Capítulo 24
Y aquí me encontraba yo.
Sentada en una silla con personas jaloneándome el cabello, y con una mascarilla de no sé que en mi cara.
Ah, y con Benjamín al lado recostado sobre el sofá con una mascarilla color mierda de pájaro en su cara. Parecía esas señoras cuarentonas que van al SPA tres veces a la semana para relajarse y hablar mal de sus amigas.
Y no podía faltar mi mamá, ella estaba hablando con Víctor. Antes parecía una loca, empezó a gritarme en frente de Benjamín porque según ella no le daba la importancia necesaria al concurso.
Estoy pensando qué tal vez mi mamá ya habló con los jueces para que yo gané. Ella es así, no se permitiría que su hijita pierda.
Hace unos días fui hacia el hotel donde se realizará el famoso concurso y si es lo suficientemente grande. Tiene un jardín enorme, piscina, pista de baile, tarima, etc.
Es que debe ser lo suficientemente grande, participan 20 colegios, y cada colegio tiene 15 pases. Entonces estaríamos hablando de unas 400 personas contando con fotógrafos, periodistas, familia y toda la vaina esa.
Yo debería estar arreglándome en el hotel pero mi querida madre no quiso.
Por cierto, el amor de mi vida, Benjamín, es un mojigato. Con mi madre es un santo, quien lo viera al pendejo.
Ethan y mi padre no están, así que aún no conocen a el amor de mi vida, quedaron en que regresaran en una hora para irnos.
Regresé a mirar a Benjamín, estaba con los ojos cerrados. Lo que decía mi mamá él lo hacía, no refunfuñaba ni nada, estaba muy tranquilo. Al parecer quiere quedar bien con su suegra.
Benjamín subió a la habitación de invitados a cambiarse, las personas que se encontraban en mi casa lo trataron como a un rey.
—Laura —llamó mamá—, llévale esto a Benjamín —me extendió una camisa en un armador.
Agarré eso de mala gana y subí a dársela.
Es mi casa así que no creo que deba tocar la puerta antes de entrar a donde posiblemente esté Benji desnudo.
Entré sin tocar la puerta, y boom.
Me encontré con lo que menos me esperaba.
Benjamín sin camiseta, pero no era por eso mi sorpresa, ya lo había visto varias veces sin eso.
Era porque su abdomen estaba marcado de moretones. Moretones horribles.
Me quedé en la puerta viendo lo horrible que estaban esos moretones, pero no eran recientes, parecían de hace unos tres o cuatro días atrás.
—Benjamín —lo nombre con sorpresa— ¿qué-qué te pasó? —dije acercándome con delicadeza para poder ver más de cerca.
—Solo fue una simple pelea —contestó dándose la media vuelta para que no lo vea.
Su abdomen era el lugar donde había más moretones, porque también habían algunos en su espalda.
—¿Cuándo fue? —pregunté con un pequeño dolor en mi pecho.
—Hace días —dijo poniéndose la camiseta que traía antes, regresó a mirarme—. No te preocupes —exclamó guiñándome.
—Benjamín —lo llamé—. ¿Quieres contarme qué te pasó?
—Otro día —contestó evadiéndome.
—Está bien. Toma —le extendí la camisa y él la cogió.
Salí de la habitación.
Eso no fue una simple pelea.
¿Por eso Benjamín faltó tantos días al colegio?
¿Eso fue mi culpa?
(...)
Ethan y papá ya llegaron listos pero salieron otra vez. Mi mamá se estaba encargando de que todo salga bien con mi vestuario, ella llevaba puesto un largo vestido negro pegado hasta su cintura para después soltarse un poco que le resaltaba su figura con tacones puntiagudos, junto con un moño perfectamente hecho y con unos mechones de cabello rizado que caían por los lados de su cara, su maquillaje era simple y le quedaba bien, resaltaba sus ojos y labios pintados de rojo mate, toda una diosa se veía.
Mi mamá no me dejó ver el vestido que usaré hasta hoy, lo ví y no encuentro las palabras para decir lo espectacular que es.
Un hermoso vestido color rosa pálido, con mangas transparentes que cubrían mis brazos con encaje, y con pequeños y delicados diseños color hueso, que guiaban hacia lo que era la ilusión de un escote extravagante, con los mismos diseños de pedrería y oro puro, este caía hasta tapar mi abdomen bajo y los costados de mis caderas, entallando mi cintura, para luego transformarse en la preciosa caída acampanada de encaje que se arrastraba ligeramente sobre el suelo, simplemente aquel vestido elegante es perfecto para mí.
El color del vestido es bastante semejante a mi piel, tanto que desde lejos hacía la ilusión de estar adherido a mí.
Este vestido iba acompañado de unas sandalias de tacón puntiagudo de color plateado con tira transparente, también unos aretes sencillos junto con una pequeña gargantilla de pedrería que luce bastante bien.
Me hicieron una trenza al costado que recoge todo mi cabello, pero deja unos rizos sobresaliendo haciendo resaltar mi rostro.
Mi maquillaje es normal, con delineado delgado y un poco largo para que mis ojos resalten, unas sombras de color muy bajito, pestañas, mis labios pintados de un color palo de rosa y bueno ya saben lo demás, no era tan extravagante pero aún así llamaba la atención.
Estaba viéndome en el espejo de mi cuarto y ¡Dios mío! Simplemente lucía más que perfecta.
La perfección soy yo.
El vestido solo demostraba una vez más lo diosa que soy.
Con mi autoestima en las nubes salí de mi cuarto cogiendo mi celular para ya irnos hacia el hotel.
Aún faltaba como una hora para que empiece el concurso pero tengo que estar antes.
Bajando las gradas con cuidado vi como toda la atención de los que se encontraban en la sala me la lleve yo.
—Tú eres la perfección Laura —habló mamá admirándome—, tú demuestras que eres una Bell Curie. Tienes la perfección en tus venas —exclamó con una sonrisa triunfante.
Sonreí igual que ella alzando mi cara.
Ella fue la que me hizo tener el autoestima y ego hasta las nubes y más.
Cuando a una niña le dices que nunca debe ser pisoteada o dejarse tratar mal por personas inferiores a ella porque ella es superior, porque "todos son servidumbres y ella es la reina", créeme que no será una persona humilde. Pero eso cambia cuando la mandan a Londres y sus abuelos logran cambiar un poco esa mentalidad de superioridad que tenía aquella niña.
Benjamín se acercó y me extendió su mano para que baje las últimas gradas, antes de bajar susurró, —Ahora mismo tengo frío el corazón pero la verga caliente.
Sus hermosas y bellas palabras hicieron que carcajeará, él solo guiñó.
Esa frase yo la he escuchado en algún lugar.
Baje y Benjamín acercó su boca nuevamente a mi oreja, —Eres una diosa —susurró con un tono sexy haciendo que mi ego suba más.
Lo miré de arriba hacia abajo y él no se quedaba atrás.
Lamí mis labios viendo lo sexy que se veía en ese traje.
Todo un papi chulo.
¡Mi amooor! ¡Desnúdame ahora mismo que soy tuya!
Mentira, solo son las hormonas.
Mi Benjamín llevaba un traje que a pesar de ser sencillo, la sensualidad que emanaba su masa corporal lo hacía ver extravagante entre tantos. El blazer y pantalón negro iban a la perfección con su camisa interior blanca. Llevaba unos zapatos y una corbata también negros que junto a mi vestido hacían una transición increíble, como si fuésemos el uno para el otro. Su cabello perfectamente peinado le daba un toque para que las facciones de su rostro se vean sensuales, tal vez tuvo que ponerse un tarro de gel para que ni un cabello estuviese en un lugar incorrecto.
Él también luce perfecto. Y repito, parece como si él es para mí, y yo para él, porque nosotros dos lucimos como unos putos dioses.
—Se ven perfectos —nos alagó Víctor que se encontraba allí.
Sonreí.
Iba a decir algo pero el claxon de algún auto me detuvo.
—¿Quién es? —pregunté sabiendo que es algún auto que estaba afuera de nuestra casa.
—Rocío ve a ver —ordenó mamá señalando con su dedo para afuera.
—Sí señora —respondió Rocío saliendo de la casa rápidamente.
—Eres hermosa —le dije a mi mamá acercándome con una sonrisa sincera.
—Señorita Laura la buscan —me avisó Rocío desde la puerta con una gran sonrisa.
Mi mamá y Benjamín fruncieron las cejas al igual que yo.
¿Quién me busca?
Me dirigí hacia la salida para ver quien era, atrás me siguió Benjamín Don chismoso junto con mi madre.
Una limusina negra estaba afuera.
Regresé a ver a mi mamá para ver si sabía algo pero su cara tenía la misma confusión que la mía.
Abrieron la puerta de la limusina.
Y se bajó un hombre guapo, bien vestido, de esos que solo aparecen en las novelas. El hombre que se bajó de aquella limusina es el padre de una diosa, Jack Bell.
—¿Ya está lista mi princesa? —preguntó desde lejos mirándome.
Sonreí inmediatamente.
—Siempre estoy lista papá —reí sonriente.
Ethan se bajó después, llevaba puesto un traje a su medida, junto con unas gafas negras.
Se quitó las gafas pero no para observar a su hermana querida, sino para ver a Benjamín.
Lo miró de arriba hacia abajo queriéndolo intimidar con su mirada de "pestañea y te mueres".
Al contrario, papá vino hacia mí directo con la misma sonrisa que tenía yo.
Tomó mi mano y me dio una vuelta.
—Mi pequeña princesa —me llamó mirándome con ojos de ternura y dolor.
—Buenas tardes señor Jack —extendió su mano Benjamín hacía mi papá saludándolo—. Encantado de conocerle, mi nombre es Benjamín Castelblanco.
Por favor papi no reacciones de mala manera y se educado, por favor.
Papá regresó a verle y le saludó igual, —Igualmente Benjamín —apretó su mano.
Papá paso hacia donde mamá entrando junto con ella a la casa.
Y faltaba Ethan, que se quedó parado en la puerta de la entrada principal del jardín.
—¿No quieres saludar a tu hermanita? —lo mire desafiante.
Rió y se acercó sin mirar a Benjamín, él aún seguía a mi lado.
Ruego para que Benjamín no salga con bobadas.
—No hace falta decirte lo hermosa que eres porque siempre lo supiste —admitió tomando mi mandíbula con sus dos manos y dándome un beso delicado en la frente.
Esperaba que el imbécil de Benjamín saludara igual que como hizo con mi papá pero no, el muy idiota no lo hizo. Se quedó parado como un pendejo.
¡Estúpidoooo! A él debes ganártelo, ¡a mi HERMANO! ¡GRAN IMBÉCIL!
Grité en mis pensamientos.
—Te presento a mi acompañante —dije rápidamente haciéndole una mueca para que él estúpido se presentará.
—Benjamín Castelblanco —lo único que dijo, no extendió su mano, NADA.
—Ethan —escupió virando los ojos hacia mí—. El hermano de Laura —aclaró fuerte entrando por en medio de los dos.
Se enojó, mi hermano se enojó porque Benjamín ni siquiera dijo "hola".
—Eres un imbécil —pronuncié obvia volteando mis ojos y entrando decepcionada.
Mamá contrató a un fotógrafo para que nos tomara unas fotos aquí en la casa y en el hotel.
Y así lo hizo, fue como una sesión de fotos para cada uno, también entre todos o solo mis papás, etc, y por supuesto con mi educado acompañante.
(...)
Y llegamos al hotel, la limusina de estacionó en la puerta principal aunque le dijera a mi mamá que estaba la prensa. No solo era por nosotros, también estaban invitados personas importantes como mi papá, y concursan niñas de papis que tienen mucho dinero, como yo.
Lo bueno se hace esperar así que tenemos que quedarnos por un momento, hasta que estemos listos y griten por nosotros.
Después de unos 10 minutos abrieron la puerta de la limusina, primero salía Ethan luciéndose solo, después mis padres y al último Benjamín y yo, nosotros dos teníamos que esperar unos minutos adentro hasta que nos den la señal de salir.
Salió Ethan con sus gafas y lujoso traje, el odia las fotos así que no esperen que sonría. Apenas asomó su cabeza empezaron las fotos, flash por aquí y por allá, preguntas acerca de trabajo, pero en ese momento él sacó su odioso interior.
—Por favor, estamos aquí para disfrutar de esta noche, no para que nos agobien con preguntas acerca del trabajo —Ethan habló fuerte haciéndoles callar a todos.
Bajó mi padre y le extendió la mano a mi madre para que ella pueda bajar sin ninguna incomodidad, aunque estaba ahí el chofer que después cerró la puerta.
Y de nuevo se alocaron...
Flash, preguntas, gritos, fotos...
Olvide mencionarlo porque no le tome atención. Aquel juicio del que habló Ethan hace algunas semanas lo ganaron, y ganaron mucho más fama porque aquel asqueroso era hijito de un empresario de otro país.
La prensa preguntaba y preguntaba pero ellos nunca responden, lo de ellos es quedarse callados.
Benjamín y yo nos debíamos quedar otro momento más en la limusina, hasta que empiecen a preguntar por la diosa, o sea yo.
—Ven acá —lo llamé a Benjamín sonriendo pícaramente.
Me hizo caso y se sentó a mi lado.
Como pude me monte encima de sus piernas mirándolo.
Me acerqué a su oreja y la lamí, —Ahora mismo estoy caliente y quiero despeinarte mientras me follas —susurré dejando besos en su cuello para después mirar a sus ojos directamente—. Quiero sentir lo duro que se puede poner tu pene entre mis piernas.
—Diablita malcriada —sonrió—, yo quiero azotar este precioso culo —colocó sus manos ahí y apretó.
—Y yo quiero que me azotes mientras me penetras —le dije sin dejarme intimidar abriendo más mis piernas, apegándome a él.
—No hagas eso que esta vez no me aguantaré y te follaré aquí mismo —amenazó mirándome.
—Follame —pedí sonriente—. Es que quiero sentirte dentro de mí y gemir tu nombre.
$$$
AAAAAAAAAA (GRITOS DE PERRA LOCA)
Laura anda cachonda 😏
JAJAJAJA espero disfruten este capítulo.
Estaré subiendo historias de fotos del vestido en Instagram ❤️
andrea.alban08
Por cierto, Iara franccesscaGD me ayudo con la descripción del vestido y traje ❤️
Besooos
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro