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Gracias a ti

Siento que las cosas deben ser complicadas así que aquí le vamos.

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Después de la pijamada, el tema de Kise quedó completamente enterrado en el olvido, por lo que no sucedió gran cosa en los últimos días, ver clases, pasear un poco, ir a trabajar, practicar con el equipo, en fin, nada fuera de la rutina, todo iba como debía.

Ese día tenían la tarde libre para su fortuna, la entrenadora debido a un percance de último minuto tuvo que retirarse y no alcanzó a dejar un plan hecho para que como mínimo Liu pudiera guiar a los demás miembros, decidió dejarlos ir por esta vez, bajo la advertencia de que la próxima práctica sería más cansada de lo usual, por lo que Atsushi estaba más que libre en ir con sus compañeros al trabajo de su novia, quién le aseguró que estaría más que encantada de recibirlos en el local, aunque con compañeros solo hiciera referencia a Liu y Himuro. Aquello sonaba a que sería exhaustivo verse casi todos los días, pero en realidad, no significaba que no disfrutaran de su tiempo a solas, claro que lo hacían, también eran conscientes de que estar en una relación no se trataba de estar pegados 24/7.

Al llegar sitio el capitán dió un silbido de sorpresa, y rápidamente fueron recibidos por la pequeña pelinegra, que los hizo pasar acorde a las normas del lugar, aunque también se notaba un poco más de confianza en sus palabras.

No hizo falta decir que llamaban mucho la atención, literalmente eran tres chicos enormes en un café maid lolita, recibiendo la atención de la mesera más pequeña. Al recibir el menú la morena los dejó solos, yendo a lo que parecía ser la cocina, mientras tanto miraban la carta, el capitán se veía un poco indeciso, recibiendo buenas recomendaciones del chico pelinegro.

- Supongo que puedo pedir esto -A sabiendas de lo que iba a pedir, cerró el menú, tomándose unos segundos para detallar el lugar.

- Bueno, yo también sé lo que pediré, pero Atsushi... Pedirá la otra mitad del menú económico -Suspiró con una ligera risa, mientras Liu negaba con la cabeza.

Pocos segundos después, su conocida volvió para tomarles la orden- ¿Ya saben lo que van a pedir?

- Yo pediré los melon pan de tortuga con helado y un té helado.

- Muy bien... -Anotó el del capitán para seguir con Himuro- ¿Y tú Himuro?

- Yo pediré la hamburguesa de oso con extra de encurtidos.

- Muy bien, extra encurtidos... ¿Vas a querer algo de beber además de agua? Tenemos un batido de mango que va como anillo al dedo -Pareció pensarlo, pero terminó aceptando- Muy bien... Ahora, a ver Atsushi dime de donde a donde.

Señaló desde la mitad del menú hasta el final, eran alrededor de cinco postres- Y unas papas felices con una malteada de frutas variadas, la más grande que haya.

- Muy bien... -Prefirió solo anotar los números del menú y tomarlos antes de hacer una elegante reverencia- Volveré tan pronto como pueda.

Dicho esto se fué.

El rato que pasaron allí fué agradable, vieron a Atsushi llenarse de comida bastante deliciosa a decir verdad, inclusive los platos eran tan lindos que daba pena comerlos, pero para algo estaban las fotos. Comieron disfrutaron el show de comedia que presentaron la albina y la pelirroja, antes de pagar la cuenta he irse con el típico "gracias por todo" siendo  despedidos por la chica pelinegra y la de cabello azul, antes de seguir con su jornada.

Debido a su tiempo libre siguieron paseando sin mucho que hacer, hasta que se les hizo la hora de volver a Yosen, por lo que siguieron en silencio, hasta toparse con una escena inusual que Murasakibara reconoció rápidamente, era la madre de Giomi y otra mujer hablando con la policía, se veía sumamente angustiada mientras era abrazada por su novio, tratando de que no rompiera a llorar, avisó al par de chicos antes de adelantarse hacia la mujer, quien al verlo lo primero que le preguntó fué si había visto a su hija antes de que esta saliera a trabajar, al responderle que ella seguía en el café le contó de la situación, la cual se trataba de que su hijo menor estaba perdido, el niño había salido de la escuela con un amigo puesto que dormiría en casa de este, pero la madre del otro niño le llamó preocupada al ver que ninguno de los niños llegaba, no podía ser, Seo Jun jamás llegaba tarde, intentó localizar a su hijo con el GPS que había puesto en su mochila, pero se encontraba desactivado, intentó llamar a su hija pero dado al trabajo no podía estar atenta a su teléfono, y aunque buscaron en todos los lugares posibles, no los encontraban.

- Iré corriendo a avisarle no se preocupe, le ayudaré a buscar -Apenas dijo aquello corrió como si no hubiese un mañana, dejando atónitos a sus compañeros, quienes decidieron seguirlo con tal de ayudar aunque fuera un poco.

Fué una carrera que se sintió como segundos, entrando abruptamente llamando la atención de los cliente y empleadas, especialmente de su novia que se acercó entre sorprendida y preocupada.

- Atsushi ¿Qué sucede? Estás todo... -Apenas su novio la sujetó por los hombros para mirarla a los ojos, supo que había algo malo.

- Me encontré con tu madre, tu hermano y su amigo no aparecen -Apenas dijo aquello el mundo se le vino abajo, sintiendo cómo le temblaron las piernas y estaba por desmayarse, afortunadamente aún sostenida por el chico.

Los clientes miraron aquello preocupados, y tanto el jefe como sus compañeras fueron a auxiliarla, dada la situación se cerraría temprano dándoles el permiso de salir en su ayuda, los dueños se encargarían del resto con tal de que su empleada recibiera ayuda.

Apenas estuvo mejor todas corrieron a cambiarse, yendo el grupo completo con la madre de la pelinegra, hablaron con la policía y sin mediar otra palabra, con una foto de referencia, salieron todos juntos en busca de los infantes, afortunadamente el niño en caso de encontrarse con las amigas de su hermana sería capaz de reconocerlas, por lo que era mejor que ellas acompañasen a los otros chicos para evitar problemas.

Himuro iría con Ashiwa, Liu con Chichi, Mitsuru, Shin Bee y Masaru, mientras que Giomi se quedaba con Atsushi.

La búsqueda de Seo Jun era imparable, nada detendría a su hermana mayor de encontrarlo, su donsaeng debía volver a casa sano y salvo, o se cortaría el estómago en su lugar, en resumen, encontrarían a su hermano cueste lo que cueste.

- ¡Seo Jun! -Subida en una resbaladilla para tener un campo de visión más amplio, empezó a gritar- ¡Seo Jun soy Nuna!

- ¡Seo-chin! -Apartado de ella, Atsushi cubría todo el terreno que podía- ¡Seo-chin soy el hyung gigante!

Por otra zona de la ciudad, la chica peliazul y el capitán de Yosen trataban de ver si alguien podía identificarlo, ella preguntaba a las personas mientras el chico buscaba con la vista.

En una zona distinta, Himuro y Ashiwa hacían lo mismo, aunque igualmente se subían a escaleras o revisaban callejones tratando de encontrarlo.

Y en una cuarta zona más alejada de lo urbano, tres chicas gritaban hasta el cansancio mientras buscaban, dos en japonés mientras que la rubia lo hacía en coreano, con la esperanza de que la reconociera.

Así siguieron en conjunto con las autoridades, las horas pasaban y la angustia crecía, el cielo antes gris comenzaba a tornarse negro, pero los jóvenes hacían lo posible por mantener viva la esperanza.

Y vaya que funcionó, porque una llamada grupal de Chichi actualizó las noticias, una pareja identificó a los niños, ellos habían pasado acompañados de una mujer que se comportaba como su madre, pero esta tenía un semblante extraño, por lo que estaban por ir a notificar a la policía en caso de un reporte de niños perdidos.

Afortunadamente la hermana mayor del niño se encontraba decentemente cerca del lugar, por lo que acompañada de su gigantesco novio fueron corriendo al lugar en cuestión, a medida que se acercaba su corazón latía con más fuerza, los niños iban a estar bien.

En medio de la carrera Atsushi la alzó para ir más rápido, después de todo, él tenía extremidades más largas y era bastante rápido, así llegarían un poco antes; lo bueno es que al encontrar dicho punto mencionado, lograron ver a la mujer que su amiga peliazul había descrito, una mujer de aspecto desaliñado, pero a la vez limpio, solo se veía mal arreglada, forcejeando con un hombre algo grande, pero este parecía querer detener a la frenética mujer sin llegar a dañar a los niños que se escondían detrás de él. Sigilosamente se acercó de a poco hasta hacerse visible en el campo de visión de los infantes, los cuales inmediatamente corrieron a sus brazos, alterando aún más a la mujer que proclamaba al par de niños como suyos, gracias a esto el hombre logró someterla sin hacerle daño después de varios intentos.

Atsushi se acercó preocupado, mientras ambos pequeños lloraban en brazos de la joven, quién hacia su mejor esfuerzo por consolarlos y no llorar, ellos estaban vivos, y estaban bien.

Tras unos cuantos minutos empezó a llegar la policía en compañía del resto de jóvenes y los padres de los niños, el amigo de su hermano corrió a los brazos de su madre, mientras que su hermano se abrazaba a ella con aún más fuerza, inevitablemente las lágrimas brotaban fuertemente de sus ojos, acariciando su cabello y arrullándolo en sus brazos mientras su madre saltaba a abrazarlos aliviada, el joven Milagro permaneció a su lado, brindándole su apoyo.

Y aunque fué difícil, los niños y el hombre involucrado se acercaron a declarar ante la policía.

Resulta que durante el camino de regreso aquella mujer había empezado a seguirlos y hacerles preguntas incómodas, hasta en su forma de hablar esta se notaba bastante segura de afirmar que ambos niños eran suyos y que debían "volver a casa con mamá" claramente asustados intentaron llegar a su destino rápidamente, pero aquella extraña los interceptó y se los llevó a rastras, amenazándolos con tal de que se mantuvieran en silencio. Tras llevarlos a un vehículo presuntamente robado salieron de la zona urbana, quedando en zonas con más parques y micro bosques, con tal de no ser escuchados, y es allí cuando el extraño hombre entraba a escena, viendo lo que sucedía, ante un mal presentimiento se acercó a ellos y con disimulo preguntó si necesitaban ayuda, apenas recibir una respuesta afirmativa de los niños hizo frente a aquella secuestradora, haciendo a los pequeños para atrás y dando la cara por ellos, era tarde y la recepción telefónica era mala, pero fué entonces que la morena apareció, y el resto, ya lo sabían todos, acababa de pasar.

Se llevaron a la culpable y ambas familias agradecieron enormemente a aquel desconocido, quién simplemente dijo que no se preocuparan, ya todo estaba mejor.

Atsushi se quedó en casa de su novia por su bien, pese a que ya se había resuelto el problema, aún se notaba algo alterada, razón por la que decidió hacerle compañía aquella noche, y muy seguramente no irían a clases el día siguiente, no solo por si mismos, sino también por su madre, la pobre ya había sufrido mucho para un solo día. El chico pelimorado llamó a su amigo, diciéndole que no asistiría y muy posiblemente tampoco estaría para las prácticas, cosa que el chico entendió y le explicaría a su entrenadora cuando la viera. Mientras que por su parte permaneció al lado de su pequeña novia y su aún más pequeño hermano, dándole a su chica una gran sensación de paz y seguridad, asegurándole una noche tranquila, pese al mal rato.

Para el día siguiente salieron todos juntos, haciendo lo posible para olvidar el mal rato del día anterior, fueron al Maji Burger, pasaron por un arcade dónde los jóvenes parecieron lucirse en sus campos, Atsushi era imparable en el juego de las canastas, mientras que Giomi había batido la puntuación más alta en los juegos de baile, pelea y además había ganado algunos dulces para el pelimorado en las máquinas de garra, logrando mantenerlo felizmente activo en el juego de baloncesto, gracias a ellos dos ganaron suficientes boletos para un par de premios, un redondo peluche de pingüino morado y una pelota de basket nueva, cosa que fué suficiente para que el joven Milagro se diera una partida de uno a uno contra el futuro padrastro de su novia, que aunque no hace falta decirlo, ganó por victoria aplastante, además de deslumbrar al niño con un par de trucos, no era que lo disfrutase del todo... O al menos lo admitiera, pero ver a su chica feliz y deslumbrar tanto al niño como a la pareja de adultos, en especial al hombre, valía la pena.

Para el final del día tuvieron un poco de tiempo a solas, con su "señora suegra" agradeciéndole por el rato, dándole un poco de espacio a su hija para estar con él. Claramente no tardó nada en saltar a sus brazos, agradeciéndole desde su ayuda hasta ese día, cosa a la que le restó importancia, era su pareja y uno de sus deberes como novio era apoyarla, no solo en buenos momentos, también en los malos, especialmente en esos.

Cuidaría de ella hasta el final.

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Ay, quería ponerle drama y aunque fué un drama corto esto necesitaba emoción, voy a hacer pronto el festival cultural y después un pequeño arco que he basado en Last Game porque tengo la inspiración fresquita, fresquita.

El peluchito:

¡Bye~ bye~!

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