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Capítulo 29


No podía abrir mi boca para decir algo.

No lo podía creer.

—¿Y cuándo pensabas decírmelo?, ¿cuándo él ya vaya a la escuela? —pregunté irónicamente.

—No sabía cómo decírtelo —dijo acurrucando al bebé.

Respiré hondo y dirigí mi mirada hacia el frente acelerando.

—¿Qué otra cosa me ocultas Benjamín? ¿También estás casado? —pregunté tratando de controlarme.

—Estoy casado contigo —afirmó—, de hecho este es nuestro bebé —aclaró la garganta.

—Ya Benjamín, para —musité un poco molesta.

—¿Estas molesta? —preguntó y lo regresé a mirar por segundos, estaba haciendo una cara tierna.

No respondí, solo seguía manejando.

—Laura —cogió mi mano—, te presento a Adrien Callen.

¿Adrien Callen?

¿Y el apellido de Benjamín?

—¿Por qué no lleva tu apellido? —pregunté curiosa.

—Porque es mi hermano —respondió de inmediato.

Otra vez me mintió.

Que hijo de....

Espera, de igual manera debe llevar el apellido Castelblanco, son hermanos.

¿No que era tú hijo? —pregunté groseramente—. De todas formas debe llevar el apellido Castelblanco —dije obvia.

—Es difícil de explicar —murmuró.

—Pues explícamelo —pedí enojada.

Suspiró y habló, —No quiero hacerlo.

—¡Bien! —alcé la voz—, entonces no lo hagas —vociferé cabreada.

—Shhh, el bebé se está quedando dormido —mencionó—. Yo sé que me amas —dijo tratando de buscarme cosquillas para hacerme reír.

—Yo no amo a mentirosos —informé tratando de hacer que quite sus manos de mí.

—Yo no te mentí, solo fue una pequeña broma —dijo él quedándose quieto.

Seguí conduciendo, ya estaba regresando a la casa de Benjamín.

—¿Por qué no me cuentas de una vez la verdad? —fruncí el ceño.

—Está bien, te contaré todo —se rindió—, pero no quiero preguntas y no quiero que volvamos hablar del tema —puso reglas y acerté con mi cabeza—. Bien, mi mamá se embarazó a los 17 —empezó—, la sacaron de casa y vivió varios meses en la calle, en el lapso del embarazo mi supuesto padre nunca se enteró, y cuando se enteró no quiso ningún lazo con mi mamá o conmigo —contó directo y claro, sin remordimientos—, pero con el tiempo volvieron a estar juntos. La familia de mi papá en ese entonces tenía mucho dinero y vivían bien, y la de mi madre no tanto, un día los dos se fueron a vivir en un apartamento pero después de unos meses él sacó a mi madre a patadas e insultos del apartamento dejándola en la calle, pero quedándose conmigo. Mi madre era una drogadicta enamorada profundamente —aclaró con un hilo de voz y sentí como su corazón estaba partiéndose en mil pedazos, estacione el auto, quería escuchar cada detalle— y mi padre un cobarde, asqueroso y mentiroso. Después de dos o tres años mi mamá volvió ya rehabilitada y volvieron a estar juntos, se embarazó de mi hermana. Todo iba bien, hasta que cumplí cinco, la familia de mi papá empezó a decir que mi mamá tenía a otro hombre, él se volvió loco de celos y casi la mató —pausó por algunos segundos intentando controlar su voz—, volvió a sacarle de la casa, no la dejó coger su ropa o algo de dinero, solo la sacó y mi mamá no tenía a donde ir, sus padres no la querían ni ver y no tenía a nadie cerca, así que volvió a la calle y a las drogas, dejando a sus hijos en las manos de un hombre con una familia rica que posiblemente nos daría una vida mejor a la que ella nos hubiera podido dar —mencionó mirando a la nada y con los ojos cristalizados—. Cuando tenía ocho mi mamá nuevamente volvió, una mujer nueva y dispuesta a recuperar a sus hijos, mi papá por supuesto que la aceptó aunque él se estuviera viendo con alguien más. Un año fue lo que mi hermana y yo pudimos estar con ella. Un día soleado regresando del colegio con la boleta de calificaciones para que las vea mi mamá, la encontré tirada en el piso de su habitación, yo pensé que aún podía hacer algo —recordó dejando caer algunas lágrimas— así que llame al 911 y cuando llegaron no hicieron nada porque había muerto media hora antes de que yo llegara —respiró profundo mirando a la nada.

No sabía qué hacer, no sabía si abrazarlo o darle su espacio.

Pero me estaba doliendo escuchar lo que Benjamín tuvo que pasar.

Después de algunos meses mi papá se casó con Vicenta —continuó contando—, pasaron los años y ella se convirtió en mi mamá, me trataba como a su hijo y nunca tuvo algún problema con mi hermana y yo, el problema era mi padre, a él siempre le quedó muy grande tener una familia así que se divorciaron y Vicenta peleó por la custodia de nosotros, aunque fue muy difícil, ella ganó, pero solo mi custodia, mi hermana se quedó con mi papá, y yo me quedé con Vicenta, ahora vivo con ella y mi papá se deshizo de mi hermana mandándola a un instituto muy lejos de aquí. Adrien es adoptado, ya que Vicenta no puede tener hijos, pero aún así lo considero mi hermano —concluyó.

—Benjamín yo... —traté de hablar pero Benjamín me detuvo.

—No —interrumpió, no quiero tu lastima —me miró—. Eso ya pasó, estoy bien. Así que en conclusión —cambio de tema—, Adrien y mi hermana Isabella son tus cuñados —dijo sonriendo.

—¿Me dejas cargar a Adrien? —pedí viendo a la ternurita que tenía Benjamín.

—Tómalo —me dió al bebé—, con cuidado.

Lo cogí y estaba tan liviano, movió sus manitas y estornudó.

—Awwww, que lindo bebé —empecé a hablar como lo hacen las madres con sus hijos.

—Ten cuidado porque puede...

Vomitar.

El bebé en menos de dos segundos vomitó en mi blusa.

Benjamín miró mi cara y empezó a reírse.

—Te vomitó porque le caíste bien —carcajeó él mientras me pasaba algo con que limpiarme y limpiar al bebé—. Ya tiene que dormir —informó arrebatándome al pequeño Adrien—. ¿Me dejas en casa?

—Como ordené mi capitán —nuevamente empecé a conducir sin molestarme por lo de Adrien.

—No te olvides de esta noche, a las nueve en punto estoy en tu casa —recordó.

—No hace falta, iré con Ethan —informé—, él quiere cuidarme de los buitres —reí—, pero igual estaré contigo.

—¿No crees que se pondrá celoso si te ve conmigo? —preguntó haciendo una mueca.

—De hecho él te pegaría y te amenazaría de muerte, ¿estas dispuesto a eso por mí? —pregunté seria pero en realidad bromeaba.

—Estaría dispuesto a todo por ti —dijo romántico pero después rió—. Pero si me hace algo no esperes a que me quede quieto.

—Sí esperaría eso —respondí de inmediato—, porque es mi hermano y no quiero tener que ocultarle nada, así que debes comportarte —pedí de favor.

—Trataré de sacar mis mejores modales —mencionó burlón.

—Compórtate con él, que sí habla con mis padres y les dice que eres lo que él cree que eres ellos no querrán que esté contigo y me tendré que alejar —hablé sin rodeos.

Pronto llegamos a la casa de Benjamín, y al lado estacioné el auto.

—Me comportaré, lo juro —alzó su dedo meñique girando los ojos, tapó al bebé y abrió la puerta—. Tú también compórtate y por favor, esta noche no calientes la comida si no te la comerás ese instante —rogó refiriéndose a sus erecciones—, porque me duele el pene si haces eso.

Reí sonrojándome un poco, —Como quieras.

Benjamín se acercó dándome un beso en el cachete para después bajarse del auto.

—¡Me mandas la dirección! —grité antes de irme.

(...)

Un vestido suelto y corto de color plata junto con unos tacones puntiagudos es lo que estoy puesta para la fiesta de hoy, y mi cabello como siempre recogido con una coleta alta.

Ya sé que algunas me dirán que soy una mojigata por usar un vestido tan corto y sentirme tan segura conmigo misma, pero no me importa. Me da totalmente igual lo que la gente diga, al fin y al cabo ellos no son los que me mantienen y pagan mis lujos.

Entrando a la casa donde estaba Benjamín noté que de inmediato las miradas nos invadieron a Ethan y a mí. Ethan seguro de sí mismo y con él parecido a su hermana no le importo eso. Él también es muy guapo y sexy pero su ego no es tan alto como el mío, y tampoco es odioso, solo que le molesta el hecho de que su hermanita esté creciendo.

Volviendo a la fiesta, Ethan me presentó a un amigo suyo y estábamos con él y unas personas más, después me separé de él y fui a buscar a Benjamín.

Deje el celular en el auto de Ethan así que no pude llamarlo.

No estaba dentro de la casa así que supuse que estaría en el patio trasero. Apenas asomé mi cabeza para ver quién estaba ahí lo vi riéndose, sentando en una silla al lado de la piscina junto a unas chicas y Alex.

Me dirigí hacia él y apenas me miró habló, —Llegó la más bella mujer de este universo, la que me quita el sueño —alzó la voz haciendo me miren—, llegó mi futura esposa y la mamá de mis hijos.

Ya quisieras.

Carcajeé fuerte, —¿Qué hablas? —pregunté mientras lo golpeaba suavemente en el hombro.

—La verdad, hablo la verdad —repitió—. Les presento a mi novia —sonrió ampliamente—, Laura Bell.

—Benjamín nos lleva hablando mucho ti, ya queríamos conocerte —rió la rubia que estaba al lado de Benjamín sentada encima de una mesa redonda de madera—. Mucho gusto, me llamó Juliet —sonrío—, ellas son Alejandra y Analia —señaló—, y él es Alex.

—Hola —saludó con una sonrisa Alejandra.

—Mucho gusto en conocerte Laura —dijo Analia  con un tono estricto.

—Hola Alex —saludé alzando mi ceja—. Mucho gusto Alejandra y Analia —sonreí igual.

A Analia la había visto en algún lado, su cara me es conocida.

—Vamos a bailar —le dije a Benjamín.

—Tengo que hablar con Alex —respondió él mirándome—, pero ellas también quieren bailar —señaló a las chicas.

—Sí claro, vamos —dijo la rubia entusiasmada levantándose.

—Vamos —reí.

Juliet era muy parlanchina a contrario de Alejandra y Analia. Parecía que a ellas dos no les caí tan bien o son muy calladas.

Analia me presento a sus amigos e hizo que me quedara con ellos y ella junto con Alejandra se fueron, Juliet dijo que iría al baño un momento.

—¿Y en qué colegio estudias? —preguntó un amigo de Analia, la manga de su camisa estaba doblada así que se podía ver en su brazo un tatuaje de no sé qué.

—Liceo —dije tomando un trago de mi bebida y viendo como algunos bailaban.

—¿Que hace una niña rica por estos lugares? —volvió a preguntar riendo.

—Tú dime —respondí—, no soy una niña buena, solo una con padres adinerados —reí buscando con mi mirada a Benjamín.

—¿Buscas diversión? —mencionó mirándome con atención.

—Ya la tengo —respondí sin importancia—, ¿y tú en qué universidad estás?

—Ninguna —tomó un trago de lo que sea que tenía su vaso—, estoy en mi año sabático. ¿Como dijiste que te llamabas? —amusgó sus ojos.

—Laura —dije tratando de buscar alguna excusa para irme a donde Ethan, aunque ni a él lo veía—, Laura Bell.

—Eres hija del abogado, ¿no? —se sorprendió.

—Mmm-hmm —expresé dejando el vaso en la mesa del pequeño bar donde estaba—. Voy a buscar a Juliet —señale a donde sea y me fui de inmediato.

Antes de entrar al baño justo salió Juliet.

—¿Qué pasó? —preguntó ella bajándose el vestido.

—Ayúdame a buscar a Benjamín —pedí cogiendo su mano y llevándola hacia donde estaban todos tratando de abrir espacio ya que había mucha gente.

—Seguramente debe estar conversando arriba —dijo ella—, tú anda arriba y yo lo busco afuera.

Acepte y subí las gradas y el ruido disminuyó.

Habían cuartos y al último un balcón.

De la tercera puerta venía ruido así que me acerqué.

Antes de abrirla por completo me detuve, escuché la voz de Alex quejándose.

Me asomé silenciosamente para ver y en primer plano estaba Analia, sentada en las piernas de Benjamín.

Ya sé de donde se me hacía conocida, ella era la misma con la que estaba Benjamín en las carreras, ella era la que estaba sentada en sus piernas queriendo besarlo aquel día.

—¡Es que no quiero entrar a eso! —alzó la voz Benjamín.

—¡Pero te toca! —gritó Alex— ¡En una puta semana cumples 18!

—¡Ya lo sé! —gritó Benjamín—, ¡pero no quiero hacer eso!

—Raffaele te dio plazo hasta que cumplas 18 Benjamín —dijo Analia.

¿Quién es Raffaele?

—Él te matará si no entras —dijo Alex ya más tranquilizado.

¿En qué mierda te metiste Benjamín?

¡¿Y por culpa de quien?! —alzó la voz Benjamín—, ¡¿quien me hizo entrar a esta mierda?! —miró amenazantemente a Alex.

—Debes hacerlo —mencionó Alex.

—No —negó Benjamín quitando a un lado a Analia y parándose—, yo tengo protección, y Raffaele no me hará nada.

—Tú sabes que esa protección —hizo comillas con sus dedos— algún día se acabará y tendrás que entrar o te matarán.

—Pues no se acabará —se puso de espaldas—, estoy seguro.

—Benjamín —se acercó Analia a él cogiendo su cara delicadamente—, tranquilo.

—Voy a ver a Laura —informó quitando las manos de ella de su cara.

Patitas para que te tengo.

Apenas escuché eso huí lo más rápido que pude de puntitas para no hacer ruido con mis tacones.

Al final de las gradas estaba Juliet, —¿Lo encontraste? —preguntó.

—Sí pero estaban conversando y no quise interrumpir —mentí haciéndome la despreocupada—. Ven, acompáñame a ver mi bebida —la llevé pasando por la multitud de gente.

—¿Y mi vaso? —pregunté al amigo de Analia.

—Donde lo dejaste —respondió mirando mi vaso.

—¿Me sirves más, por favor? —pedí al tipo bartender que estaba ahí.

Él lo hizo y salí a bailar con Juliet.

Mientras lo hacía, preguntas invadían mi pensamiento.

¿Quieren matar a Benjamín?, ¿quién?, ¿por qué?, ¿en qué es lo que está metido?, ¿mafia?, ¿drogas?, ¿armas?, ¿dinero?

Los minutos pasaban todo se estaba poniendo mejor, me estaba sintiendo mejor, la música y las luces que se apagaban y prendían hacían que disfrutara y ya no me pusiera a pensar en nada.

Saltaba, gritaba y bailaba.

Cada vez sentía que estaba alucinando.

Todo lo que miraba eran luces resplandecientes que me estaban dejando ciega.

La música me hacía sentir en otro mundo.

Estoy sintiendo que estoy volando.

$$$

Ohhhhhh, ¡LAURA ESTÁ DROGADA!

¡¿DÓNDE CARAJOS ESTA ETHAAAAN?!

Alto ahí, aún no te vayas qué hay otra actualización. 😬

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