Capítulo 30
Benjamín
—¿Dónde está Laura? —pregunté a Alejandra.
—No soy su niñera, tú deberías saber —respondió grosera.
Hace más de una hora que perdí el rastro de Laura. Y siento que no está bien, que algo le está pasando.
—¡¿Alguien a visto a Laura?! —grité buscando respuestas.
—Aquí no está —respondió un tipo—, creo que la vi bailando —señaló a la multitud de gente que estaba adentro de la casa.
De inmediato caminé hacia adentro pasando por el medio toda la multitud, buscando a Laura.
Mis ojos miraban a todas partes, pero no la encontraban.
Hasta que la visualice, ella estaba bailando o eso parecía, sus ojos estaban casi cerrados y al lado de ella estaba Juliet.
—¡Laura! —me acerqué a ella tocándole un hombro.
De inmediato ella se asustó y dio dos pasos hacia atrás.
—Tranquila soy yo —le dije volviéndome a acercar pero ella se volvió a alejar mirándome extrañamente.
—¿Benjamín? —preguntó ella.
Apenas la podía escuchar por la música.
—Sí —respondí—. ¿Cuánto alcohol tomó? —pregunté a Juliet cerca de sus oídos para que me pudiera escuchar.
—No sé —respondió Juliet sin tanta importancia—, no mucho.
—Ven —le dije a Laura tratando de entender porque estaba temerosa, tomé su mano y traté de llevarla a otro lado pero ella no se movió.
—¿A donde me quieres llevar? —preguntó—, déjame aquí, no quiero ir a ningún lado.
—Laura confía en mí —dije intentado nuevamente llevarla a otro lado.
Caminó atrás de mí hasta el patio delantero, después se soltó de mí bruscamente.
—¡¿Quién eres?! —gritó ella caminando hacia atrás.
—Laura soy Benjamín —alce la voz sin entender lo que pasaba—, ¿qué pasa?
—Tengo miedo —confesó mirando a todas partes—. Lla-llama a-a Ethan —tartamudeó.
—Laura, ¿qué te pasa? —me acerqué nuevamente a ella ya preocupado.
—¡Llama a Ethan! —gritó ella.
—Tranquila —la miré.
Su respiración era rápida y miraba a todos lados.
—Laura mírame —pedí cogiendo su cara.
Ella lo hizo y miré sus ojos, sus pupilas estaban dilatadas.
Ella está drogada.
—Laura, ¿te drogaste? —pregunté con el ceño fruncido y con el corazón en las manos.
—No-no —tartamudeó—. Tengo miedo —volvió a confesar con las manos en el pecho y temblando.
Ella no se drogó, la drogaron.
El alma se me fue al piso, sentí un dolorcito en el pecho.
El tema de las drogas siempre causa algo en mí.
¿Y si la drogaron para secuestrarla?
—No me hagas daño por favor —rogó ella apegándose a la pared con un hilo de voz y mi corazón totalmente se destrozó—, no me hagas nada por favor —dijo con los ojos llorosos.
Trague saliva y me atreví a preguntar, —¿Sabes quién soy?
—Aléjate de mí —ordenó empezando a llorar—, ¡Benjamín! ¡Ethan! —gritaba con desespero mientras lloraba—, ¡Ayuda por favor! ¡BENJAMÍN! —gritó ella más fuerte— ¡ETHAN!
Mis ojos se llenaron de lágrimas, ella se encontraba mal, ni siquiera me reconocía.
—Estoy aquí —intenté ayudarla—, soy Benjamín. Laura mírame por favor —rogué ya que solo miraba al suelo y ella estaba alucinando—. Estoy aquí, no te haré nada.
—¡Aléjate! —gritó— ¡tú no eres Benjamín! —sollozaba— ¡ETHAN! ¡ALGUIEN AYÚDEME POR FAVOR! —gritaba tapándose la cara.
—¿Qué le estás haciendo? —preguntó un tipo acercándose a Laura rápidamente.
—¡No! —gritó ella— ¡No me hagan nada!
—Aléjate de ella —pedí—, no está bien. Laura escúchame —le hablé—, ¿te acuerdas de aquella vez que un tipo se reía de ti cuando te veía y te enojabas mucho?, ¿cuando aquel tipo entró a tu carpa borracho a dormir contigo porque quería el beso de las buenas noches?, ¿cuando él tuvo celos de tu amigo Gustav?, ¿Laura te acuerdas de eso? —pregunté—. Ese tipo soy yo, yo soy Benjamín.
Laura alzó la mirada para verme y se abalanzó a mí llorando más.
—Benjamín ayúdame —decía ella enterrando su cara en mi pecho y abrazándome fuertemente —, me quieren hacer daño —sollozaba sin parar.
—Estoy aquí —repetía acariciando su cabello—, estoy aquí pequeña diablita,
—Llama a Ethan ¡por favor! ¡hazlo! —alzó la voz encontrando mi mirada.
Verla tan débil y frágil me hizo sentir culpable, si yo no la hubiera invitado no estuviera pasando esto.
—¡Llámalo por favor! —repitió ella y saqué mi celular— 94-05-32-24 —dijo ella mientras anotaba su número.
Llamé, pero los segundos pasaban y el no contestaba.
Intente por segunda vez y tampoco.
Hasta que en la tercera vez contesto.
—¿Aló? —dijo él escuchándose molesto.
—Soy Benjamín, tienes que venir a la fiesta —le dije seco—, Laura está drogada —le informé directo sabiendo que el hermano me culpará por todo.
—¡Ethan! —gritó Laura pero él ya había colgado y guardé mi celular.
—Ya está viniendo —le informé dándole un beso en su cabeza.
—No me dejes sola por favor —decía ella abrazándome más duro.
Hice señales para que el tipo se fuera y lo hizo, yo me quedé afuera con Laura.
Laura no me soltaba y tampoco paraba de llorar, entonces la cargué y caminé hacia mi auto.
—Tengo mucho miedo —confesaba ella aferrándose a mí—, siento que el corazón se me va a salir.
—Todo estará bien —repetía mientras la colocaba en el asiento trasero dejándola sola por un instante para prender el auto y colocar la calefacción, ella debe tener frío.
Después me senté a su lado, ella se recostó y puso su cabeza en mis piernas, me saqué la chamarra y se la puse encima para que se abrigara.
Cerró sus ojos y después de unos cuantos minutos empezó a delirar.
—No lo hagas —empezó a respirar agitadamente—, por favor.
Mi corazón cada vez se partía en más pedacitos. Verla así me estaba matando.
Cerré los ojos y de inmediato el recuerdo de mi madre muerta invadió mi mente.
(Holis, les habla la autora para hacerles una pequeña recomendación. Este flashback de Benjamín léanlo escuchando esta canción "Between the bars - Elliott Smith", si es que quieren llorar, obvio)
Flashback:
—¡Mami! —gritaba entrando a la casa con la boleta de calificaciones en la mano, tirando la maleta en la sala—, ¡mami! —volví a gritar buscándola con desesperación—. ¡Tengo las mejores notas de todo el curso! ¡Mami, ¿dónde estás?! —pregunté caminando hacia su cuarto.
Entré emocionado pero apenas puse un pie en ese cuarto me detuve.
Las pastillas tiradas en el piso junto con mi madre.
—¡Mamá! —grité tirándome al piso donde estaba ella.
La volteé y me agaché poniendo mi oído en su pecho para escuchar si su corazón latía.
No escuchaba absolutamente nada.
—Mami —la movía con mis manos para que reaccionara—, mamá reacciona por favor —le decía mientras el miedo y las lágrimas me invadían.
Me puse de pie y corrí hacia la sala a buscar el teléfono convencional para llamar a emergencias.
—Novecientos once, ¿cual es su emergencia? —preguntó una señorita al otro lado de la línea.
—Ayuda por favor —decía llorando—, algo le pasó a mi mamá y no responde.
(...)
Llegaron los paramédicos, ellos me encontraron abrazando a mi mamá mientras lloraba.
Uno de ellos me llevo a la sala mientras el otro se quedó en el cuarto.
—¿Hay alguien a quien podamos llamar? —preguntó él.
—No-no sé —me bloqueé.
Después de unos pocos minutos salió el paramédico del cuarto, vi su cara y supe que algo estaba mal, corrí hacia donde mi mamá.
Ella seguía en la misma posición, ella no despertaba.
—¡¿Por qué no despierta?! —lloraba angustiadamente— ¡Mamá despierta! ¡Por favor! ¡Hazlo! —gritaba moviendo su cuerpo— ¡Mamá! ¡¿Por qué no hacen algo?! —grité a los paramédicos.
Me temía que no hacían nada porque ya no había nada que hacer. Ella estaba muerta.
Mi mamá estaba muerta y no podía hacer nada.
—¡Mamá no me dejes solo por favor! —gritaba abrazando su cuerpo—, despierta por favor. ¡Mamá!
Mi papá llegó, observó todo y los paramédicos hablaron con él.
Él me cogió con sus brazos y me apartó de mi mamá.
—¡No! —grité— ¡No me alejes de ella! —empecé a tratar de soltarme—, ¡ella me necesita! ¡Suéltame!
Mi papá soltó su agarre pero se inclinó para estar a mi altura, —Ella se ha ido —dijo él—, está muerta Benjamín.
—¡No!, ¡no es cierto!, ¡mentiroso! —lo empujé para ir nuevamente hacia mi madre.
Me arrodillé llorando para abrazarla.
—No te vayas por favor mamá —lloraba desconsoladamente—, no me dejes solo —le decía abrazando su cuerpo sin vida—, por favor vuelve.
—Ella se fue —dijo papá.
—¡No! ¡Eso no puede ser cierto! —negaba rotundamente la verdad—, ella dijo que jamás se iría, que estaría conmigo.
Nuevamente puse mi oído en su pecho para escuchar el corazón de mi mamá latiendo y decirles que ella no estaba muerta. Pero no fue así, no se escuchaba nada.
El corazón de mi madre ya no latía.
Ya no estaba corriendo sangre por sus venas.
Su cuerpo ya no estaba caliente.
Sus ojos estaban cerrados y no los abriría jamás.
Ya no sonreiría más.
Ya no me abrazaría más.
Ya no podría verla jamás.
Ya no podría estar conmigo y con mi hermana jamás.
Ella ya no tenía vida.
—Ella no está muerta. Ella no está muerta. Ella no está muerta —repetía en voz baja sin dejar de abrazarla—. Vuelve por favor mamá.
Fin del flashback.
Mis ojos se volvieron llorosos. Aún me afecta tanto que ella haya muerto.
—Por favor no me mandes a Londres —rogó Laura—, prometo que me portaré bien papá.
Ella seguía alucinando.
—No lo hagas —seguía rogando ella—, papá por favor.
—No lo haré —respondí por inercia acariciando su cabello.
—No quiero irme —decía escuchándose desesperada—, quiero quedarme con Ethan.
¿A qué se estaba refiriendo?
—¡No! —alzó la voz— ¡NO ME TOQUES! —gritó ella levantándose asustada y mirando a todos lados.
Su respiración estaba muy agitada.
—Laura —la llamé—, solo fue un sueño —la miré.
—Ethan ¿dónde está Ethan? —preguntó respirando agitadamente y muy asustada.
—Ya mismo llega —traté de tranquilizarla tomando su mano.
—Lo necesito, necesito a mi hermano —decía cerrando sus ojos e intentando calmarse—, ¿qué me hicieron? —preguntó empezando a llorar— ¡¿qué mierda me hicieron?! —gritó mientras rodaban algunas lágrimas por su mejilla.
Te lo juro que descubriré quién te hizo esto.
De pronto alguien abrió la puerta del auto bruscamente, era el hermano de Laura.
—¿Qué le hiciste imbécil? —preguntó él mirando a Laura—, ¿qué le hiciste a mi hermana? —alzó la voz cogiéndome la camisa.
—¡No! —gritó Laura—, no le hagas nada a Benjamín —cogió las manos del hermano—, él me ayudó.
Ethan y yo nos miramos malamente y me soltó.
Me baje del auto para que Laura también pueda.
Ella se abalanzó a Ethan llorando. —¿Por qué dejaste que me mandaran a Londres? —preguntó y él se quedó callado—. Yo te necesitaba —decía ella entre llantos.
—Perdóname —respondió él abrazándola.
Después de unos minutos la sentamos en mi auto pero ya no decía nada, la droga que le dieron ya estaba haciendo efecto al 100%.
—¿Qué droga le dieron? —preguntó Ethan con enojo.
—No lo sé —respondí.
—¡¿Cómo que no lo sabes?! —se alteró.
—¡No lo sé! —alcé la voz—, yo no estaba con ella. ¡Yo no la drogué!
—¡¿Entonces quién fue?! —gritó él empujándome.
—¡Yo que voy a saber! ¡Tú viniste con ella! —lo empuje también—, ¡tú debes saber!, ¡es que claro! —grité—, ¡la dejaste sola! —mencione sabiendo que yo también lo hice.
Ethan respiro profundamente tranquilizándose.
—Necesito saber que le dieron para saber si necesito llevarla al hospital o no —dijo él ya más tranquilo—. Cuéntame lo qué pasó —pidió poniéndose en cuclillas y acariciando la cara de su hermana.
—Ella estaba con una amiga, entonces fui a buscarlas y supe que algo estaba mal cuando la vi, la saqué de ahí y empezó a alucinar —le conté—, vi sus pupilas y estaban completamente dilatadas, entonces me di cuenta que estaba drogada.
—¿Lo hizo por cuenta propia? —preguntó.
—No —respondí seguro—, a ella la drogaron, estoy seguro.
—Necesito saber que le dieron y quién —enfatizó.
—Ya lo sabrás en cinco minutos —dije llamando al dueño de la casa, Owen.
Después de un tres minutos vino el dueño con los videos de las cámaras de esa casa.
—Fue él —nos indicó el video dónde está Laura junto con un tipo—, ella deja el vaso y él le pone algo y cuando ella vuelve ella pide más alcohol en el mismo vaso y bebe.
—Déjame ver eso bien —dijo Ethan arrebatándole el celular—, ¿sabes qué droga es? —preguntó al dueño devolviéndole el celular.
—No, pregunté a otros pero nadie sabe que es —respondió él—. Suban a mi cuarto —nos dijo—, si se pone mal la llevan al hospital.
—Gracias —le dije intentando no ponerme peor.
Ethan aceptó así que la llevó hasta el cuarto y la acostó de lado.
Laura no decía nada, estaba despierta pero estaba en otro mundo.
Me senté en un sofá al frente de la cama, después Ethan se sentó a mi lado.
Un mensaje de texto llegó y decidí verlo.
Owen:
Sal, necesito decirte algo.
—Ya vuelvo, voy a tomar agua —mentí.
Salí de la habitación y en el balcón estaba Owen, me acerqué a él.
—¿Qué pasa? —pregunté intrigado.
—Nunca ha pasado nada de esto —me recordó—, jamás han drogado a nadie en este tipo de fiestas —recordó él—, estoy seguro y sé que también estás sospechando que a ella la drogaron para secuestrarla y pedir dinero —concluyó.
—¿Cómo sabes eso? —pregunté llevándome las manos a la cabeza.
—La que está ahí es Laura Bell —señaló a la habitación—, no es una cualquiera, es la hija de un hombre con bastante dinero, el hombre con más dinero de esta ciudad —recordó—, y el tipo que la drogó anda en pandillas y no tiene en qué caerse muerto, ahora dime tú, ¿para qué crees que la drogo?
—Mierda —suspiré.
La querían o quieren secuestrarla.
—Por cierto, yo a él lo he visto con Analia, son amigos —me contó.
Hija de perra.
Di media vuelta regresando a la habitación.
—Cuídala —aconsejó quedándose ahí—, porque se la quieren comer.
—¿Qué mierda hiciste Benjamín? —susurré preguntándome a mí mismo—. ¿En qué la metiste?
Tú mismo la llevaste a los buitres.
$$$
Doble actualizaciooooon, disfrutenloooooo
¿Ya saben en qué está metido Benjamín o aún quieren más pistas?🤣
Pobre mi Benji lo que tuvo que pasar :(. Realmente le afecta mucho.
Comenten, voten y no se olviden de seguirme.
Besooos.
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