Nueva York, 1985.

La mejor manera de atesorar a alguien era manteniendo vivo lo que esa persona amó.

El último álbum de Fish Bone se agotó apenas salió a la venta.

«Su nombre era Eiji Okumura» fue el título que eligió. La portada era bonita, era una fotografía en la playa con ellos dos danzando. Él sacó una canción por cada detalle que amó del japonés. Ínfimos y sutiles, descarados y eternos.

Así que mientras no terminase de amarlo, Eiji Okumura jamás moriría.

Por eso Aslan Jade Callenreese se aseguró de amarlo todos los días un poco más hasta que sus almas se volviesen a encontrar.