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Capítulo 18. Asuzagawa-San... no está.

Era lunes por la mañana y me hallaba sentado en mi lugar dentro del aula de la universidad con profunda tranquilidad según mi exterior.

Era un día como cualquier otro. Un inicio de semana en esta rutina escolar a la cual me he adaptado desde que tengo memoria.

Despertar, desayunar, despedirme de mis padres y hermana para después tomar la ruta más corta a pie para llegar. Sin embargo, había una diferencia sustancial entre mi yo de antes y el de ahora.

Mis codos estaban sobre la paleta, fungiendo como apoyo para dejar caer mi mentón sobre mi mano y mantener la cara mirando hacia adelante mientras mi mente empezaba a divagar sobre los sucesos que hace tan solo unas horas viví.

Me sentía delirante, casi perdido sin ningún rumbo fijo o una cronología a seguir. Como si lo que se reproducía dentro de mi cabeza no tuviese un orden y solo fuesen un cúmulo de cosas pasando al azar, entreteniéndome con el caos generado.

No obstante, si tuviese que destacar una característica, un rasgo que era el que mayor ruido causaba entre el sin fin de extrañezas en el Yukito Yukihira de hoy sería... ¡La estúpida sonrisa de oreja a oreja que no abandonaba mi cara!

No era capaz de dejar de sonreír. Las comisuras de mis labios se curveaban de extremo a extremo aún si no había como tal algo que me mantuviera feliz.

He ignorado lo que transcurre a mi alrededor desde la noche de ayer cuando mi cita dio por concluida. Al llegar a mi casa no le presté ni ápice de atención a mi hermana menor a pesar de su enorme insistencia respecto a mi desempeño en la reunión. Sinceramente no creo que sea necesario, conociendo su red de información, probablemente se haya enterado por otras fuentes, así que evité el intercambio directo y me limité a subir a mi habitación, encerrándome y acostándome en la cama mientras miraba al techo. Fue entonces que, recapitulando mi domingo, esta sonrisa apareció y se adueñó de mi rostro.

Sinceramente siento un profundo dolor en las mejillas. No acostumbro a sonreír demasiado desde... wow, creo que desde que inicié mi relación con Haruka hasta que se vio terminada.

Muy bien, prosiguiendo con lo que relataba. Estaba en un estado de profunda paz que no era perturbada ni por el escándalo a pocos centímetros de mis oídos que se desarrollaba dentro del aula por parte del resto de los estudiantes repletos de energía y cierta preocupación respecto a la entrega del trabajo final de hoy que Miharu-Sensei encargó hace unos pocos días atrás.

Claro, las conversaciones no se centraban en eso, o al menos no la mayoría de ellas. Otros estaban discutiendo respecto a temas de interés que solo pasaba por alto sin atenderlo. Supongo que hablaban de chicas ya que dijeron "Era linda" o algo por ese estilo.

Me estoy desviando un poco de lo importante.

Respecto al trabajo antes mencionado, no tengo ninguna inquietud. Gracias a mi compañero de equipo con el cual me vi forzado a reunirme pudimos solventarlo y terminarlo antes de que las prisas nos consumieran.

Naoto Sumireko era un alumno muy competente dejando de lado su claro desinterés por la convivencia con otros seres humanos.

Lo mencioné en el capítulo pasado pero lo repetiré, es un solitario por elección.

Eso sí, cuando se trata de exigirle a sus compañeros de equipo, no tienen pelos en la lengua ni limitantes. Si quiere que hagas algo, te lo ordenará tajantemente y, al menos en mi caso, no tendrás otra opción que exigirte realizarlo de la mejor forma posible.

Tiene manera de líder, no lo voy a negar. Si se convierte en un dictador en algún futuro cercano, no estaría ni cerca de sorprenderme.

A diferencia de Haruka, su inteligencia no se centra meramente en lo escolar y en lo visto dentro nuestro campo. Tiene un amplio conocimiento en distintas áreas, algo que sinceramente fue sorprendente. Abre la boca solo cuando es necesario, pero al hacerlo, es como si derramara información y esta te abofeteara en la cara.

Tampoco ayuda para la mutua comprensión que hable rápido con una expresión de desagrado dirigiéndose a ti. Se sentía como si googlee te mirara a los ojos y te dijera "Aquí tienes la información, pedazo de basura. Ahora ¡Trabaja!"

Daba miedo. Me aterró decepcionarlo y continuar recibiendo sus reprimendas. Nuestra alianza, convivio o compañerismo, dale el nombre que desees, era tensa. Tampoco ayudaba que en los días de reunión dentro del aula estuviese divagando e indagando en el equipo de Shinomiya y Haruka.

Aunque le agradezco por su imponente presencia. Gracias a eso la elección del tema y la redacción del trabajo se hizo el mismo viernes en la noche luego de terminar las clases. Durante la mañana sólo discutimos la elección del tema, que al final se centró en la creación de un nuevo tipo de análisis estadístico basado en el método de análisis datos ANOVA, dándole una aplicación dentro de las redes sociales para la recopilación de información para de ese modo comprender las tendencias dentro de nuestra sociedad, favoreciendo la experiencia de los usuarios en caso de que alguna gran empresa decida emplearlo si le parece redituable.

Quisiera entrar en más detalles. Es un tema del cual me empapé para realizar el trabajo, sin embargo, supongo que marearé a más de uno y no es lo que vinieron a leer.

Todos aquí están leyendo esta historia para saber mi reacción después de mi cita con Igarashi. No quieren migajas como las dudas párrafos atrás.

Muy bien... ¿Cómo lo digo sin sonar extraño...? Estaba aturdido. Sí, es el mejor adjetivo para categorizar mi emoción.

De principio a fin nuestra cita tuvo un carácter romántico ajeno a lo que esperaba ya que se suponía sería una mera reunión de amigos. Sigo creyendo fervientemente que todo fue un plan orquestado por Shinomiya sin todavía alcanzar el motivo por el cual lo realizó, pero ante la falta de pruebas, no le di muchas vueltas.

Su agradecimiento por mi mera existencia llenó un vacío en mi corazón que casi me hizo llorar. Por suerte resistí lo suficiente porque de haberme quebrado hubiese derramado lagrimas enfrente de ella y eso sería vergonzoso.

Demonios, en serio tengo el autoestima por los suelos si un halago como ese fue suficiente para casi quebrarme.

En el poco tiempo que la conozco, siento que me ha comprendido mejor que cualquier persona desde que tengo uso de razón.

Claro, hay una marcada diferencia entre Rena e Igarashi, por lo que no la cuento ya que sería injusto.

Bueno, continuando. La impresión que mi pequeña Kohai me dejó fue apantallante. Ahora si, no tenía ninguna clase de duda respecto a su sexo. Era una mujer de pies a cabeza. Me avergüenza admitirlo pero a pesar de que me dijo que era mujer, no le creí. Sus rasgos eran andróginos. Pero ayer toda duda se desvaneció.

La noche pasada, estando solo en mi habitación con la mirada perdida al igual que hoy, una pregunta surgió, una que hasta este momento no me ha abandonado.

"Será posible que yo, Yukito Yukihira, quien jamás tuvo amigos en kínder, primaria, secundaria y preparatoria... ¿Se encuentre en su fase popular? Esa fase en la que tu mera existencia funge como un imán de chicas que se enamoran de ti sin que sea necesario conocerlas a fondo..."

En efecto, ese era la duda que carcomía mi cabeza.

He leído muchas obras literarias, por no decir novelas ligeras, en las que adoptan ese término para referirse a un personaje, aparentemente secundario sin nada a destacar, que está obteniendo mayor atención de la que normalmente se le daba.

De hecho, previo a que abandone el mundo de las novelas ligeras por culpa de mi ex novia, leí una en la que acuñaban ese término y le daban una especie de regla.

"Tamaki, el presidente estudiantil del club de literatura en Makeine le mencionó a Nukumizu, el protagonista, que a lo largo de la vida de un hombre, se presentan dos periodos de popularidad en los cuales se puede finalizar con el ansiado premio de obtener al amor de tu vida. Si tomamos en cuenta esa regla de oro y consideramos mi primera fase el tiempo en el que me volví novio de Haruka, eso significaría que... ¡¿QUE SI NO APROVECHO LA ACTUAL ME QUEDARÉ SOLTERO POR EL RESTO DE MIS DÍAS?!"

Oh mierda, ese razonamiento tiene todo el sentido del mundo.

Un escalofrío que me recorrió desde el trasero a la nuca se presentó, sumiéndome en un miedo profundo, el peor miedo que un ser humano puede experimentar.

¿Los payasos? No.

¿La oscuridad? Cerca, pero no.

La respuesta era sencilla. El miedo... a la soledad.

"¡No puedo permitir que ese sea mi destino! ¡De ninguna manera! ¡Yo sí quiero casarme y tener hijos! ¡Ser mejor padre de lo que fueron los míos!"

Lloré internamente, posando las manos en la cara y sacudiéndome de lado a lado en evidente frustración.

"P-Pero, si este es mi periodo de popularidad... ¿Cómo sabré cuál chica es la indicada? ¡En las novelas ligeras solo eligen a la heroína principal! ¡A la que sale en las portadas! ¡Mi vida no es una novela! ¡¿Cómo carajo sabré quién es la que me dará mi ansiado final feliz?! Además, según recuerdo, en las historias de esta índole, siempre aparece una heroína inesperada que se le cataloga como el "Tren sin frenos" ¡Quiero a mi tren sin frenos! ¡No estoy hecho para tomar la iniciativa! ¡Denme a mi chica que se encarga de todo!"

Estoy delirando. La sangre se me ha subido a la cabeza y ya no pienso con claridad.

Por el momento, estoy seguro de que al menos a una chica le gusto y esa es Shinomiya. Tiene que ser esa la razón de su insistencia a mantenerse a mi lado. Ya si los motivos de que le guste son buenos o malos es indiferente, lo importante es que siente atracción hacia mí.

Respecto a Igarashi todavía no estoy del todo convencido de si sus sentimientos van por ese camino. Sin embargo, si tardo en comprenderlo y se me pasa la oportunidad, la perderé.

Estoy en el dilema del protagonista de una obra no harem. Muchas chicas, pero al final solo una puede ganar.

Además, no las conozco lo suficiente. Tomar una decisión con poca información tiene un alto porcentaje de resultar fatal. En la estadística, cuando una elección consta de dos opciones viables, el margen de error no es 50% como todos creen, ya que las variables que se le suman son infinitas, más si se trata de personas las que serán escogidas. La naturaleza humana es variable y cambiable dependiendo del ambiente y la compañía.

Mi mente dibujaba las imágenes de ambas. Una especie de comparación para lo que vendría a continuación.

Primero apareció Igarashi. Su risa clara me sonrojaba, y su energía casi podía sentirse en el aire. Su sonrisa cálida me envolvió cuando la recibí y en mi mente todo a su alrededor pareció más vivo, más brillante.

"Es tan fácil estar con ella... tan natural. Su actitud es todo lo que he querido como una novia, es como la chispa perfecta para iluminar cualquier momento"

Sus ojos rebosaban de curiosidad y amabilidad que parecía invitarme a ser parte de su mundo...

"Con ella todo sería sencillo, ¿no? Pero ¿Y si lo sencillo no es suficiente?" 

El pensamiento me hizo fruncir el ceño. Entonces, como un contraste absoluto, la figura de Shinomiya apareció en mi mente, con esa máscara de calma que siempre lleva puesta. Su presencia siempre me ha parecido una tormenta contenida; cada palabra suya parece medida, cada gesto frío y preciso. Pero lo sabía, debajo de esa fachada había algo peligroso, algo que me aterraba y fascinaba al mismo tiempo.

"Cómo puede ser tan diferente con todos los demás? Esa calma desaparece por completo cuando está con Haruka... o conmigo. Aunque... el cambio es diferente. A mi lado es más familiar y dulce, es como si tratara de quedar bien, enamorarme, engatusarme. No obstante, cuando se trata de Haruka..."

El recuerdo de sus ojos fríos y su tono cortante me hizo estremecer.

"La Shinomiya hostil solo se manifiesta con Haruka... ¡Tengo que investigar ese asunto después!"

Grité internamente, sintiendo cómo la sangre me subía a la cabeza. La idea me llenaba de de emoción y desconcierto, aunque sabía que estaba fuera de lugar. 

Apreté los puños al recordar la tensión de cada encuentro con Shinomiya y su capacidad de desarmarme sin esfuerzo. Respiré hondo, tratando de alejar la imagen, pero incluso en mi mente, su presencia era abrumadora. 

Mordí mi labio inferior, intentando calmarme.

"Igarashi... es lo que cualquier hombre querría en una novia. Pero por alguna razón, la complejidad de Shinomiya me arrastra, aunque me aterre. ¿Por qué me atrae lo que más debería evitar?"

Cerré los ojos y apoyé la frente en mis manos, luchando por encontrar una respuesta que se negaba a surgir.

"¿Acaso tengo un fetiche por las chicas aterradoras y dominantes? ¿Cuándo surgió...? Oh... cierto, mi waifu favorita cuando era joven era Akeno Himejima..."

Si, quizás ser dominado no era un destino indeseado.

Sacudí la cabeza, deshaciéndome de ese estúpido recuerdo y conclusión.

Mientras estaba inmerso en mis pensamientos, recordé a las dos figuras de espaldas que vi en el centro comercial al inicio de la cita con Igarashi. 

"Eran... muy parecidas... ¿Podría ser posible que...?" 

La idea me dejó inmóvil por un momento, pero pronto negué con la cabeza, intentando eliminar cualquier teoría que surgiera. Me recargué contra el respaldo de la silla y suspiré.

"Shinomiya mencionó que no podría acompañarnos por compromisos familiares... Dudo que me haya mentido"

Argumenté, buscando razones para calmar la inquietud. 

"Quizás sea una manipuladora bipolar y maquiavélica. Pero no parece una mentirosa"

Sin embargo, entre más pensaba sobre lo que Shinomiya sería capaz de hacer, menos convencido estaba de mi argumento. La ceja me tembló ligeramente, como si mi propia incredulidad quisiera manifestarse físicamente. 

"Sí... hay una enorme probabilidad de que hayan sido ambas..." 

No pude evitar admitirlo en mi mente. La conclusión me incomodaba e intrigaba. Ahora la pregunta más importante no era si eran ellas, sino por qué. 

"¿Por qué se reunieron? No... más importante... ¿cómo fue que Shinomiya fue capaz de convencerla de salir con ella?" 

Ese pensamiento me carcomía. Haruka rara vez aceptaba invitaciones, y mucho menos de alguien como Shinomiya, con quien parece tener un conflicto evidente. 

"Solo una vez tuve una cita con ella en un lugar que quise... lo demás fueron reuniones de estudio en la biblioteca"

Teniendo eso en la cabeza, una extraña sensación surgió dentro de mi pecho. Eran... celos.

"¿De verdad estoy celoso? ¿De una chica que claramente tiene problemas con Haruka? Es mi ex..."

Sacudí la cabeza, tratando de deshacerme de esas emociones innecesarias. Era absurdo, pero aún así, no podía ignorar cómo esa imagen seguía rondando como un ente.

Mientras estaba en eso... la armoniosa voz de la pequeña hada de biblioteca apareció en mi subconsciente. La oración que hace algunos ayeres escuché de forma accidental regresó.

Esa... amenaza.

"-Así que, por favor, no arruines mis planes...-"

Me seguía causando incomodidad rememorarlo. Incluso mi piel se puso como de gallina.

A pesar de que lo había dicho de un modo que fácilmente podría interpretarse como una línea que las separara, Shinomiya ha intentado activamente acercársele con falsos deseos de ser su amiga.

Era como una víbora vigilando a su presa, sumiéndola en la tranquilidad previa al ataque.

Sin embargo... ¿Seré yo el motivo de esa discordia? ¿De qué quiere vengarse exactamente?

No recuerdo su rostro en memorias del pasado. De hecho, ni siquiera estuvimos en el mismo instituto, nos conocimos aquí en la universidad al encontrarnos repetidamente en la biblioteca. Y aun así... conoce demasiados detalles que jamás he revelado sobre mi relación.

Lo de la rueda de la fortuna, la foto de parejas y la cita en el centro comercial... ¿Será solo coincidencia?

No... si algo he entendido en el poco tiempo que la llevo conociendo, es que escoge cuidadosa y meticulosamente cada respuesta que da. Es aterradoramente detallista y minuciosa cuando habla. No sale nada de su boca sin antes pasar por una enorme cantidad de filtros.

"Entonces... ¿Cómo lo sabe? Se sorprendió cuando le dije que fui novio de Haruka. ¿También fue un acto? ¿Es un montaje? Acaso... ¿De alguna manera solo soy un medio para que se vengue? Eso no me agrada... definitivamente no me agrada. Debo saberlo porque de ser así... cortaré toda relación con ella. No quiero amistades falsas. Sé que no estoy en posición de ponerme mis moños al ser un antisocial, pero... prefiero seguir solo a ser usado"

Sentí como si un agujero se formara en mi pecho y consumiera mi calma, dejando tras de sí mera intranquilidad, inquietud.

Me asustaba que Shinomiya no tuviese ninguna interés en mí, más que lo que ella misma me asusta.

No digo que pretendo hacerla mi novia ni nada que se le asemeje. No obstante, me agrada.

Hemos compartido pocos momentos juntos, pero los he disfrutado. Si todo fuese falso... me heriría.

Mientras estaba absorto en mis pensamientos, un murmullo constante llamó mi atención. Giré la cabeza hacia donde provenían las voces, tratando de escuchar sin parecer demasiado obvio.

Eran algunos compañeros de clase, hablando entre ellos, pero sus miradas fugaces hacia mí no dejaban dudas de que era el tema de conversación. Sus expresiones, mezcla de celos y desconcierto, me recordaron a los personajes secundarios de esas historias donde el protagonista siempre tiene una vida aparentemente perfecta. Lo sabía bien... porque yo mismo era uno de ellos. O al menos, lo había sido hasta ahora.

-Lo vi ayer-

Fijo uno, casi susurrando pero lo suficientemente fuerte como para que sus palabras llegaran a mis oídos.

-Salió con una chica hermosa. Parecía una cita-

Oh mierda... hablan de ayer.

-¿Eso crees? Yo lo he visto con dos chicas al salir de la escuela. ¡Lo agarraban de los brazos!-

Un segundo compañero remarcó, haciéndome sonrojar.

-Una de ellas era Shinomiya-San-

Señaló un tercero con cierta incredulidad. Parece que es famosa.

-¿Shinomiya-San?-

Repitió alguien más, lleno de asombro.

-Ella es muy hermosa, pero demasiado misteriosa. Aunque... tiene sentido. Ese tonto siempre ha tenido un imán para ese tipo de chicas-

Okey, eso sí me ofendió. No estoy en desacuerdo pero hay formas más amables de decir las cosas.

-Claro, si ha sido el único con el que se le ha visto cerca a Haruka, la reina de hielo-

Añadió alguien al final, como si eso cerrara el caso. En serio, necesito aprenderme el nombre de mis compañeros. No recuerdo el de ninguno.

Mientras sus palabras flotaban en el aire, las chicas del salón parecían no quedarse atrás. Podía sentir sus miradas también, aunque intentaban disimularlas entre sus conversaciones.

-Nunca me había fijado bien, pero es lindo-

Dijo una, de forma despreocupada pero con una chispa de interés. Yo me sonrojé aun más, sintiendo mi corazón latir intensamente.

-Y también es inteligente. Siempre está en los primeros lugares de los promedios-

Oh demonios ¿Acaso también en eso se fijan las mujeres?

-Lindo e inteligente, hmmm...-

Murmuró una más, con una sonrisa maliciosa. Esto no es bueno para mi salud, siento que mi ego está siendo alimentado y la sensación es placentera.

-Y ha captado la atención de Shinomiya-San-

Indicó alguien, como si ese detalle fuera el más importante. Demonios, incluso las chicas de nuestra aula tienen esa misma percepción.

Tal vez no son tan mal partido como creía.

-Por algo será... sin contar que según los rumores, fue novio de la reina de hielo-

Ese comentario pareció despertar una especie de rivalidad sutil. Noté en sus tonos un leve desprecio hacia Haruka, como si su fama de reina de hielo hubiera dejado una impresión negativa entre las chicas.

Un momento... ¿Cómo que los rumores? ¡Yo fui su novio!

Me desparramé en mi silla, tratando de desaparecer en el respaldo, mientras un rubor inevitable subía a mis mejillas. Definitivamente estaba entrando en mi fase de popularidad, y no sabía cómo sentirme al respecto.

"No me hace gracia que hablen de Haruka de esa manera"

Pensé, con un suspiro pesado que apenas pude contener.

"Pero... supongo que esa es la fama que ha obtenido."

Cerré los ojos por un momento, queriendo escapar de todas las miradas y susurros. Traté de hacerme pequeño, como si eso pudiera devolverme la invisibilidad que tanto extrañaba.

Sin embargo, abrí los ojos de inmediato al percatarme de un detalle.

-Esperen... ¿No dijeron que soy lindo?-

Rememoré el se aspecto que pasé por alto.

"¡S-SIN DUDAS ESTOY CURSANDO MI SEGUNDA FASE DE POPULARIDAD!"

Grité internamente, pasmado.

Antes de continua con mi impresión, un silencio breve se extendió en el aula cuando la puerta se abrió. Al levantar la vista, vi a Shinomiya entrar, con su andar elegante y esa aura inquebrantable que siempre la rodeaba. Era imposible no mirarla. Su presencia tenía ese efecto; sin siquiera intentarlo, captaba la atención de todos.

Pero antes de que el ambiente pudiera llenarse de nuevos murmullos o comentarios, una figura conocida apareció detrás de ella. Miharu-sensei, con su mirada severa, barría el salón como un huracán silencioso.

-A sus asientos y en silencio-

Ordenó con firmeza, haciendo que el grupo entero se dispersara como hojas en el viento.

El eco de sus pasos resonó en el aula mientras todos volvían apresurados a sus lugares, incluido yo, que enderecé la espalda casi por reflejo.

Shinomiya avanzó hacia su asiento, pero antes de sentarse, giró hacia mí y nuestras miradas se encontraron. Para mi sorpresa, me saludó con un gesto alegre y entusiasta, acompañado de una sonrisa brillante que no parecía encajar del todo con la imagen de muñeca inexpresiva que proyectaba frente a los demás. 

Por un instante, me congelé.

"¿Por qué siempre me hace esto?"

Pensé, mientras levantaba la mano con lentitud para devolverle el saludo. Lo hice de forma tan torpe y titubeante que parecía que me habían obligado. 

Shinomiya frunció el ceño, inflando ligeramente sus mejillas en un gesto que, para mi desgracia, la hacía ver aún más linda. Estaba claramente ofendida por mi falta de entusiasmo, y no hizo nada para disimularlo. El aula, que recién comenzaba a calmarse, volvió a llenarse de murmullos al notar nuestra interacción. 

-Viste eso? ¿Desde cuándo son tan cercanos?-

-¿De verdad se fijó en él? Tiene suerte-

Sentí cómo el calor subía a mi rostro. Bajé la mano rápidamente, deseando que todo esto terminara. 

"¡Por favor, deja de hacer eso!"

Le rogué en mi mente, aunque sabía que nunca le llegaría el mensaje.

"¿No te das cuenta de que estás causando más malentendidos? Ahora van a pensar que hay algo entre nosotros".

Suspiré, pasándome una mano por el cabello en un intento por calmarme. Shinomiya, en cambio, parecía divertirse con la atención que estábamos atrayendo. Su sonrisa apenas contenida me dejó claro que, al menos por ahora, no tenía intenciones de cambiar su comportamiento.

Sin embargo, conforme los pasos eran más cercanos y audibles, mientras la distancia se reducía considerablemente a tal punto que podía oír la respiración de Shinomiya acercándose a su asiento a pocos lugares del mío, repentinamente se detuvo en seco, causando que por instinto volviera a verla y nuestras miradas chocaran.

Y cuando eso sucedió... noté una expresión muy marcada por extrañeza y confusión, algo claramente identificable en su rostro que me contrarió porque las emociones de esa hermosa muñeca de biblioteca son difíciles de percibir, no obstante, aquí estaba ella delante, mostrándose como un libro abierto.

¿Qué era lo que lo causaba? No, peor aún ¿Por qué el motivo aprecia ser ajeno a mi?

Su atención estaba fija en el asiento al lado del mío, a mi costado derecho. Se trataba del sitio predilecto para la reina de hielo dentro del aula. Ese que últimamente vi de reojo cuando Shinomiya se le unía en el trabajo de hace unos días.

Siguiendo la trayectoria de su visión, giré lentamente la cabeza para encontrarme con una sorprendente escena, comprendiendo su repentino cambio de actitud, y presenciando una escena que jamás me imaginé...

-Asuzagawa-San... no está-

Murmuré, atónito. El asiento estaba completamente vacío.

Estando atrapado en esa escena impresionante, fui interrumpido, siendo arrancado de ese mundo cuando, enfrente del alumnado, en el centro de la pizarra, se puso de pie Miharu-Sensei, preparándose para dar un mensaje.

-¡Atención muchachos! ¡El día de hoy se pospondrá la entrega del trabajo final! ¡Tómenlo como una oportunidad de afinar detalles!-

Alertó, palmeando sus manos en un ligero estruendo que captó la atención de todos y tuvo opiniones varias.

Unos suspiraron con alivio. Otros, que hace unos segundos parecían muertos en vida, chocaron los puños alegremente. Un grupo muy selecto se limitó a cruzarse de brazos y quejarse.

-Además, su compañera Haruka Asuzagawa no vendrá el día de hoy. Se ha reportado enferma. Debido a la naturaleza de esa enfermedad, les recomendaría estar atentos dado que es posible que se haya contagiado aquí-

Añadió, aumentando la inquietud en mí.

Como si se tratara de un acto de mimetismo, nuestras voces se sincronizaron y tanto Shinomiya como yo emitimos un cuestionamiento al unísono, acompañado de una reacción bastante similar.

-¿Ella faltó a clases? No... ¿Ella enfermó?-

Intercámbianos miradas, no creyéndonos esa historia y haciendo eco en nuestras mentes.

No pude evitar mirar fijamente a Shinomiya, como si fuese culpable de algo. Había algo en su actitud, en su semblante, que me hacía pensar que sabía más de lo que decía. Pero al notar que ella tenía el mismo gesto consternado que yo, deseché esa idea casi de inmediato.

"Esto no tiene sentido..."

Pensé, mientras intentaba organizar los recuerdos en mi cabeza.

Haruka nunca había faltado a clase. Desde que la conocí, su récord de asistencia era impecable. Cero ausencias, ni siquiera una. Durante los años que estuvimos juntos, no recuerdo haberla visto enferma, ni siquiera con algo leve. Siempre decía que faltar por cualquier motivo era inaceptable, como si la sola idea fuera un insulto a su disciplina.

"Conociéndola, vendría a clase sin un brazo antes que faltar"

Dije para mis adentros, con un nudo en el estómago.

Cuando Miharu-sensei llamó a los primeros de la lista para para confirmar asistencia, Shinomiya y yo nos levantamos al mismo tiempo y nos dirigimos hacia su escritorio. Mientras avanzábamos, el resto de los alumnos celebraba, felices de aprovechar cualquier excusa para evitar la clase, pero ni ella ni yo compartíamos su entusiasmo.

Llegamos frente a Miharu-sensei, y nuestras miradas eran más serias de lo habitual. Fui el primero en hablar, sintiendo cómo mi voz se tensaba un poco.

-Sensei, ¿tiene información sobre Haruka? ¿En serio está enferma?"

Le pregunté, poniendo en duda sus palabras, cuestionando su explicación.

Shinomiya, a mi lado, prosiguió, asintiendo y añadiendo con su tono usual pero con un toque de preocupación.

-Sabe cuándo regresará? Ella tiene el trabajo que debemos entregar mañana, y no tengo forma de contactarla para pedírselo. Si no llega pronto, no podremos entregarlo-

Aunque era un motivo creíble, parecía que solo lo dijo como excusa para no revelar la verdadera razón de su curiosidad.

Miharu-sensei nos miró a ambos con un suspiro largo, como si intentara buscar las palabras adecuadas.

-Vengan conmigo. Ambos-

Ordenó firmemente, como si esto nos competiera.

Intercambiamos una mirada rápida antes de aceptar. Había algo en la forma en que lo dijo que me inquietaba aún más. Sin decir nada, la seguimos fuera del aula, dejando atrás el ruido de nuestros compañeros y llevándonos con nosotros un aire de tensión que parecía hacerse más denso con cada paso.

Estando fuera, sensei apoyó la espalda en la puerta y frotó sus párpados con los dedos pulgar e índice en evidente frustración.

-Mentí. Era mentira lo de que está enferma. La verdad es que no tengo ni la menor idea de por qué se ausentó. Su padre me informó hace una hora que no vendría y que se debía a "asuntos familiares" pero no proporcionó la causa ni los detalles. Claro, no indagué debido al carácter del asunto, pero...-

Directa sin pelos en la lengua, nos informó, afianzando su disgusto.

-Para no causar revuelo y sobretodo que ustedes no hicieran ¡Exactamente lo que hicieron! Quise usar la excusa de que estaba enferma. Pero supongo que son más listos de lo que aparentan o yo una terrible mentirosa-

Una gota bajó de nuestras frentes, sintiéndonos un poco ofendidos porque trató de mentirnos. Sin embargo, se comprendía la razón.

Además, en teoría, se supone que ninguno de los dos tiene una relación amena con Haruka, por lo que, a pesar de eso, ha sido lo suficientemente observadora como para prever nuestras acciones futuras al enterrarnos de la noticia.

Miharu-sensei cruzó los brazos y dejó escapar otro suspiro, uno que parecía llevar consigo un pedazo de su paciencia.

-Sus padres... Bueno, no puedo entrar en detalles, pero digamos que no son las personas más fáciles de tratar. Haruka ha tenido que cargar con muchas cosas que, para alguien de su edad, no debería cargar-

Me quedé en silencio, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. Sentí un pequeño golpe en el pecho, sorpresa y frustración que se reflejaba en mi ceño fruncido.

-¿Qué cosas?-

Pregunté, casi sin pensarlo. Yo... jamás había oído hablar de algo así.

-Eso no es algo que deba contarte yo, Yukito. Pero si ni siquiera tú, que fuiste su pareja por cuatro años, te diste cuenta, no estoy segura de que lo entiendas ahora-

Sus palabras dolieron más de lo que esperaba.

-¿A qué se refiere?-

Insistí, sintiéndome claramente ignorante en el tema.

-Es hija de padres divorciados, idiota-

Frunciendo el ceño, arrugando las cejas, respondió sensei.

Mis ojos se abrieron en demasía, pasmado por la información. Y solo una pregunta se formuló en mi mente.

-¿Hija de padres divorciados? ¿Por qué nunca me dijo nada?-

Murmuré, más para mí que para ella. Luego, subí la voz sin poder contener la frustración.

-Yo no sabía nada de eso... si éramos novios, si confiábamos el uno en el otro, ¿por qué no me contó nada de esto?-

Miharu-sensei me miró con cierta lástima, pero su expresión seguía siendo firme.

-¿De verdad confiaban el uno en el otro? ¿O simplemente compartían tareas, horarios y un espacio común?-

Cuestionó, con una honestidad que me dejó sin palabras. Era como si, al igual que Shinomiya, supiera más detalles de mi relación que yo mismo.

Intenté responder, pero las palabras no salieron. Era como si hubiera sido golpeado por una verdad que nunca quise enfrentar. Haruka y yo siempre habíamos tenido una relación metódica, casi mecánica. En mi mente, siempre había pensado que eso era suficiente, pero ahora...

-No siempre es fácil abrirse, Yukito. A veces, las personas esconden lo que más les duele porque creen que los demás no podrían entenderlo, o peor, porque temen que eso las haga más vulnerables-

Me quedé mirando el suelo, apretando los puños.

"¿No confió en mí? ¿O fui yo quien nunca se dio cuenta de que algo estaba mal? ¿Cómo pude ser tan ciego?"

Caí en cuenta, pasmado. Esa posibilidad... pensar en que ella libraba sus propias batallas... jamás cruzó por mi mente.

Fue entonces cuando Shinomiya intervino, su tono más suave de lo habitual.

-Sensei... ¿Cree que Haruka está bien ahora? Quiero decir... si ha tenido problemas con sus padres ¿No podría ser eso lo que la tiene ausente?-

La maestra asintió levemente.

-Es una posibilidad. Pero como ya dije, no puedo asegurarles nada. Si quieren respuestas, tendrán que buscarlas ustedes mismos-

Su mirada se posó en mí, y aunque sus palabras no eran crueles, sentí el peso de una responsabilidad que no estaba seguro de querer asumir.

-Si te interesa, ve a verla tú mismo. Claro, después de clases-

Declaró.

-¿Después de clases?-

Pregunté, algo sorprendido.

-Marcaré un trabajo y te entregaré las instrucciones. Esa puede ser tu excusa para ir. Supongo que conoces dónde vive, ¿verdad?-

Mi mente se quedó en blanco por un segundo. Claro que sabía dónde vivía, pero la idea de presentarme allí me llenaba de dudas. Más teniendo en cuenta que la última vez que fui a ese sitio, yo... perdí toda la esperanza de tener una relación normal con ella...

-Y-Yo...-

Balbuceé, evitando el contacto visual.

"¿Es una buena idea? Me preocupa, pero... yo ya no soy su novio. Ni siquiera su amigo. No sé qué tan idóneo sea ir allá..."

Antes de que pudiera decidirme, sentí un tirón suave en mi manga. Al girar la cabeza, me encontré con Shinomiya mirándome con una expresión que nunca había visto en ella, una llena de sinceridad y preocupación por Haruka.

-Yukito... por favor... ve a verla-

Me pidió, mostrándose seria y casi rogándome con la mirada.

Esta solicitud no pasó desapercibida por mi parte.

"¿No deberías ser tú la que se niegue? La odias ¿No es así...?" Le interrogué mentalmente, sin que fuese emitido por mi boca.

-Solo ve si está bien... si es así, te vas. No es tan difícil...-

Añadió, casi como un ruego, como si su propia vida dependiera de ello. Sus ojos lo pedían con la intensidad de un animalito hambriento rogando por comida.

"¿Por qué parece que esto también le importa tanto a ella?"

Pensé , mirándola con incredulidad y, sobretodo, desconfianza y duda.

Suspiré, sintiéndome atrapado entre mi preocupación por Haruka y las circunstancias que me empujaban a actuar.

"Qué inicio de semana tan turbulento"

Dije para mí mismo con una ración de ironía. Finalmente, asentí.

-De acuerdo... lo haré-

Miharu-sensei y Shinomiya asintieron aliviadas. La maestra se inclinó un poco hacia mí.

-Cuando regresen al aula, actúen con normalidad. No queremos que esto se vuelva un tema entre los demás-

Nos solicitó.

Asentí nuevamente, mientras Shinomiya y yo regresábamos al aula. Aún me debatía si esta decisión era la correcta, pero había algo en sus palabras que me impulsaba a seguir adelante.

Las horas se arrastraron con una lentitud desesperante, pero el nerviosismo en mí no hizo más que aumentar. Intenté enfocarme en la clase, en las palabras de los profesores, en los apuntes, pero nada funcionaba. Mi mente estaba atrapada en una sola idea, lo que venía después.

Miraba el reloj encima de la pizarra con ansiedad, contando cada segundo como si fuera un paso hacia una ejecución inevitable.

Del otro lado del aula, Shinomiya me observaba, mordiéndose la uña con preocupación, algo totalmente fuera de su comportamiento habitual. Su expresión era casi de culpa, como si esto fuera un peso que también ella cargaba.

Finalmente, el timbre sonó, marcando la salida. Sin dudarlo, recogí mis cosas y salí del aula a paso rápido. Ni siquiera me despedí de Shinomiya, y mucho menos me detuve a buscar a Igarashi.

Mientras caminaba, un pensamiento cruzó mi mente.

"Yo... no debería ser el que tome esta responsabilidad. Pero... si no lo hago, nadie lo hará"

La voz de Miharu-sensei resonó en mi cabeza, hablándome sobre los problemas familiares de Haruka.

"¿Por qué no estaba al tanto de eso? Se suponía que... era su novio"

Mi garganta se sintió seca. La incomodidad que me azotaba era demasiada porque manejé una posibilidad.

"Y si... ¿Esa es la razón por la que nuestra relación no se sentía como un noviazgo? Yo... la habré culpado por errores que tal vez no fueron responsabilidad suya..."

Aceleré el paso. La frustración se acumulaba en mi pecho como una tormenta. Mis pies avanzaban casi por inercia, siguiendo un rumbo ya definido. La distancia hasta la casa de Haruka no era poca, pero la adrenalina me impulsaba como si no sintiera cansancio.

Las dudas crecían con cada paso. Mi respiración se volvía más pesada, no tanto por el esfuerzo, sino por la ansiedad de lo que podía suceder.

"Solo debo asegurarme de que esté bien, ¿no es así? Únicamente entraré, le entregaré las instrucciones de la tarea que fácilmente pude haberle mandado por mensaje... Creo que Miharu-sensei no pensó muy a detalle este plan"

El plan, ahora que lo analizaba, tenía tantas fallas que comenzaba a sentirme ridículo.

"¿Qué tal si no hay nadie en casa? ¿Y si me ignora? ¿O si vuelve a recibirme con esa frialdad tan hiriente como el día en que terminamos?"

A medida que me acercaba a su vecindario, otro pensamiento me heló la sangre.

"¿Y si me encuentro con su padre? Después de lo que dijo Miharu-sensei sobre su familia... me da miedo conocerlo"

Un escalofrío recorrió mi espalda mientras lloraba internamente ante esa posibilidad. Pero ya era demasiado tarde para echarme atrás.

Mi paso se ralentizó al ver su casa a la distancia. Era pequeña y tenía un aire hogareño, con una cerca baja y flores en el jardín delantero. Pero para mí, era como si caminara hacia una fortaleza impenetrable.

Mis ojos vagaron por las calles, buscando algo que me distrajera, y entonces lo vi: la esquina donde, años atrás, había tirado la fotografía de nuestra cita en la feria.

Un nudo se formó en mi garganta, un peso frío se asentó en mi pecho, pero sacudí la cabeza.

"No es momento para pensar en eso"

Finalmente, llegué a la puerta. Mi corazón latía tan rápido que sentía que se me iba a salir del pecho. Con un suspiro tembloroso, extendí la mano y toqué el timbre.

El sonido resonó, y cada segundo de espera se sintió eterno. Finalmente, la puerta se abrió, revelando a una figura alta, imponente y con un aire intimidante.

Era el padre de Haruka. Su rostro era serio, su mirada estoica, y su altura me hacía sentir como un niño pequeño frente a un gigante.

"Estoy muerto. Literalmente, me voy a morir aquí mismo"

Pensé, sintiendo el sudor frío recorrerme.

Pero entonces, su expresión cambió.

-¿¡Are!? ¡¿Yukito?! ¡¿Estás aquí por mi hija?!-

Exclamó de pronto, con los ojos brillando de emoción

La seriedad desapareció como por arte de magia, transformándose en una sonrisa amplia y una expresión que solo podía describirse como... ¿fangirl?

Yo retrocedí medio paso, consternado, mirando al hombre con incredulidad.

"N-no hay manera de que este sea su padre. Debo haberme equivocado de casa"

El hombre parecía tan feliz que me descolocó por completo. La idea de que este hombre, tan efusivo y cálido, pudiera ser el progenitor de la reina de hielo era algo que mi cerebro simplemente no podía procesar.

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