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Capítulo 12. Vivir con miedo a ser herida no es vivir.

-¿Una cita hoy?-.

Lancé esa interrogante tras observar un mensaje recibido en mi celular mientras era transportada en automóvil por mi padre.

Los meses habían pasado. Mi relación con Yukito ya no era novedad dado que nos fuimos haciendo más y más cercanos conforme el tiempo transcurrió.

Las cosas estaban saliendo tal cual establecí en aquel contrato y horario. Cada mes él firmaba una renovación del mismo para que de ese modo nuestro vínculo no se rompiese.

Cada que la fecha límite llegaba, yo me sentía extremadamente nerviosa de que algo saliese mal y decidiera no continuar. Pero mi corazón era aliviado tan pronto aceptaba proseguir con una sonrisa resplandeciente en su rostro sin una pizca de duda.

De ese modo alcanzamos satisfactoriamente a este día, al ocaso del año pronto a terminar.

Era noche buena, previa a la navidad. Una época de unión en familia según los estándares establecidos por la sociedad y la tradición planteada desde tiempos inmemoriales. Aunque... yo tenía otra percepción de esta fecha.

Han pasado muchos años desde que tuve una navidad de esa índole. Ni siquiera logro recordarlo y lo único que queda como prueba de ello son las fotografías que mi padre atesora profundamente, guardándolas en el cajón al lado de su cama.

Hoy no tenía que ser diferente. No tenía ningún plan en especial más que ir a cenar con mi padre a un restaurante en el que desde hace meses me ha dicho que desea visitar. Yukito me avisó que tenía la intención de compartir esta festividad con sus padres y que papá y yo estábamos invitados a acompañarlos cuando su propia celebración diera inicio.

Claramente rechacé la idea. No porque no desee conocer a sus padres, al contrario, dado que nuestra relación a superado el periodo de prueba es un paso en verdad importante familiarizarnos con los allegados del otro. No obstante, el solo plantear ese escenario en mi mente me causaba temor.

¿Qué tal si no era lo suficientemente buena para formar parte de ese círculo? ¿Y si me rechazan como todos han hecho en mi vida a excepción de mi padre y Yukito? Yo no soportaría que ese fuese el caso y que a consecuencia de ello lo obliguen a separarse de mí.

Dejando de lado ese asunto, pactamos no compartir la festividad en conjunto, por lo que cada quien realizaría las actividades que acostumbraba.

Sin embargo, mientras el sol aún no se ocultaba y la hora de visitar el restaurante no llegaba, Yukito realizó una propuesta inesperada desde nuestros dispositivos móviles, la cual recibí.

Su mensaje era breve aunque en ciertas partes daba varias vueltas que llevaron hasta la última estrofa del mismo, la cual era la importante.

-¡Hola, Haruka! Espero que estés disfrutando mucho este día junto a tu padre y que sus planes salgan lo mejor posible. Lamento molestarte a esta hora porque seguramente estén ocupados, pero quisiera saber si de casualidad, si tienes algún momento libre antes de que tu compromiso llegue, no lo sé... ¿Te gustaría salir conmigo? ¡Hay una feria en la plaza principal de la ciudad y dicen que es muy divertida! Y, bueno, quisiera ir contigo... ¡S-Sé que es repentino y estás en todo tu derecho de negarte! P-Pero... significaría mucho... ¡Espero tu pronta respuesta, linda tarde!-.

Mi mente divagó momentáneamente sobre la feria de la que él hablaba. Recuerdo vagamente que papá hizo un comentario sobre ello el fin de semana previa a esta, sin embargo, yo me negué dado que Yukito y yo tendríamos una sesión de estudio en la mañana, procurando a toda costa que esta no fuese cancelada.

Cuando se lo dije, contrario a lo que esperaba, no se mostró decepcionado ni nada que se le asemeje, al contrario, se alegró por mí y se ofreció a llevarnos, pasando por él a su hogar. Para mí eso fue demasiado y solo le agradecí por la oferta, negándome.

Si bien Yukito y yo nos hemos reunido fuera del instituto para visitar la biblioteca pública, esto era completamente diferente.

Yo... no sabía como responder.

Sería tan sencillo decir que sí y reunirnos, regresando antes de la cena junto a mi padre.

Sí... sencillo. El problema era que yo no tenía ni la mínima pizca de valor para aventurarme en una cita como esa.

Nunca dejé de leer en foros sobre cómo eran las relaciones y entre mayor era mi conocimiento sobre ellas, la seguridad que tenía sobre si Yukito y yo hacíamos bien las cosas disminuía.

Esta era la oportunidad perfecta para por fin encaminarnos a un futuro repleto de afecto. Si bien soy plenamente consciente de que nos encontramos en un punto de equilibrio y seguridad donde estamos bien... yo quisiera escalar hacia un nuevo límite.

Mordí mi labio con duda, aún con la conversación abierta, pero sin que mis dedos se movieran para responderle.

-¿Qué hacer en estos casos...?-.

Musité. Pude sentir el aumento de mi ritmo cardiaco y cierto temblor en mis manos dado que el móvil se sacudía al son de este.

Dos emociones luchaban desde el interior de mi pecho por la razón. La emoción de compartir un evento feliz junto a mi novio y... el temor a lo desconocido que me resultaba ese escenario.

Mis párpados se cerraron, presionándose contra mis ojos.

"-El amor se acaba, te arruina. Permitir que un sentimiento tan banal brote en tu interior es igual a enfermarte y dejar que el patógeno se reproduzca. Córtalo de raíz, deshazte de él o tu vida se arruinará por esas superficialidades-".

Por alguna razón recordé las palabras de mi madre. Si dejaba que Yukito entrara más a mi corazón, existía la posibilidad de que... me hiriera.

¿Y si no todo es como lo estoy imaginando? ¿Y si de repente cambia y no soy lo que desea?

¿Y... si me abandona?

No puedo permitir que eso suceda. No lo soportaría.

Sentí que mi corazón se calmaba. Su inquietud se reducía. Mis ojos se fueron apagando poco a poco al tomar una postura más analítica y sería para afrontar esta situación.

Si bien aborrezco en miles de aspectos la forma de ser de mamá, no podía asegurar que se equivocara respecto a su punto de vista del amor dado que ni siquiera sé lo que es. A pesar de los dos meses que he tenido de relación con Yukito, no soy capaz de comprenderlo.

Si papá y mamá que estuvieron varios años en una relación perdieron ese amor que se juraban... ¿Qué podría esperarme a mí?

Debo mantener a raya las interacciones. Sí, eso es lo que haré.

Estaba decidida. Lo rechazaría cortésmente.

Antes de que mis dedos pulsaran las teclas para convertirlo en realidad fui interrumpida por un comentario al azar de mi padre.

-¿Dónde es?-.

Interrogó, mirándome desde el retrovisor.

-¿Uh?-.

No entendí a qué se refería.

-La cita a la que Yukito te invitó. ¿En dónde es? ¿Todavía los alcanzamos?-.

Se aclaró, sonriéndome de forma burlona.

-¿Cómo lo supiste?-.

Le cuestioné. Dudo que se haya convertido en adivino de un momento para el otro aunado a que esa labor no existe ni está fundamentada.

-Haruka, te falta mucho para poder engañarme u ocultarme algo como eso. Eres demasiado obvia en tu lenguaje corporal y expresivo-.

Me guiñó el ojo, aún mofándose.

Mis mejillas se sonrojaron al igual que mis orejas.

-¡Ves! Que te avergüences solamente lo confirma. Además estaba jugando contigo. Escuché que dijiste "¿Una cita hoy?" Por lo que no fue difícil intuir quién fue el responsable de la propuesta-.

Continuó, revelando el modo en el que obtuvo la información. Ni siquiera yo me percaté de ese desliz.

Agaché la cabeza, posando las manos encima de las rodillas y acalorándome debido a la profunda pena que me causaba.

-Y-Yo... no iré...-.

Fui breve en mi respuesta.

-¿Uh? ¿Y eso por qué?-.

Replicó papá.

-Es...-.

Tomé un largo respiro para mitigar los síntomas de mi vergüenza y que así no se diera cuenta de que lo que dijera era una mera excusa para evitar esa reunión.

-Porque ya tengo un compromiso contigo, padre. Sería grosero de mi parte no respetarlo-.

Expresé.

Los ojos de papa se abrieron en demasía, con sorpresa.

-La cena es en dentro de cuatro horas-.

Comunicó en contestación.

-Lo sé-.

Repliqué.

Él me miró desde el retrovisor nuevamente, agudizando su vista como si tuviera sospechas de algo. Yo me mantuve estoica y sería respecto a mi decisión.

Se limitó a suspirar y negar con la cabeza.

Esto me extrañó. No esperaba ese gesto de su parte.

-¿Sabes? Yo también tuve miedo cuando invité a tu madre a nuestra primera cita-.

Comentó. Lo sentí fuera de lugar y creo que la expresión que se dibujó en mi rostro le dio a entender eso así que rápidamente prosiguió.

-Se requiere de mucho valor y a veces, aunque te prepares para hacerlo, las palabras simplemente no salen. Si bien las cosas son diferentes ahora con los celulares y demás dispositivos de mensajería, quiero creer que esa emoción de inquietud no ha cambiado-.

-No comprendo a qué te refieres. ¿Por qué hablas de eso? Ya te dije que no iré-.

Le interrumpí, mordiendo el borde de mi labio.

"No lo digas. No te atrevas a decir que lo que hago es algo que mi madre haría. No te atrevas a compararme con ella, papá".

Pensé. Que esa comparación surgiera de quien más amaba en este mundo me sembraba un profundo terror comparable al de una persona cercana a la muerte. Ser señalada con semejanzas con esa mujer me desagradaba.

-A lo que me refiero es que si en serio no deseas ir, entonces no le mientas. Apreciará tu sinceridad y entenderá que no puede obligarte, evitando malos entendidos. Eso, obvio, si... en verdad no quieres ir...-.

Dijo, remarcando esa última parte como si no hubiese sido convencido por lo que le dije.

Volví a agachar la cabeza. Él definitivamente lee a través de mí como si yo fungiera como un libro y él como un lector ávido.

-Haruka, sé sincera y dime ¿Quieres ir a esa cita con Yukito?-.

Insistió, disminuyendo la velocidad del auto paulatinamente. Di un pequeño salto.

Pude sentir mis mejillas y orejas aumentando su temperatura, sonrojándose.

-Sigue lo que dictamine tu corazón. Ser precavida está bien. Pero vivir con miedo a ser herida... no es vivir-.

Adicionó, cargando en un solo comentario el peso de su experiencia.

Mis manos se movieron, sujetando el móvil y escribiendo rápidamente un mensaje.

Tenía miedo. Quizás me arrepienta por esto, pero... seguiré el consejo de papá.

Para mí sorpresa, el mensaje fue leído casi de inmediato, era como si Yukito estuviese aguardando dentro de mi conversación a la respuesta que le daría.

-Así que dime ¿Dónde será la cita?-.

Papá sonrió, visiblemente orgulloso de lo que hice.

Mis ojos retomaron su brillo. Tragué saliva y le dije.

-A-Al centro comercial. En el estacionamiento hay una f-feria...-.

Le respondí, sonriendo instintivamente.

-Oh... me equivoqué de lugar entonces-.

Dijo, volteando hacia su lado izquierdo, donde estaba la ventana.

Yo también miré a dicho sitio.

Estábamos en una iglesia.

-¿Acaso la cita no era una excusa para casarse?-.

Interrogó.

*¡Puff!*

Vapor salió de mi nuca.

-¡¿Q-QUÉ SENTIDO TIENE ESO, PAPÁ?!-.

Le grité con vehemencia, completamente avergonzada por esa errónea suposición.

Él estalló a carcajadas casi de inmediato. Ahí entendí que solamente bromeaba conmigo.

Mis mejillas se inflaron, formando un puchero al ser víctima de su mofa y centro de sus burlas.

-Centro comercial entonces ¡A la carga!-.

Declaró luego de su periodo de risas.

-¡Hmph!-.

Me crucé de brazos y lo ignoré.

En ese momento el automóvil volvió a encenderse y avanzar, llevándome a mi compromiso.

Veía desde la ventana las calles, reconociendo cada una y de ese modo sabiendo que la distancia que me separaba del centro comercial cada vez era menor.

Desbloqueé mi teléfono móvil, volviendo a entrar a la conversación de Yukito y releyendo su respuesta.

-¡¿En serio?! ¡Prometo que te divertirás mucho! ¡Mi hermana dijo que hay comida muy deliciosa y muchas atracciones! ¡Te va a encantar! Si al subirnos a los juegos sientes miedo ¡Puedes tomar mi mano sin compromisos! ¡Te protegeré!-.

Mi corazón se emocionaba con esas palabras. Tocar su mano y la mía sea envuelta con la suya. La idea me emocionaba. Solo imaginármelo causaba un cosquilleo intenso en dicha zona.

"Quiero verlo...".

Mi mente se inundó con ese pensamiento.

No sé qué era lo sentía. No era capaz de comprenderlo.

¿Amor? ¿Apego? ¿Gusto? ¿Cómo se siente el amor? ¿Cómo sé que estoy enamorada? ¿Cómo sé que él me ama? Eso no importaba ahora porque así lo pensara por días no obtendría la respuesta.

Cerré mis ojos, abrazando mi celular y apoyando la cabeza en la ventana.

"Vivir con miedo a ser herida no es vivir...".

Repetí lo dicho por mi padre en mi subconsciente.

Los minutos pasaron y más pronto que tarde llegamos al centro comercial.

En el estacionamiento, como se me había informado, había cientos de puestos como si de un festival se tratase. Una enorme rueda de la fortuna resaltaba entre todo lo demás.

Pude sentir cierto miedo con tal solo verla.

-D-Definitivamente no me subiré a eso-.

Susurré, tragando saliva ante tal imponente estructura.

Papá se estacionó al costado de la vereda.

-Bueno ¿Qué se supone que diga en esta situación?-.

Comentó, sosteniendo su barbilla.

-¿Are?-.

-Debería ser algo como "Si ese idiota te hace algo lo mataré" o "¡Mas te vale no pasarte ni un solo minuto de tu hora de regreso!". Hay tantas frases que he visto en películas que no se cual usar-.

-Estás divagando, padre-.

Lo interrumpí en sus delirios.

-No puedes culparme. Es la primera vez que traigo a mi hija a una cita con un chico. Es obvio que quiero disfrutar del momento-.

Dijo, mostrándose nervioso por no hacerlo bien.

Suspiré, sonriéndole.

-Intenta con "Diviértete, hija. Te esperaré en casa"-.

-¡Oh! ¡Esa suena mejor!-.

Se aclaró la garganta, preparándose para cumplir su labor como padre.

-Bien, estoy listo-.

Dijo, bajándose del auto y abriéndome la puerta para luego ofrecerme la mano para salir.

-Mi niña, diviértete hoy en tu cita. Haz de este día un valioso recuerdo. Te dejaré bajo su cuidado así que, te esperaré en casa-.

Adicionó palabras a la sugerencia que le hice. Mi corazón saltó ante game motiva despedida.

-H-Hai...-.

Respondí.

-Andando. Tu amado novio espera por ti-.

Agregó, soltándome la mano y dejándome ir.

-Gracias, papá-.

Le hice una pequeña reverencia y partí.

Mis pasos eran rápidos. No tanto como para compararse con correr, pero mi propia emoción delataba las ansias que tenía de ir con Yukito.

Mi padre me observaba desde atrás, apoyando su espalda en el auto con las manos en los bolsillos.

Ambos nos sonreímos y regresé la atención hacia adelante.

A la distancia pude ver a Yukito parado mirando de un lado a otro, esperándome.

Frené mi andar y acomodé mi ropa hasta que me vio.

Él caminó hacia mí, alcanzándome hasta que por fin estuvimos de frente.

-He llegado, Yukito-.

Declaré, presentándome.

Yukito me veía fijamente con los ojos totalmente abiertos.

"¿Hum? ¿Acaso tengo algo?".

Me cuestioné, mirando cada parte de mí en busca de un desperfecto.

-¡N-No tienes nada malo! Es solo que... es la primera vez que te veo con ropa casual, es todo-.

Aclaró la situación, comentando la verdadera razón por la cual quedó anonadado conmigo.

-¿E-Es así?-.

Musité y lo recordé. Siempre que visitábamos la biblioteca llevaba el uniforme.

-Luces... realmente hermosa, Haruka-.

Me halagó.

Mi mano subió a mi pecho ante esto.

Él extendió la suya, posándola enfrente de la mía.

-Haruka ¿Me acompañarías en esta cita?-.

Declaró, regalándome esa sonrisa que tanto confunde mi corazón, que tanto estrago hace en mi mente y pecho.

Yo dudaba en sujetarlo. A pesar de que lo deseaba.

"Vivir con miedo a ser herida no es vivir...".

Repetí mentalmente por segunda ocasión.

Con lentitud y quietud fue levantando el brazo derecho. Mis dedos entraron en contacto con su palma.

Era cálida, tal y como lo había imaginado.

Poco a poco nuestras manos se unieron hasta estar completamente envueltas.

-Será un gusto, Yukito-.

Respondí.

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Bueno amigos, hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que sea de su agrado y me dejen sus comentarios para mejorar.

Al punto de vista de Haruka le quedan solo dos capítulos ¿Qué creen que veremos en ellos? ¿Qué sintió Haruka en la cita y cuando la relación terminó? Leo sus comentarios y sus teorías

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