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Capítulo 4


Me encontraba afuera de la discoteca de Adrián, se llama "White Hell" ¿Por qué? No lo sé, pero en su discoteca hay un cóctel con ese nombre, tú encuentras cualquier tipo de bebida que desees, es una discoteca prestigiosa y cara, solo entran mayores de 18 pero gracias a Ethan entramos cuando nos da la gana.

Está un poco a las afueras de la ciudad, ya que es muy grande, está dividida por tres partes, al entrar está la zona donde esta la mayoría de gente, a la derecha el bar y a la izquierda una puerta súper grande que es para entrar a la zona VIP y donde hay algunos cuartos, al fondo una gran pared y puerta de cristal al que deja ver un lugar grande al descubierto, el piso es de césped con algunas que otras plantas que se encuentran al rededor, hay un mini bar, a ese lugar se le conoce como "Mágico", al final hay mesas de madera y barandas de metal ya que hay una ladera y fácilmente puedes caer por ahí hasta un río que puedes ver desde las barandas, aquel río es hermoso. En las noches despejadas es como si se iluminara y es una vista espectacular, después solo hay montañas y más montañas.

Laura Bell:
Estoy afuera, ¿donde están?

Ángeles:
Estamos en el carro de Daniel. En frente tuyo, estúpida🤦🏻‍♀️.

Laura Bell:
No les vi😂. Ya me despido de Ethan y bajo.

Ángeles:
¡Mueveteeee!

—Bueno mi querido hermano, hasta aquí nos trajo el destino —lo dije burlona—. ¿A dónde iras tú?

—Tengo cosas más importantes que hacer —me dijo con un tono pervertido.

Esta madrugada Ethan va a ejercitarse. Y no es necesario un gym.

Ahora que lo pienso, Ethan es un famoso "FuckBoy" en su vida me presentó a alguna chica, o nunca habló de alguna. Y mi hermano pues si tiene lo suyo, hace ejercicio, sus clavículas y mandíbulas son bastante notorias, su cabello es casi rubio y sus ojos son una mezcla rara entre amarillo y azul, sus rasgos faciales son casi idénticos a los de mi papá y mi papá a la edad de 45 años es guapo, sus arrugas no son notorias, tiene una piel intacta, solo tiene una cicatriz en su brazo, y su cabello es castaño, idéntico al mío solo que con mas cañas que no se notan mucho, califica muy bien para ser un Suggar Daddy, realmente tenemos buenos genes. Mi mamá es flaca y con un buen cuerpo para tener 42, ella para mi es muy bonita, y no solo por ser mi mamá, solo al caminar deja ver que no es una señora cualquiera, fácilmente ves elegancia que ella transmite, sus ojos son iguales a los de Ethan y mis ojos son iguales a los de mi papá, amarillos verdosos.

—Antes de nada, utiliza preservativos, no quiero un pequeño Ethan corriendo en la casa ¿okey? —me hice la dura—, odiaría ver a un pequeño mocoso que se parece a ti todos los días —reí mintiendo, realmente amaría ser tía.

—Tú que sabes —viró los ojos de mal genio—, tú ten cuidado con lo qué haces si no quieres que yo tenga que hablarte sobre el sexo, aunque ya estás muy mayorcita para no saber —dijo mirándome de mala manera y después riendo.

Vire mis ojos al igual que él.

—Cállate Ethan. Mejor me voy —exclamé, agarré mi pequeño bolso y baje del auto— ¡No te olvides de usar preservativo! Y venir a recogerme —alce la voz mientras cerré la puerta.

Ethan ni se despidió, solo arrancó el auto y se fue.

Mientras que me acercaba mis amigas me tiraban piropos, salude a todos con un beso en la mejilla y Daniel vino a mi lado, estábamos 6 personas, Valentina con un chico que acaba de conocer llamado Max, Ángeles con su casi novio llamado Alex y yo estaba con Daniel.
Había una fila un poco larga y nosotros fuimos directo a la entrada y los guardias nos pidieron identificación o si no tienes que hacer fila, solo mostré un código QR que Adrián me mando y nos dejaron pasar. Pero teníamos que caminar un poco para poder entrar oficialmente al infierno.

—Adrián dijo que esta vez entramos gratis y que si queremos podemos entrar al VIP pero solo nosotros —hablé para todos alzando la voz.

—¿En serio? Que genial, ¡gracias Lau! —se entusiasmó Ángeles con una sonrisa en el rostro.

—¡Eres una gran amiga! —Daniel alzó la voz con un tono chillón dándome un beso en la mejilla e hice una mueca, no pude evitarlo.

—Gracias, a la próxima invito yo, o tal vez podríamos ir acampar sería genial y así las conozco mejor —se unió Alex amablemente, aunque no me gustaba del todo, tenía una vibra que no la soportaba.

Ángeles se le unió abrazándolo por la cintura ya que ella estaba más pequeña.
—¡Sí! Seria genial acampar todos, podríamos ir en dos carros —recomendó.

Ella estaba feliz, su sonrisa era de oreja a oreja.

—Buena idea, pero tendría que hablar con mis papás —hice una mueca—, pero eso lo planearemos otro rato, ¡estamos aquí para disfrutar! —sonreí dejando a un lado todo pensamiento.

Valentina y Max estaban atrás de nosotros conversando y ni atención nos prestaban.

No conozco lo suficientemente bien a Max y a Alex para opinar sobre ellos, pero Max es un poco callado, y Alex se ve un poco...; los dos son altos y rubios, y un poco fortachones.

—Bueno, para los que no conocen, aunque dudo que no hayan escuchado hablar de esta discoteca, les presento la discoteca ¡White Hell! —grité ya que el volumen de la música obviamente estaba muy alto. Antes de entrar miradas se posaron en mis amigas y en mí, pues cada quien tiene lo suyo, Daniel me tomó de la cintura pero quite su mano de inmediato—. Ustedes adelántense al bar, tengo que hablar con ellas un segundo —señale a Max, Alex y Daniel.

No dijeron nada y fueron al bar. La discoteca estaba un poco llena, no tanta como para no poder ni caminar.

Nos detuvimos cerca de la puerta principal.

—Está noche no quiero lamentaciones, ni llanto, estamos aquí para divertirnos, y hoy lo que quiera hacer lo hago, no voy a pensar dos veces —recordé que la mayoría de veces siempre soy así. Mi mirada se posó en Valentina—, Valentina si quieres tomar ya es tu problema pero no te emborraches, alguien nos debe cuidar y esta noche tu lo vas hacer —la señalé con el ceño fruncido—, en fin —suspiré—, disfruten esta maldita noche —alce más la voz.

—¡A mover el culo hasta llegar al subsuelo! —gritamos las tres al unísono riéndonos.

Las tres estábamos con vestido, Valentina con uno plateado, Ángeles con uno dorado y yo con uno negro; solo yo traía el cabello recogido.

Fuimos hacia el bar y apenas me senté en la banqueta pedí 20 shots de Tequila, necesitaba tener alcohol en mi sistema lo más pronto posible.

Los chicos estaban hablando pero no les preste atención, los tres al parecer ya se conocían.

—Cada uno va a coger tres shots, y esta vez yo quiero decir algunas palabras, —cada uno agarró un shot y yo seguía alzando la voz para que me puedan escuchar—, esta noche quiero que la pasemos genial, esta discoteca es el infierno, y en el infierno no hay peros, libérense, hagan lo que se les dé la maldita gana, menos tú Valentina tú nos cuidas —se rieron y Valentina solo acertó con la mirada—. En fin, que esta noche sea una de muchas, apenas son las 10 así que ¡disfrutemos! —grité más alto y chocamos nuestros shots.

—¡Así se habla! —gritó Ángeles.

Estaba feliz, no sabía el porqué pero lo estaba.

Sobraban dos shots y esos me los tomé yo.

El alcohol entrando a mi sistema quemaba, pero que bien que se sentía.

Después salí a bailar con Daniel, nada fuera de lo normal, apenas nuestros cuerpos se rozaban. Estuvimos bailando como media hora y se nos unieron mis amigas y los chicos, que traían más shots.

—Ángeles voy al bar, estoy cansada y ya me duelen los pies, vuelvo en 10 minutos —gritaba a mi amiga cerca de su oído mientras ella bailaba junto con Alex.

Ángeles solo acertó y fui hacia el bar. Mis pies ya me empezaban a doler.

Grabe un video y lo subí a mi historia, aunque no sé para que tengo tantas redes sociales si nunca respondo, no soy tan social supongo.

Fui al baño que estaba casi al ultimo, me saludaron algunas personas, después volví al bar y estaba revisando mi celular, no había nada interesante y lo guardé.

Observe al bartender y lo llamé.

—Hey —dije con una sonrisa—, hola, me podrías dar tres shots "Primavera del Diablo" y un vaso de whisky escocés —sonríe mas ampliamente, no sabia tanto de tragos pero Ethan sí y aprendía de él.

—¿Son para ti? —preguntó cerca de mi oído—. Son muy fuertes, contienen mucho alcohol, ¿no quieres algo más suave? —me gritaba el bartender para poderlo escuchar.

A ti que te importa si son fuertes o no.

—No te preocupes, solo dame los tres shots y ya —ordené sin hacerle caso.

Mientras preparaba los shots estaba grabando, yo sé hacer algunos.

Después me entregó los shots y en menos de un minuto los tres estaban vacíos, sentí por un momento que vi al mismísimo Lucifer, se sintió claramente como el alcohol bajo por mi garganta, el bartender solo alzó sus cejas sorprendido y me reí.

Fui a donde estaban mis amigas bailando y me las uní.

Nunca he necesitado tener alcohol en mi sistema para hacer lo que se me da la gana pero hoy solo quería beber.

(...)

Estábamos en círculo, se nos habían unido más personas a las quienes ni idea de conocerlos ya que se les veía mayores que nosotros.

El sonido de la música retumbaba fuerte y las luces era como si te hubieras metido alguna cosa ilegal y tu mente te hacía alucinar.

-¡¡¡Laura, Laura, Laura!!! —Todos gritaban para que baile en el centro.

El que tenga miedo a morir, que no nazca.

Salí a bailar, aunque ya estaba un poco mareada.

Me encontraba en el centro del círculo moviendo mi cuerpo al ritmo de la música, una música que hacía mover tu cuerpo sexy y lentamente mientras todos gritaban, bailaban y miraban.

Por un momento divisé que alguien me miraba fijamente aunque no lo podía reconocer, amusgue los ojos y logre reconocerlo, Benjamín Castelblanco.

Sonreí mirándolo y me lamí los labios, mis ojos lo estaban viendo como si fuera la octava maravilla. Y es que se veía sexy con lo que llevaba puesto.

El imbécil se me acercó por atrás, regrese a mirar sin parar de moverme, no me importó nada, él solo se apegó a mi moviéndose ligeramente al ritmo de la música y yo giré un poco más mi cabeza sin despejar mi mirada.

Logré ver que estaba con un jean negro, una correa negra igual y una camisa blanca que estaba un poco abierta, y en su cuello un collar de plata.

Su perfume penetraba mi nariz, era un aroma exquisito y delicioso, inhale fuerte para poder disfrutar mejor ese olor.

—Hey —saludó sonriendo.

Seguía moviendo mi cadera en círculos, bajando o subiendo, nuestros labios se estaban juntando, colocó sus manos en mi cadera respirando cerca de mi cuello, y mis manos las puse encima de las suyas.

—Que sexy te ves —pronuncie sonriendo.

—Con el diablo no se juega Laura, aún te puedes arrepentir —refiriéndose a mis movimientos, Benjamín habló normal y lo podía escuchar perfectamente.

—Yo no quiero jugar con el diablo —respondí rápido— , quiero negociar con el —me viré, quedando frente a frente, él no quito sus manos de mi cadera y seguí moviéndome.

Sus ojos no se despejaron de mí, mojo sus labios de una forma sexy pasando su mirada por todo mi cuerpo.

Algunas miradas estaban centrados en nosotros así que cogí la mano de Benjamín y lo arrastré hasta afuera, al lugar mágico, de igual manera había gente pero que importaba, Daniel quiso impedir que saliera pero no lo dejé. Ahí no se visualizaba tanto así que supongo que no reconocerían a la hija del famoso Jack Bell.

Todo se prendió más, la música cambió a una más sensual y un poco rápida, todos empezaron a bailar con sus parejas. A mi alrededor no había nadie que conociera así que que importa si está gente me ve con Benjamín.

Me puse de espaldas y seguí moviendo mi cadera, pero esta vez no lo miraba, miraba a la nada bajando mi cuerpo y subiéndolo haciendo pequeños círculos u ochos, sus manos en mi cadera hacían apegarme más a él, estábamos caliente, pero creo que yo mucho más, su miembro se estaba poniendo duro y lo estaba sintiendo.

—Te puede gustar lo que el diablo tiene para ofrecerte —advirtió dejando besos en mi cuello.

Regresé mi cara hacia él sin dejar de moverme, —Me puede encantar lo que tengas para ofrecerme, solo que tú te volverás loco con lo que yo tengo y con lo que puedo hacer, como ahora lo estás haciendo —guiñé y acerqué mis labios a los de él, mirándolo de una manera más indiscreta.

Seguí moviendo mi cadera sin despejar mi trasero de su casi notoria erección, la fricción cada vez era más y más intensa, y lo duro que estaba se notaba.

Quiso besarme pero seguí jugando con él, no iba a dejar que me bese aún, aún no.

No quería ser besado por el imbécil que me cae mal pero estaba causando que mi intimidad se ponga cada vez mas húmeda.

Me di media vuelta y coloqué mis manos en su cuello, estaba lo suficientemente alta para alcanzar sus labios carnosos y de un color rosa. Nos mirábamos fijamente y seguía moviéndome aunque ya no había fricción, se acercó más y quede a centímetros de su boca.

Tomó una de mis manos y la coloco en su miembro, ya lo había sentido con mi trasero y había confirmado nuevamente su gran longitud, entendí lo que quería, que lo toque por encima de la ropa.

Nunca me he considerado una santa, no lo soy, pero no iba hacer ese espectáculo.

Tampoco con el pendejo este.

Quité mi mano y la volví a poner en su cuello, y le dije con un tono de voz un poco sexy acercándome a su oído. —No voy hacer lo que tú quieres que haga, si tú quieres jugar, jugaremos, pero a mi manera.

Todo estaba oscuro solo estaban algunas luces, nadie nos podía ver, o eso creo.

—¿Cómo es tu manera? Me tienes con una erección y tú estás mojada, él problema es que mi erección se nota, y sé que estás mojada por cómo te mueves —su voz era sexy y ronca, perfecta para susurrarte al oído miles de cosas, y en un segundo estar dispuesta hacer lo que te diga.

Pero como soy Laura Bell, eso no bastaba para hacerme caer.

No dije nada y comencé a dejar besos en su cuello, él quería besarme pero cada vez que lo intentaba alejaba mi cara, quería verlo sufrir por un momento.

Ya todo daba vueltas en mi cabeza, pero podía seguir provocando a Benjamín.

—Me tienes así Laura, ¿A qué estas jugando? —preguntó pegándome a él con sus manos en mi cintura.

—Tranquilo —sonreí.

Lo besé, primero lento mordiendo uno de sus labios, después comenzó a besarme más rápido, y tomó el control mordiendo mi labio inferior de una manera que dolía pero te gustaba. El alcohol en mi sistema hacia que me ponga más caliente de lo normal.

Me alejé un poco y Benjamín gruñó, lo veía sexy, tal vez porque estaba borracha así que en unas horas tal vez se me pasaría, mire cada uno de sus rasgos faciales y simplemente era todo lo que quería, tiene lo suyo y si yo lo puedo controlar no hay problema si jugamos.

Su mandíbula estaba marcada, sus pestañas largas y negras, sus cejas eran un poco gruesas, y sus ojos, sus malditos ojos eran lo mejor, tenía una mirada que a cualquier otra le hubiera dejado sin bragas, exacto a cualquier otra pero a mi no. No podía ver de qué color eran sus ojos, parecían negros pero sus pupilas estaban demasiado dilatadas.

—No voy a caer fácilmente —gruñó—, aunque cada  roce hace que quiera tenerte en mi cama, haciéndote mía ahora mismo, Laura Bell —lo decía mientras besaba mi cuello subiendo a mi oreja lentamente, su voz y como pronuncia cada palabra hacen poner a mis vellos de punta, "Laura Bell" su maldita voz parecía igual estar creada por el mismo diablo para hacerte pecar, después llegó a un punto exacto que me debilitaba, pasó su lengua suavemente por atrás de mi oreja dejándola mojada, y suspiré haciéndole saber que me gustaba, su mano subió y con la uña de uno de sus dedos volvió a pasar por atrás de mi oreja, suave y delicadamente, hasta llegar atrás del lóbulo.

¿Qué estoy haciendo?

Deje de besarlo.
—Quiero vomitar.

Cuando me separé completamente de él me di cuenta que ya todo daba vueltas y creo que no puedo dar un paso sin caerme.

Mierda, ¿Por qué tuve que interrumpir? —me lamenté.
Será porque iba a vomitar en la cara de Benjamín.

Benjamín no reaccionaba.

—Voy a vomitar, y estoy mareada —dije exigente, él parecía no creerme.

—Mierda ¿es en serio? —bufó y al ver que no me reía habló— ¿Quieres que te lleve en mis brazos al baño? —preguntó aún aturdido.

—No, solo ayúdame a llegar al baño pero ya —ordené sintiendo algo en la boca.

—Sostente de mi —ordenó extendiéndome su brazo y mirando con decepción o no se qué.

Hasta yo me hubiera mirado con decepción. Lindo momento para interrumpir, aunque quería dejarlo con su erección.

Lo hice y me llevo al baño.

—No no, tú quédate aquí, no entras —estiré mi brazo empujándolo afuera.

Entré al baño apoyándome de las paredes, realmente estaba mareada y ruego no caerme con estos tacones, apenas llegue a un WC vomité, tuve otra arcada y vomité otra vez.

No vuelvo a tomar más.


Estaba mirándome en el espejo, lavándome un poco la cara y tratando de respirar normal ya que estaba agitada, solo me reí de como me veía, mis cachetes estaban rosados y yo caliente.
—Eres una loca Laura —dije en voz alta.

Benjamín entró.

—¡Hey! —enfaticé fuerte, mi voz si se escuchaba como la de una persona borracha— tú no puedes entrar al baño de mujeres, es prohibido —recordé casi trabándome en cada palabra.

—¿Estás mejor? Vamos al bar a que te den algo —se acercó tratando de ayudarme a caminar, con un tono seco y frío.

—Estoy bien —enfaticé y alargue "bien" virando mis ojos.

—Estás borracha, ¿por eso hiciste todo eso? —Preguntó mirándome sin expresión.

Me reí sarcásticamente.
—No, yo hice lo que quería y no porque estaba borracha, si hice que tuvieras una erección fue porque quise y porque puedo —respondí grosera.

Nos quedamos callados y Benjamín solo me ayudo a caminar.

Llegamos al bar y por ningún lado divisaba a mis amigas.

Benjamín habló con el bartender preparo ni se que cosa y me lo dio.

—Tienes que tomarte esto para que te sientas mejor —dijo frío.

Lo estaba mirando.
—¡Benjamín! —grité — te ves muy sexy pero sigues siendo un hijo de puta —recordé—. ¿Y qué es eso? ¿Es droga? Tal vez me quieres drogar para llevarme a tu casa y hacerme tuya, ¿cómo quieres que confíe en ti? —estoy más borracha de lo que parece.

Mi sinceridad ante todo.
Aunque confiaré en el, no creo que se aproveche de mi pobre alma inocente, ¿o si?

—Laura te digo que es para que te sientas mejor, tomate esto rápido —ordenó—, quédate aquí voy a buscar a tus amigas.

Al parecer ya se le bajó la calentura pero seguía sexy el muy hijo de perra; lo besé, bese a ese estúpido Benjamín.

Benjamín habló de nuevo con el bartender, y yo solo me quede sentada como niña buena, aunque todo seguía dando vueltas.

Miraba lo que el bartender preparo de arriba abajo para ver si no tiene alguna sustancia, parecía un detective, pero no encontré nada así que me lo tome.

Era algo horrible, por poco y vomito otra vez.

—¿Por qué hiciste eso Laura? No que no ibas a tomar, eres una irresponsable ¡Laura! —hablaba conmigo misma en voz alta—. Pero no me arrepiento de nada, puedo lograr que el imbécil de Benjamín se enloquezca, es que los hombres son estúpidos —reí.

Y de la nada llegaron mis amigas con Benjamín.


$$$

Parece que por un momento se les subió un poco la temperatura jajajajaja.

Otro capítulo un poco largo!
Espero lo disfruten. :)

No se olviden de comentar y votar.
Besooos.

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