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05






“Me gusta la sandía”

Eso es lo que pudo sacar de Hwang cuando le preguntó qué era lo que le gustaba. Por ello mismo, al volver a casa buscó alguna receta de dulce con sandía y decidió hacer un cheesecake de la misma. Una receta muy diferente que nunca hizo su abuela por lo que experimentarán.

Tenía un plan elaborado a la perfección. Rompiendo su cerdito decidió usar sus ahorros para comprar los ingredientes que faltan de camino a casa.

Lo tenía todo preparado para cuando llegó la noche. El problema es su falta de conocimiento en la cocina. No es un completo ignorante pero aún tiene mucho que aprender a su corta edad de dieciséis años.

Su querida abuela Nayeon lo ayudó en todo momento.

—¿Para quien es esto, Innie? —le preguntó mientras batía los huevos de manera manual.

—Para alguien... —respondió vago, sin saber qué decir. —Una persona que no puede comer chocolate.

—Pero si a ti te encanta el chocolate —ella ríe. A todo el que el menor quiere le da de sus galletas de chispas de chocolate. —Que lindo es mi niño considerado —acarició la cabellera del menor pero que aún así la supera en altura.

Yang se enternece ante el contacto. Sonríe grande volviendo sus ojitos en media luna. —Gracias, Abue.

A pesar de ser una familia de dos, es más que suficiente para su corazón. Esperaba que su abuela pudiera quedarse muchos años más en la tierra y no lo abandone. No está listo para perderla a ella también.

Había hecho un lindo cheesecake de sandía que parece ser delicioso, no lo probó, y lo guardó en una cajita de tono beige claro. Durmió con una sonrisa y despertó con una también.

Emocionado y nervioso había llegado a la escuela con una bolsa de regalo la cual tiene el presente.

Entró al salón y se sentó en su pupitre. Ve a todos llegar uno por uno, cada estudiante tiene su grupo y sus amigos. Jeongin recuerda haber sido más cercano a ellos el año pasado pero aquel último tiempo, dejó de acercarse tanto.

Teme arrastrarlos consigo al sufrimiento. Nadie merecía ser molestado por su culpa, por eso ha preferido estar solo. Aunque sin darse cuenta, aquello era una simple manipulación que le hacía aquel trío de bullys. Así ellos quieren que él piense.

Hyunjin y ChangBin son reconocidos como temidos. Nadie se atreve a meterse con ellos. Por más miedo que dé Jooyeon no está al nivel de Hwang. No le pasará nada y estará bien.

Cuando llegó la hora del recreo fue cuando más emocionado y nervioso estaba. Extendió su presente al mayor quien lo miró con confusión.

—H-Hice esto con mi abuela p-para usted.

Hwang sacó la caja de la bolsa y la abrió para ver una torta pequeña y linda.

—Es cheesecake de sandía sin chocolate —apresuro a decir el menor por si no había sido claro antes. Dándose un golpe mental al pronunciar la última palabra, no era necesario decirlo.

—¿Sin chocolate? —preguntó mirando con cierta desconfianza al menor.

—Y-Yo... Uhm... A-A mi abuelita no le gusta mucho el chocolate, es por eso —explicó un poco torpe. Notó que Hwang no ha cambiado mucho, parece no creerle. Rápidamente agrego algo más. —Si, e-ella está un poco mayor y bueno, n-no come como antes, ¿Sabes? C-Cuida su comida y así. Sin chocolate es mejor, la fruta es saludable y buena.

Hyunjin asintió, parece haberle creído.

Si Hwang quiere mantenerlo en secreto, Yang lo hará. Nunca, nunca jamás de los jamases abrirá la boca y menos si es enfrente de Jooyeon.

Como de costumbre, se sentaron juntos y ChangBin los acompañó.

Se siente bien estar en una mesa con otras personas. Hablar y comunicarse. Mientras más tiempo pasa con ellos, va agarrando una cierta confianza que nunca creyó que haría.


«No son malos. No son tan malos como los pintan o al menos, así me lo han demostrado»


Ese día todo fue bien y mejor aún porque ninguno de sus abusadores tuvo la oportunidad de cruzarse con el y cuando lo intentan siempre se acobardan al ver a Hwang a su lado..

¿Esta bien usar a Hyunjin como escudo? Quiere hacerlo pero sabe que no podrá ser por siempre. Tiene que arreglar la situación y no sabe cómo hacerlo.

Si Hyunjin logra salvarlo de ser molestado podría estar con él diez años más y todo lo que quiera pero solo porque quiere estar bien, no quiere vivir con miedo.















—Lo citamos para hablar sobre su beca completa —inició el director.

El menor asiente mientras siente un nudo en su corazón. Mira al mayor sentado frente a si con un gran escritorio separándolos. Pequeño e indefenso, así se siente, un poco impotente también.

Lo sabe, su beca está acabando.

—Dado que eres un buen estudiante, estamos preparando una carta a servicios sociales para pedir ayuda con tu caso. Si pudiera darte la beca para todos los años, lo haría pero es algo que sale de mis manos —explicó el señor con pena por el joven estudiante huérfano. —Haremos una carta especial en conjunto con tus profesores y se la estaremos mandando en estos días. Tu abuela debe llevarlo a los servicios sociales para terminar con el trámite.

—Muchas gracias —da una reverencia, sin saber que más decir, estando verdaderamente agradecido.

Luego de una charla corta se retiró de dirección. Una vez cerró la puerta logró soltar todo el aire acumulado en sus pulmones.

Su situación es difícil.

Sin padres y sin que su abuela pueda trabajar, lo único que tienen para sobrevivir es la pensión que reciben del fallecimiento de su difunto abuelo, quien fue un soldado que sirvió a la nación. Con ello les alcanzan para pagar los impuestos, la comida y demás. Pero pagar el instituto junto a los libros y uniformes escolares ha sido bastante para lo que pueden soportar.

Siendo un buen niño entendiendo sus dificultades financieras desde pequeño, supo que debe poner de su parte estudiando hasta el máximo. No posee las mejores notas del plantel pero si un certificado de notas admirable y envidiable para muchos. Hace lo que puede, estudia lo que puede para ganarse justamente cada año una beca. De esta forma su abuela puede vivir y disfrutar un poco más.

En varias ocasiones, le ha llegado a su abuela la invitación de unirse a un asilo en el cual tendrá todas las comodidades sin necesidad de gastar un centavo, todo privilegio por su difunto esposo soldado, pero acostumbra a rechazarlo debido a él, su único nieto, la única persona que sigue su linaje, su única familia. Si ella lo deja, será mandado a un orfanato.

Quiere crecer rápido, dejar de ser un estorbo para ella. Una vez cumpla la mayoría de edad, espera que ella acepte ir. Ya no será dejado en un orfanato, puede seguir viviendo en la misma casita e ir a la Universidad, una vida bastante solitaria pero es algo de lo que está acostumbrado.

Sin padres ni familia y recientemente sin verdaderos amigos cercanos, todos parecen avanzar en sus vidas mientras él se queda atrás, estancado en la soledad. Corre e intenta alcanzarlos pero cada vez se siente más lejos.

No es muy bueno socializando y si es sincero, luego de lo de Felix, formar lazos ha sido mucho más difícil. Quizás por miedo o quizás porque no se siente merecedor de nadie.

Nunca ha sido suficiente y no lo será porque no está completo.

Jeongin es un niño incompleto que vivió gracias al sacrificio de sus padres.

Camina distraido en sus pensamientos hasta que chocó bruscamente contra alguien que venía en dirección contraria a él, corriendo. Ambos cayeron de manera abrupta en el suelo.

—Auch... —se sobo su trasero adolorido. Al levantar la vista se llena de terror, justamente es Felix. —Por Dios, lo siento mucho —se acercó arrodillado mirando al rubio sufrir de dolor por su pie. —Lo lamento, de verdad, lo siendo. Es mi culpa, p-por favor..

—Ash... Cállate, no es tu culpa, yo andaba distraído —empuja al menor bruscamente con enojo e intentó levantarse sintiendo dolor en sus piernas. A duras penas se puso de pie.

Jeongin se levantó con miedo. Sus ojitos se acumularon de lágrimas y su corazón de aprieta.



«¡Rayos! ¿Por qué soy tan estúpido?

Perdóname. No me hagas nada, por favor»

—No me mires con tus estúpidos ojos de cachorro, estoy bien —bufo con molestia. Arreglando su mochila detrás de su espalda da el primer paso y caso cae si no fuera porque Yang lo tomó apresuradamente.

—Esta mal, necesita ir a la enfermería.

—No quiero ir a la enfermería —se aleja de su tacto pero termina apoyándose de la pared para no caer.

—Lo siento, lo empuje muy fuerte —casi llora lamentable.

Felix rodó los ojos, molesto por la actitud noble del menor.




«¡Deja de ser un tonto!

¡Deja de ser tan estúpidamente amable!»



Jeongin intenta acercarse para ayudarlo pero es empujado de manera rústica.

—¡Déjame!

—¿Qué está pasando? —la dura voz de Changbin hizo aparición.

—Chocamos y lo hice caer, Hyung. Ahora no puede caminar —explica preocupado el menor, culpable del daño que en realidad, no es por su culpa.

Felix no quiere ni mirar a aquel matón desagradable y que además, da miedo. —Estoy bien —masculló. Dio la media vuelta costándole un poco y cayó al primer paso. —Maldición...

Seo se acercó para arrodillarse ante el rubio orgulloso que no le sostuvo la mirada. Tomó el pie con sus manos y levantó la tela de su pantalón para ver la herida, lo que no se esperó fue ver el inicio de un gran moretón que sigue hacia arriba tapado por el pantalón.

Lee cubre inmediatamente sus manos al darse cuenta de lo expuesto que había quedado. —¿¡Qué haces!? —le grito furioso.

Changbin frunció el ceño y lo mira en un silencio que estremeció el corazón del rubio.

—Y-Yo p-puedo levantarme solo —ante la tensa mirada de aquel matón no pudo evitar sentirse nervioso. Intentó levantarse solo pero de un momento a otro, Seo sin su permiso se acercó y lo cargo como a una princesa. —¡O-Oye! ¿Q-Qué es lo que haces? ¡Sueltáme! —se agitó como pudo pero las fuertes manos del mayor no cedieron.

—Vamos a la enfermería —dicho esto caminó. Yang lo sigue por detrás preocupado.

—¡Tu...! —quiere insultarlo pero no es capaz, no quiere colmar la paciencia de aquel matón y que termine golpeándolo.

Llegaron al lugar y fue dejado en la cama. La doctora se acercó.

—¿Qué le pasó?

—Se calló por las escaleras —mintió Bin, adelantándose a los menores. —Rodó y rodó, tiene muchas heridas en las piernas. Debe curarlo.

Felix lo mira perplejo.

La doctora con cuidado dobla la tela de su pantalón hacia arriba dejando ver sus múltiples moretones. Ella frunce el ceño. —No parecen recie...

—Ayer en educación física también se cayó, por eso hoy no podía caminar bien y se cayó de las escaleras —interrumpio Bin sonando a una historia muy convincente.

Jeongin mira los moretones entre rojos y morados del contemporáneo con confusión. Es claro que su caída no ocasionó eso.

Felix solo asintió ante todo lo dicho por el mayor, sintiéndose impotente por dentro. Mira de reojo a Seo quien no le envía ni el más mínimo vistazo.




«¿Por qué miente?

¿Esta sintiendo pena por mi?»



Frunce el ceño con molestia. Es molesto e incómodo. No quiere la lastima de nadie. No quiere que nadie le mire con pena. No necesita su maldita ayuda, puede hacerlo solo. Puede encargarse de si mismo solo.

Cuando el algodón con alcohol tocó pot primera vez sus heridas, no pudo evitar chillar.

—Lo siento, te dolerá —se lamento la mayor —Debiste de haber venido ayer luego de educación física. Cuidar tu cuerpo a esta edad es muy esencial, no puedes descuidarte.

—Lo sé —mascullo bajo.

Changbin rebusca sin permito en el bolso del rubio y tomó su celular.

—¿Qué haces? —estuvo por gritarle pero se controló en frente de la mayor.

—Desbloquealo —ordenó y Félix obedeció mientras le insulta por dentro siendo incapaz de negarselo. Seo entra a la aplicación de llamada y anota su número para guardarlo como "El matón Bin". Presiona el botón de llamar, su celular empieza a resonar y le pasa el ajeno al dueño luego de colgar. —¿Cómo es que te llamas? ¿Eric? —cuestiona sin recordar su nombre.

—Felix —le corrigió con cara de pocos amigos.

—Eric —finalizó al teclear aquel nombre y agendarlo.

El rubio rodó los ojos más no le objeto nada.

—Cuando llegues a necesitar a alguien, puedes llamarme. Pero ten en cuenta que me lo pensaré muy bien antes de ayudarte —arrojó el mayor con honestidad. —Es solo por si acaso, no me llames por estupideces o cortesía.

—No lo haré, nunca —prometió, hablando en general.

Minutos después, Seo y Yang salieron de la enfermería dejando al rubio solo descansando. El timbre indicando la finalización del recreo fue lo que hizo que partieran.

En su camino hacia sus salones, Jeongin no pudo evitar mirar con confusión al mayor.

Un tanto cauteloso y precavido se atrevió a cuestionar —Felix-hyung... ¿Le agradó?

—Ugh, no.

Su claro desagrado confundió aún más al menor —¿Por qué le dio su número?

—En realidad, preferiría que no me llame porque si eso llega a pasar, es porque de verdad está sucediendo —explicó de manera vaga y tal vez, con un tono mucho más serio y amargo.

—No entiendo.

—Es mejor que no entiendas —porque solo los que alguna vez fueron abusados en casa conocen el dolor y las marcas que se quedan grabadas en la piel, quemando como fuego y llenando de amargura a sus vidas.

Para Changbin es fácil reconocer la situación, no es la primera y tampoco cree que será la última, en la que brinda una mano en esta clase de casos. No es un héroe ni intenta serlo porque al final, la maldad humana es infinita y él está muy ocupado lidiando con su vida como para preocuparse por otra. Aún así, si puede hacer algo que no afecta a su estilo de vida relajado, lo hará.

Jeongin es muy ingenuo e inocente en ciertos temas. Espera que Hyunjin sepa protegerlo bien, si es que su relación llega a durar más de lo esperado.

Un amor de juventud, su primer amor. Esta feliz que su amigo pueda experimentar una pequeña lucecita entre tanta oscuridad. Pero solo es un pequeño camino iluminado, antes de caer profundamente por un agujero negro e interminable.

—Eres muy lindo, sigue así —halago con dulzura al menor para desordenar me aquella cabellera esponjosa y suave.

—G-Gracias, Hyung.

Al cruzar por el pasillo ven a unos metros el cuerpo de Hwang quien parecía estar esperándolos o más bien, esperando a su pequeño novio al darse cuenta que había desaparecido, algo que le causó preocupación.

—¿Dónde estaban? —le pareció curioso, están regresando juntos.

Mientras se acerca, Changbin rápidamente pasó su brazo por encima de los hombros del menor para darle un apretón hacia si y esboza una sonrisa de complicidad —Estabamos conociéndonos.

—No lo toques —terminó de acortar la distancia de un momento a otro pasmando al menor y toma el brazo de Seo para empujarlo, logrando alejarlo de Yang el cual puso detrás suyo. —No seas celoso. Consiguete un novio, cerdo.

—Jirafa insípida.

—Gordo.

—Flacido.

—Enano.

—Mierda.

Hyunjin hubiera seguido con los insultos pero se detuvo al sentir las tiernas manitas del menor tomar ligeramente de su brazo para agitarlo con ternura, como si estuviera diciéndole en silencio "para". Calló sin refutar nada, sin necesidad de palabras.

—Mira lo domado que estas, ¿no que muy muy tu? —Seo se burla en su cara, causando amargura en el más alto quien tenso su mandíbula.

—Changbin-hyung no sea grosero con Hyunjin-hyung —Jeongin dice con cierta molestia pero a su vez ternura.

Sus ojitos lograron hacer que el azabache más bajo, no suelte algo más —Solo por ti, ¿Entiendes?

—Es mi novio —Hyunjin no se ve contento.

—Y es mi cuñado, mi único y primer cuñado —se defendió obvio.

Hyunjin no le respondió nada con eso y se dirigió al menor, hablándole bajo y calmado —Entra a clases, se te hará tarde.

Asiente con un leve rubor —U-Usted también, Hyung.

—Lo haré.

Todo lo que Jeongin le diga que haga, lo hará. Sin importar lo que sea.



















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