Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 27: ¿Dónde estás?

Sigo buscando a Ryan por todas partes, hasta que llego a su casa. Es el único lugar que me queda, aunque él lo deteste, siempre regresa aquí y ya sé dónde lo puedo encontrar. Doy la vuelta y me dirijo a su patio, un jardín lleno de pasto. Visualizo la cucha de Nico, su perro, no se encuentra ahí. Giro a ver el árbol y lo encuentro junto con su dueño, Ryan abraza al siberiano y se queda ahí, pensativo. No está llorando, pero sus ojos demuestran que lo estuvo. Me acerco y el hermoso animal de ojos azules me gruñe. Es amistoso, pero cuando el pelirrojo no está de buen humor, él tampoco lo está.

―Nico... ―lo llama y regresa―. ¿Qué haces aquí? ―Se levanta y me mira enojado.

―Estás en todo tu derecho de enfadarte, pero me preocupo por ti.

―No lo hagas, nadie lo hace, ¿para qué lo vas a hacer tú?

―Es que... ―Me detengo cuando el perro me gruñe.

Ryan se agacha y lo acaricia, este se tranquiliza.

―¿Sabes la diferencia entre los humanos y los perros? ―pregunta triste―. Ellos no te lastiman, ellos están para ti, no pueden decirte cosas malas y siempre te acompañan hasta el final. Son fieles y te quieren. Los humanos simplemente nos usamos entre sí, por eso somos basura.

―Entiendo lo que dices, pero...

―¿Pero qué? ―Se levanta, enojado―. Si buscas que te perdone estás equivocado, yo no soy tú, Len, yo no perdono. Ni aunque me quede más solo que nadie. Lo prefiero así.

―Pero... ―Suspiro―. Al menos dime que estarás bien.

―Soy Ryan Danvers, siempre estoy bien. ―Sonríe y luego vuelve a su rostro enojado―. Ahora lárgate.

―Lo haré, pero volveré ―le aclaro. No puedo seguir insistiendo, necesita tiempo.

―¿Quién te necesita? ―Se sienta y acaricia a su perro, poniendo cara triste.

Me voy de allí sin más que decir y me dirijo a la única persona que sé que puede ayudarme. Camino hasta su casa y toco el timbre esperando que esté. Rato después, Edmund sale por la puerta de su casa y me sobresalto.

―¿Estás bien? ―Lo miro y me preocupo, está pálido.

Sonríe.

―Bien, estaba durmiendo.

―¿A esta hora? ―Aún es la tarde, pero eso me recuerda porque falta tan seguido, su enfermedad. La que nunca comenta e ignora el tema tanto como lo oculta.

Se ríe.

―Sí, ahora. ―Se me acerca al oído―. Me pondría a ver porno, pero mi madre no me deja.

―Eres un pervertido. ―Me sonrojo.

―Gracias, es un don ―se burla, pero en su risa comienza a toser y se detiene―. ¡Uf! Necesito seguir durmiendo. ―Sonríe.

―Ahora no sé si preocuparme por ti o por Ryan ―digo observando su estado.

―¿Qué pasó con Ryan? ―Ignora mi interés por su salud y se centra en lo que dije del pelirrojo ¡Ay, me cambió el tema! Obvio, es tan inteligente como el otro.

―Pues... me mandé algo malo, dije una cosa que no debía ―exclamo avergonzado.

―¿Tiene que ver con Tere? ―Se agarra la cabeza, parece que le duele.

―Sí... ¿No deberíamos hablar adentro? Te vas a enfermar peor.

―No, preferiría que no ―¿Qué hay en su casa que no quiere que nadie vaya?―. Dime ¿Y qué ocurrió?

―Ahora estoy saliendo oficialmente con ella, pero la primera vez que comenzamos a salir, no era así.

―¿No? ¿Y cómo era? ―pregunta curioso.

―Yo le ofrecí a Tere salir y a cambio le dije que la protegería de Ryan ―explico avergonzado.

Edmund abre sus ojos azules en grande.

―¡Uh! Eso sí que no es propio de ti. ―Se sorprende.

―Estaba desesperado. ―Bajo la cabeza, decepcionado de mí.

―O sea que Ryan lo descubrió. ―Escucho que abre la puerta de su casa y yo levanto la vista―. Espérame aquí.

―¿Eh? Sí.

Tarda un rato y regresa con un sobre para luego entregármelo, con la sonrisa que siempre tiene en el rostro, una llena de secretos.

―Toma.

―¿Qué es? ―Lo abro y luego sonrío.

―Apelar a sus sentimientos no me parece mal.

Me sorprendo.

―No puedo creer que todavía tengas esto.

―Es nuestro álbum de la amistad ¿Cómo iba a perderlo? Tiene todos nuestros recuerdos, recuerdos que jamás quisiera perder. ―Noto un tono de nostalgia, pero luego vuelve a ser alegre y señala una foto―. Esta creo que le va a gustar.

―La foto dentro de la foto. ―Sonrío.

―Sí, Ryan pintó un cuadro de todos juntos.

―Es un gran pintor, me encantaría que siga sus sueños, en vez de abandonarlos ―digo triste, no parece que vaya a cambiar de opinión.

―Espera... ―Mueve una página del álbum―. Esta es mejor. ―Señala otra foto―. Aquí están solo ustedes dos, recuerdo que nos habíamos manchado de barro y los únicos que se sacaron foto fueron ustedes. ―Se ríe.

―Sí, once años nada más, cómo pasa el tiempo. ―Sonrío otra vez―. ¿Sabes qué? ¡Tienes razón! ¿Me lo prestas? ―Cierro el álbum.

―Por supuesto, y mándame mensaje cuando el cabeza dura te haya perdonado.

―Claro. ―Me río y él también lo hace, pero se detiene al ver una chica que se acerca hasta nosotros.

―Me tengo que ir. ―Abre la puerta de su casa.

―¡Edmund! ―dice la rubia de pelo corto y lo detiene por la mano, las mejillas de él se sonrojan, pero se suelta―. Tenemos que hablar ―exclama preocupada.

―No tenemos nada que hablar, Angie ―le responde y luego se gira a mí―. Nos vemos, Len. ―Cierra la puerta. Parece apurado.

―¿Eres su amigo? ―Me mira a mí la chica.

―Eh... sí ―digo nervioso y me doy cuenta.

¿Es la chica?

"Estoy enamorado", recuerdo sus palabras y noté su reacción al verla. Tiene que ser ella.

―Puedes decirle que se cuide, me preocupa ―pide angustiada.

―Claro, lo haré ―respondo sorprendido y no me deja ni preguntarle nada porque se va.

Quisiera saber qué sucede, pero si Edmund no quiere decirme, no puedo hacer nada.

Vuelvo a la casa de Ryan y lo encuentro en el mismo lugar donde estaba con anterioridad. En el árbol con el perro que me gruñe otra vez.

―¿No te cansas de volver? ―Se levanta y rueda los ojos, acercándose hacia mí.

―Somos amigos.

―¿Y?

―No puedes quedarte para siempre en ese árbol y quiero decirte que no estoy saliendo con Tere para que no la molestes. Salimos porque nos gustamos, esa confesión ya no existe y quiero que desaparezca de nuestras mentes. Lo único que tiene que quedar es esto. ―Levanto el álbum.

Frunce el ceño.

―Que estúpido discurso ¿Fuiste dónde Edmund?

―Por favor, Ryan ―digo nervioso.

Me lo quita y se sienta en el suelo.

―Basura. ―Mueve una página―. Basura. ―Mueve otra―. Basura... ―Sus ojos se humedecen―. Basura. ―Me lo devuelve―. Esto no me interesa. ―Se refriega los ojos y me siento al lado de él―. ¡No te sientes!

―Creo que sufres mucho Ryan y nadie te entiende mejor que nosotros, no perdamos nuestra amistad.

Suspira.

―Me lo pensaré. ―Evita mirarme.

Sonrío, ya lo atrapé, acaba de darme una oportunidad, pero su orgullo no le deja decirlo.

―Me alegra.

―¡Dije que lo pensaría! ¡No dije nada! ―Se enoja.

―Algo es algo, ¿no?

―¡Deja de sonreír! ―Se sonroja y me empuja, yo comienzo a reír―. ¡¿Te estás burlando de mí?! ¡Te mataré!

Creo que esta amistad durará, por los siglos de los siglos.

Bueno, me he puesto demasiado contento, así que decido regresar al colegio, pero cuando lo hago...

―¿Eh? ¿Dónde está Tere?

―Se retiró antes ―dice Tahiana, bastante nerviosa.

―¿Qué pasa? ―Me empiezo a preocupar.

―Te dejó esto. ―Me entrega un papel, que parece una especie de carta.

Querido Len...

No sé cómo escribirte esto, todo lo que hago lo hago mal. Primero lo de Ryan, luego Rachel y ahora expresando lo que voy a hacer de esta manera. No debería, pero sabes que me cuesta hablar bastante y me pone nerviosa decir cosas que me hacen sentir mal. Mis miedos son los culpables y huyo, pero es lo mejor que sé hacer. Me cambiaré de escuela, no quiero causar más problemas y con esto quiero decir, lo que nunca quisieras oír de mi boca...

Hemos terminado, Len.

Lo siento.

Te quiere, Tere.

Entonces el mundo se rompe en mil pedazos. Corro como loco hasta su casa, pero no la encuentro. Entonces, la alegría desaparece y me sumo en la tristeza. Ella es mi todo y ahora no soy nada. Una lágrima recorre por mi mejilla, cuando no sé más nada sobre ella. No pude, no pude encontrarla.

Dime ¿Dónde estás?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro