Capítulo 14
Desperté de mi dulce sueño, estaba semi acostada en el asiento del auto de Benjamín, pero sin él. Abrí inmediatamente bien mis ojos asimilando donde estaba, estábamos en una gasolinera, me senté y regrese a ver a la autopista que estaba a pocos metros y estaba completamente vacía. La gasolinera igual estaba vacía.
Ojalá mi querido Benjamín no sea un violador o un loco que quiera matarme porque tiene todo a su favor.
Saqué mi celular y solo lo encendí para ver la hora.
5:30
Tal vez dormí unos 20 minutos.
Las llaves del auto estaban encima del tablero así que me incliné para agarrarlas, aplaste un botón que quitaba el seguro y baje del auto.
El aire refrescó mi cara, el sol había disminuido pero aún así molestaba, guardé mi celular y las llaves en un pequeño bolsillo de mi short.
¿A dónde fue este imbécil?
Me preguntaba mientras iba al baño bostezando. Al entrar me tropecé pero no me caí, maldije por lo bajo.
Me agache un poco hacia el lavabo lavándome la cara, por suerte no traía nada de maquillaje en mi cara, me refresqué disminuyendo un poco el sueño, también me solté la coleta dejando mi cabello suelto.
Salí en busca de Benjamín, porque juro que si no asomaba me largaba dejándolo solo.
Entré de mala gana al mini market con una cara de querer matar a todos.
—¿La princesa tuvo pesadillas? —habló Benjamín sacando dinero de su billetera. Ya estaba puesto su camiseta.
Lo mire y le mostré mi dedo del medio, avanzado por un pasillo para comprar alguna cosa.
—¿Qué vas a comprar? Ya nos tenemos que ir, ya está todo listo —afirmó Benjamín alcanzándome, dejando las cosas en la caja.
—Tengo hambre y sed —murmuré de mala manera sin hacerle caso cogiendo una funda de cua cua.
—Ya compre agua, y también alcohol —respondió ignorando mis palabras.
Caminé de vuelta hacia la caja registradora con mi cua cua en las manos, eso sí podía afirmar que estaba delicioso.
—¿Qué compraste? —pregunté tratando de ver lo que estaba en las bolsas y dándole mi cua cua a la chica que estaba en la caja.
—50 centavos —dijo la chica esa pasando eso por la registradora y dándomela.
—Lo necesario para la barbacoa de ahora —respondió Benjamín cogiendo las fundas y una heladera pequeña de espuma plast, supuse que ahí estaba el alcohol.
Saqué un billete de cinco dólares y antes de entregárselo a la chica esta habló.
—No tenemos cambio, ¿no tienes alguna moneda? —preguntó sin ser amable.
Regresé a mirarla odiosamente, si las miradas mataran ella ya estuviese muerta. —Ya no quiero nada —solté de mala gana el cua cua caminando hacia la salida.
No tenía ninguna moneda, solo billetes.
—Para nada sirven, para nada —bufé enojada subiéndome al auto de Benjamín—. Y para colmo el tonto ese se queda echándole los perros a la boba esa —dije enojada mirando como esos dos se sonreían y Benjamín salía en dirección hacia mí, azoté la puerta.
Él acomodó lo que compró en los asientos atrás y después se subió a manejar con una sonrisa estúpida.
Extendí mi mano con las llaves y él las cogió riéndose.
—Laura —me habló juguetón—, cierra los ojos.
Suspiré cerrando los ojos, no dije nada.
—Feliz cumpleaños.
¿Qué?
Abrí los ojos con dirección a él y en sus manos tenía el cua cua que hace rato quería comprar.
—Mi cumpleaños fue hace mas de un mes —escupí con seriedad.
—Feliz cumpleaños atrasado entonces —puso en mi regazo el cua cua—. Pero, ¿en serio un cua cua? ¿Qué eres? ¿Una niña de diez años? —preguntó riéndose y encendiendo el auto.
Lo ataque con mi mirada. —Me gusta eso desde siempre —afirmé abriendo el cua cua, lo acepté porque si me gustan.
No hay que desperdiciar.
Llevé un cua cua a mi boca, con la otra mano enderecé el asiento.
—Hace rato no comía uno de esos, están deliciosos —dije sonriendo mientras masticaba, ya se me había pasado el enojo.
—¿Me das uno? —preguntó Benjamín manejando.
Le diría que no pero él me los compró. —Solo uno —enfaticé "uno".
—Aaa —abrió su boca.
Tomé un cua cua y me acerqué un poco poniéndolo en su boca y mordió un poco mi dedo.
—¡Auch! —dije viéndolo y solo se rió.
—Diría que es lo más sabroso que he probado pero aún me falta probarte a ti —confesó Benjamín vacilando.
—Tengo novio —recordé y él me regreso a ver ingenuamente.
Después de unos pocos minutos entramos a un garaje.
Ya habían llegado algunos autos.
Benjamín abrió la puerta para bajarse pero antes hablé. —Benjamín —lo llamé—. Llévame a mi casa, ya no quiero estar aquí.
Regresó a verme con una cara de asco y confusión. —Te llevaré a casa el domingo, así que mueve el culo ahora que tenemos que caminar mucho —me ordenó levantándose y cerrando la puerta.
Me hice una trenza de lado para después bajar a coger mis cosas.
—Nena —me llamó Benjamín desde la cajuela, me acerqué a él haciendo una señal con mis cejas—. No veo tu saco de dormir.
—Traje mantas —hablé torciendo los ojos—. Además estamos en verano.
—Como quieras. Agarra tus cosas que nos tenemos que ir ahora, que no se te olvide nada —aclaró "nada".
Agarre mi maleta, que estaba enganchada a la carpa desarmada, colocándome en la espalda, y en uno de mis brazos puse la bolsa donde estaba lo que había comprado para el campamento.
Algunos ya se adelantaron, ya sabían en donde iban a acampar, estaba a unos 30 minutos caminando rápido.
La maleta de Benjamín era mucho más pequeña que la mía y parecía liviana, en cambio la mía estaba que explotaba.
No vi a mis amigas por ningún lado así que supuse que ya subieron.
Nos acompañaron unos chicos y chicas, ellos igual venían con nosotros a acampar, eran de otro colegio.
—¿Entonces ustedes son novios? —preguntó el rubio que estaba a mi lado caminando, estábamos subiendo una colina.
—No —conteste frunciendo el ceño—. No me meto con cualquiera, Lucifer si me dio un gran cerebro.
—Laura no es mi tipo, es muy chillona y se queja por todo, es una niña caprichosa —dijo caminando a paso rápido dejándonos atrás. El rubio se rió por lo bajo regresándome a mirar.
Que hijo de su perra madre.
—Por lo menos mi pene no mide cinco centímetros —escupí seca sin afectarme lo que dijo.
Benjamín se viró hacia mi y alzó una ceja enfrentándome, pasó lentamente su mirada por mi cuerpo y después volvió a girarse empezando a caminar. Pareció no importarle mi comentario.
Algunos se rieron pero nadie dijo nada.
Estúpidos todos.
Después de un rato caminando a paso rápido entre los árboles, ya me estaba cansando, era una subida y mi maleta estaba más que pesada, Benjamín y el rubio que estaba a mi lado se sacaron sus camisetas dejando ver sus pectorales, admito que están buenos, pero hay mejores, así que no me dejo impresionar.
—¿Y cómo te llamas? —me preguntó el rubio sacando tema de conversación.
—Laura —dije fría—, Laura Bell —el chico al escuchar mi nombre se sorprendió—. ¿Y tú? —agregue para no sonar tan odiosa.
—Soy Gustav Sallow —respondió viéndome con una sonrisa cálida—. Conozco a tu papá.
—¿Quién no lo conoce? —solté aburrida.
—Laura —me agarro del brazo haciendo que lo regrese a ver—, soy Gustav Sallow, ¿no te acuerdas de mi?
Mis neuronas explotaron.
Sallow es el apellido del socio de mi papá, es divorciado, él tiene dos hijos, los dos son mayores para mi. Pero no supe más de ellos desde que me fui a Londres.
No puede ser cierto.
Mi mirada estaba intacta, tratando de recordar algo, pero solo pude recordar una cosa.
Flashback:
—¡Muerde el pastel! —ordené al que cumplía años.
Él lo hizo y antes que alzara su cabeza yo me puse de puntitas aplastando su cara en el pastel.
Cuando regresó a mirarme pensé que me iba a querer matar, yo me puse a reír sin poder evitarlo y él igual, los dos nos moríamos de risa.
Fin del flashback.
Desde pequeña eras una diablita Laura.
—En mi cumpleaños aplastaste mi cara en el pastel —recordó avergonzado.
Solté una carcajada aún sin poder creerlo que era él, estaba tan cambiado, pero sus ojos verdes seguían siendo los mismos que recordaba.
—No lo puedo creer, ¡Gustav! —me abalancé a abrazarlo con emoción.
Me regresó el abrazo, aunque él estaba más alto que yo, pero no soy tan pequeña.
—No te reconocí, ¡ya tienes dientes! —me dijo con emoción separándose de mi.
Siempre me molestaba con eso porque cuando tenía 7 estaba casi totalmente chimuela.
Empezamos a caminar nuevamente.
—Pues ya viste que si me crecieron. No supe nada de ti en todos estos años —lo empujé despacio mostrando un poco de enojo.
—Quise despedirme pero me dijeron que te habías ido a otro país —confesó bajando la mirada y yo tragué saliva, no me gustaba recordar eso—, yo tuve que irme a Londres y regrese hace casi un año.
—¿Cómo te fue allá? —inquirí sin poder creerlo—. Joder, es que no puedo creer que seas tu el mismo niño pendejo que hacía todo lo que le ordenaba —solté riéndome—, ya mides casi dos metros y yo te recuerdo de metro y medio —Gustav se rió de mi comentario, su sonrisa era linda, sus rasgos faciales eran otros de los que recordaba.
—Me fue bien pero te extrañé un montón —hizo puchero—, quería llamarte pero me decían que dónde estabas no había señal, que te fuiste con tus abuelos, algo así.
Él conoce mi lado tierno, y no podía ser grosera con él, aunque haya cambiado él fue mi gran y único amigo en mi infancia.
—¡Ay! Yo también te extrañe pero después me olvide de ti, es que donde estaba juro que había miles de copias parecidas a ti —confesé carcajeando.
—Sigues siendo la misma odiosa —me dijo suspirando.
Sabía que yo bromeaba y no me preocupé.
—Es que soy la hija del diablo Gus —mencioné recordando como una vez una maestra me llamó "hija de lucifer", y desde entonces digo que lo soy.
Seguíamos hablando sobre nosotros y nos quedamos un poco atrás del grupo, Benjamín ni me regresó a ver y siguió su camino. Gustav se ofreció a cargar mis cosas y no me negué.
Después de un largo tiempo llegamos a donde íbamos a acampar, era un lugar plano con césped que parecía podado, a su alrededor estaban árboles, observé a algunas personas que estaban con una pequeña parrilla y otras acomodando sus cosas.
Suspiré echándome en el piso boca arriba, estaba cansada, y aparte tenía que armar mi carpa.
—Laura —me llamó el rubio—. Aún no puedo creer que seas tú la misma mocosa que me ordenaba que hacer.
Me reí mirando al cielo. —Y yo aún no puedo creer que esté en frente del mocoso que hacía todo lo que le pedía sin decir ni una palabra. ¡Tan lindo! —chillé riéndome y levantándome.
Cogí mis cosas buscando un lugar donde armar mi carpa con Gus atrás mío, aún no veía a mis amigas, creí que vi a Alex pero no lo sé, estoy ciega.
—¡Ay! No sé cómo armar esta pendejada —boté al piso los soportes que tenía quejándome.
Gus me miró con su semblante serio y se acercó a mi. —Yo tengo la culpa de haber hecho todo por ti y que ahora tú seas una inútil —suspiró negando con la cabeza.
Abrí mi boca en forma de o. —No soy tan inútil pero es que normalmente voy a hoteles y no a acampar —me excusé.
—Mejor ayuda en otra cosa por allá —señaló donde estaban algunos chicos con la parrilla—, yo armo tu carpa. Sinceramente eres bien inútil —me dijo riéndose, deje mis cosas ahí y me dirigí a ver en qué podía ayudar.
Para mi suerte encontré a Valentina y Ángeles que estaban yendo al mismo lugar.
—¿En dónde estaban? —pregunté acercándome.
—Fuimos a recoger leña —indicó Valentina y vi que en sus brazos traían algo de leña.
—Benjamín está raro —me dijo Ángeles— ¿qué le hiciste? —preguntó carcajeando.
Me hice la sorprendida y alcé mi ceja. —Yo no le hice nada ¿cómo así?
—Antes de irnos vimos que llegó solo y con su cara de culo —dijo Valentina.
—Y sin ti, que es lo raro —interrumpió Ángeles.
—Me quedé un poco atrás y el pendejo ese ni me espero, se adelantó como estúpido —recordé.
Hice una señal de que se callaran porque ya habíamos llegado a donde estaban casi todos ayudando. También estaba Benjamín.
—Hola —salude a todos— ¿en qué ayudo? —pregunté, aunque quería que dijeran que no necesitaban mi ayuda.
—Hola Laura, ayuda en la parrilla —me señaló un chico que ni conocía.
Le hice caso, la parrilla ya estaba prendida y con algunos pedazos de carne asándose, Benjamín y otro tipo estaban junto a ella.
—¡Muy bien! Encárgate de que no se quemen —me indicó un castaño dándome un utensilio de cocina que servía para agarrar la carne, para después irse inmediatamente sin dejarme preguntar nada.
No sabía que hacer realmente, tal vez solo voltear la carne para que no se quemara.
Note que Benjamín me estaba mirando pero no le hice tanto caso.
Se acercó más rápidamente haciéndome a un lado.
—¿Nunca has visto que no hay que dejar así la carne porque se quema? —indicó señalando la carne con sus ojos, cogió una brocha, que estaba en un vaso con algún líquido, pasando por todos los pedazos carne.
Ahora si que me sentía inútil. La verdad es que lo era en temas de la cocina.
—Nunca he cocinado nada —mencioné sin importancia.
—Deberías aprender —aconsejó alejándose un poco de la parrilla y posicionándose casi a mi lado, estaba serio, más serio que nunca.
Benjamín el toca senos cara de culo 24/7 Castelblanco.
—No tengo necesidad de aprender — contradije volteando la carne.
—¡Cuidado te quemes! —alzó la voz.
Tarde, muy tarde.
Baje mi otra mano tocando la parrilla y apenas mi mano sintió eso, salté quitando mi mano inmediatamente.
—¡Mierda! —dije entre dientes viendo mi mano.
Benjamín se acercó rápidamente cogiendo mi mano suavemente y examinándola.
—Estas bien, solo fue un roce —explicó quitando su cara de preocupación—. Mejor yo me encargo de esto, no quiero que a la próxima que te vea tu cuerpo esté ardiendo en llamas.
Re-inútil me sentía.
Suspiré dejando eso y sentándome en un tronco.
Benjamín estaba como un toro. Suspiraba fuertemente, y creo que ya sabía el porqué.
Mi vidaaa, estas celoso.
Y aquí iba yo a preguntar que le pasaba cuando ya lo sabía.
—Benjamín —lo llame suavemente— ¿qué te pasa?, ¿estás enojado conmigo? —hice puchero.
Me fulminó con la mirada y tensó sus manos.
—¿En serio no me vas a decir? —insistí, sabía que me iba a decir que era una cualquiera que coqueteaba con uno y con otro.
—Hey —llamó al castaño de antes y este se acercó—, toma encárgate de esto, en un rato vuelvo —dijo dándole las cosas y acercándose con rapidez hacia mí.
No sé porqué pero sentí que era como si un oso me iba a comer.
Padre nuestro, María purísima, protégeme de Benjamín.
$$$
Helloooo bitcheeeeees. ¿Cómo están?
Ya mismo término mi curso de inglés, peroooooo, empiezo clases, entonces no se si pueda seguir actualizando cada semana, pero tal vez sea cada 10 días, no lo sé todo depende del colegio. Porque realmente soy muy perezosa, me despierto a las 10 😂😂, pero siempre trato de actualizar cada viernes, así que espero me entiendan.
Aquí dejo mi user de Instagram: andrea.alban0810
Y este es el de la cuenta del libro: andrea.alban08
Besooos❤️.
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