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Capítulo 34


—Mira mamá, te presento a Laura —dijo Benjamín a mi lado sin soltarme de la mano—, es mi novia —agregó llegándome con sorpresa. Su mirada pasó de su madre a la mía—, y Laura, ella es Vicenta, mi madre —concluyó e inmediatamente me acerqué a ella saludándola con un corto beso en la mejilla.

—Es un placer conocerla —sonreí sutilmente—, señora Vicenta.

—El placer es mío —respondió ella devolviéndome la sonrisa—, me alegra por fin conocer a la guapa novia de mi Benji.

Carcajeé, Benji. 

Si supiera que su hijo acaba de causar un orgasmo en mí...

Si supiera que su hijo hizo que la parte mas horny de Laura Bell se encienda como nunca...

Mamá —llamó Benjamín—. ¿Dónde está el bebé más hermoso? —cambio de voz dirigiéndose hacia su hermanito que estaba en la carriola.

—Está dormido —aviso la mamá de inmediato—, no lo despiertes —ordenó al ver las intenciones de él.

—Por favor acercarse que empezaremos en pocos minutos —se escuchó al fondo donde se encontraba la mayoría de personas.

—Me voy mamá —sonrió Benjamín—, las veo allá —dijo marchándose—, ¡por fin se acaba mi martirio! —alzó la voz y Vicenta rió.

La graduación era al aire libre, y esta promoción solo tenía unos 50 graduados, Benjamín junto con sus compañeros estaban sentados al frente, esperando a ser llamados.

Vicenta, el bebé y yo estábamos por la mitad, y la vista era buena, aunque el sol estaba fuerte.

Después de tanto parloteo por parte de las autoridades del colegio empezaron a llamar a los chicos.

Los primeros siempre eran los que tenían las mejores notas, y al final iban los que se graduaron con notas de 8,5 hasta 9. Este colegio es muy exigente y siempre te piden calificaciones altas o sino te mandan al psicólogo del colegio, es chistoso pero sí, no existen estudiantes con notas de 7.

Felicitaban a cada uno pero ellos no me interesaban, me interesaba Benjamín, pero supongo que tendré que esperar porque la directora había dicho que sus notas no eran excelentes, entonces estará al último.

—Me alegra conocerte Laura —me dijo Vicenta de nuevo—, mi hijo jamás me ha presentado a ninguna chica como su novia —comentó—, tú eres la primera.

Sonreí mirando al frente sin saber que decir, —¿Jamás? —me admiré.

Ella carcajeó y aceptó con su cabeza, —Jamás, siempre me decía que me presentará a su novia cuando esté seguro de que ella es la indicada.

Casi me atraganto al escucharla decir tal cosa.

Si apenas nos conocemooooos.

No te asustes —carcajeó ella de nuevo—, sí tú eres la indicada para mi hijo el tiempo me lo hará saber, mientras tanto te recibo con los brazos abiertos —sonrió ella y me sentí más cómoda.

—De verdad que muchas gracias —me sonroje—, y es verdad, el tiempo lo es todo —dije.

—Así es querida, ¿cómo me dijiste que te llamabas? —preguntó sutilmente.

—Laura —sonreí despacio—, Laura Bell.

Su ceño cambio, —¿Así que estoy hablando con la hija del abogado más famoso que existe? —mencionó.

—Sí —respondí—. Pero no me gustaría que me conociera como la hija del abogado más famoso —agregué.

—No te preocupes Laura, no te estoy juzgando por tu apellido, eso no importa, importa quien tú eres y como eres —dijo acariciando mi mano.

Sus palabras hicieron que volviera a sonreír ampliamente.

—Gracias —salió de mi boca.

—Por cierto, quedas invitada al cumpleaños sorpresa de Benjamín —dijo mirándome y casi se me salen los ojos—, es en casa, a las nueve.

¿Cumpleaños?

¿Hoy está cumpliendo años? —me atreví a preguntar sorprendida.

—No —negó sin preocupación—, es mañana pero lo estoy haciendo hoy para poder cantarle a las doce —me explicó—, ya invite a sus amigos, y ya está todo listo, alcohol, comida, hasta contrate a un Dj —rió ella—, es algo especial para él.

—No lo sabía la verdad —me sinceré—, sabía que su cumpleaños estaba cerca pero no que era mañana.

—Felicidades al señor Benjamín Castelblanco —entonces dijeron inesperadamente y voltee a ver.

Benjamín subió a la tarima con una sonrisa de oreja a oreja mirándonos, ya llevaba puesto la toga, la esclavina, el birrete y la borla que eran color del uniforme.

Tan guapo que se veía. Si es por mí ,de nuevo le quitaba la ropa...

—Que se gradúa con un puntaje de 9,79 —terminaron de decir.

Se graduó con un puntaje de 9,79....

No era ningún imbécil.

(...)

Después de la graduación que duró décadas nos quedamos un corto rato conversando entre los tres, Vicenta se sentía muy orgullosa de Benjamín, antes de irme le entregué mi pequeño obsequio y lo felicité. Él me rogó que me quedara pero no podía, además que su mamá lo iba a invitar a cenar para después llevarlo a casa y que se encontrara con la sorpresa que su mamá preparó.

Fui a casa y de milagro me encontré a todos.

—Buenas noches —saludé a mi familia que se encontraban en el comedor cenando.

—¿Tienes hambre princesa? —preguntó mi papá.

—Ni un poquito —negué.

—¿Cómo te fue en la graduación de Benjamín? —preguntó mi mamá.

Bien mamá, Benjamín y yo nos masturbamos mutuamente.

—Bien, un poco aburrido —conté—. Benjamín se graduó con 9,79.

—Se ve que es un joven inteligente —comentó mi papá.

—Alicia me contó que hubo un altercado con sus notas y se logró arreglar a tiempo porque Benjamín se hubiera graduado con menos de ocho —me dijo mamá—, imagínate si se hubiera graduado con esa nota, no pudiera entrar a ninguna universidad —soltó una carcajada.

—¿No tienes nada que decir? —me preguntó Ethan serio.

Regresé a ver a los demás y sus caras también estaban serias.

¿Ahora que hice?

No que yo sepa —conteste sin dejarme intimidar.

Papá se paró y se acercó a mi minuciosamente, y de su traje saco un sobre.

—¿Estás segura? —preguntó papá y sentí que debía salir huyendo.

—Sí, no tengo idea de lo que me hablan —conteste mirándolos con intriga.

Me extendió el sobre y lo abrí tan lentamente como pude.

¿Que puede estar en ese sobre?

Me relaje cuando vi el sello del colegio.

Estaban tantas palabras que solo fui a la parte más importante.

"Y me alegra informar que, Laura Bell Curie pasó exitosamente al siguiente curso con un promedio de 9,94 mereciendo así uno de los tres diplomas otorgado por la institución..."

  —No puede ser —solté con emoción.

Papá ahora tenía una gran sonrisa en el rostro, me extendió sus brazos y lo abracé.

—Me haces sentir tan orgulloso —dijo él cerca de mi cabeza.

Ethan se nos acercó y me separé de papá.

—¡Felicidades hermanita! —dijo cogiendo uno de mis cachetes y dándome un abrazo corto.

Mamá ya estaba atrás de nosotros y se acercó a mí abrazándome.

—Nunca dudé de tus capacidades —dijo ella sonriente.

Le sonreí igual.

—¿Puedo pedir algo? —pregunte sonriendo maliciosamente.

Mamá suspiró, —Pide lo que sea.

—¿Puedo ir a una pequeña reunión hoy? —sonreí de dientes.

Ethan rió y se fue a sentar.

—Pero si acabas de llegar —respondió mamá.

—Por favor —hice puchero.

—No —negó mamá dándome la espalda y yéndose a sentar igual que papá—, no eres una callejera, eres una señorita de casa —reprochó.

—Amelie —interrumpió papá mirándola.

—Por favor —volví a rogar ahora mirando a papá.

—¿A qué hora es? —preguntó papá.

—Jack —pronunció mamá su nombre entre dientes.

—Empieza a las nueve y estaré aquí a la una —sonreí.

—No vas a ir —dijo mamá retándome.

—Por favor —hice puchero.

—Puedes ir —me dijo sin dejarse intimidar por mamá—, Amelie tiene 16, déjala disfrutar un poco de su juventud.

—¡Gracias! —solté saliendo del comedor antes que se arrepintieran para ir a mi habitación.

—¡Si llegas tarde no me sales nunca más! —gritó mamá.

Había un problema...
No tenía un regalo para Benjamín.

O bueno... tal vez podía hacer pasar como regalo lo qué pasó esta tarde...

A la final no lleve nada, mañana buscaré algo para obsequiarle y se lo daré.

(...)

Creo que jamás hubiera estado preparada para lo que iba a pasar hoy.

Jamás me hubiera imaginado que este día se descubriría algunas cosas que quedaron inconclusas en el pasado.

Jamás me hubiera imaginado que este día iba a llorar como nunca lo había hecho....

Fui en mi auto hacia la casa de Benjamín, para no ser tan obvia estacione en un garaje privado a una cuadra de su casa.

Mi vestido esta vez era color canela, suelto y con la espalda un poco descubierta, mis tacones eran de plataforma para poder caminar, bailar o lo que sea más cómoda, y mi maquillaje estaba simple, nada del otro mundo.

Entré a su casa por la misma puerta que hace semanas entré en busca de Valentina.

Hasta cuando llegue estaban como 30 personas, todas esperando a que Benjamín entrara por esa puerta. Algunas caras se me hacían conocidas pero decidí acercarme a Max que estaba al igual que todos esperando.

—Hola Max —saludé con un beso en la mejilla.

—Hola Laura, ¿que tal todo? —preguntó él sonriente.

Él llevaba puesto algo casual.

—Todo bien —respondí mirando los arreglos—, ¿sabes si se demoran?

Max saco su celular y vio un mensaje que le llegó, —Me dice la mamá que ya están a cinco minutos —aviso guardando su teléfono—, ya regreso —avisó yéndose hacia donde estaba el Dj.

Le pidió un micrófono al Dj y este se lo dió.

—Benjamín está llegando —avisó—, apaguen las luces y no hagan ruido.

Todos se emocionaron y empezaron a acomodarse, quedamos a oscuras y Max vino a mi lado.

—Graba su reacción —susurró Max.

Decidí hacerlo y de mi pequeño bolso saqué mi celular, al escuchar el ruido de un auto estacionándose empecé a grabar.

Ellos entraron riendo y Benjamín encendió la luz desde la puerta.

—¡Feliz cumpleaños! —gritaron al unísono y Benjamín se quedó como una estatua pero inmediatamente sonrió.

—No lo puedo creer —exclamó sonriendo mientras se tocaba el puente de la nariz.

—Feliz cumpleaños mi Benji —le dijo la mamá abrazándolo.

(...)

Después de conversar un poco con sus amigos y que Benjamín me haya presentado con todos como "la mujer con la que se casará y tendrá mil hijos", subimos a su habitación.

Estaba en el segundo piso donde solo habían habitaciones, entramos a su cuarto que era el primero, las cortinas oscuras que llegaban hasta el piso sobresalían, su cama en la mitad al frente de esas cortinas que ocultaban una ventana, al costado un televisor y al otro costado unos muebles grises que combinaban con su closet seguidamente.

—Pasa —dijo él atrás de mí, lo hice y cerró la puerta.

Se acostó en su cama y me señaló para que haga lo mismo, así lo hice quedándome a su lado.

—Tienes una fiesta y prefieres venir a tu cuarto —le reproché.

—Quiero estar contigo, no con ellos —respondió.

Vire mis ojos colocándome de lado, estiró su brazo y coloqué mi cabeza ahí.

Por un momento nos quedamos en silencio mientras yo escuchaba cómo su corazón latía.

—¿Ya te he dicho que tienes un culo espectacular? —mencionó.

—Más de lo que crees —reí—. Estás obsesionado con mis nalgas.

—Es que —pausó—, para ser honesto cuando las pude ver a la perfección en el jacuzzi de tu casa me enloquecieron —me miró—. Si tú vieras tu precioso culo con mis ojos me entenderías.

—Seguramente —me burlé.

Su mano acariciaba mi espalda y nuevamente nos quedamos callados por más tiempo.

—¿Cuando te lo hiciste? —preguntó y no entendí a qué se refería.

—¿Ah? —hice una cara de confusión.

—El tatuaje, el tatuaje que tienes en la espalda —recordó.

—Ohhhh —entendí—, hace cuatro meses, en mi cumpleaños, me lo hice junto con Ethan —le conté.

—¿Tiene algún significado? —preguntó él.

—Algo así —respondí—, ¿quieres verlo? —pregunté y él aceptó así que me senté y retire mi cabello lacio de mi espalda.

Sus dedos se posaron en mi pequeño tatuaje.

—Una luna y una estrella —mencionó.

—Sí —acepté volviéndome a acostar sobre su pecho

—¿Qué significado tiene? —preguntó acariciando mi espalda.

—Es referente a el lazo que tenemos Ethan y yo, él tiene un sol y una estrella y yo cambió el sol por la luna —intenté explicarle—, la estrella nos une, porque a pesar de que el sol y la luna casi nunca estén juntos siempre a su alrededor hay estrellas, pero a las estrellas solo se les puede observar cuando hay oscuridad, sin embargo siempre están ahí, aunque teóricamente el sol también es una estrella pero ignora eso —reí.

—Lo quieres mucho, ¿verdad?

—Demasiado —corregí—, sin pensarlo doy mi vida por él.

—Te entiendo —dijo él.

—Tienes una fiesta —le volví a recordar—, ve y disfrútala —ordené ahora mirándolo seria.

—Si tu me acompañas —indicó alzando sus cejas.

—Mueve el culo —ordené grosera alejándome de él y abriendo la puerta indicando que salga.

Se levantó de la cama cogiéndome la mano y obligándome a salir atrás de él.

Todo iba bien....

Hasta que bajando las escaleras nos encontramos con Nayeli.

Me miró con su cara de perra ignorándome y pasando a él hombre que estaba a mi lado.

—Benjamín —lo nombró ella sonriente.

—Nayeli —salió de la boca de él sin soltar mi mano de la suya.

—Feliz cumpleaños mi amor —se abalanzó hacia él de inmediato y me solté de la mano de Benjamín que intentó separarse.

—Ay no —solté—, yo no voy a estar aguantando esto —me cabreé dando media vuelta y dirigiéndome hacia la salida.

Nadie me siguió.

No sabía si quedarme o irme a casa. Pero es que realmente no voy a estar aguantando estupideces así que decidí irme a casa.

Por mí los dos se pueden ir al carajo.

Fui hacia mi auto, y antes de encenderlo llegó un mensaje a mi celular.

Saqué el celular de mi bolso y lo prendí viendo el mensaje.

Número desconocido:
No seas tonta, no creas todo lo que él te dice, tampoco creas que su manera de ser es así, está fingiendo para lograr un objetivo. No lo conoces, no sabes lo que él puede hacer y ni siquiera sabes en qué mierdas esta metido. Eres una niña de papi y mami y solo terminarás metida en problemas, aléjate de Benjamín o yo misma me encargaré de que lo hagas pero a las malas.

Arrojé el teléfono hacia el asiento del copiloto llevando mis manos hacia mi cabeza, cerré los ojos y suspiré.

—¿Quién te crees para amenazarme? —solté.

De nuevo llegó otro mensaje. Y volví a agarrar el celular de mala manera.

Número desconocido:
Sé que no me quieres creer pero tengo las pruebas suficientes para demostrarte que llevamos la misma sangre, que soy tu hermano.
Estás viviendo una vida de mentiras, y yo te puedo aclarar muchas cosas...
Te veo en 20 minutos aquí.
Ubicación.

Me quedé confundida, verifiqué el número y no era Nayeli, era mi supuesto hermano.

¿Una vida de mentiras?

No sabía que hacer...

Solo encendí el auto y arranqué.

—¡Laura espera! —gritó Benjamín desde la puerta de su casa pero ya era muy tarde, no iba a frenar.

Tenía que saber quién era él...

No podía dejarlo así.

Fui hacia el lugar donde me dijo, estacioné a la orilla de la carretera, era un mirador pero solo un pequeño foco lo alumbraba, todo estaba oscuro, pero aún así la luz de la luna y del pequeño foco me dejaban ver una sombra que estaba sentada en aquel asiento del mirador, estaba de espaldas, decidida baje del auto azotando la puerta y el viento se estampó en mi cara.

—¿Qué quieres? —pregunte sin rodeos, mi voz sonaba fuerte e intimidaba.

—Quiero abrirte los ojos —respondió él levantándose y dándose media vuelta, es el mismo tipo de la otra vez.

—Se directo —ordené caminando hacia él mientras que el sonido de los tacones era el único ruido entre los dos.

—Soy tu hermano —confesó directo.

—¿Y? —solté como si no me importase de donde salió y con qué intenciones.

—Te abriré los ojos de una vez por todas —se volvió a sentar—, ven acompáñame —sugirió con sutileza.

—¿Qué quieres? —volví a preguntar—, ¿dinero? —agregué.

—Tal vez —respondió cínico—, pero por ahora quiero que abras los ojos y te des cuenta qué hay un mundo afuera del tuyo —guiñó su ojo.

Sin despegar mi mirada de la suya me senté, miraba cada rasgo en su cara, y no podía encontrar parecido alguno a mi hermano o a mí.

—Empezaré en que mi nombre es Alessandro Bell, hijo de Jack Bell y Rubí Brown —confirmó y sentí un nudo en la garganta, es hijo de mi padre—, tengo veinte años, nací y crecí en Reino Unido —pausó varios segundos—. Mi padre vivió con mi madre hasta cuando tuve dos años, después se fue con la víbora de tu madre —lo miré intentando intimidarlo pero no pude—, porque hizo varias cosas entre ellas casi se suicida para que Jack regresará a ella, finalmente lo logró y mi padre se fue con tu madre pero aún así no dejo de venir a su hogar que era con mi madre y yo —seguíamos mirándonos mutuamente mientras yo lo escuchaba con cautela—, varios años después nace Laura Bell —me nombró de una manera brusca—, la que heredaría junto con su hermano Ethan Bell todos los bienes de su madre y su padre, pero eso no importaría porque simplemente ella se crió sola, como si no tuviera madre ni padre porque ninguno de los dos estaba con ella —mencionó y me dolió pero no lo dejé ver—, antes de seguir avanzando mira esto —cortó dándome unas fotos impresas, las tomé y las empecé a ver.

Se supone que era él junto con su madre y mi papá.

Mi padre con otra familia...

Pase a la siguiente foto donde estaba mi papá abrazándolo a él pero de fondo estaba un colegio.

—Mi primer día de escuela —informó.

Volví a pasar a la siguiente foto... y así sucesivamente.

En todas las fotos estaba mi papá junto con él, en el parque, en alguna piscina, en algún instituto, en algún cine, tomando helado... etc, hasta que en la ultima foto nuevamente estaban los dos, pero en esta él se estaba graduando, esa foto no era tan antigua...

Con esas fotos demostraba que mi papá lo visitaba seguido y pasaba tiempo con él.

Y con cada foto sentí que mi corazón se iba partiendo.

Él nunca faltó a mis presentaciones o discursos que daba en mi instituto, siempre estaba presente —indicó—, ¿nuestro padre tampoco faltó a las tuyas? —preguntó intentando lastimarme y lográndolo.

Mi corazón se quebró.

Mi padre nunca asistió a ninguna de mis presentaciones escolares porque "estaba trabajando mucho".

Mi padre y mi madre nunca asistieron a absolutamente nada.

Sin darme cuenta mis ojos estaban cristalizados, a punto de soltar un par de lágrimas, pero no fue así.

—Por tu rostro supongo me equivoque —habló nuevamente.

—Se directo y dime que diablos quieres —ordené más ruda de lo normal.

—Está bien —se rindió—, seré directo y te diré la verdad, la verdad que nadie a podido decirte querida hermana.

—Empieza —vociferé cabreada casi matándolo con la mirada.

—Mi intención nunca fue hacerte daño —empezó excusándose—, realmente quiero que veas quién es tu madre y tu padre —pronunció—. Tú tan solo fuiste la bebé que utilizó tu madre para amarrar más a Jack —informó directo—, no fuiste algo que desearon, de hecho Jack ni siquiera quería a Amelie y por esa razón estaba con mi madre, tú madre no te quería y tanto así fue que te dejaba sola al cuidado de una sirvienta o niñera, Jack posiblemente te quería en ese entonces pero no lo suficiente como para por lo menos asistir a los programas que realizaba tu colegio donde siempre resaltabas y decirte un "te quiero" —mencionó y una lágrima rodó por mi mejilla—. Cuando te mandaron a Londres no fue para cuidarte —confesó y recordé aquel día—, fue porque Jack estaba en un problema referente a los narcos y para que él no hiciera nada estúpido tenía que mandar a uno de sus hijos a Londres donde lo vigilarían y si hacía algo mal matarían a su hijo o hija —habló y supe a dónde iba todo esto—, pero adivina a quien escogió tu madre —esperó por mi respuesta que nunca llegó porque sentí que ni siquiera podía pronunciar letra alguna, me escogió a mí—, te escogió tan fácilmente a ti para mandarte de carnada y si ocurría algo, te mataban o torturaban a ti, pero eso no le importaría a Amelie ya que siendo la mujer que te parió ni le importabas —concluyó dejándome destrozada.

Analizaba cada palabra que acababa de decir, y las cosas empezaban a encajar.

No tenía nada que contradecirle o negar porque era cierto.

Esperó unos minutos para volver a hablar, —Tu madre es una víbora que nunca te quiso y te utilizo —admitió con su tono de voz suave—, y tu padre es una persona que se dejó manipular por tu madre. Y yo solo soy el hijo bastardo que pudo tener una vida mucho mejor pero tú madre quería quedarse a toda costa con Jack, esa es toda la verdad —terminó.

—¿Y qué quieres que haga? —le respondí más cruel de lo normal, mi voz se escuchaba dolida.

—Afrontar la verdad —respondió de inmediato.

—¿Eso es todo? —pregunté levantándome.

—No lo es, aún faltan más cosas que no podría decirte, pero supongo que algún día las descubrirás tú sola —respondió él—, hay muchas cosas ocultas.

—Un gusto conocerte Alessandro Bell —me despedí sarcásticamente mostrando una sonrisa fingida.

No podía seguir ahí, tenía que huir antes de que empezara a llorar y él me viera débil.

No esperé a que respondiera así que di media vuelta marchándome.

Entré cerrando la puerta, encendiendo el auto y yéndome de ahí de inmediato, las lágrimas empezaron a recorrer por mi mejilla mientras conducía.

Todo era verdad.

Mi papá tiene otra familia, otra familia que sí quiere...

Otra familia donde si tiene tiempo para salir a tomar un helado, para ir al cine, para hacer cosas que las familias felices lo hacen.

Toda esa verdad me lastimaba.

Siempre quise que mis padres asistieran a algún programa del colegio donde participaba pero nunca lo hicieron, me dejaban esperándolos entre llantos por horas, sin siquiera poder entender porque no venían.

—¡¿Como vas a poder hacerle eso a una niña que sólo quería recibir amor y atención de sus padres?! ¡DIME CÓMO MALDITASEA! —grité entre sollozos mientras conducía.

Mi madre nunca mostraba afección hacia mí, jamás me decía te quiero, creo que nunca lo ha hecho.

—Ellos nunca me quisieron —pronuncie llorando—, ¡ellos nunca lo hicieron!

"Tu madre es una víbora que nunca te quiso"

Esas palabras retumbaban por mi mente.

—¡ERES UNA MALDITA VÍBORA AMELIE CURIE! —gritaba cada vez más fuerte sin dejar de acelerar.

Mi pecho ardía, y las lagrimas no dejaban de caer porque todo era verdad, y yo lo sentía.

Quería gritar lo más fuerte hasta quedarme sin voz, quería llorar hasta no poder más, quería entender porque no me quieren...

—¡SOLO ERA UNA NIÑA! ¡Una niña que siempre lo tuvo todo pero nunca él amor de sus padres! —lloré desconsoladamente recordando ese día que me marché a Londres—. Siempre veía como mis compañeros abrazaban a sus padres que los esperaban al salir de la escuela, y yo solo recibía a un chofer que me llevaría a casa porque posiblemente mis padres estarían muy ocupados. Sacaba las mejores calificaciones para recibir un "te quiero", ¡un maldito te quiero que nunca llegaba! —empecé a llorar más fuerte sin poder evitarlo.

Aceleraba intentando llegar lo más pronto a casa, quería enfrentarlos, quería saberlo todo y quería largarme de aquella casa.

Pronto llegué a casa limpiándome las lágrimas que estaban por mi rostro, dejé afuera el auto, me bajé dispuesta a enfrentarlos o simplemente largarme a no sé donde.

Las luces del primer piso estaban encendidas y entré con el gran dolor que tenía en el pecho azotando la puerta encontrándome con los dos seres que me dieron la vida.

—¡Quiero que te marches a Londres! —me gritó Amelie apenas me vio y se acercó a mí—, ¡sin vergüenza!, ¡descarada!, ¡¿a quien carajos eduqué?!, ¡¿a una prostituta?! —me cacheteó—, ¡¿a una puta?!

Me quedé helada sin poder analizar lo que acababa de pasar y ella me mostró su celular.

"Se difunden videos y fotos íntimas de Laura Bell, hija del famoso abogado Jack Bell"

Cerré los ojos y de inmediato un nombre se me vino a la mente.

Benjamín Castelblanco.

$$$

Sé que no se esperaban nada de esto JAJAJAJA

Solo puedo decir que realmente aún no dicen qué pasó con Ethan en su niñez, y no lo dirán pronto, esa fue mi decisión ya que aún faltan muchaaaaas cosas.

Lloren, rían y disfruten.

Besooos.

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