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Capítulo 38


—¡Gus! —grité desde mi habitación cuando escuché el timbre—, ¡abre la puerta!

—¡Voy! —gritó él desde su habitación.

Se escuchó como bajó deprisa y aplastó el pequeño botón que abría la puerta.

—¡¿Quién es?! —pregunté comiendo una galleta y viendo una película en donde la protagonista perdía al amor de su vida en un viaje y se quedaba sola—. ¡Si buscan a los abuelos diles que no están que volverán en unas horas! —agregué escuchándome un poco melancólica porque ya estaba llorando.

Gus tardó en responder. —¡No hay nadie! —gritó desde abajo escuchándose como se cerró la puerta.

Lloraba en silencio viendo aquella película, la vida suele ser injusta.

Tock tock —golpearon la puerta después de unos minutos.

—¿Huh?

—¿Por qué lloras pequeña diablita? —preguntó aquella voz tan peculiar que podía reconocer en cualquier momento.

Observe a la puerta de mi habitación y ahí se encontraba Benjamín, vestido muy elegante y con un ramo de girasoles en su mano.

Lo ignoré por completo fingiendo que no estaba ahí, aunque me moría de ganas por abrazarlo y besarlo, pero volteé a donde estaba la TV.

Sigilosamente dejo el ramo en el tocador del cuarto y se acercó a la cama donde estaba acostada y abrigada con una manta.  Se sacó los zapatos y la leva dejándolos a un lado, levantó la manta acostándose a mi lado lentamente, se acercó a mí y susurrando dijo —Perdóname por los celos —dejó un suave beso en mi cachete—, de verdad lo siento mucho, amor, perdón —se escuchó sincero y regresé a mirarlo topándome con su dulce mirada que estaba tan cerca de la mía.

—Benjamín —pronuncie su nombre con mis ojos llorosos.

Sin apartar la mirada él acercaba sus labios a los míos hasta que se rozaron, sentía su respiración tan cerca de la mía y las ganas por besarlo me ganaron. Sus suaves labios como siempre pero un poco secos me hicieron olvidar que estaba enojada con él.

—Te extrañé tanto —murmuró.

—Te extrañé más —dije mirando sus profundos ojos grises. Me senté cruzando mis piernas y observé los hermosos girasoles, —me has traído flores —sonreí.

—Me recordaron a ti —confesó sin dejar de mirarme.

Suspiré sin poder creer que se encontraba a mí lado.

—Estoy viendo una película —informé acostándome de lado hacia la TV—, ¿me quieres acompañar?

—¿Es por eso que llorabas? —preguntó acostándose y metiendo su mano por mi cabeza para que la utilice como almohada.

Hice puchero antes de responder, —Sí.

—Entonces si es tan triste como parece lloraré también —aceptó abrazándome con su otra mano.

—La repetiré para que entiendas —dije retrocediendo hasta el principio de la película.

(...)

Ya mismo terminaba la película y seguía llorando silenciosamente.

Regresé a mirar a Benjamín y sus ojos estaban cristalizados, carcajeé cuando me vio.

—Es injusto —dijo el—, ellos debían terminar juntos.

—La vida es injusta —corregí limpiándome las lágrimas.

Cogí el control buscando otra película y Benjamín buscó mi mano entrelazando con sus dedos y los míos.

—Laura —esperó unos segundos—, lo siento por desconfiar.

—No lo vuelvas hacer —intenté no ser ruda—. Te dije desde el principio que Gus es mi amigo, además no estoy contigo para serte infiel, que bobería.

—Yo confió en ti —dijo dándome un beso corto en la boca—. Vine por dos razones —mencionó cambiando de tema.

—¿Cuáles? —pregunte curiosa.

—¿Qué fecha es hoy? —preguntó amusgando sus ojos.

—Doce de Agosto —respondí dudando.

—¿De verdad no te acuerdas? —preguntó alzando sus cejas.

—Pues no —respondí—, ¿Qué se celebra o qué? —reí ante su seriedad.

—Dos meses.

—¿De qué? —alargué.

—Dos meses de noviazgo.

—¿De quién? —me hice la loca.

—Laura —alargó e hizo puchero—, hoy cumplimos dos meses de noviazgo.

—¿Y quieres flores? —pregunte burlándome—. Yo que recuerde jamás me propusiste que sea tu novia, únicamente de un día para el otro ya estábamos juntos.

—Lo sé, por eso hoy quiero llevarte a cenar y hacer todo de la manera más bonita que exista.

Sonreí, —Esta bien —acepté—, felices dos meses —reí dándole un pico y volviendo a buscar una película.

Después de media hora nos quedamos dormidos, él abrazándome y yo en su pecho.

Me dormí tan cómoda y sobre todo me sentí protegida.

(...)

El restaurante estaba vacío y únicamente había una mesa en la mitad, por todo el lugar había rosas que parecían falsas por lo hermosas que se veían.

Benjamín había reservado todo el restaurante únicamente para nosotros.

—Eres completamente hermosa —alagó Benjamín acariciando mi mano que se encontraba apoyada con la suya por encima de la mesa del restaurante a donde me llevó, él se encontraba al frente de mí.

—Ya lo sé —respondí devolviéndole la sonrisa—, pero déjame decirte que tú igual eres muy guapo querido Benjamín.

—Tengo que proponerte algo —dijo jugando con su mirada.

—¿Qué cosa? —jugué igual con mi mirada y pregunté observando cómo se paraba y rodeaba la mesa acercándose a mí.

Bajo su cuerpo, su rodilla la puso en el suelo y su otro pie lo apoyó al piso, no estaba entendiendo lo que estaba haciendo hasta que de su hermoso traje negro sacó una pequeña caja negra y de fondo empezó a sonar una hermosa melodía.

—Sabes, cuando te conocí jamás me imaginé que tú llegarías a ser esa persona, esa persona que todos buscan, pero yo tuve la suerte de encontrarla, porque cada vez que te observo y veo esos ojos resplandecientes, esa sonrisa que causa miles de sentimientos en mí, esa voz que reconocería a millas, estoy más seguro que deseo estar con una Laura Bell el resto de mi vida —pausó por un momento viendo mi reacción—. Querida y amada Laura, ¿tú también deseas pasar el resto de tu vida conmigo? ¿Tú también deseas casarte conmigo? —terminó la pregunta y me quedé sin aire y en shock, pero yo estaba sonriendo.

Quedé totalmente sorprendida y sin poder decir una palabra cuando acto seguido abrió la pequeña caja y se observó una sortija plateada. —¿Quieres casarte conmigo?

—Benjamín —logré pronunciar poniéndome de pie.

—Espera —dijo él pausándome—, está es mi manera de pedirte formalmente que seamos novios, que en cualquier momento podrán casarse porque seguiré esperándote, seguiré esperando a mi amada el tiempo que sea. Así que si me das el querrás decir que si te quieres casar conmigo algún día y aceptarás ser mi novia —sonreí ante su explicación esperando a que terminara—. Entonces, Laura Bell, ¿quieres casarte conmigo algún día? —preguntó sonriendo y mirándome fijamente.

Mis cachetes estaban ardiendo de lo sonrojada que estaba, emociones me invadieron repentinamente y todas aquellas emociones eran hermosas.

—Sí quiero casarme contigo algún día Benjamín —respondí emocionada y la sonrisa de él se expandió más—, sí quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Bueno... no estoy tan segura de pasar el resto de mi vida con Benjamín "el toca senos"....

Sacó la sortija de la caja y me extendió su mano para que le dé la mía, se la di feliz y suavemente colocó aquella hermosa y brillante sortija en mi dedo anular.

Se puso de pie dándome un beso, no deje que se separará y tomé con mi mano su quijada.

Se separó de mí e inclinó su cuerpo un poco.

Otra música empezó a sonar.

Ed Sheeran - Thinking Out Loud

—¿Me concederías esta pieza? —extendió su mano con una cálida sonrisa.

Me sentía feliz y contenta tomando su mano y dirigiéndonos hacia la mitad de la pista empezando a bailar con "mi futuro esposo".

Esos minutos me concentre en nosotros.

Le había dicho que sí, que si me quiero casar con él.

Momentos inexistentes volaron a mi mente imaginándome miles de escenas junto con él en el futuro.

Disfrutando de la comida, lujos, viajes..., junto con él.

Muchas ideas invadieron mi mente y hablé, —Benjamín, pero yo no sé cocinar —confesé—, ni siquiera podría prepararte una sopa cuando te encuentres enfermo.

Él se rio sin dejar de bailar conmigo, —Eso no importa amor, yo cocinaré y si quieres te enseñaré, pero no te preocupes. No te preocupes de nada —dejó un tierno beso en mi frente.

—Estamos locos —dije bromeando—, tú por pedirme matrimonio y yo por aceptar.

—Somos dos locos enamorados entonces —devolvió la sonrisa.

Perdí la noción del tiempo y seguíamos bailando, aunque yo ya me había apoyado a su pecho, pero una canción me hizo regresar a la realidad haciendo que mi sonrisa se expandiera regresando a mirar a mi acompañante.

—Pídeme la luna, amor —me observó con su esplendida sonrisa.

Sin dejar de mirarnos me acerque hasta que nuestras narices casi se rozaban.

—Te quiero —mencionó por primera vez antes de empezar a cantar—. Las horas más lindas, las paso contigo —siguió el ritmo de la canción.

Dejé que cantará mientras escuchaba su voz por un momento.

—Pídeme la vida y te demostrare cuanto yo te quise y cuanto te amare —sonreí cantando esa pequeña estrofa junto con él, aunque el siguió cantándome toda aquella bonita canción que hace años atrás yo cantaba con mi abuelo.

Al terminar me observo con tanta felicidad en sus ojos, sus manos se dirigieron a mi cara y la acariciaron, sus brillantes ojos miraron mi boca y se acerco con lentitud rozando nuestras bocas.

—¿Qué esperas para besarme? —pregunté esperando que sus labios se estampen en los míos.

—Que tú lo hagas primero —guiñó alzando su ceja.

—Yo soy la diabla aquí, tú tienes que pecar, no yo —sonreí indiscretamente mordiendo mi labio.

—Tú eres mi pequeña diablita —aclaró lamiendo mi labio.

—¿Solo tuya?

—Solo mía —acertó empezándome a besar.

(...)

Entramos a la casa y los abuelos estaban sentados en la sala junto con Gus viendo la TV.

—Buenas noches —saludamos Benjamín y yo al unísono, entramos juntos a la sala.

—Abuelitos, él es Benjamín, mi novio —solté nerviosa por su reacción.

Los abuelos sonrieron tiernamente y Benjamín saludó, —Es un placer para mi conocerlos —estrechó su mano con la del abuelo, después fue donde la abuela y le extendió su mano pero la abuela se puso de pie y lo abrazó contenta.

—Me alegra tanto conocerte —confesó la abuela sonriente—, Laura me ha hablado de ti y ya estaba ansiosa por conocerte.

Se sonrojo regresando a verme y se quedo sin saber que decir.

—Benjamín ya se tiene que ir para el hotel donde se está quedando —informé—, se encuentra un poco cansado.

—Si deseas te puedes quedar aquí —ofreció el abuelo observándolo—, hay muchas habitaciones donde puedes quedarte.

—De verdad muchas gracias, pero no quisiera causar inconvenientes —se negó.

—Esta bien, esta bien, pero no te negaras a un delicioso desayuno mañana, ¿o sí?

Benjamín carcajeo, —Con gusto estaré aquí mañana  —aceptó con su cabeza—. Hasta mañana y que tengan bonita noche —se despidió y lo acompañé hasta la puerta.

—Descansa amor —sonreí y dejó un beso en mi cachete.


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Yo sé que no se esperaban eso jajaja, pero bueeee.....

¿Ustedes creen que Benji se esta enamorando?

No olviden comentar y votar, graciaaas.

Besooos

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