Capítulo 28: ¿Me dejas cuidarte?
Un mes después.
Contar los días sin Tere, me hace sentir vacío y suspiro. Veo entrar a Ryan por la puerta del aula y me sorprendo.
―¿Tan pronto? ―le pregunto.
―Fueron solo unos días ¿Cuánto querías que esté? ―Se ríe.
Me alegra, porque nuestra relación ha estado bastante mejor luego de mis tantas reiteradas disculpas por lo que paso.
―No sé, es Estuarth y te necesita ¿Lo olvidas? Eres su ídolo ―le explico.
―Lo sé, pero me dio a entender que puede arreglárselas solo.
―¿Viajaste al extranjero para nada, entonces? ―cuestiono ahora confundido.
―Para nada no, la academia Gloria extranjera es... ―Hace una pausa―. Es de locos.
―¿Tanto? ―Quedo perplejo.
―Mejor ni te cuento, dime ¿Y has podido hablar con Tere?
Suspiro.
―No, no hay nadie en su casa, no me atiende el teléfono y no sé a qué escuela fue. Te digo la verdad, estoy perdido.
―La esperanza es lo último que se pierde ―dicen a mi lado y giro la vista para encontrarme con los ojos verdes de mi amigo.
―Hey, Tef, debería llamarte señor consejo ―se burla el pelirrojo. Parece que Ryan también lo acepta otra vez.
De a poco todo se va ordenando, menos Tere.
Vuelvo a suspirar.
―Si sigues suspirando voy a tener que dejar de leer revistas para regalártelas a ti. ―Oigo una risa detrás y me asusto.
―No te había visto. ―Me giro a verlo.
―Soy un fantasma ―se burla Edmund, en el banco de atrás de mí.
―Chiste malo ―intenta provocarlo Ryan.
―Cuando sea un fantasma, te voy a pellizcar y te va a parecer peor. ―Sonríe.
―Los niños ya comenzaron a jugar ―acota Tef y yo me río.
―Hola, chicos ¿Qué hacen? ―se acerca Tahiana y le hace ojitos al pelirrojo, pero este ni le hace caso.
Todas las chicas la fulminan con la mirada y Ryan sonríe.
―Soy tan cool.
―¡Defiéndeme! ―se queja ella.
―Yo no defiendo a nadie. ―Rueda los ojos.
Veo como Tef se da la vuelta y las mira.
―¿No tienen nada mejor que hacer? Envidiosas.
Tahiana se sonroja y baja la vista. Yo sonrío, huy, creo que no quedarían mal. Me detengo, debo parar mi lado casamentero ¿Qué me pasa? No puedo mantener mi propia relación y quiero unir a otros. Uh, ya me deprimí otra vez.
Al terminar el horario de clases, camino con la mirada perdida en mis pensamientos. Vuelvo a suspirar aunque Edmund me dijo que no lo hiciera más, que bueno que no está porque no quiero sus revistas. Me río al recordar el momento divertido de esta mañana, pero vuelvo a la realidad cuando pienso que pude haberlo compartido con Tere. Todo lo que hay en mi cabeza es ella y no lo puedo evitar.
Me detengo en la esquina al estar el semáforo en verde, la verdad no sé a dónde voy, solo quiero caminar y distender la mente. Veo los autos pasar mientras espero, la calle me empieza a irritar ¿Cuándo voy a cruzar? Estoy molesto.
De repente, veo una ilusión ¡Espera! ¡¿Qué?! ¿Ya estoy imaginando cosas? No, esa es la Tere real. Mi vista la sigue mientras camina por la otra vereda. Si antes el semáforo me tenía impaciente, ahora más.
¡Tengo que cruzar y ya!
Cuando cambia empiezo a correr.
―¡Tere! ―la llamo y ella se gira.
Sus ojos se abren de par en par al verme y da la vuelta apresurando el paso para alejarse de mí. Ah no, eso sí que no, no va a poder ¿Alguien se acuerda que soy amante de los deportes? Pues he de admitir que corro bastante bien.
Agarro su mano y la detengo, de paso respiro agitado ¡Uf! Como corrí.
―Tere ―repito sonrojado.
―Suéltame, Len ―dice bajando la vista.
―No. ―La abrazo.
―¡Len, suéltame! ―grita.
Me separo.
―Lo siento, es la emoción ―digo avergonzado.
Noto su cara completamente roja y vuelve a bajar la vista.
―Eso no lo justifica.
Miro para todos lados.
―¿De dónde vienes? ―No veo a su chófer.
―De... del psicólogo.
Me sorprendo.
―No sabía que ibas.
―Hace poco.
―¿Y vas bien?
―Sí.
No sé por qué, pero la conversación se volvió incómoda. Mejor voy directo al punto.
―No debiste irte ―índico.
―No quiero hablar de eso.
―Vuelve. ―Agarro su mano y ella se suelta.
―No.
―¿Tanto me odias? ―digo triste.
―No.
―Ryan ya no está enojado, ¿sabías?
―¿Y?
―Rachel ya no puede amenazar a nadie, así que se fue.
―Te dije que no quiero hablar. ―Frunce el ceño.
―Tere...
―¿Qué? ―Se sobresalta, asustada.
―Te amo.
Noto como se sonroja por mis palabras.
―¿Por qué dices eso? ―pregunta nerviosa.
―Porque si vas a asustarte, prefiero que seas mi novia, mi novia la miedosa, la que me deja mostrarle todos mis sentimientos y proteger los suyos, incluso sus miedos, esos que te atormentan, en los que te quiero acompañar. Por favor ¿Me dejas?
Se forma un silencio que para mí se hace eterno, Tere levanta la vista y me mira directo a los ojos. Los de ella se cristalizan y se sonroja.
―¿De verdad?
―Siempre. ―Agarro su mano―. ¿Me dejas cuidarte?
―Sí.
Lágrimas caen de sus ojos, me acerco a su rostro y nos besamos en medio de la urbanizada y ruidosa ciudad. El mundo vuelve a funcionar y mi corazón puede latir con confianza, ahora puedo sentir el amor.
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro