10
—¿Y esa cara? ¿Te dejaron? —Minho se burla divertido mientras se sienta en la banca.
Changbin le muestra sus dientes con molestia —Cállate.
Ante la respuesta a la defensiva de Seo y el silencio de Hwang, quedó confundido.
Si no se equivoca, desde ayer no ha parecido el mismo. Recuerda como miraba la ventana del salón con añoranza mientras cada estudiante parecía ensimismado en sí mismo. E incluso ahora, esa mirada no ha cambiado. Su ligero semblante triste lo ánimo acercarse, en parte por curiosidad y en parte por... ¿Preocupación? Si, tal vez un poco, solo un poco.
¡Es que Hwang nunca cambia su expresión!
Mirada filosa llena de dagas y labios sellados en línea recta, así siempre ha sido hasta que Jeongin apareció en su vida logrando hacer que levante las comisuras de sus labios y un cierto brillo mágico se asome a sus ojos. Y ahora... Ahora ya no hay nada.
Jeongin no está y la única luz de sus ojos desapareció.
—No me digas que de verdad... —lo señala con perplejidad y no puede continuar de hablar.
—No lo dejaron, él lo dejó —reveló Bin.
—¿¡Qué!? ¿¡Cómo!? ¿¡Por qué!? ¿¡Qué te pasa!? —se levantó y golpeó la mesa estupefacto, incluso molesto. Claro que está enojado, había ideado un plan perfecto e ideal para poder acercarse a Han pasando desapercibido. Si Hyunjin es novio de Jeongin y Jeongin es amigo de Jisung. ¡Iba a usar esa cadena para meterse como "amigo" del azabache! Rayos, ahora todo salió mal. —Tú lo amas, él te ama. ¿Qué les sucede?
—Eso es lo mismo que le dije —concordó Seo también indignado —¡Estúpidamente hicimos algo que tal vez no debíamos hacer pero si le hubieras explicado a Jeongin de otra forma no hubieran terminado! —atacó a su amigo de al lado.
Hyunjin deja el utensilio en la bandeja, con la comida prácticamente intacta. —Es lo mejor, no lo merezco.
—¿Qué dijiste? No me digas que de verdad te piensas esa porquería —Minho se sentó mientras ríe ligeramente de burla. —Mira, Matón Hwang, que lo merezcas o no debe decirlo el propio Jeongin, no tú y créeme que él no piensa así.
—Estar a mi lado lo dañará.
Y es cierto o bueno para su mente lo es.
Circula en su cuerpo la sangre de aquel demonio que hizo llevar a su madre al suicidio cuando era pequeño. Su padre acostumbró a dañarla una y otra vez, eso es lo que se le da mejor, dañar y destruir personas a cambio de dinero y reputación.
Es cierto lo que dicen, los huérfanos de madres no saben comportarse ni cuidar a los demás porque no han recibido cariño.
¿Cómo se supone que vaya a cuidar del menor si ni siquiera sabe lo que es el cariño?
—Innie, Innie —una voz suave le llama mientras le pincha con su dedo su hombro.
Con su cabeza en contra de su pupitre y sus brazos alrededor cubriéndose a si mismo, lentamente se elevó pero no levantó su cabeza, mira hacia abajo con sus ojos rojos.
—Innie, ¿Qué sucede? —Han se puso de cuclillas para poder verle.
De inmediato, el menor le dio la espalda temiendo ser descubierto pero fue tarde, Jisung alcanzó a ver las brillantes lágrimas que caen de su rostro.
—¿Qué pasa? —agita ligeramente su pierna. —¿Te sientes mal? ¿Quieres irte a casa?
No hubo respuesta.
—Jisung —Seungmin se acercó a él con confusión.
El nombrado se levantó con su expresión preocupada. —No se ve bien.
Kim mira el menor cabizbajo —¿Qué le pasa?
—No lo sé, no quiere hablar.
—¿Jeongin? —tomó su hombro pero no recibió respuesta.
—Anda levántate, le diré a la profesora que te sientes mal. Llevas todo el día así —le habló con dulzura el delegado.
Desde ayer, que Hyunjin le terminó y él simplemente lo aceptó, no ha podido dormir ni comer bien. Su linda abuelita se preocupó tanto por él que le preparó más galletitas de chocolate, las cuales comió entre sollozos recostado en su regazo mientras recibía caricias en su cabecita.
"Sea lo que sea, estarás bien. Todo saldrá bien” eso le decía su abue con calma buscando transmitirse eso a su atormentado nieto. Sin saber lo que le sucedía y respetando su silencio, apoyándolo y estando para él.
Se siente culpable, hace que todos se preocupen por él en vano. No merece sus lindas palabras, no merece el perdón de Hyunjin. Es el culpable y solo está sufriendo por las mentiras que ha dicho.
Guardó sus cosas en su bolso y lo cerró. Se levantó cabizbajo mientras arruga su nariz con ternura.
—Y-Yo... Me i-iré...
—Si, es solo la última clase. Es lo mejor —Han le sobó el hombro. —Cualquier cosa que pase, puedes decírmelo, tienes mi número.
—G-Gracias...
Y tomando una bocanada de aire, se retiró sin saber que unos ojos en una esquina lo observaron con atención.
Los pasillos desolados, con cada estudiante en su respectivo salón.
Camina mirando sus pies, las lágrimas siguen cayendo y el vacío en su corazón es aún más doloroso.
Por un momento pensó en volver y pedirle perdón, decirle la verdad y rogarle que volviera con él.
¿Lo perdonará? ¿O se sentirá aún más herido por su culpa?
No pudo pensar más cuando de pronto una mano aprisionó su boca y su cuerpo por detrás. Abre los ojos de la sorpresa e intenta forcejear. De un momento desesperado, mientras es arrastrado hacia atrás mordió la mano pero en cambio recibió un fuerte golpe en la cabeza con algún objeto que lo hizo caer arrodillado contra el suelo de manera brusca.
Escucha las maldiciones ajenas tan lejanas como confusas, el piso parece moverse y su vista juega mareado. Siente un líquido caliente en su cabeza.
Lo vuelven a arrastrar en contra de su voluntad sin tener la fuerza suficiente de responder.
—D-Déjame, D-Déjame... —pidió débil y mareado. Intentó escapar pero sus pies se enredaron y cayó.
—Estúpido, realmente eres un idiota —es la voz de Jake, lo reconoció.
Y cuando menos lo espero, fue lanzado cruelmente dentro de lo que parece un almacén en el lugar más lejano y retorcido de la escuela.
La sonrisa escalofriante de Jooyeon brilló en la oscuridad como un auténtico demonio.
Retrocede de inmediato con temor, deseando desaparecer.
—No, déjame. P-Por favor, Y-Yo...
—Cállate maldita zorrita, solo eres la carnada —dice con su voz maliciosa mientras tomó una soga y amarró las manos del menor en contra de su voluntad.
«¿Carnada? ¿Para quién?»
El mayor agarró su celular y lo desbloqueó usando los dedos del menor para el reconocimiento de huellas.
Buscó el número de Hyunjin y lo llamó.
Dos tonos y contestó.
Puso el celular en su oreja y sacó su veneno con una sonrisa ladeada —Oh... Hola querido Hyunjin, ¿Esperabas escuchar la voz de la pequeña zorrita?
—¿Qué es lo que haces con su teléfono? ¿Dónde esta? —la rudeza en su voz con su clara molestia es notorio.
—Deberías venir a verlo por ti mismo —recomendó falsamente.
Hwang gruñó. —¿Qué le hiciste?
—Deberías venir a verlo por ti mismo —repitió obvio. —¿Escuchas o eres sordo también?
—Maldito seas, ¿¡Dónde estas!? Si llegas a tocar un solo pelo suyo te haré pagar, ¿Escuchaste?
—Te mandaré la dirección y ven solo si es que deseas verlo con vida —dicho esto, colgó.
Jeongin lo mira en el suelo, las lágrimas formaron un camino por sus mejillas sintiéndose impotente por no poder hacer nada.
—¿Qué le harás? ¿Por qué? Jooyeon, no lo hagas. Yo soy el culpable, yo soy... —no pudo seguir hablando cuando una bofetada furiosa lo calló de inmediato. Su mejilla rojiza y adolorida. Siente un sabor metálico caer por sus belfos.
Todo empezó por temor a recibir ese golpe y al final, lo obtuvo. No debió haber accedido a hacerle aquella mala broma a Hwang. Jugaron con su corazón y estabilidad.
—P-Por f-favor... J-Jooyeon —intentó aferrarse a las piernas ajenas pero solo fue pateado y pisoteado. Pero no importaba, ningún dolor físico se comparaba con el de su corazón.
—¡Sueltáme, perra! —y esta vez, con una patada en su estómago logró deshacerse del agarre del menor —Ash... ¿No me digas que sientes algo por ese estúpido? No es de extrañar, eres muy fácil —lo miró con rabia y se alejó. Sacó un cigarrillo y lo prendió.
Jeongin jadea adolorido, retorciéndose de dolor en el suelo. Su corazón y sentimientos son una bomba a punto de explotar. Con sus brillantes y cristalinos ojos mira al rubio quien esta a unos pasos lejos de él.
—¿Q-Qué te hice? —logró articular con dolor. —¿Q-Qué fue l-lo que t-te h-hice? —sollozó de manera lamentable —L-Lo s-siento... S-siento m-mucho si te hice algo...
Felix lo mira desde su posición, sentado en un pupitre. Con su expresión inexpresiva y sin pizca de remordimiento por haber traicionado a quien fue alguna vez, su único amigo de aquel miserable mundo.
—No hiciste nada, siempre fui yo, solo yo.
Sólo hace un año reían y jugaban. Se llamaban y compartían largas horas de charla. Pero por mas que pases tiempo con una persona, nunca será suficiente para conocerla por completo. Felix es la muestra de ello.
El como una persona que creías conocer pasó a convertirse en un completo desconocido.
—¿P-Por qué? —cuestionó en un hilo de voz que fue ignorado —¿¡Por qué!? —vociferó alto y claro.
—Eres un simple huérfano, no eres especial, no mereces ser feliz —arrojó de pronto sin pensar, con una rabia que no sabía si estaba dirigida al menor o hacia sí mismo.
—¿Q-Quién dijo q-que s-soy feliz? —sus palabras lograron estremecer el corazón del rubio. —N-No soy e-especial, n-no soy nada y-y n-no merezco l-la felicidad. N-No necesitas d-decírmelo p-para s-saberlo... S-Solo lo sé —sus labios tiemblan y ahoga sus sollozos, intentando contener el llanto de manera desesperada. —N-Nunca m-merecí n-nada... N-No m-merecía v-vivir y a-aun así, estoy aquí. Y-Yo l-los m-maté... Y-Yo l-lo hice...
"Cuídalo mucho, desde el accidente de sus padres no ha sido el mismo"
Recordó aquellas palabras dichas por la abuela del menor. Fue al inicio de una amistad que creyó que sería por siempre. Un ingenuo que realmente creyó alguna vez en los cuentos de hadas y en las lindas amistades.
Es ilógico y estúpido que se esté culpando de la muerte de sus padres a estas alturas. Es totalmente ilógico a menos que...
—¿Tú estuviste ahí...?
Jeongin nunca habló de cómo exactamente murieron ni qué pasó ese idía. Felix llegó a su vida seis años después de aquel suceso, nunca creyó necesario preguntar porque nunca lo vio llorar ni lamentarse. Aunque a veces, solo pocas veces, recuerda haber sido despertado por pesadillas del menor, pesadillas que involucraban un accidente. Es normal, cualquier hijo filial a sus padres debe sufrir un poco por la pérdida, así pensaba.
No merece nada. No merece sonreír. No merece ser feliz. No merece ser amado. No merece ser más que él.
¿Por qué exactamente inició todo?
¿Fue realmente por Bang Chan?
¿O fue por Bang Chan que ya no pudo soportarlo más y explotó?
Simplemente siente celos de como un niño que no tiene padres puede ser más feliz que un niño que si los tiene. Es ilógico, así no debería ser. Así no debe ser.
La puerta es abierta de un portazo, un sonido fuerte retumbo entre aquellas cuatro paredes logrando tensar el ambiente.
Jake se apresuró en llegar a Yang para halarlo de los cabellos y sacar su cutter del bolsillo, puntiagudo y brillantemente filoso, apuntando aquel pálido cuello delgado. El menor tragó duro.
Hwang hizo aparición con un aura pesada y oscura. Su expresión sombría y su cuerpo listo para destruir a quien sea que se atreva a tocar al lindo chico que robó su corazón. Vino con la intención de causar devastación porque eso es lo que él es.
Hijo de un monstruo cruel. Oh, claro que es la viva imagen de su padre.
Sin evitarlo, el trío tembló ante su llegada.
Hyunjin se detuvo abruptamente al ver en el otro lado del salón a Jake amenazando la vida de Jeongin.
—Que bueno que llegas —Jooyeon aclaró su garganta.
—Sueltálo —ordenó.
—¿Viniste solo? ¿Le dijiste a alguien?
—No le dije a nadie —al final, no necesita a nadie para romperle el rostro a todos aquellos malditos.
—Bien, así me gusta —sacó de un estante una caja que parece ser de pastel y se acercó para dejarlo en una mesa. —Lo dejaré ir, porque al fin y al cabo, no es a quien quiero —contestó simple mientras abre la caja y saca un delicioso pastel de chocolate puro con crema de chocolate encima. —Solo tienes que comer todo esto y listo. Fácil, ¿Verdad? ¿Existe un castigo más dulce que este? Me parece que no.
Jeongin mira perplejo el gran dulce. ¿Por qué? ¿Cómo lo saben? Estuvo por gritar que no pero la voz de Hyunjin se adelantó.
—¿Un simple pastel de chocolate? ¿Es en serio? —arqueo una ceja confuso aunque por dentro, su corazón tembló.
—Si, todo gracias al pequeño Innie quien nos dió la valiosa información.
—¡Y-Yo no... Y-Yo no lo dije! ¡Y-Yo no lo hice! ¡Tienes que creerme Hyung! ¡Juro que yo... —pide desesperado. ¿Cómo sería capaz de hacer algo así?
—Te creo.
Sus palabras golpearon abruptamente el corazón del menor, ¿Le cree solo por decirlo? ¿Tanto es amado?
—Bueno, tú decides. Come esta mierda y suelto a la zorra. Listo, así de fácil —se encogió de hombros el mayor para sentarse con relajo.
—¡No lo comas! ¡No lo hagas! —intentó moverse y solo ocasionó que el cutter le cause una cortada, soltó un quejido de dolor inevitable.
Cuando Hwang vio la sangre pura y roja deslizarse por el cuello del menor se descontroló —¡No te muevas! —vociferó alto y claro. —¡Comeré! ¡Comeré está mierda y lo sueltas!
—Eso es lo que dije.
Hyunjin hizo caso omiso a los gritos y pedidos del menor, tomó una cuchara y con brusquedad agarró una porción. Se detuvo por unos segundos, respirando hondo. Es claro que sí come este pastel, no sobrevivirá. No lo hará pero no puede dejar a Jeongin solo con aquellos malditos estudiantes sin escrúpulos. Verlo con heridas y con un arma filosa en su cuello, solo despertó una parte de si mismo que nunca creyó que lo haría. Ceder. Si, por primera vez en su puta vida, se deja caer y cede. Ni siquiera a su propio padre lo ha hecho.
No le importa ser golpeado, es solo un dolor superficial para su persona. Acostumbrado a recibir golpes y castigos de parte de su progenitor por su "irrespetuosidad" a su persona, se volvió en algo cotidiano. No le duele recibir más golpes, incluso no le molestaría cambiar de lugares y ser a quien lo estén apuntando con un cutter. Pero si le duele ver al amor de su vida llorando, le duele verlo herido y lastimado. Si puede evitar que lo dañen, usara su vida para hacerlo.
Y así, comió el bocado.
—¡No lo hagas! ¡No lo comas! ¡No, por favor! ¡Escúchame, no soy nada! ¡No vengas por mi! —grita desesperadamente esperando ser escuchado, todo de manera inútil. Siente como su corazón es desgarrado brutalmente sin reparo. —N-No l-lo merezco...
Pero Hyunjin solo se enfocó en comer aquel pastel. Dando varios bocados y tragándolos. Jooyeon se ríe con malicia al verlo, espectante y deseoso de ver cómo le afecta para luego golpearlo. Odia que Hwang sea más fuerte que él y le pase por encima. Hoy definitivamente las cosas serán diferente, serán a su jodido favor.
De pronto, la mano del azabache tembló, intentó meter el bocado a la boca pero fue imposible, soltó la cuchara la cual cayó encima de la mesa dando un sonido metálico. Apoya ambas manos encima y cierra los ojos intentando tomar grandes y profundas bocanadas de aire.
—Creo que ya no puede más —dice Jake fisgón.
Jooyeon truena sus puños alistándose.
—¡No! ¡Por favor dejenlo! —implora el menor.
Pero sus súplicas no son escuchadas. Aquel temible ser del mal, empujó bruscamente a Hwang y le propició el puñetazo de su vida logrando tumbarlo contra el suelo.
Hyunjin sacude su cabeza mareada, sintiendo que todo le da vueltas, intentó levantarse mareado y aturdido sin poder ver bien. Su pecho sube y baja erraticamente, con sus vías respiratorias inflándose e impidiendo el paso del aire.
—No puede ser, mira como se está poniendo de colorado —Jake solo se carcajada en su posición al ver las manchas rojizas que empiezan a adornar la piel del más alto.
Jooyeon intenta lanzarle otro golpe una vez esperó a que se levantara, pero se molestó cuando Hwang logró esquivarlo.
Un poco mareado y débil pudo hacerse a un lado y utilizando toda la fuerza que le queda logró darle un golpe al contrario.
Jooyeon toma su mandíbula entre su mano ofendido y furioso. —Maldito pedazo de mierda.
Y esta vez, atacó con más ferocidad tumbando al más alto contra el suelo y se montó encima para empezar a repartir puñetazos. Hwang sin poder defenderse solo cubrió su rostro con sus brazos. Cada vez, se siente peor, cada segundo que pasa siente que menos tiempo de consciencia le queda.
Una vez los puños de Jooyeon se empezaron a llenar de sangre ajena y una macabra sonrisa formaron sus labios, Jake solo bramó en apoyo, Jeongin desgarro gritos arrolladoramente dolorosos y Felix... Felix sintió que ya se habían pasado.
Jooyeon solo le dijo que le repartirá unos cuantos puñetazos para desquitarse y ya. Un tanto temeroso dio un paso al frente.
—Me parece que es suficiente —no fue escuchado —¡Jooyeon, ya es suficiente! ¡Se va a morir, déjalo!
—Cállate —Jake lo encaró, parece estar divirtiéndose con el espectáculo.
No es divertido, no es una simple venganza de estudiantes celosos y mal portados.
—¡P-Por favor! ¡D-Déjalo! ¡T-Te lo súplico! —Jeongin solloza de manera lamentable y suplicante. Con sus ojos rojos, dejando caer un mar de lágrimas. Nunca pensó que sentiría tanto dolor, pensó que la ruptura era el peor sentimiento que tendría en su vida pero vaya que estaba equivocado. Ver a Hyunjin en peligro y siendo lastimado de manera inhumana, es suficiente para hacer que quiera saltar de un barranco y morir. Morir se siente mejor que eso.
El corazón de Felix se llenó de terror cuando se dió cuenta que Hwang ya no parecía responder a los golpes. Jooyeon solo tenía que golpearlo un poco y ya, no más.
Sintiendo como el corazón quiere salir de su garganta de los nervios corre hacia Jooyeon —¡Lo vas a terminar matando! —intentó tomarlo y empujarlo pero fue crudamente lanzado hacia atrás. Se levantó y está vez, con furia y miedo mezclada lanzó una patada al mayor logrando que cayera de costado.
—¿¡Qué maldita sea haces!? —los furiosos ojos malignos del contrario, mirándolo como si quisiese matarlo y enterrarlo en ese mismo instante lo llenó de un terror puro. Es como un monstruo, realmente lo es. Dejando al más alto en el suelo, se levantó con los puños tensados, listo para darle una paliza.
Felix retrocede lentamente con miedo mientras el contrario se acerca cada vez más de manera amenazante.
—¿Por qué interrumpes? Realmente eres una mierda —Jake lo insultó desde su posición.
—P-Por favor, d-déjemos todo así. E-Es suficiente, ya lo golpeaste como tanto querías y molestamos un poco a Jeongin. Esta bien —intentó relajar al mayor con nerviosismo. El miedo lo siente hasta en la sangre, estrujando su estómago y revolviéndolo. Temblando y soltando una ligera sonrisa ansiosa.
—¡Tu no me dices qué hacer! —dicho esto, lanzó un puñetazo al rostro del rubio, logrando tumbarlo de manera cruel contra el suelo. —Por entrometido —le escupió sin escrúpulos. Luego se giró y mira el cuerpo de Hwang, creyó por un momento que perdió la consciencia pero al ver sus ojos ligeramente abiertos, supo que la diversión continuaría.
Felix se arrastra hacia atrás en el suelo, hasta que su espalda choca contra la fría pared de aquel almacén vacío y casi abandonado. Verifica que Jooyeon este dándole la espalda y que Jake ande muy ocupado como espectador. Y de inmediato, de un momento desesperado sacó su celular y le escribió a la primera persona que se le vino a la mente. Tecleando con nerviosismo y miedo puro por la situación.
Eso no era lo que quería. No quería llegar a este punto. Nunca fue su deseo.
Sólo quería sentirse bien consigo mismo. Quería ser un adolescente lo suficientemente bueno y suficiente para el mundo.
—¡Maldito, ¿A quién le estás escribiendo?! —ante el furioso exclamó de Jake, el rubio se sobresaltó en su lugar y alzó la vista para recibir sus miradas desagradables.
Su pecho sube y baja sintiendo que el aire le falta debido a la ansiedad, sus manos sudan y tiemblan. Supo en ese momento que, haga lo que haga está jodido de todas formas.
Y antes de que Jooyeon llegue a él, de manera impulsiva se levantó y tomó una silla para correr hacia aquel estudiante logrando azotarlo con la misma.
—¡Hijo de perra! —Jake lanzó a Innie soltándolo por fin y corrió hacia el rubio con su cutter en mano.
Jeongin libre mira consternado aquel suceso, como todos parecen haber centrado su atención en Felix. De inmediato se levantó con sus piernas convertidas en gelatinas y corrió hacia Hwang, cayendo arrodillado justo a su lado. Sus muñecas aún apresadas causando dolorosos raspones.
—Hyung, Hyunjin-Hyung —llama su nombre entre sollozos. Cuando recibe la mirada vacía y agotadora de Hwang, se siente al borde del colapso. Toma sus manos entre las suyas dándole un fuerte apretón. —S-Soportélo un poco más, y-yo llamaré a a-alguien, y-yo...
Quiso levantarse pensando en salir del almacén y gritar a los cuatro vientos que necesita ayuda esperando recibirla. Pero la mano de su amado le dio un apretón haciendo que cayera en su posición. Mira perplejo al más grande, quien lo mira con una especie de añoranza y culpabilidad.
—H-Hyung —hipa entre lágrimas.
En cambio, el contrario alza su mano libre lentamente, temblando en el trayecto con debilidad hasta posarla con suavidad en la mejilla del menor, dándole una caricia tunue y delicada. Jeongin cierra sus ojos disfrutando del tacto, sintiendo un extraño revoltijo presionar su corazón de manera asfixiante.
—D-Déjame i-ir p-por a-alguien... —pidió.
—S-Siento h-haberte h-hecho s-sufrir... L-Lo lamento Innie —pronunció en un tono de voz bajo e inestable, sonando rasposo y débil.
—N-No, no se d-disculpe —apresuró a decir con desespero, abriendo los ojos y mirándole.
Es la primera vez que ve a Hyunjin tan débil y frágil como una pluma, verlo en ese estado no le sentó muy bien, arrolla su corazón de sobremanera. En ese instante se dio cuenta que a pesar de todo, por más fuerte e inmune que parezca, Hyunjin sigue siendo un humano de carne y hueso que cae. No es inmune ni inmortal.
Odia verlo caer. Odia verlo de esta forma.
Una débil sonrisa se forma en aquellos labios carnosos llenos de sangre y su débil mano empieza a descender. Yang toma aquella palma y la dejó pegarse a su mejilla con temblor, no queriendo perder su cálido tacto. Pero una vez los ojos del mayor empezaron a apagarse, se dio cuenta de lo que sucedería.
—H-Hyung, s-soportélo un poco más. H-Hyung abra los ojos. Hyung, escuche. No se vaya, Hyung... H-Hyung...
Sus oscuros ojos se apagan y se cierran cayendo en la inconsciencia. Todo su cuerpo pierde fuerza y cae. Su cabeza reposando en el suelo inerte y de su cálida mano que no es capaz de soltar siente la frialdad de un cuerpo que perdió el movimiento. —¡H-Hyung d-despierte! —le grita con lágrimas desconsoladas, las cuales caen sobre el rostro del mayor a quien agita intentando hacer despertar.
En un rincón del almacén, Felix se encuentra herido y sangrando, cayendo bruscamente de espaldas mientras mira al sujeto delante de si levantado su filoso cutter en mano. Jake se abalanza sobre él apuñalando su hombro sin piedad. Aún cuando el rubio le pedía con su mirada piedad por su pobre cuerpo.
—¡Para que aprendas a conocer tu maldito lugar, imbécil!
En ese momento, la puerta se abre violentamente causando eco por toda la habitación. Es Changbin quien rompió la puerta de una patada. Su expresión preocupada y confusa desapareció cuando vio todo el suceso delante de si llenándose de un fuego ardiente y fragante que hirvió en todo su cuerpo. Rabia y furia.
Mira como Jake está encima de Felix al cual acaba de apuñalar. Corrió directamente hacia él no dándole tiempo de reaccionar, tomó su muñeca la cual tiene aquella arma filosa y la dobló con fuerza. Un grito voraz y desgarrador brotó de los labios de Jake mientras a su vez, el sonido de algo rompiéndose heló la sangre de Felix quien lo escuchó perfectamente desde su posición.
Bin suelta bruscamente a aquel muchacho el cual cae tomando aquella mano doblada que ya no siente. Cae de rodillas agonizando de dolor. Luego, el azabache se gira y ve a Jooyeon levantándose del suelo el cual lo mira con furia y odio.
—Maldito —susurró Changbin entre dientes, tensando su mandíbula y cada parte de su cuerpo. Corre hacia aquella mierda y lo acabó con un solo movimiento, propiciándole el puñetazo de su vida logrando hacerlo caer inconsciente contra el frío suelo. Tal vez le rompió la nariz, o la mandíbula.
Luego de haber descargado su rabia y acabado con aquellos dos seres desgraciados. Su cuerpo tiembla y quedan espasmos. Respirando agitamente intentando tranquilizar su rabia, se gira hacia la pareja y corre hacia ellos cayendo a su lado.
No preguntó ni soltó palabra alguna, es suficiente con haber visto de solsayo un pastel de chocolate en una mesa de al lado. Haciendo a un lado al menor, carga al más alto llevándolo entre sus brazos.
De pronto, el sonido de las sirenas se escucha cada vez más cerca, al punto de sentir que ya están frente del edificio.
Seo sale del almacén y corre como un maldito loco por los pasillos, bajando las escaleras saltándose escalones de un salto.
Jeongin se levanta y sigue al mayor quien lleva a su novio. Con sus muñecas aún amarradas sintiendo como queman su piel raspando y causando heridas. Balanceándose de un lado a otro sin fuerzas, sin aire. Solo gracias a la adrenalina es que puede mantenerse de pie y correr detrás de su amado. Siente como el sonido de su corazón retumban sus oídos, una y otra vez, mareándole haciéndole incapaz de sentir su propio cuerpo.
Llegaron a la planta baja en el instante que policías aparecían en la escena con sus armas de fuego al aire. Al ver al herido inconsciente, rápidamente lo guían a los paramédicos que acaban de llegar. Hyunjin es recostado en una camilla y empezado a ser tratado con rapidez.
—Esta teniendo un paro respiratorio, necesita reanimación, ¡Ahora!
Las palabras de un médico resonaron como eco en el pequeño Yang, quien se detiene justo delante de la puerta del edificio y mira el suceso.
El joven cae de rodillas al suelo, sus ojos llenos de desesperación y su corazón desgarrado al ver a su amado siendo llevado en una camilla con su rostro pálido y sus ojos cerrados, la vida escapándose de él. El sonido de las sirenas perfora el aire causando conmoción en toda la calle.
Jeongin desesperado se aferra a su pecho como si quisiera arrancarse el corazón, aquel que le causa tanto dolor. Las lágrimas inundan su rostro y sus sollozos se hacen cada vez más fuertes. La desesperación le consume, su mente se sumerge en la locura, incapaz de aceptar la pérdida inminente de su amor eterno.
—N-No... H-Hyunjin n-no puede... É-Él n-no puede...
Toma las hebras de su cabello y empieza a jalarlas con desespero, sintiendo que se queda sin aire. Sus pulmones dejan de funcionar y todo le empieza a dar vueltas. El mundo ya no parecía girar de la misma forma. Su mente perdida y sumergida en un extraño shock asimilando y no pudiendo asimilar.
—Joven, tranquilo. Todo estará bien —un policía se arrodilla a su lado mientras otro parece estar intentando tranquilizar al mayor delante de si, el cual también cayó en el suelo golpeando con furia y frustración la acera al punto de llenar sus puños de sangre.
—E-Es mi culpa, e-es mi culpa... Y-Yo lo hice, y-yo le m-mentí, y-yo f-fui. N-No merezco v-vivir... N-No merezco n-nada... L-Lo siento... Lo s-siento...
Cada lágrima derramada es un recuerdo más que pasa por su mente y cada grito una súplica al destino para que le devolviera lo que más ama en este mundo. Pero el destino había decidido de otra manera, y el joven se hundía en un abismo de desconsuelo, incapaz de encontrar una mano que le levantara de aquel tormento abrumador.
Perdió la fuerza y la estabilidad de su propio cuerpo, cayendo cada vez más sobrepasando el límite de su mente para al final, sus ojos cerrarse de improvisto y caer inerte contra la fría acera.
Pobrecitos😢😢
No olviden comentar y
votar si les gustó ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro