó en la cama mirando su alrededor. Es efectivamente la habitación de un hospital.

El silencio cierne cada esquina llenándolo de una soledad abrumadora. Su cabeza duele, sintiendo como el dolor es punzante y palpitante.

De pronto, la puerta es abierta y se ve la figura de su abuela, la cual sus ojos tristes brillaron de inmediato al ver a su pequeño nieto consciente.

—¡Innie! —corrió a él y le abrazó con fuerza. Su calor y cariño fueron sentidos por el menor quien inmediatamente correspondió al abrazo mientras las primeras lágrimas silenciosas se deslizan por sus mejillas. —¿Estás bien mi amor? ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Llamo al doctor? —se aleja mientras pasa sus viejas manos por aquel joven rostro con cariño.

—Estoy bien —contesta aún confundido.

Pequeños flashes de lo sucedido antes de perder la consciencia lo aturden pero en el instante que recordó cómo fue llevado Hyunjin mientras él lo miraba desde el suelo, sintió un paro en su corazón.

Hizo a un lado la manta e intentó pararse, mas ella lo detiene.

—¿Qué haces? No puedes pararte, Innie. Sigues débil.

—Hyunjin-hyung —arrojó aquel nombre con sus labios temblorosos, su corazón se estremece aún más ante los recuerdos —Necesito ver cómo está.

—¿Hyunjin-Hyung? —ella frunció el ceño.

—Él no puede comer chocolate —reveló en un hilo de voz con sus ojitos rojos y cristalinos. No le hizo caso a la mayor y puso sus pies descalzos contra el frío suelo.

La mirada confundida de Nayeon pasó a una llena de pena, parece haber reconocido al muchacho —Es mejor que descanses y luego lo veas.

—Tengo que verlo ahora —se zafó del agarre de su abuela y tomó el portasueros con una mano para arrastrarlo.

—Innie, es mejor que descanses. No puedes verlo ahora.

—¿Por qué? —la miró con confusión y miedo.

Ella no fue capaz de contestar. —Es lo mejor para ti, aún estás débil y confundido.

—Estoy bien, perfectamente bien —contestó de inmediato y salió sin hacerle caso a la mayor, siendo la primera vez que hace algo así. Todo lo que dice su abuela, lo hace. Siempre ha escuchado cada palabra de ella pero esta vez, no puede hacerlo. Necesita ver a Hyunjin.

Una vez llegó al pasillo, mira a ambos lados con confusión. ¿Dónde esta? ¿A quién puede preguntarle?

Antes de que pudiese realizar algún movimiento, una puerta de una habitación cercana es abierta de manera abrupta y de ahí salen oficiales llevándose a un señor y una señora esposados, quienes gritan y exclaman un montón de palabras.

—¡Él está mintiendo! ¡Yo nunca le hice daño! ¿¡Cómo podría lastimar a mi propio hijo!? —lágrimas se desbordaban de las mejillas de la mujer.

En cambio, el hombre parece estallar en llamas debido a la furia —¡Ese mentiroso pedazo de mierda! ¡Nunca ha aprendido a ser agradecido con sus padres!

En ese momento Yang se dio cuenta, son los padres de Felix.

—¿Por qué...? —se pregunta confundido.

Rápidamente se acercó y entró por aquella habitación.

—Ahora estarás protegido, nadie te hará daño nunca más —la voz de un agradable policía pronunció, parado mientras mira al joven frente a si.

Ve a Felix sentado en la cama con una venda en la cabeza, en sus manos y se puede ver debajo de la ropa de hospital una venda cubrir su hombro y parte de su pecho. Se ve tan débil y triste. Sus ojos rojos lagrimosos. Temblando de manera inestable. Es extraño, no lo entiende. ¿Qué sucede con él?

—¿Qué fue eso? ¿Por qué se llevaron a tus padres? —cuestionó el menor perplejo, no importandole si está sonando a un total entrometido.

Ambos presentes se giran al notar la nueva presencia.

—¿Es tu amigo? —el policía amigable se acercó a Jeongin —Cuando te sientas mejor, necesitaremos una declaración, mientras tanto, cuídense y quieranse. Todos han pasado por mucho —dicho esto, los dejó.

El menor no lo entiende.

—¿Tus padres te golpean? —se atrevió a preguntar.

Felix muerde su labio inferior tembloroso. Sus manos nerviosas aprietan en un puño la manta que cubre sus piernas. No responde y solo se queda callado.

—¿Yonbok por qué no respondes? —cuestionó entre dientes, colmo de la paciencia. Su cabeza sigue doliendo y palpitandole hasta la médula. No tiene tiempo que perder con un despreciable ser humano que fue cómplice del ser más maldito y miserable del mundo. Orillaron a Hyunjin y lo golpearon hasta hacerlo caer injustamente.

—L-Lo siento... —habló en un hilo de voz inestable. Alzó su rostro mostrando una expresión lamentable, sus ojos brillan debido a la culpa. Las lágrimas no tardan en hacer un camino por sus mejillas. Lentamente se levantó sintiendo dolor en su cuerpo y antes de que Jeongin pudiese reaccionar, Felix se dejó caer delante de él, arrodillándose. —N-No es excusa, n-no lo es —empezó a explicar entre un sonoro llanto de agonía y culpa. —F-Fui m-mi culpa... Y-Yo lo hice todo... F-Fui un estúpido, t-te culpaba de mis p-problemas solo porque e-estaba celoso... M-Mis padres n-no paraban de compararnos y g-golpearme... Q-Quería que m-me amaran, q-que me quisieran... L-Lo siento... Perdóname...

Jeongin escucha cada palabra atentamente, viendo al rubio romperse en el suelo delante de si implorando y rogando por un simple perdón.



«¿Tanto sufrías?

¿Por qué nunca me dijiste nada?

¿Por qué preferiste ser el malo?»





Si bien, empieza a entender un poco sigue sin comprender cómo es que pudo hacerlo. Las malas acciones de las personas no se justifican porque hayan recibido malas acciones de otras personas.

Aún así, no es lo suficientemente malo. No es tan cruel ni miserable. Felix se ve mal, se ve tan mal pidiendo misericordia y perdón. No gana nada si Jeongin le perdona, pensar en aquello hizo que se ablandara. Parece sentirse tan culpable.

Dio un paso al frente con la intención de dar otro más y llegar al lamentable rubio, pensando en consolarle. Tal vez en darle un abrazo y aunque no lo sienta verdaderamente, fingir que le perdona para hacerlo sentir mejor.

—L-Lo siento t-tanto... D-De verdad y-yo no quería llegar a ese punto... Y-Yo no quería m-matar a nadie... N-No quería a-arruinarnos de e-esta forma, perdóname, j-juro que t-te daré m-mi vida...

Yang se detuvo y lo miró desde arriba con un ceño fruncido haciéndose notorio. —¿Cómo dijiste? —cuestionó en seco. ¿De qué habla? —¿"Matar a nadie"?

Sus palabras confusas, hicieron que el rubio detuviera su llanto de manera abrupta para mirarlo con perplejidad, sus ojitos mostrando un sentimiento de terror puro.

—Felix, ¿Qué pasó? —volvió a cuestionar empezando a sentir un extraño miedo crecer desde lo más profundo de su corazón. Esta vez, no queriendo perder el tiempo y decidiendo preguntar por lo más importante esperando una respuesta positiva desesperadamente —¿Dónde esta Hyunjin-hyung?

En ese instante el rubio empezó a negar repetidas veces mientras se levanta absorto en su mente —No, no, no. Yo no lo diré. No lo diré —susurra de manera inestable volviendo a la cama, buscando ocultarse tras la cobija.

Pero Jeongin al saber lo que querría hacer, apresuró a llegar a él logrando tumbar el suero causando que la aguja que se encuentra inyectada en su muñeca se aflojara causando un dolor agudo que ignoró. Con su mano empezando a llenarse con un poco de sangre, detiene a Felix tomando bruscamente la manta para mirarlo con su insistente mirada al borde de perder la cordura.

—¡Felix, dime la verdad! —vociferó alto y claro. Su corazón empieza a desmoronarse y teme llorar, pero teme aún más por la verdad.

—¡No, yo no te lo voy a decir! ¡No puedo decírtelo! —respondió en un grito mientras llora —N-No m-me hagas d-decírtelo...

Sus palabras le dolieron hasta el alma, sin darse cuenta aflojó la tela y el rubio aprovecho en cubrirse contra ella desapareciendo de su campo de visión.

—¿Por qué hay gritos? ¿Qué sucede aquí? —una enfermera se adentró encontrando al joven estudiante herido con sangre goteando en el suelo y el portasueros tumbado. —Oh Dios, ¿Estás bien? ¿Te sientes mejor? Déjame ayudarte y...

—¡No! —rugió mientras retrocede al ver que la desconocida se acercaba a él. —¡No voy a ninguna parte! ¿¡Dónde esta Hyunjin-Hyung!?

—¿Hyun qué? ¿Quién es él? Primero déjame llevarte a tu habitación y luego investigaré dónde esta, ¿Te parece bien?

Jeongin niega sucesivamente. Sus ojos temblorosos empiezan a mirar a todas partes ansioso. Los latidos de su corazón retumban tan fuerte por todo su cuerpo como eco. Nuevamente se siente mareado, asfixiado. El aire se le escapa del cuerpo haciendole incapaz de conseguir la estabilidad.

Esta cayendo, nuevamente esta cayendo en la desesperación.

—Niño, por favor, cálmate y...

—¡No! —gritó tan fuerte que desgarró su garganta de manera dolorosa, sintiendo como quema.

Con su mente nublada, sintiéndose acorralado simplemente decidió escapar. Corrió hacia la puerta, logrando empujarla para salir corriendo por los pasillos. Su cuerpo balanceándose de un lado a otro, el suelo parece temblar y de pronto lo que ve en frente es el mismo pasillo triplicado.

—¡Un enfermo inestable está escapando! —exclamó la enfermera logrando llamar la atención de varios.

—¡Innie! —es la voz de su abuela.


Pero Yang no miró atrás. Simplemente siguió su recorrido mirando los nombres que tienen las puertas buscando el de su amado, su novio.

Esta decidido a encontrarlo, a saber dónde está.

De pronto, dos seres se aparecieron delante de él, Jisung junto a Seungmin quienes le miraron con sorpresa.

—¿Qué haces despierto? ¿No deberías...? —el Delegado cuestiona sin entender.

Lo interrumpió el exclamo de la enfermera —¡No dejen que se vaya!

Yang se detuvo delante de ambos, sintiendo como los latidos son tan fuertes y apresurados que podría vomitar su corazón por la boca. Las náuseas y sus extremidades por alguna razón más débiles y frías. —¿Dónde esta Hyunjin-hyung?

Una vez sus palabras fueron pronunciadas, notó como rápidamente la expresión de ambos decayó. Jisung dejó de sonreír aunque sea por cortesía. Ambos lo están mirando con pena.

Escuchando el sonido de más enfermeros llegar por detrás, supo que no obtendría nada esperando la respuesta de los chicos. Nadie le quiere decir dónde está Hwang. Nadie tiene las agallas de contarle lo que está sucediendo. ¿Dónde esta? ¿Dónde esta Changbin? ¿Por qué todos le miran de esa forma tan deprimente como si sintiesen pena por el?

Rodeó a ambos decidido a buscar las respuestas por sus propios medios pero una vez, una enfermera tomó su muñeca impidiendo su búsqueda, empezó a jalonear desesperado y sin fuerzas. Más manos lo toman de sus brazos.


—Tranquilo, no pasa nada.

—Respira.

—Solo te estamos ayudando.

—Estas débil, debes descansar.



Múltiples voces desconocidas atocigan su mente de sobremanera mareándolo aún más.

—¡No! ¡Déjenme! ¡Necesito a Hyung! ¿¡Dónde esta Hyunjin-Hyung!? ¡Hyung, ¿Dónde estas?! —intenta zafarse de manera desesperada pero mientras más es arrastrado en contra de su voluntad menos va controlando su cordura. Las lágrimas se desbordan de manera descontrolada y sintiendo una obstrucción total en su pecho cayó al suelo. Su pecho sube y baja de manera desesperada. —Necesito... Necesito...


Siente un dolor en su brazo agudo que lo hace gritar, intenta forcejear y empujar pero es imposible con tantas manos. Con sus ojitos cristalinos mira lo que le están haciendo. Le inyectaron algo.

—¿Q-Qué es eso...? —cuestiona bajo, poco a poco su mente va pesando al punto de sentir su cabeza pesada.

—Lo siento, necesitas calmarte —fue lo último que escuchó antes de caer en la inconsciencia, otra vez.

















Abrió los ojos.

Si, por segunda vez en ese día.

Se siente mareado y fatigado.

Los eventos sucedidos hace algún tiempo, no sabe si fueron minutos u horas, atacaron su mente recordándole lo que necesita buscar.

Al verificar que no haya nadie en la habitación, se levantó sintiendo su cuerpo mucho más pesado y débil. Nota que la bolsa de suero está prácticamente vacía, por lo que decidió tomar el tubo que se conecta por medio de una aguja en su cuerpo para arrancarlo. El dolor no fue nada comparado con el que siente en su corazón.

Tomando unas servilletas en la mesa de al lado cubre su muñeca. Y esta vez, con una mirada más dura, se levantó. No lo detendrán, nadie lo hará.

Cuando pone sus pies en el suelo, se cayó de forma abrupta. Pucheretea adolorido. No sabe lo que le pusieron en esa rara inyección, solo sabe que lo dejó débil y en un extraño estado de somnolencia.

Se levantó y camina lentamente mientras se apoya de la pared hacia la puerta. Salió, por fin lo hizo.

Miró a los costados no encontrando a nadie conocido y fue caminando lo más rápido que puede dar con su débil cuerpo.

—¿Jeongin? —la voz conocida de Minho llamó su atención.

Lee no es como los demás, le dirá la verdad por más cruda y cruel sea. Se giró sobre sus talones y lo vio a unos metros de distancia junto al delegado, parecen haber salido de la habitación de Felix.

—¿Cómo te sientes? ¿Te sientes mejor? —Han se ve preocupado por el.

—¿Dónde esta Hyunjin-Hyung? —cuestionó duro, sin flaquear en su expresión ni pregunta.

—¿Aún no lo sabes? —Minho se ve confuso y mira al delegado a su lado.

—Es que no está en condiciones para verlo, el puede decaer... —se apena el menor bajando la vista.

El moreno suelta un suspiro. —No se lo pueden ocultar para siempre. Es mejor que lo vea antes de... —en ese momento se dio cuenta que soltaría algo que no debía. No puede soltar todo de manera tan abrupta, el caso es delicado.

—¿Antes de qué? Por favor, dímelo —imploró con agonía, las lágrimas vuelven a descender de sus mejillas, sintiendo como su corazón se aprieta del dolor.

—¿Puedes caminar hasta allá? —le preguntó mientras se acerca.

Han se escandaliza y sigue detrás de los talones al mayor —¿Lo vas a llevar? ¿Cómo puedes hacerlo? Jeongin está muy débil y...

—¿Entonces mentirle es mejor? —encaró al pequeño delegado con su dura mirada amenazante. No quiere ser malo con él, solo quiere hacer lo que se debe hacer. La verdad ante todo. —Espera un momento —le pidió a Yang para luego desaparecer por otro pasillo.

Han solo juega nerviosamente con los dedos de sus manos en su regazo. Jeongin no se molestó en mirarlo y solo se dispuso a mirar la pared.

Minho llegó con una silla corredora. —Siéntate.

El menor le hizo caso. Y de este modo fue llevado. Han un poco afligido y culpable los siguió.

Subieron por un ascensor, el cual los dejó en otro piso. Jeongin se siente tan malditamente nervioso e inestable. ¿Qué le está pasando a Hwang? ¿Es muy grave? ¿Por qué nadie le quiere decir nada?

Mira a sus alrededores con ansiedad e incertidumbre por la verdad. Su pecho quema de la culpa y la tristeza. Si hubiera sido menos tonto, si hubiera sido más fuerte no estarían como están. Todo es su culpa. Él lastimó a Hyunjin desde el principio hasta el final.

Si hallara una forma de revertir el tiempo nunca se hubiera declarado y ambos habrían vivido sus vidas separados. No se habrían conocido y así se ahorrarían muchos problemas.

Una puerta al final del pasillo llama su atención, ya que tiene escrito justo encima "Cuidados Intensivos".

Esperaba que Minho la evitara, que lo llevase a otro lugar. Pero no, entró en ella.

En ese momento, su corazón dolió. «¿Tan grave está? ¿Dónde esta?» se abstuvo a pensar, pero fue inevitable, su mente le trae los peores escenarios llenándolo de dolor y desgracias.

Y no se sintió mucho mejor cuando Minho lo detuvo enfrente de un gran ventanal que muestra el interior de una habitación.

—Debes levantarte para verlo —le dijo suavemente.

Apoya sus manos con temblor a cada lado de la silla y se levantó. Nunca en su vida se había sentido tan nervioso por algo. Nunca pensó que ansiaría tanto ver a alguien. Pero ahí está, débil e inestable por pensar en la estabilidad de otra persona. Sólo necesita ver qué está bien y vivo. Si, eso necesita.

Pero lo que sus ojitos captaron le partió el alma por completo.

Hay varias camas con diferentes pacientes, cada uno con su propia historia y razón para estar ahí. Y entre tantos, fue tan fácil reconocer la pálida piel y cabellera azabache del mayor.

Hwang se encuentra recostado con los ojos cerrados en una cama blanca, una mascarilla cubre parte de su rostro proporcionándole aire. Un montón de máquinas a su alrededor conectado a él mientras no parece despertar.

Se acerca a las cristal y pega sus manos a ellas mientras las lágrimas vuelven a caer una tras otra mojando su rostro.

—¿Q-Qué le pasó...? ¿P-Por qué está ahí, así?

—Dícelo tu —Minho le codea al delegado —Eres inteligente, entendiste todas esas palabras técnicas de doctores.

Han se hubiese negado ya que no quiere dar una noticia tan devastadora y triste, pero dado a que el terrorífico Minho se lo dijo, prefirió hablar a que perder su propia lengua.

—Es que... Bueno, él parece ser alérgico al chocolate... —inició de manera temblorosa.

—Lo sé...

—Hyunjin-ssi sufrió un shock anafiláctico, osea una reacción alérgica grave al estar expuesto a lo que le ocasiona alergia, osea el chocolate. Sus vías respiratorias se hincharon e impidieron el pase del aire lo que ocasionó un... —trago duro, preparándose para decir lo próximo —paro respiratorio que lo llevo al coma. Cuando los paramédicos pudieron tratarlo, ya llevaba cuatro minutos que el aire dejó de llegar a su cerebro —al pronunciar aquellas palabras, notó la expresión de terror puro del menor —E-Eso pasa mucho, s-se llama Anoxia Cerebral, la hija de la tía del esposo de mi tía materna le pasó y despertó.

—¿Despertó? —la esperanza en los ojitos de Jeongin, causaron dolor en el corazón del delegado.

—B-Bueno... E-Ella despertó es lo importante —intentó encontrarle el lado positivo —Solo no pudo volver a caminar en toda su vida pero es sana —formó un triste puchero dándose cuenta que no estaba sonando muy bien. —Pero no pierdas la esperanza, hay muchos casos, aunque son pocos, pero existen casos que despiertan sanos y salvos. Sólo tenemos setenta y dos horas, y él debe despertar en este tiempo estimado porque es sano.

—Ya pasó un día, eso fue ayer —le recordó Lee a su lado —¿O es setenta y dos horas desde ahora?

—Quedan cuarenta y ocho horas, pero descuida, despertara.

—Si no despierta en este tiempo, ¿Qué sucederá? —cuestionó el menor confuso y preocupado, esperando una respuesta positiva, algo que le ayude a controlar lo que empieza a destruir su corazón por dentro.

—B-Bueno, em... —se rasca la nuca nervioso —Bien, Innie. Es normal que una persona que haya sufrido de un paro entre al coma, eso le pasa al gran porcentaje y los doctores estiman un plazo de setenta y dos horas como máximo para que despierten. Este en realidad no es un coma, es como el inicio de este. Y si no despiertan en el tiempo estimado, habrán entrado a un coma indefinido.

Lágrimas corren por sus mejillas mientras mira a través del cristal, viendo a la persona que ama en ese estado tan vulnerable y delicado. El sonido constante de los monitores cardíacos parece torturarlo resonando como eco en su mente y las palabras dichas por su compañero no pueden abandonar su cabeza —¿C-Cuánto tiempo es un coma indefinido? —quiere ser positivo, quiere creer, quiere que Hyunjin este bien.

Han no le quería contestar, le dolía hacerlo y aunque su corazón le imploraba que no, lo hizo —Pueden ser días, semanas, meses, años o nunca...

Sus últimas palabras, fueron suficiente para destruir cada minúscula estabilidad del menor, quien cayó despavorido contra el suelo perdiendo la fuerza de sus pies. El sentimiento de culpa y desolación lo ataca como una ola. Se arrodilla ante la pared, agarrándose la cabeza con las manos. El dolor que siente es abrumador y se refleja en sus ojos. El sentimiento de vacío es tan voraz que se adueña de su alma, hundiendola en un oscuro negro de tristeza y devastación.

—¿N-No va a despertar? D-Dejenlo d-despertar... D-Dios a-ayudame, p-por favor... —pide entre lastimeros sollozos que dejan sin aire su cuerpo.

El suelo es tan frío. La vida es tan cruel. Todo es tan feo y malo con él. Siempre ha sido así. Le arrebatan las personas que ama. No, él mata a las personas.

—Esto es mi culpa. Y-Yo l-lo hice, J-Jisung... Y-Yo los mate... F-Fui yo... L-Lo siento...

Han sintiendo como su pecho duele al ver la escena delante de él e incluso, al recordar lo que sucedió hace una hora, en como Jeongin sumergido en la desesperación y la poca cordura fue arrastrado por doctores delante de si para ser inyectado. El como sus ojos fueron perdieron el brillo de su vida poco a poco hasta cerrarse, es algo que sin duda, nunca olvidará. Le hace recordar lo frágil que es la vida humana. El como todo sucede en un abrir y cerrar de ojos antes de que te des cuenta. Sintiéndose un intruso se acerca a Jeongin y se arrodilla a su lado. Pone una mano sobre su hombro y le abraza, acariciándole el cabello con suavidad y dulzura, buscando consolarle.

—No es tu culpa, nunca lo fue y nunca lo será. Jooyeon es el culpable de todo y lo pagará, no saldrá de esta. Tienes que ser fuerte. Hyunjin-ssi necesita que estés bien. Así como él es fuerte, tú también debes serlo por él, ¿Si? Todo saldrá bien, lo prometo.

Jeongin se aferra a Han, llorando en su pecho mientras busca el calor y cariño. Siente su apoyo y su amor en medio de su dolor, encuentra cierto consuelo en sus brazos y palabras. Quiere creer en él, quiere creer que si es fuerte, Hyunjin también lo será. 

El sonido de los monitores cardíacos sigue presente de fondo, atormentándole y recordándole la fragilidad de la vida.

Pero Hwang puede.

«Tu puedes despertar, hazlo»

No supo cómo fue que dejó que rompiera con el aquel día. Si volviera en el tiempo, se arrodillaría ante él y le rogaría que no terminen. Si sabría que todo terminaría de esta forma, lo habría hecho. No lo habría dejado ir.

Pero no pudo, no pudo decirle que le amaba y lo perdió.


















No olviden comentar y
votar si les gustó ❤️









Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro