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Capítulo 12: ¿Me das un beso?

El tiempo, las horas, el día pasa. El momento de la cena puede estar cerca. Le pregunté a Tere si quería venir y obviamente me dijo que no. La asusté el día de ayer, tiene sentido, pero estaba enojado. No con ella, más conmigo ¿Es que acaso soy un inútil? Ni puedo proteger a mi novia, así soy, tonto.

Salimos de la academia y para mi sorpresa mi padre está allí esperándome con su auto, aunque a quien detiene no es a mí, es a Tere.

―Tú eres Teresa, la novia de Len, ¿cierto? ―Le sonríe.

¡¿Cómo lo supo?! No le dije el nombre y no es que estuviera tan cerca como para especular quien era. Me acerco enseguida para interferir.

―Papá ―lo llamo―. ¿Qué haces aquí? ―Le sonrío.

―No podía esperar para conocerla así que vine.

¿No podía? ¡¿Por qué no podía?! Esto me pone nervioso.

―Bueno, ya la viste, ya nos vamos. ―Miro a Tere y ella se sobresalta.

―¡De ninguna manera! Yo los llevaré, deja de usar esa moto, Len, son peligrosas ―me regaña como a un niño.

―Sí, papá, pero...

―Ya hablé con tus padres. ―Me ignora y mira a Tere―. Me dijeron que no había ningún problema en que vinieras, es por eso que tu limusina no ha llegado.

―Ah... eh... bueno ―ella alcanza a decir.

―¡Hey, señor Hamilton! ―Viene Ryan, un problema más.

―¿Qué pasa, jovencito? ―Le sonríe a él también. No somos de la misma sangre, pero que hago lo mismo que mi padre lo hago.

―Ya invité a una chica, iremos dentro de un rato, debo ir a recogerla.

Qué amable. Me pregunto ¿Quién será?

―Excelente, estaremos esperando.

Luego de esas palabras se sube al automóvil y nos hace seña para que Tere y yo entremos también.

Al llegar a la casa todavía no es hora de la cena. Así que mientras comemos la merienda. Mi padre observa a Tere todo el tiempo, serio, pensativo. Quisiera saber lo que está en su mente.

Al llegar Ryan me sorprendo ¡¿Lorena?!

―¡Lorena! ―repito en voz alta.

―¡Hola, Len, hola, Tere! ―grita alegre―. Ryan me invitó. ―Se agarra de su brazo, contenta.

―Hey ¿Puedo hablar contigo un segundo? ―Lo aparto y lo llevo a la otra habitación―. ¡¿Qué haces?! ¡¿Quieres pelearte con Estuarth o qué?!

―Estuarth nunca lo sabrá. ―El pelirrojo sonríe.

―Sabes perfectamente como es Lorena ¡Lo sabrá!

―Tranquilo, no le voy a romper el corazón, ni ella se va a suicidar por mí, tengo todo controlado ―dice con confianza aunque no le creo.

Volvemos a la mesa y nos sentamos. Mi padre fue a atender un llamado, entonces ellos aprovechan para besuquearse. Sí, andan besándose delante de mí y de Tere. Estoy enojado ¡Maldición! Estoy muy enojado.

Hasta hace poco me pedía perdón por besar a mi novia y ahora me lo hace recordar besándose con otra ¡¡Que encima es la hermana de Estuarth!! Esto va a acabar mal.

Levanto un plato y le tapo la cara a Tere. Ella se sorprende.

―¿Qué... ¿Qué haces? ―Me observa ruborizada.

―No mires.

Seguramente le hace acordar que él la besó y no quiero eso ¿Celos? ¡Sí, obvio que sí! Yo también quiero besarla. Siento como mis mejillas se ponen rojas de solo pensarlo ¡Agh! ¡Estoy molesto!

―Len ¿Qué haces? ―Mi padre vuelve y me mira confuso.

Ryan se larga a reír.

―Es que nos va a mostrar un truco de magia.

Bajo el plato.

―A ti te voy a mostrar un truco de magia. ―Frunzo el ceño.

―¡Len! ―mi padre sube el tono de voz para retarme.

Yo sonrío.

―Era broma.

Él suspira y se sienta ¡Voy a matar a Ryan!

¿Ese es el amable hablando? No, Len amable no está aquí.

Respira, Len, respira, cálmate, tú no eres así. Mis celos me están controlando.

Al momento de la cena, todo está tranquilo, yo también. Comemos en paz, lo único que se cruza ahora por mi mente es... ¡No puedo dejar de pensar en besarla! Tierra trágame, no puedo hacer eso, no quiero asustarla. Fobia, maldita fobia, odio a las fobias ¡Rayos! Deja de repetir lo mismo.

¡No me tengo que quejar por un simple beso! Definitivamente, soy patético. Ojalá me hunda en lo más profundo del infierno.

―¿Dónde está la sal? ―Intento distraerme con otra cosa.

―Allí. ―Señala ella que está a mi lado.

Al levantarme, solo un poco y tan solo un poco, para acercarme a la sal. Paso muy cerca de Tere, las vistas se cruzan y al sentarme nuevamente, mucho más rápido de lo que me levante, me doy cuenta que estoy pensando en lo mismo ¡Tan cerca y tan desubicado! ¿Cuándo termina el día? ¿Me voy a morir de algo si no lo hago? ¡Basta!

Me salgo de la mesa.

―Voy al baño ―le digo a mi padre. Entro y mojo mi cara―. Basta, Len, basta. ―Me miro en el espejo―. Cielos, se nota en todo mi rostro. ―¡No puedo decir que tengo calor! Qué vergüenza, mojo mi cara de nuevo.

―Len. ―Escucho a mi padre detrás de la puerta―. Ryan y Lorena se van, el chofer no está, los voy a alcanzar.

―Bueno ―le digo, termino y salgo.

¡¡Espera!! ¡¿Qué?! Acabo de reaccionar, estamos solos, no sé si es bueno o malo, pero yo ya me senté en mi silla.

―¿Ya limpiaron todo? ―exclamo al ver que no hay nada en la mesa ¿Tanto tarde?

―Los sirvientes querían irse temprano, eso escuché ―explica Tere en voz baja.

Ahora sí que estamos solos ¡Uf! Hace calor. Muevo el cuello de mi remera. Hace mucho calor. En realidad no, pero...

Miro a Tere intentando que no se dé cuenta que la estoy viendo.

―¿Me das un beso? ―Se me escapa de la boca, la tapo y me levanto, bajo la mano―. Eh, es una broma. ―Sonrío.

Ella queda completamente roja, pero alcanza a decir algo.

―En... ¿En eso estabas pen... pensando antes? ―pronuncia bajo, nerviosa y trabando sus palabras. Me siento mal ¿Y ahora que le respondo?

―Sí, lo siento. ―Bajo la vista―. No quiero presionarte, fue sin querer, no lo hice a propósito. ―Me mira sin responder―. ¿Me perdonas?

―No... no te disculpes. ―Deja de verme―. No es tu culpa.

Vuelvo a sentarme.

―¿Vas a culparte a ti misma? No lo hagas.

―¿Cómo lo sabes? ―Levanta la vista, sorprendida.

Me río.

―He leído mucho sobre tu problema.

―¿Lo has hecho por mí? ―Se ruboriza y yo estoy que floto.

―Yo haría cualquier cosa por ti. ―Suelto al aire sin mirarla.

No me responde, yo sigo observando a la pared. El silencio en la sala es enorme, escucho latir mi corazón rápidamente. Retumba, retumba una y otra vez. Me sorprendo.

No acabo de entender lo que pasó, yo estoy en las nubes, incluso podría llamarse normal, es algo simple, un beso.

Un beso en la mejilla ¡Tere me dio un beso en la mejilla! Me sorprendo tanto que me tropiezo para atrás con la silla.

―Ay ¡¿Estás bien?! ―ella grita asustada, viéndome mientras estoy en el suelo.

―Sí, estoy bien. ―Le sonrío y después... después ya no me acuerdo de más nada.

Quedo en el suelo, tocándome la mejilla sin hacer más nada, nada de nada. No sé si me duele algo, pero no me importa.

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