Capítulo 5. Sándiwch de hermosas chicas.
-¡E-Espera, Igarashi-San! ¡Te estás pegando demasiado a mí!-.
Le reclamé a la enérgica chica a mi lado que parecía no conocer el espacio personal. Si bien su cuerpo es delgado, no es necesario estar bien definida para que sus pechos puedan ser sentidos en mi brazo si estos se aplastan contra él... ¡Y ES JUSTO LO QUE ELLA ESTABA HACIENDO!
Yo soy un hombre y como hombre he sido bendecido o maldito, como desees catalogarlo, con miles de años de instintos que me han convertido en lo que soy ahora. Es por eso que... ¡Claramente me pondría nervioso por cosas así! ¡A parte soy virgen y jamás he recibido ninguna clase de muestra de afecto! ¡Perdonen mi actitud tan infantil a pesar de mi edad!
-¡Vamos Yukihira-Senpai! ¡Ya estamos cerca! ¡Te quejas mucho!-.
Me respondió, ignorándome como ya parecía ser costumbre. No llevo ni dos días de conocerla y ya logré notar que toma confianza con suma facilidad. Esto es demasiado para alguien como yo que hasta a penas ayer no cruzó palabra con otra chica que no fuese Azusagawa.
En fin, cediendo ante la increíble fuerza que poseía, fui jalado hasta la biblioteca donde platicaríamos largo y tendido sobre el manga que captó mi atención la noche de ayer.
Les explico, mientras yacía acostado en la cama, se me ocurrió navegar en internet y así buscar algo que leer para distraerme.
Si fuese como antes, solamente estudiaría en esa brecha de tiempo antes de dormir, pero hoy quise cambiar esa rutina tan enfermiza que poco a poco fue apartándome de la cultura pop actual.
Consulté los sitios web que normalmente frecuentaba cuando era más joven, antes de mi noviazgo, y para mi sorpresa todavía seguía activo.
Tal vez se necesitan más de cuatro años para que una página sea eliminada, o que se vaya una mayor cantidad de visitantes recurrentes.
Supongo que haberlo abandonado no cambió casi nada a sus visitas diarias normales.
En fin, como iba diciendo, entré a la página y comencé a buscar títulos que me llamarán la atención.
"Isekai de una chica que renace como la villana de un videojuego".
Me pareció demasiado extraño, sin embargo, no lo escogí.
"Isekai de alguien que renace como un slime".
¿No se supone que los slime son débiles? Suena a que obtendrá mucho poder a pesar de ser de los monstruos menos fuertes de la fantasía y se volverá un dios o algo así. Mejor paso.
Continué leyendo los títulos y cada vez eran más extraños.
Una tipa que renace como una araña.
Otro sujeto que muere y se convierte en una espada. Me sorprende que ya no sean monstruos o animales, si no armas.
No obstante, la peor de todas fue sin dudas la de la máquina expendedora ¿Qué carajo pasa con Japón? ¿Cómo carajo renaces como una máquina expendedora si los isekai, en su mayoría, se ambientan en épocas medievales?
Isekai, isekai, isekai ¡TODOS ERAN MALDITOS ISEKAIS!
La originalidad se perdió, recuerdo que antes solo conocía un par de ellos. Ahora está saturado el género.
En fin, después de varias páginas donde el catálogo era lo mismo, llegué a uno interesante que, gracias a los dioses, no tenía la palabra "Renací" al principio de su título.
"Las chicas que me traumatizaron me están mirando, pero desafortunadamente es demasiado tarde".
Es un nombre demasiado largo para mi gusto. Aunque ya era hora de leer algo o me pasaría toda la noche buscando otra cosa en vez de dedicarla a leer.
Si bien entendí que era la adaptación de una novela web que fue licenciada hace poco para publicarla como novela ligera, los capítulos eran extremadamente pocos, o al menos esa fue mi percepción.
Es que... ¡Fue atrapante! ¡No era capaz de evitar empatizar con el protagonista y sus desgracias!
Cuando los terminé, indudablemente pensé en consultarle a Igarashi si poseía información extra de este manga, como su tipo de publicación o si existían variaciones entre manga, novela ligera y novela web.
En resumen, ese fue el motivo que me trajo aquí.
Saliendo de mi burbuja de pensamiento, aun incómodo por cómo era sostenido, ella y yo atravesamos la puerta de entrada de la biblioteca.
-¡Llegamos, Senpai!-.
Dijo, animadamente.
-¡Shhhhhhhh!-.
Fue siseada por los presentes en la biblioteca casi al segundo de que declaró lo anterior.
-P-Perdón...-.
Se disculpó en voz baja, juntando las manos y haciendo una pequeña reverencia de arrepentimiento.
Sonreí ante esto, fue gracioso lo rápido que cambió su actitud al ser callada de forma tan severa. Aunque así son las reglas aquí, por lo que no había nada que se pudiese hacer o siquiera discutir.
-Hay que encontrar asientos-.
Dije entre susurros para no interrumpir al resto de personas que deseaban disfrutar en paz sus lecturas.
-De acuerdo-.
Ella asintió, siguiéndome desde cerca. Podía sentir un ligero jalón desde la camisa, al voltear noté que ella la sostenía para que no nos separáramos.
"¡Ugh! Es adorable...".
Pensé. En serio, me sorprende lo desvergonzada y confianzuda que llega a ser, pero lo rápido que esto cambia conforme el ambiente que le rodea.
Si bien, como he remarcado muchas veces, ella no es el estereotipo de "chica de instituto", o sea, extremadamente femenina, tiene su encanto.
Incluso cuando pensé que era un chico, lo consideraba lindo. Claro, eso se podría malinterpretar fácilmente, sin embargo, pido que no sean de mente cerrada. Opinar que alguien, sea hombre o mujer, es lindo o linda, no cambia nada.
Soy heterosexual, no ciego.
Bueno, continuando.
Caminamos entre las personas que yacían de pie en medio de los pasillos y que, al igual que nosotros, buscaban dónde sentarse.
La biblioteca estaba extremadamente llena, casi a reventar. Si me preguntas, es raro que esté de ese modo.
Cuando Haruka y yo la visitábamos, normalmente estábamos junto a la encargada y Shinomiya, la compañera de clase a la cual ayudé en clase de matemáticas gracias a la nula intención de Miharu-Sensei de enseñarle a sus alumnos.
En serio ¿Cómo se convirtió en maestra? Comienzo a creer que fue una estrategia para conseguir marido. Como ya está cercana a los treinta años no dudo que piense en el matrimonio y esas cosas.
Sacudí la cabeza y borré ese pensamiento de mi mente.
-No hay lugar para sentarnos, Yukihira-Senpai-.
Murmuró mi linda Kohai, asomándose desde mi hombro.
-Sí... supongo que lo mejor sería retirarnos-.
Respondí. En mi tono se emitía cierta decepción porque genuinamente quería entablar una conversación con ella. Si bien me interesaba el asunto de la novela, también era de utilidad para sembrar las bases para una amistad tras cuatro largos años sin ser amigo de nadie que no fuese mi ex, a pesar de que dudo que siquiera fuese eso para ella. "Rata de laboratorio" era el término que mejor se acoplaba al papel que hice durante nuestra relación "amorosa".
También noté cierto decaimiento en el ánimo de la chica al lado mío.
Suspiré pesadamente y levanté la cabeza por última vez, esperanzado de hallar asientos.
A lo mejor era el destino o la suerte sonriéndome y diciendo "Toma y deja de molestar" pero pude ver cómo un par de estudiantes abandonaban sus asientos, a lo que, reaccionando casi al instante, caminé junto a Igarashi mientras la tomaba de la mano y la arrastraba conmigo.
-¡¿Fueh?! ¡Y-Yukihira-Senpai!-.
-¡SHHHHHHH!-.
Al sorprenderse de mi cambio tan abrupto, me nombró, gritando y siendo silenciada por segunda ocasión.
A gran velocidad, ante la mirada de los demás, avanzamos hasta esas dos bancas de madera que no habían sido vistas. Me aproveché de la situación.
Cuando, por el rabillo del ojo, noté que otras dos personas tuvieron la misma idea.
¡JA! ¡TAL VEZ NO SEA LA PERSONA MÁS ATLÉTICA DEL MUNDO, PERO TRAS UNA VIDA ENTERA DE HUIR LOGRÉ POTENCIAR MI VELOCIDAD AL CORRER!
Es extraño que alguien se jacte de eso, así que no salió de mi cabeza.
Justo antes de que ese lugar me fuese arrebatado, tomé asiento, ganándolo.
-Perdón, mi Kohai y yo llevamos mucho esperando, busque otros asientos por favor-.
Dije, disculpándome con los estudiantes que osaron tratar de robarme este lugar.
-¡Tch!-.
Solo chasquearon la lengua y se retiraron.
Suspiré, alegre de que no iniciar una trifulca.
Ya relajado, pude escuchar la voz de Igarashi.
-S-Senpai... ¿Podrías soltarme?-.
Pidió, apenada y sonrojada.
-Lo lamento...-.
Respondí, soltándola seguido de esto.
Sobra decir que también me sonrojé. Debido a la adrenalina no consideré que era sumamente vergonzoso sujetarla de la mano.
-No hay problema, solo me asusté-.
Contestó, rascándose la nuca y riendo nerviosamente.
Entiendo que lo dice para aligerar el ambiente. Soy consciente de que somos meros extraños que compartimos gustos específicos y los cuales todavía no tienen la confianza suficiente para tratarnos tan amistosamente. Aunque es curioso, ya que eso no parecía importarle antes.
No le di más vueltas a eso y me propuse cambiar de tema.
-Bien, lo que pasa es que...-.
Antes de que pudiese pronunciar aquellas palabras, fui interrumpido.
-¿Yukihira-San?-.
Una voz femenina a mi lado derecho me nombró.
Yo volteé y se trataba de...
-¿Shinomiya-San?-.
Sí, era ni más ni menos que la pequeña y adorable Azumi Shinomiya, mi compañera de clase.
Ella ladeó la cabeza. Lucía sorprendida de verme ahí.
-¿La conoces, Yukihira-Senpai?-.
Igarashi habló desde el lado contrario.
-Sí. Somos compañeros de clase-.
Respondí, indicándole la relación que teníamos.
-¡Hola, hola, compañera-San!-
-H-Hola...-.
Ambas se saludaron a su muy característico estilo.
Shinomiya se escondió detrás del libro que leía antes de corresponder al gesto de amabilidad proveniente de nuestra Kohai. Era una reacción esperable en ella al ser así de tímida, por obvias razones Igarashi la ponía nerviosa, eran polos opuestos conviviendo en el mismo espacio.
-Hehe~ parece un animalito...-.
Opinó esta última, susurrándomelo al oído.
-¿Interrumpimos tu lectura?-.
Interrogué, temeroso de que la estemos distrayendo.
Ella, como comenté anteriormente, es una gran aficionada a la lectura, por lo que no era de extrañar que estuviese aquí. A consecuencia de ello, probablemente hayamos roto su concentración gracias al escándalo que provocamos mi ruidosa Kohai y yo.
Sin embargo, solo negó con la cabeza lentamente, cerrando los ojos y rechazando esa hipótesis.
Cada movimiento que hacía parecía tan delicado y hecho con extrema exactitud que en verdad parecía una muñeca.
Despegando sus largas pestañas cafés, nos miró.
-Terminé antes de que se sentaran. Iba a retirarme-.
Explicó, cerrando el libro que yacía en sus manos.
La forma en la que habla es lenta y relajada. Si no prestas la suficiente atención difícilmente la escucharías, por lo que la biblioteca era sin dudas el mejor lugar para que se expresara libremente sin preocuparse por el ruido.
-Pero... ¿Qué los trae por aquí?-.
Ladeó la cabeza, posó el dedo índice debajo de su labio inferior y externó su pregunta.
-Adorable...-.
Dijimos al unísono Igarashi y yo.
-¿Are?-.
Esto confundió a Shinomiya.
-Lo que quisimos decir era que vinimos para discutir sobre un manga que leí anoche. Como Igarashi-San trabaja en una librería, tal vez sabría algo de la historia-.
Informé, señalando a la susodicha, quien asintió en reiteradas ocasiones.
-¡Wow...! ¡Ha de ser muy genial trabajar ahí...!-.
Fue su opinión. Los ojos le brillaban mientras juntaba las manos adelante de su pecho.
-Jeje ¡Y sí! Visítanos cuando quieras-.
La animada Kohai atacó de nuevo, ofreciéndole entrada a una potencial cliente mientras le entregaba la tarjeta de la librería donde indicaba la dirección y los horarios.
-Gracias-.
Shinomiya aceptó la propuesta, tomando dicha tarjeta y guardándola entre las páginas de su libro.
Por algún motivo intuía que estas dos hermosas chicas se llevarían bien. A veces dicen que los opuestos se atraen.
Un momento, acabo de caer en cuenta... ¿No estoy en medio de dos chicas? ¿Un sándwich de hermosas chicas?
-Disculpa, Yukihira-San. No sé si te moleste que pregunte y me disculpo desde ahora si eso pasa, sin embargo... ¿Por qué no estás con Azusagawa-San?-.
Interrogó, curiosa, y sacándome de mi burbuja en la que comenzaba a pensar puras tonterías. En parte le agradezco. No obstante... aquello no era un tema que deseara tocar.
-¿Are? ¿A quién se refiere?-.
Eso también captó la atención de la otra persona en la mesa.
Suspiré pesadamente.
-¿A qué se debe la pregunta, Shinomiya-San?-.
Pregunté amablemente, sin sonar amenazador. Si bien me desagrada hablar de esto, no quería que esa emoción fuese transmitida hacia quienes no están relacionados.
-Es que ¿Cómo decirlo? Desde que entramos a la universidad, los he visto juntos. Se me hace extraño que hoy no sea así. Incluso ayer no comieron juntos...-.
Respondió, dando su punto de vista respecto a las disparidades en la rutina que normalmente teníamos Haruka y yo.
-Ayer en la mañana terminamos nuestro noviazgo. Es por eso que no estuvimos juntos en todo el día como ya era costumbre-.
Confesé.
¿Para qué ocultarlo? Sería como negar la realidad.
El primer paso para cambiar es aceptar que las cosas no serán como antes.
-¿Noviazgo...? ¡¿Yukihira-Senpai tenía novia?!-.
-¡SHHHHHHHHH!-.
Igarashi, ruidosa y expresiva como siempre, externó su sorpresa, siendo silenciada por tercera vez.
-Perdón... Yukihira-Senpai ¿Estuviste en una relación?-.
Volvió a preguntar, esta vez modulando el volumen de su voz.
-Sí. Desde hace cuatro años, de hecho-.
Contesté.
-¡Eso es mucho tiempo!-.
Opinó, gritando entre susurros.
-¿Eran novios?-.
Mi compañera de clase lucía incrédula ante mi confesión.
-Pasaron muchas cosas y decidí que lo mejor era que termináramos-.
Informé, sin indagar tanto en el asunto.
-Hum...-.
Shinomiya posó la mano debajo de la barbilla, sumergiéndose en sus pensamientos.
-Yo creí que Senpai era un solitario sin contacto con las mujeres. Es impresionante lo mucho que dista la realidad de las apariencias-.
Comentó mi Kohai.
-Estoy ofendido de la percepción que te doy. Además, si de apariencias y realidades hablamos, no eres la indicada para señalar a nadie...-.
Expresé, poniendo cara de póker.
-¿Eh? ¿A qué te refieres?-.
Ladeó la cabeza, sin comprender lo que quise decir.
-Olvídalo...-.
Durante este intercambio, el silencio desde mi derecha continuaba, hasta que fue roto poco tiempo después.
-No daban la impresión de ser novios... parecía como si...-.
Musitaba Shinomiya, llegando a una conclusión.
Le indiqué que prosiguiera.
-Como si una persona estuviese entrenando a un perro o educando a su hijo...-.
Adicionó, revelando lo que apreció de nuestra relación.
-¡Ugh...! Lo peor es que no puedo negarlo del todo...-.
Dije, sintiéndome herido por el modo en que la gente externa nos veía.
Perro entrenado o hijo educado. Cualquiera de las dos opciones distaba de la de un novio.
-Tranquilo, Yukihira-Senpai-.
Dijo Igarashi, dándome palmadas en la espalda repletas de condescendencia.
-Me disculpo por ser tan directa-.
Expresó la causante de mi dolor, inclinándose hacia adelante y realizando una pequeña reverencia.
Ah qué va, es imposible que esa adorable criatura cause daño intencionalmente. Lo dejaré pasar.
-Despreocúpate. Como dije, no soy capaz de negarlo. Hubo momentos en que también tuve esa impresión. Pero ya no importa, hemos terminado nuestra relación, aunque no se asemejara en nada a una, y tomamos caminos separados-.
Expresé, aclarando que no hay problema.
Asintió, aliviándose de que no se creará ningún inconveniente o malentendido.
Yo continuaba siendo consolado por mi linda Kohai. No me desagrada esto.
-Debo retirarme. Fue agradable hablar contigo, Yukihira-San-.
Dijo, poniéndose de pie y agarrando su mochila que yacía asentada en el piso.
-Prometo visitar la librería, Igarashi-San-.
Agregó, despidiéndose también de su recién conocida Kohai.
-Te esperaré ansiosamente, Shinomiya-Senpai-.
Respondió, sonriéndole y sacudiendo la mano de lado a lado.
-Nos vemos en el aula-.
Dije. No le hallaba sentido a despedirme, si de todas formas la veré en clase.
Ella se puso la mochila en los hombros y salió.
-Es muy mona y agradable ¿Verdad?-.
Tan pronto abandonó la biblioteca, Igarashi dio su opinión.
-Sí. Aunque me sorprende que hablara sobre Azusagawa-San. Siempre pensé que era del tipo de persona reservada que no indagaría en la vida de nadie. Sin embargo, fue interesante conocer la verdadera cara de Shinomiya-San-.
Comenté.
No miento, genuinamente esa era la impresión que me daba. En fin, dicen que no se ha de juzgar un libro por la portada.
-Por cierto Senpai ¿De qué manga querías que habláramos?-.
Interrogó, retomando el asunto que nos trajo aquí.
-¡Cierto! Se trata del manga de "Las chicas que me traumatizaron me están mirando pero desafortunadamente es demasiado tarde". Leí los pocos capítulos que había en internet y me pareció sumamente interesante. ¿Sabes algo de esa obra?-.
Recordándolo, le pregunté.
-¿Are? Escuché que, debido a la popularidad de la novela web recibió serialización y que el primer volumen del manga no se han puesto a la venta ni ha llegado a tiendas porque todavía no se acumulan los suficientes capítulos para formar el primer tomo. Respecto a la novela ligera, se agotó muy rápido, supongo que era un título muy esperado. Sin embargo, lamento informarte que no la he leído-.
Habló largo y tendido, exprimiendo todos los detalles mientras guiñaba el ojo, sacaba la lengua y posaba el dedo índice a un lado de su frente para tratar de recordar.
Caí de cara a la mesa, decepcionado.
Y ahí se fue mi oportunidad de platicar. Si no lo ha leído no podemos discutir sobre ellos personajes y la trama.
-Es que soy aficionada a los mangas de peleas, poderes y exorcistas. No tiendo a leer historias sobre recuentos de vida o comedias románticas de preparatoria-.
Se justificó al notar mi decaimiento, revelando sus preferencias respecto a la literatura.
-Entiendo, supongo que si deseo hablar contigo sobre intereses en común, primero debí preguntarte-.
Declaré.
-¿Are? ¿Acaso leíste ese manga con la intención de que platicáramos de él?-.
Fue su cuestionamiento.
-¿Es extraño que diga que sí?-.
Contesté.
-No digo que lo sea. No obstante... ¿Por qué?-.
Buscó una explicación.
-Lo que pasa es que yo... no soy bueno socializando con los demás, por lo que creí que podrías ser mi primera amiga si compartíamos gustos y conversábamos de ellos-.
Revelé, sincerándome.
Ella permaneció en silencio unos segundos, como si procesara lo que dije.
-Fufufufu. Yukihira-Senpai-.
Soltó esa risita, precediendo a mi nombre.
-¿Podrías proporcionarme tu número de contacto?-.
Solicitó.
-¿Eh? Claro-.
Yo, a pesar de estar extrañado, no se lo negué.
Saqué el móvil y le di mi número.
Ella escribió y me registró.
-Si lo que buscas es que compartamos gustos, puedo mandarte una lista de mangas y novelas ligeras que me gustan. También has lo mismo, así el trato no será unilateral y podremos conocer más el uno del otro-.
Declaró seguido del intercambio de contactos.
Mientras veía su pantalla, sus ojos se abrieron en demasía.
-¡Demonios! ¡Mi clase es en cinco minutos!-.
Gritó.
-¡SHHHHHHHHH!-.
Otra vez la sisearon.
-Lo siento Senpai, paso a retirarme. Cuando salgamos de clase ¿Te gustaría acompañarme a mi trabajo?-.
-¿Eh? ¡Claro, sería un gusto!-.
Respondí, sin tiempo para procesarlo.
-¡Genial! ¡Nos vemos a la salida!-.
Dijo, despidiéndose de mí y saliendo de la biblioteca.
-N-Nos vemos...-.
Murmuré, incrédulo ante lo mucho que avancé.
"Es... es la primera vez que regresaré a casa con compañía...".
Pensé, emocionado.
Por primera vez, esperaba ansioso a que las clases terminaran a pesar de que todavía no iniciaban.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Inevitablemente el momento de que entrara a clases llegó.
Mi hora de entrada el día de hoy era a las tres de la tarde, por lo que todavía estaba a tiempo. Media hora a tiempo para ser específicos.
Caminé hacia el aula, perfectamente consciente de que ahí estaría Haruka.
No puedo huir toda la vida, así que debo acostumbrarme a verla todos los días a excepción de los fines de semana.
Tomé bocanadas de aire para agarrar confianza y no sucumbir ante mi lado cobarde.
Cuanto más me acercaba, peor me traicionaban los nervios, no obstante... ¡No cedería!
Avanzaba y avanzaba hasta que por fin llegué a la puerta corrediza.
Antes de abrirla, eché un vistazo por el pequeño panel de vidrio en su superficie, que estaba a la altura de la cara, para asegurarme de que mi ex novia estuviese ahí.
Y claramente así era. Aunque... no sola.
Shinomiya estaba con ella, de frente a su escritorio, para ser precisos.
Parecía que hablaban de algo.
Pegué el oído a la puerta. Sé que es grosero escuchar conversaciones ajenas, pero la curiosidad me ganó.
-Así que, por favor, no arruines mis planes...-.
Esto fue dicho por Shinomiya, aquella chica adorable expresó lo que claramente era una amenaza.
¿Qué? ¿Planes? ¿A qué se refiere?
Muchas preguntas se formularon en mi cabeza.
Volví a asomarme por la ventana y vi que se alejó de ella, yendo a su lugar.
La expresión de ella cambió a la de siempre, relajada y pacífica.
Sin embargo... la de Haruka... era diferente a la que conocía.
Reflejaba... Sorpresa...
¿De qué hablaron? Mis dudas aumentaban.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro