Capítulo 8
Estaba en la sala, dejando que tomen mis medidas. Ethan ya se había ido y yo aún no comía nada, de hecho mi madre controla lo que ingiero.
Roció trajo bocaditos, iba a comerlos pero mi mamá hablo.
—No puedes comer tanto, eres descuidada con la comida así que desde esta semana harás más ejercicio, debes verte hermosa cariño —dijo mamá.
Me moleste por su comentario y agarre los bocadillos.
—¡Ay! Ni que estuviera con sobrepeso, además tengo hambre —sin importar lo que dijo me los lleve a la boca.
—Ya terminé con usted señorita Laura, ahora lo que necesito saber es sobre el vestido que desean —interrumpió Víctor.
—Las reglas sobre el vestuario ya te las indico, no te preocupes, sobre el vestido hablaremos después. ¿Dónde esta tu acompañante Laura? —pregunto mamá.
Lo mismo quisiera saber.
—Ya casi llega. ¿Quieres las indicaciones mamá? —pregunté seca.
Mamá se rio y habló. —Ay cariño, cuando tú recién vas yo ya fui y vine dos veces.
A veces eran tan odiosa, pero me contenía de no mandarla a la mierda.
Hasta que anunciaron que un carro estaba afuera estacionado.
¡Por fin! Llego mi salvación.
Por el teléfono de la casa dije a Richard que lo dejara pasar.
Benjamín estacionó su carro en el garaje que estaba atrás de la casa y bajo del auto.
Fui hacía él un poco apurada hasta terminar frente a él.
Llevaba un jean oscuro, una camiseta blanca de tela delgada, que se apretaba en los lugares correctos y dejaba ver sus músculos bien trabajados, y unas zapatillas azul oscuro.
La maldita camiseta era tan delgada que tal vez yo mismo podía romperla en ese instante.
Y oh sorpresa, tenía un piercing en la oreja derecha.
—¿Para qué me necesitas? —Preguntó Benjamín serio. Con su cara de culo.
—Solo no digas nada y cumple lo que te dice mi mamá, en serio no digas nada —enfaticé "nada"— y trata de ser un poco amable —ordené dirigiéndonos hacia la casa por la puerta trasera que daba a la cocina.
—¿Con quién o qué? ¿Por qué debería ser amable? —inquirió sin dejar de ser odioso.
—Un diseñador está aquí, y ahórrate tus comentarios—conté grosera—. Yo no tuve nada que ver así que te pido que no hagas malas caras ni nada, máximo te demoras veinte minutos, y si haces una mala cara o un comentario estúpido te arranco los huevos, si es que tienes —reí por unos segundos.
Soltó una carcajada.
—¿Acaso perdiste la memoria? ¿O no quieres acordarte de lo que sentiste aquel día en la discoteca? Porque yo no tengo ningún problema en hacértelo sentir de nuevo —guiñó.
—¿Hacérmelo sentir el qué? —hice una cara de confusión y asco—. Creo que tú ego te nubla la vista o te hace delirar, porque hasta mi pene imaginario es más grande que el tuyo —intenté bajarle el ego.
Boom bitch.
Aunque era mentira.
Abrió la boca para decir algo pero no lo deje.
—Así que de la mejor manera te pido que cierres tu boca, y seas un poco amable por una vez en tu vida —ordené nuevamente entrando a la casa.
Nos dirigimos a la sala y todos voltearon a ver cuando Benjamín habló. —Buenas tardes —su voz sonó un poco ronca pero sexy—. Soy Benjamín Castelblanco, un gusto —exclamó con una sonrisa estrechando su mano donde mi mamá que estaba sentada en un sofá y dándole un beso en los nudillos, para después saludar a los que estaban en la sala.
Por fin demostró que era educado.
—Encantada de conocerte Benjamín, no sabía que el acompañante de mi hija era tan educado y guapo —sonreía mi mamá de oreja a oreja mientras que Benjamín hacía lo mismo—. Víctor hará tu vestuario para que quede perfectamente con el de mi hija, así que deja que el haga lo necesario, y no te preocupes de nada, todo corre por cuenta mía —vaciló con él.
Lo de guapo te lo acepto pero ¿educado?
No me molestaba que pagara todo lo de Benjamín, ella era así, demostraba que el dinero era lo que más tenía, y pues aceptaba eso aunque no me gustara del todo.
—Gracias señora Bell, pero no hace falta pagarlo —añadió Benjamín.
—Llámame Amelie, y no, por favor, es un obsequio de mi parte —sonrió coquetamente.
Mi mamá estaba siendo amable con el, casi coqueteando.
Interrumpí. No quería ver más el espectáculo ese.
—Bueno como sea, yo voy a ir al sauna a relajarme, ya que no me necesitan más —escupí sin importancia.
—La masajista va a estar esperándote, cariño —solo acerté con la cabeza—. Después si gustas puedes ir tú también Benjamín —añadió mamá regresando a ver a Benjamín y vi como sus ojos se iluminaron, mientras que yo abrí mis ojos de par en par tratando de entender si lo que había escuchado no era una alucinación—. El manicurista me hará las uñas así que se va a demorar un poco.
Al parecer a mi mamá le cayó bien el amor de mi vida.
—¿Qué? —Pregunté con un tono de desagrado.
—Ay cariño, Benjamín al igual que tú deben estar estresados, para eso contrate a una masajista.
No quería discutir, y menos en frente del imbécil de Benjamín que disfrutaba de todo eso, ya estaba cabreada.
Solté un suspiro de enojo.
Vire los ojos y subí a mi cuarto sin decir nada más, mientras que ellos se quedaron en la sala.
¿Provocaré a Benjamín?
¿Me pondré un traje de baño casi invisible?
Una diablita me susurró al odio izquierdo:
Quieres hacerlo Laura.
Y sí, quiero hacerlo.
Tenía demasiados trajes de baño, pero había dos especiales.
Uno de una pieza que se me veía toda la espalda y la mayoría de mi precioso culo, y al frente sólo tenía un pequeño escote en la parte de mis hermosos senos.
El otro era de dos piezas, negro. La parte de arriba cubría algo de mis pechos, pero casi nada de mi culo, y no me avergonzaba.
Pues me gusta mi cuerpo, y mi culo es lo mejor.
Así que voy por el segundo.
Me cambie, deje mi cabello suelto y me puse una toalla cubriéndome un poco.
Baje con el celular en la mano. Esperando a encontrar a un Benjamín con cara de culo. Apenas lo mire empecé a reírme, no pude evitarlo.
Estaba sentado apoyado en el sofá de la sala con mi mamá. Los dos con una mascarilla café que parecía lodo.
Solo estaba con ellos el manicurista.
Benjamín se dio cuenta que me empecé a reír y regresó a mirarme frunciendo el ceño. —¿Qué te causa tanta risa? —me preguntó mirándome de arriba abajo.
—Es que... —seguía riéndome sin poder hablar— ... ustedes... ¿Qué les pasó? ¿Cayeron de cara en algún charco de lodo?
—Es una mascarilla para hidratar la piel, y no le veo el chiste —respondió Benjamín serio con una ceja levantada y el ceño seguía fruncido.
—Si Laura, no veo el chiste —interrumpió mamá torciendo sus ojos—. Cambiando de tema, Benjamín me ha contado que son grandes amigos desde hace tiempo atrás, ¿por qué no me lo has presentado antes? Es todo un caballero —cogió la mano de Benjamín, seguía de coqueta con él.
¿Grandes amigos? Ajá, si claro, tan grandes que se masturba pensando en mi.
No te lo he presentado porque siempre lo tomas todo a mal.
¿Qué le habrá dicho Benjamín a mi mamá?
Pare de reírme y mi cara cambio totalmente.
Que caballero ni que nada, cuando le conviene.
—Porque no es importante en mi vida para presentártelo, síganse poniendo lodo en la cara, me voy al sauna —afirmé mirándolos de reojo, mientras pasaba por frente de ellos para dirigirme al sauna que estaba atrás de la casa cerca del garaje.
—Espérate Laura —ordenó mamá desde su asiento, la regrese a ver y continuó hablando—. Benjamín me contó que fuiste muy descortés y maleducada con él, así que merece una disculpa.
¡¿CÓMO?!
Aparte de imbécil, chismoso.
Lo que me faltaba.
Di media vuelta y me acerqué un poco.
—Ja! —solté una risa irónica—. Primera; yo nunca pido disculpas a personas que no tienen relevancia alguna en mi vida —Benjamín se hizo el sorprendido—. Segundo; ni si quiera tengo que pedirle disculpas porque la maleducada nunca fui yo, y tercero, pero no menos importante; Así me comportara de la peor manera contigo, Benjamín, NUNCA —enfaticé muy fuerte "nunca", mirándolo fijamente— pero nunca me disculparía contigo porque eres un... —me calle para no causar un problema.
—¡Laura! —Gritó mamá desde su asiento.
Algo dijeron pero no me importo, salí por la puerta trasera en chancletas al patio.
Pase por al lado de la piscina hasta entrar al sauna, hay un jacuzzi un poco grande, pero no más que la piscina, ahí podían alcanzar unas veinte personas tal vez, y la pared del frente es de cristal, justo ahí es un acantilado así que tiene una vista espectacular, estaba el sauna como tal, unas duchas, y un cuarto de masajes cerca del jacuzzi donde supongo está la masajista.
Coloque música a un parlante que estaba ahí, desde mi celular.
"Rels B - Buenos genes"
Deje las chancletas a un lado quitándome la toalla y dejándola en una silla.
Entre al jacuzzi con el celular en la mano.
El agua estaba caliente, salían burbujas por cada esquina, me senté en la parte posterior del jacuzzi, quedando con los brazos abiertos y la cabeza hacía atrás. Dejando el celular a un lado, donde no llegue agua.
Disfrutaba de cada parte de la canción de Rels B con los ojos cerrados.
Estaba así por unos cinco minutos, hasta que pensé en escribirle a mis amigas para contarles todo. Teníamos un grupo así que escribí por ahí; habían más mensajes pero nunca respondo, la mayoría son de bobos.
Laura Bell:
Les cuento, voy a participar en ese concurso de belleza en donde participan todos los colegios privados de la cuidad, y pues se imaginarán que debo tener un acompañante, y es Benjamín. No me maten😂.
Escribí en aquel grupo.
Valentina:
¿Hablas de Benjamín Castelblanco? ¿Al que le causaste una erección🤔?
Ángeles:
Bien dicen que para pendeja no se estudia.
Refiriéndose a mi mensaje.
Laura Bell:
Tranquilas, mi virginidad seguirá intacta.
Ángeles:
Se la tienes que vender a un árabe por unos tres camellos tal vez 😂😂😂😂.
Laura Bell:
No, mejor se la doy al amor de mi vida, mi Benjamín😍.
(Nótese el sarcasmo)
Valentina:
No seas boba, Benjamín no merece tu tesorito. Y hace menos de una semana lo estabas odiando.
Ángeles:
Opino lo mismo, si quieres jugar con él, hazlo, pero él no es un imbécil cualquiera que no va hacer nada, se nota a kilómetros que si piensa con la cabeza de arriba, y sobre todo, no va a dejarse controlar por ti; como los otros.
Respondió Ángeles recordando como solía controlar a cada chico que gustaba de mí.
Laura Bell:
Él puede pensar con la cabeza de arriba pero en algún momento le va a traicionar la de abajo, y ahí caerá, además ¿qué más da si juego un poquito con él? Esta aquí en mi casa y este es el momento para conocerlo.
Me voy, tengo que encargarme de un asunto llamado Benjamín.
Ignore todos los mensajes que llegaron.
Estaba segura de que vendría, era cuestión de tiempo.
¿Quién no querría ver a una Laura en bikini?
Habían pasado unos 10 minutos.
Estaba relajada, hasta que se me ocurrió la gran idea de meter todo mi cuerpo al jacuzzi y quedarme flotando boca abajo por unos segundos.
Soy buena nadadora, siempre lo supe pero nunca me interesó ese deporte.
Y ahí estaba yo, tratando de contar cuantos segundos podía permanecer sin respirar ni moverme, boca abajo, flotando en el jacuzzi.
La primera vez solo pude aguantar 30 segundos, así que intente otra vez.
Creí haber escuchado algo pero pensé que era la música, porque estaba muy alta.
Hasta que sentí que alguien saltó sobre mi.
Sí, literal sobre mi.
Haciendo que me atragante con el agua por el impulso. Y sintiendo un dolor horrible en mi espalda.
Saqué mi cabeza de inmediato, tosiendo y tratando de tomar aire.
Hasta que vi quien era.
¿Quién más iba a ser?
Benjamín cara de culo imbécil Castelblanco.
—¡Eres un imbécil! ¡Estúpido! ¡Sin cerebro! —grité acercándome a él y empujándolo hasta el borde del jacuzzi—. ¡Ojalá te mueras!
Dicho esto último, di media vuelta alejándome de él tratando de salir.
Benjamín solo se reía.
—No seas maleducada Laura, debes de respetar a las visitas —soltó inguenuo.
Hijo de puta.
Respire profundo y lo regrese a ver. —Es que, cariño —suavice mi voz— las visitas no son ratas de alcantarilla.
—¿Me estás ofendiendo acaso? Porque yo, que soy tan buen amigo —se llevo la mano al pecho— hablé con tu mamá sobre que somos tan grandes amigos para que nos deje ir a República Dominicana.
Alce una ceja mirándolo. —¿Tú buen amigo? —solté una risa irónica acercándome un poco a él— ¿Para qué estás haciendo todo eso? ¿Qué sacas con eso?
—Yo solo lo hago para demostrarte que soy una persona noble —noble mis pelotas—. Tú eres la que quiere ir conmigo, y no con su noviecito, solo te estoy ayudando a cumplir tus planes —sonrió hipócrita.
—No necesitas demostrarme nada, Benjamín, me das igual —hablaba con un tono seco y frío— y si quise que vengas conmigo fue porque era lo correcto, tú igual vas a participar ¿no? Así que por favor bájate de esa nube —dije mirándolo de arriba hacia abajo con desaprobación. El agua le llegaba hasta la parte baja de su pecho, así que no podía ver mucho.
Sus pectorales estaban definidos, sus brazos un tanto musculosos y, oh Dios mío, se le marcaban las venas.
Es un cuerpo Laura, no te dejes sorprender, hay mejores.
—¿Algún día demostrarás que puedes ser cortés? —preguntó Benjamín acercándose a mi de forma sigilosa con una sonrisa malvada.
Dejé que se acercara, quedando frente a frente.
Y aquí iba la bipolar de Laura.
—Claro que puedo ser cortés, puedo ser y hacer todo lo que yo quiera, absolutamente todo —enfaticé la palabra "todo" poniendo mi mano derecha cerca de su nuca—. Incluso causarte una erección como la de la otra vez.
—¿Por qué calientas la comida si no te la vas a comer? Es de mala educación hacer eso —reprochó tomándome de la cintura.
—¿Quién dijo que no voy a comer? —pregunté con una sonrisa malvada y un tono de voz tranquilo—. No seas impaciente, como te lo dije, este jueguito es mío, yo pongo las reglas, yo mando, te toca obedecer —quité sus manos de mi cintura.
—No, ningún jueguito, no soy uno de tus pretendientes, conmigo no vas a jugar —dijo con un tono de voz duro pero sexy—. Yo te enseñaré a jugar, espero no termines llorando, niñita —guiñó el ojo.
—¿Ahora soy una niñita para ti? Pues creo que eso no pensabas el sábado, ¿no? —Pregunté susurrando a su oído para después dar media vuelta y tratar de salir de jacuzzi.
Mientras que Benjamín se quedó ahí, yo subí las pocas gradas que había dándole la espalda, a propósito.
Y él habló. —Eres una niñita con un buen culo, uno encantador que merece unas buenas nalgadas por maleducada —afirmó con la mirada fija en el, ni disimulaba—. Dios no se olvidó de ti al momento de repartir un buen y grandioso culo.
El diablo me obsequió este buen y grandioso culo, mi amor.
Me reí.
—Que estúpido.
Me agache a coger mi celular pero Benjamín desde el jacuzzi me agarro del brazo y no me dejó levantarme.
—No te miento, tienes lo tuyo, pero no vas a poder conmigo.
—¿Con qué no voy a poder? —pregunté de forma odiosa—. ¿Con tu ego tan alto? Porque ese te lo bajo cuando yo quiera —afirmé tirando un beso y levantándome con fuerza—. ¿O es que acaso estás celoso porque este culo —señalé con mis cejas a mi bonito culo— es de mi novio y no tuyo?
En tu cara, perra.
—Tu serás mía cuando yo quiera, no hace falta aclararlo —habló lamiéndose los labios.
—No seré tuya, tú serás mío, que es algo muy diferente —carcajee ante lo que decía.
Dicho esto cogí la toalla, me puse las sandalias y salí con el celular en la mano.
Pero Benjamín de inmediato salió atrás mío y empecé a correr, el aceleró el paso tratando de alcanzarme.
Pero no podía correr por las malditas sandalias.
Entre casi cayéndome al cuarto donde estaba la masajista, y Benjamín atrás mío con una cara de querer comerme viva.
Aún ni siquiera me tapaba con la toalla así que con solo jalar la tira de la parte de arriba de mi traje de baño, estaban mis senos al descubierto.
La masajista nos observó y habló. —Por favor acuéstense ahí —señaló en donde estaban algunas camillas con unas toallas por encima, con un tono de voz amable.
Lo hice riéndome por lo bajo y Benjamín igual, él estaba a mi lado derecho.
Ahora que lo observaba bien solo llevaba puesto un bóxer negro que en la tira decía "Calvin Klein".
Un maldito bóxer, y para colmo estaba mojado así que dejaba a la vista t-o-d-o, por suerte estaba boca abajo.
Pero igual podía ver su culo.
Quien fuera bóxer...
Hasta me sorprendí, diría que es hasta más grande que el mío.
La voz de Benjamín me trajo devuelta a la Tierra. —¿Qué miras tanto?
—¿Cuánto tiempo te pasas en el gimnasio para poder mantener tu ego alto? —evadí la pregunta.
—Lo suficiente como para que se te bajen las bragas con solo susurrarte lo que te quiero hacer —afirmó con la voz baja para que no escuche la masajista.
—Aun no es suficiente. Falta que te arrodilles ante mi.
—La que se va a arrodillar eres tú, y no precisamente para rezar —alzó sus cejas mirándome con perversidad para luego reírse.
No me refería a eso.
—Ya cállate —ordené virando mi cara hacia el otro lado donde estaba la masajista.
Ella se nos acercó con unas toallas.
Me coloco una toalla encima de mi trasero y a Benjamín igual.
—Empezare contigo Laura, tú mamá me ordenó que sea un masaje sueco —dijo desamarrándome la parte superior del traje de baño— ¿No te importa verdad?
—No, no te preocupes —respondí apoyando mi cabeza en la camilla.
Después de un rato que Benjamín estuviese mirando lo que me estaba haciendo la masajista, decidió abrir su bocota. —¿Por qué te caigo mal?
Estaba tan relajada que no pensaba pelear.
—No me caes mal. De hecho si me cayeras mal... ahh... —solté un leve gemido— ... no estuvieras aquí, y tampoco hubiera hecho que seas mi acompañan... ahh... —otro gemido— ...te.
Esos masajes eran como estar en el mismo cielo. Masajeaba en el punto perfecto haciéndome soltar pequeños gemidos.
—¿Entonces te importo?
—¿Te podrías calla ...ahh... —solté un gemido suave— ar? Quiero disfrutar sin tener que escuchar tu horrible voz.
—Es que con tus gemidos estás provocando que se ponga duro algo —confesó.
Fue sin intención amigo, lo siento.
—Si puedo causar eso sin hacer nada, imagínate si te toco —reí mirándolo con una ceja levantada.
$$$
Hola queridos lectores, les quiero pedir un gran favor de mi parte, estoy participando en Alexiana Awards y pues quisiera que por favor votaran por mi libro.
IamAlexiana en esta cuenta está "Alexiana Awards" ahí se encuentra donde puedes votar y los requisitos para hacerlo pero para que tu voto cuente debes seguir a esa cuenta y comentar donde te pide.
❤️ (¡Quedamos en tercer lugar!)
Espero les haya gustado este capítulo
También me gustaría saber ¿desde que parte del mundo me están leyendo?
¿Argentina, Costa Rica, Honduras, Salvador, Ecuador?
Besooos. ❤️
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