Capítulo 16: ¿Qué sorpresas son estas?
Me encuentro en el baño de mi casa, la ducha está a una temperatura ideal, cuando las gotas caen sobre mi cuerpo.
Al final, Ryan no me dijo qué sucede con Tef, seguramente lo descubriré más tarde. Al salir de la bañera, agarro la toalla y me dispongo a abrir la puerta de mi baño, el cual está en mi misma habitación, pero cuando abro...
Por instinto o por sentido común, no sé, pero me cubro ¡¿Qué hace una chica sentada sobre mi cama?! Me sonrojo y cierro la puerta del baño avergonzado. He tenido acosadoras, pero esto es pasarse.
¡Maldición! Olvidé mi ropa sobre la cama antes de irme a bañar.
Es definitivo, es mi fin.
―Discúlpame ―digo detrás de la puerta.
―¿Sí? ―Se escucha en tono alegre. Bueno, es obvio, ella sonrió cuando salí del baño.
―Quizás... te equivocaste de habitación o de casa ―digo en tono más alto lo último―. Además, este es mi cuarto y...
―No, no me equivoqué. Estoy donde debería estar ―me interrumpe aún feliz ¡¿Le divierte mucho burlarse de mí?! Pues esto no es gracioso.
―¿Y qué es "donde deberías estar"? ―repito su frase en forma de pregunta.
Su respuesta es...
―Aquí. ―¡Eso no es una contestación! Y... ¿Oigo su risa? ¡¿Se está riendo?! Me he encontrado con una loca desquiciada ¿Y ahora qué hago?―. Soy Tiria ―se presenta, no es momento para saber su nombre y no lo quiero conocer, menos en estas condiciones.
―Bueno, Tiria ―la nombro en un tono grave―. Podrías irte, me tengo que vestir y no precisamente tengo mi ropa dentro del baño.
―Lo sé. ―Vuelve a reír y luego en un tono más malicioso, podría decirse que continuo exclamando―. La tengo yo.
Me imagino ¡¿No está oliendo mi ropa, no?! O peor, la interior ¡Agh, mínimo debí haber traído mis boxers! Pero jamás pensé que algo así me pasaría ¿Quién pensaría que en tu propia casa va a entrar alguien a tu cuarto mientras te bañas? Pues yo no.
―Si no te vas a ir, al menos dámela. ―No es la mejor opción, pero...
―¿A cambio de qué?
¡¿Cómo que a cambio de qué?! ¡Agh, estos nervios van a matarme!
―A cambio de nada, es mi ropa y debes dármela.
―Entonces ven a buscarla.
¡Uf! Si no queda de otra...
Ajusto bien la toalla, para ocultar... ya se sabe qué y abro la puerta de repente. Ella se sorprende, le arrebato mi ropa y más rápido de lo que se pueda imaginar, estoy de vuelta en el baño.
Me miro al espejo mientras me cambio y noto lo que sospechaba, estoy más rojo que un tomate por la vergüenza. La próxima, pondré una llave a mi habitación, no me importa nada. Al terminar de vestirme salgo y ella sigue sentada en el mismo lugar.
―¿Quién eres? ―le pregunto.
―Ya te lo dije, soy Tiria ―repite, pero eso no es lo que quiero saber.
―Me refiero a... ¿Qué es lo que haces? ¿Por qué estás aquí? ¿Quién eres para venir a mi habitación? ―Creo que ahora he sido más específico.
―Tu padre me envió, soy la hija de su socio. ―Sonríe.
Ahora todo tiene sentido, suspiro.
―Espérame ahí
Salgo de la habitación, directo al despacho de mi padre. Debe estar allí, aún es la mañana y temprano para que él se haya ido a la empresa.
―Papá. ―Abro la puerta y él levanta la vista.
Estaba mirando unos papeles.
―¿Sí? ―Sonríe.
―¿Por qué hay una chica en mi habitación?
Él se ríe.
―Veo que ya conociste a Tiria.
―Sí, pero ¿Por qué? ―Ya lo veo venir, aunque es mejor aclararlo.
―No tiene nada de malo. ―Vuelve a los papeles―. Un chico tiene que vivir sus aventuras a tu edad.
―Tengo novia, no necesito aventuras. ―Otra indirecta más sobre Tere y voy a explotar―. ¿Qué problema tienes con ella?
Levanta la vista.
―¿Con Teresa? Ninguno, solo que no es para ti. Ese tipo de chica no te conviene, eso es todo.
La desaprobación de mi padre sobre ella me pone triste. No quiero esto, quiero que la acepte ¿Tan difícil es? Si no la quiere, al menos que me lo diga de frente y me diga la razón o mejor no me diga nada y deje este intento fallido de separarme de ella. Pero parece que ninguna de las dos opciones está en sus planes.
―Dime de una vez cuál es el problema ―le insisto, preocupado.
―Tú ya lo sabes, Len, no necesitas que te lo explique. ―Sigue sin mirarme y continua con sus papeles del trabajo.
¿Está hablando de su fobia? No me digas que...
―¿Investigaste sobre ella? Eso es... obsesivo. ―Hasta para él.
Si su respuesta es sí, obviamente ya sabré por qué supo su nombre a la primera ¿Cómo no me di cuenta? Además de haber sido descuidado con ello o... ¿Lo hizo a propósito?
―Sí. ―Vuelve a mirarme ¡Oh no! Tenía la mínima esperanza de que no hubiera dicho eso, pero lo dijo―. Pero no es obsesivo, es precavido.
―Es mi vida, no la tuya. ―Me pongo nervioso, nunca estoy en contra de mi padre.
Él tranquilamente abre un cajón de su escritorio y saca un nuevo papel, pero este no es del trabajo.
Comienza a leerlo:
―Teresa Leila Paris, hija de Andrés Paris y Amanda Rey, dueños de la cosmética nacional e internacional más reconocida del momento. Esto suena bien ―comenta su opinión ¿Por qué tiene algo como eso? ¿Y qué está diciendo?―. Pero... ―Le da la vuelta al papel evitando lo que está escrito a continuación―. No participa en ninguna actividad, no tiene amistades ni fuera, ni dentro del colegio, demasiado tímida y por si fuera poco, sufre fobia social y no ha ido a un psicólogo en años. Mi opinión es... no tiene futuro. Al menos Rachel era habilidosa para los negocios, en cambio ella no puede ni siquiera mover un dedo por un trabajo, es ineficiente e innecesaria.
―¡Cállate! ―No sé cómo me aguante que me dijera todas esas cosas sobre Tere, y no sé cómo es que le acabo de gritar ¡Pero estoy harto!―. ¿Con qué derecho vienes a criticarla? No lo hagas. Has pasado de ser mi ídolo a ser nada ¿Cómo puedes compararla con Rachel? Rachel me engañó no solo con uno, sino con tres. No creo que sea una buena persona, la persona que miente y ni siquiera se disculpa.
―Len, escúchame...
―No ―lo interrumpo―. No quiero escucharte ―digo dolido y salgo del despacho.
Entro a mi habitación y esa tal Tiria no está. Mejor, no quiero lidiar con nadie más ahora. Agarro mi mochila y me voy directo a la escuela.
En el camino me encuentro con Ryan. Está pensativo apoyado contra la pared. Siempre me lo pregunto ¿En qué estará pensando? Más cuando se pone así, perdido en sus pensamientos.
―¿Qué te sucede? ―directo le pregunto, pero directo no me va a responder.
―¿Eh? ―Se percata de mi presencia y sonríe―. Nada. ―Como siempre, ocultando lo que siente―. ¿Y tú? ―Me mira fijo―. Te ves mal.
Suspiro.
―Me peleé con mi papá.
―Ah, qué suerte.
Diría que es un idiota si no lo conociera, pero ese "qué suerte" significa "qué envidia". Como ya dije, sus padres nunca están y cuando digo nunca, es nunca. O sea, ni siquiera tiene la oportunidad, ni de pelearse con ellos, es ignorado al cien por ciento. Si digo que me da lástima, Ryan me golpearía, así que no lo diré.
―¡Ah! Recordé algo. ―Se da cuenta―. ¡Vamos!
¡¿Eh?! ¡¿A dónde?!
Lo sigo mientras corre, así que también debo hacerlo.
―¿A dónde vamos?
―Ya lo verás. ―Sonríe.
Llegamos al gran parque que tiene la escuela y Ryan me empuja para escondernos detrás de un árbol.
―¿Qué haces? ―le pregunto, confundido.
―Cállate y espera ―ordena y le hago caso. Solo espero que no se haya mandado una de las suyas―. Ahí viene ―exclama a lo bajo y veo como Estuarth aparece caminando y se detiene―. Se va a declarar, sabía que era a esta hora y casi me olvido. ―Como siempre, Estuarth le dice todo a Ryan ¿En serio? Sé que lo está apoyando, pero no es bueno estar en secreto así.
Melody también aparece llegando allí. Noto como nuestro morocho se pone nervioso, mueve sus dedos sin parar, está rojo y hasta parece que tiene calor. Se podría decir que es el más adorable entre nosotros cuatro, como un pequeño niño, sí, se podría decir que lo consentimos más, sobre todo Ryan, incluso aunque lo moleste tanto.
―¿Para qué me citaste aquí? ―la presidenta de la clase comienza preguntando.
―Es... que... yo... ―tartamudea.
―Vamos, Estuarth, tú puedes ―oigo a Ryan susurrar.
―Tú me gustas así que yo... ―Como si el pelirrojo le haya dado la fuerza, lo dice, pero...
―¿Estás loco? ―Melody frunce el ceño. Eso sí que no me lo esperaba, mínimo un "Lo siento" y listo ¿Para qué insultar?―. Aléjate de mí, idiota. ―Se da la media vuelta y se va.
Qué mala.
―Maldita ―oigo susurrar nuevamente a Ryan, pero más alto y con una cara de odio. Retrocedo tres pasos―. Me vengaré. ―Se gira y se va en la dirección de Melody.
―Ryan, pero Estuarth... ―Lo detengo.
―Necesita estar solo, yo sé lo que digo. ―Me giro a verlo, deprimido, allí, pero quien conoce mejor a Estuarth es Ryan, así que decido hacerle caso y detener alguna maldad que esté pensando el pelirrojo. Espero darme cuenta a tiempo. Lo sigo―. Le daré de su propia medicina, ya verás.
¿Qué quiere decir?
Camina más rápido, visualiza a una chica, sonríe y luego se dirige hasta Melody. Se choca con ella a propósito.
¡Oh, no! Llegué tarde, su plan está en marcha.
―Lo siento ¿Estás bien? ―Hace una sonrisa de lado al atajarla.
Ella se sonroja ¡¿Qué?! Espera ¿Es la misma Melody que me tira indirectas a mí?
―Sí, gracias. ―Juega con su pelo, nerviosa.
―No tienes nada que agradecerme, he sido yo el irrespetuoso. ―Uh, Ryan modo caballero da miedo.
―No, es que yo... ―dice tímidamente mirando hacia el suelo ¿En serio es la misma Melody? ¿Qué pasa acá?
Él con su dedo levanta la cara de ella, levemente.
―¿Te he dicho que eres hermosa?
¡¿Ahora se hace el príncipe azul?! Se nota que sabe cómo manejar a las chicas ¡El mujeriego número 1, está presente ahora mismo, hagan sus apuestas! Okey, ya me detengo.
―No. ―Sigue jugando con su cabello, nerviosa―. ¿Por qué?
―Me gustas mucho, me he enamorado de ti a primera vista.
―¿Eh? ―Lo mira fijo a los ojos y se nota en su rostro que ha sido atrapada por la trampa de Ryan ¡Ups!―. Seguro les dices eso a todas. ―Touché.
―Puede que sí, puede que no. ―Juega con las palabras de Melody y obvio, se divierte―. Lo que sí es, es que me encantan tus labios. ―Se acerca a su rostro
¡Espera, Ryan, te vas a pasar de la línea de lo permitido!
De pronto, la chica que miró antes Ryan pasa justo al lado. Algo me dice que... Ryan suelta a Melody y le da un beso a la otra. Lo suponía, pero no sé si de esta forma.
―¡¿Qué haces?! ―Se enoja Melody ¡¿Ryan la conquistó en tan poco tiempo?! Debería dejar de sorprenderme por cosas como esas, pero es inevitable.
―Beso a Estela. ―La señala y la mira―. ¿Estela, no?
La chica hace una gran sonrisa.
―¡Sí! ―Se sonroja y pone las manos en sus mejillas―. Pensé que nunca volverías a besarme ¡Qué emoción! ―Encima tiene suerte, es una de "sus chicas" por así decirlo, obviamente le seguiría la corriente.
―¡Maldito imbécil! ―Melody le pega un cachetazo y se va corriendo de allí dolida por lo que acaba de pasar ¿En serio se enamoró de Ryan en cinco segundos? Sigo sin poder creerlo.
―¡Hey Len! ―me llama él―. Me voy con Estela a divertirme ¡Nos vemos! ―La agarra de la cintura y se retira de allí.
No sé, me siento extraño, mejor me voy al colegio.
Me encuentro con Tere en la entrada del aula, con solo verla el mundo se vuelve perfecto y me olvido de todo lo demás hasta que algo lo arruina.
La profesora pasa lista, Ryan no está, obvio se fue con la chica. Edmund tampoco ¿Ya dije que últimamente falta mucho? Estuarth no vino, se encuentra dolido no creo que quiera entrar hoy aunque le queden pocos días en la escuela ¿Por qué nombro a los tres? Porque un apellido es dicho por la profesora cuando no están, uno que ellos también se sorprenderían, por eso.
―Acevedo Estefano ¿Se encuentra? ―exclama la profesora.
¡¿Por qué rayos lo nombra?! ¡Él se fue del país hace mucho!
―Lo siento, llego tarde. ―Giro la vista a la puerta, es él, el traidor, Tef.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro