Narra Harry_

-No sé Niall...

-Los novios tienen citas, no seas aburrido y busca un lugar -rodé los ojos y tomé mi portátil.

Niall estaba empeñado en que llevase a Louis a un restaurante para tener una cita, a mi no me gustaban ese tipo de cosas, me parecían un poco cursis y sosas, prefería quedarme en casa viendo una película y haciendo otras cosas con Louis, que ir a un restaurante pijo.

-Mira, éste está bien.

El rubio puso su dedo en la pantalla de mi portátil y se lo aparté para leer lo que había debajo de éste.

-Diecisiete Black Wine Bar & Nightclub, Niall esto es una discoteca -le expliqué, pero el negó con la cabeza.

-No, es un bar-restaurante y por las noches una discoteca.

-Lo que tu digas.

Acabé pidiendo hora en ese sitio, solo para que el rubio se callase.
Antes de la hora de cenar, Niall volvió a casa con el negro, dejándome de nuevo a mi solo con Tommo, el cuál estaba haciendo la cena, entré a la cocina y le ví de espaldas a mí, me acerqué sigilosamente y cuándo lo tuve frente a mí, le tomé le da cintura y apoyé mi barbilla en su hombro.

-Mañana te quiero llevar a un sitio -le comenté y giró un poco la cabeza.

-¿A dónde?

-Es una sorpresa -le di un beso en el moflete y me separé.

Tommo me traía loco, ahora entendía a las chicas con su primer amor, el porqué les era tan importante. Me le quedé mirando un rato, admirando su tierna belleza, el se dió cuenta y me sonrió sin entender.

-¿Tengo algo en la cara? -preguntó mirándose su reflejo en una cuchara y yo negué.

-Solo te miraba.

-Pues no me mires tanto que me vas a desgastar -comencé a reírme, contagiándolo a el también.

-Idiota -añadí con cariño y el se acercó a mi y me mancho la nariz con Kétchup.

Cuándo dieron las doce, decidimos irnos a dormir ya que hoy había sido un día de locos, por la mañana habíamos ido a comprar, por la tarde recogimos toda la casa y después vino Niall y Zayn, los cuáles no nos dejaron tranquilos ni un segundo. Me metí en mi cuarto y cerré la puerta. Quería volver a dormir con Tommo como hacía un par de dias, pero no quería ser el típico novio pesado, así que me aguanté las ganas de ir a su habitación, me metí en mi cama y me fuí a dormir, esperando que mañana fuese un gran día.

Narra Louis_

-¿Dónde vamos?¿Dónde vamos? -repetí varias veces.

Llevábamos ya dos horas en el coche, eran las ocho de la tarde y lo único que sabia es que íbamos a Cirencester, una ciudad de Reino Unido, la cuál nunca había pisado.

-Quedan quince minutos -me contestó Harold y mire mi reloj.

Me encantaban las sorpresas, aunque era muy impaciente y ya esperé un día, necesitaba saber urgentemente donde me llevaba, si no quería que me diese un ataque al corazón de la emoción. Cada dos por tres miraba la hora en mi móvil, hasta que el de Harold comenzó a sonar, le miré y oí como soltaba un suspiro.

-Que oportuna -espetó al ver quién le llamaba.

-¿Quién es? -le pregunté intrigado.

-Mi madre -se limitó a decir y dejó el teléfono sonando en la guantera.

-¿No lo vas a coger?

-Paso, además, estoy conduciendo.

Unos minutos después, Harold paró el coche en un parking al aire libre, me dijo que esperara dentro y así hice, el salió del coche y fue hasta mi puerta, la abrió y me dió una tela azul.

-¿Y ésto?

-Tapate los ojos con ella -levanté una de mis cejas y miré la fina tela. -No te voy a hacer nada, tu póntela Tommo.

Me encogí de hombros y me la coloqué con un nudo atrás de la cabeza, pude oír como Harold cerraba el coche, después me sujetó de la mano y comenzamos a andar.

-Ya estamos -me susurró al oído haciendo que todo el vello de mi cuerpo se pusiese de gallina, me soltó la mano y noté como se colocaba detrás de mi.

-Por fin, me estaba poniendo nervioso con eso puesto -repliqué cuando me quitó el pañuelo y se lo guardó en el bolsillo de la larga chaqueta negra que traía.

-Bueno, ésta era la sorpresa.

Seguí su mirada esmeralda para encontrarme frente a un bar con el logo de un ciervo, esperen un momento ¿la sorpresa era un bar, es que me lo había comprado o qué?

-No entiendo -admití.

-Diecisiete Black será el sitio donde tendremos nuestra primera cita.

-¡¿QUÉ?!¿Cómo?¿Cuándo?, espera ¿Qué? -me rasqué la cabeza y fijé la mirada en el enorme ciervo que colgaba de la pared.

Harold se echo a reír y yo no sabía por que ¿una cita, cuándo?

-Hoy, ya reservé, fue idea del rubio -se colocó detrás de mi y me fue dando pequeños empujones para que me metiese al bar o lo que demonios fuese.

Al entrar me fijé en que todo estaba tranquilo, la gente tomaba algo con su pareja, familia o amigos y reía, como echaba de menos esos tiempos con mi madre y mis hermanas.

-Hola, tengo una reserva a nombre de Harry Styles -oí decir a Harold detrás mía a una mujer.

Ésta buscó algo en su cuaderno, asintió cuando encontró lo que buscaba y dijo a mi novio que le siguiera, yo hice lo mismo, nos colocó en una mesa que había en una esquina del local.

-No puedo creerme que vayamos a tener una cita -cogí la carta y la leí mientras hablaba con el rizado.

-Pues créetelo, los novios deben tener al menos una cita o eso el lo que me dijo el Rubio -ví como se encogió de hombros y solté una carcajada.

Mientras cenábamos lo que habíamos pedido, noté la mirada de una chica que estaba sentada en la mesa de detrás de Hazza, ésta estaba acompañada de otra, las dos eran morenas y delgadas y me estaban poniendo muy nervioso.

-Mi madre me está volviendo a llamar, voy a salir a ver que quiere, ahora vuelvo -me comentó antes de levantarse de la silla, yo solo asentí y vi como se alejaba.

Seguí comiendo mi filete con patatas, hasta que oí unos tacones acercarse y después el que alguién se había sentado en la silla de mi acompañante, alcé la vista y ví a las dos morenas.

-Emm ¿hola? -las saludé sin entender que hacían.

-Hola, mi nombre es Eleonor, pero tu cariño, puedes llamarme Ely y ella es mi mejor amiga Danielle -dijo una de las morenas, ésta era mas alta que la otra.

-Dany -la corrigió su amiga y Eleonor la propinó un codazo.

-¿Qué queréis? -fuí al grano, dejé el tenedor en el plato y las miré.

-Bueno, a mi amiga... -comenzó a hablar Danielle, pero su amiga no tardó en cortarla.

-A las dos -la miro mal. -Nos parecisteis guapos tu amigo y tu y bueno, era por si queríais salir un día con nosotras

-Tommo ya... ¿quienes son estas?

En cuánto oí la voz de Harold solté un largo y profundo suspiro.

-Dany y Ely -se presentó Danielle señalándose a ella y a la otra.

-¿Necesitáis algo?

Harry estába confuso y parecía algo celoso, lo supe por que sus cejas se elevaron hacia arriba y se acercó a mi para darme la mano por atrás, la cuál tome.

-Nos parecisteis guapos y...

-¿Ah era eso, Dany? -la preguntó a la mas bajita con cara de niña y ésta asintió. -Louis levántate un momento -me pidió y yo lo hice.

No sabía que iba a hacer, hasta que sujetó mi cara entre sus manos y juntó sus labios con los míos, le seguí el beso el cuál no duró ni diez segundos. Cuándo nos separamos, miramos a las chicas, estaban anonadadas y con la boca abierta, iban a decir algo, pero se lo pensaron mejor y volvieron a sus sitios.

-¿Porqué no las dijiste que eras gay y ya? -por su voz parecía molesto.

-No me gusta decir que lo soy, es más fácil decir que no quieres nada y ya... -le expliqué y me senté en la silla.

-Louis, lo digo enserio, en la fiesta de hace casi dos meses, Brianna no te dejó en paz, hasta que le dijiste que eras gay, acostúmbrate a decir que lo eres, no puedo estar cubriéndote las espaldas cada dos por tres, por que las tías se te acerquen -yo solo asentí, no quería discutir con el por una tontería.

Después de pagar la cuenta, volvimos a casa, durante las dos horas de camino a Holmes Chapel ninguno nos dirigimos la palabra, yo no lo hacía por miedo a que me dijese que ya se había hartado de mi o me regañase otra vez. Cuándo llegamos, me metí en mi cuarto y me puse el pijama, quería llorar por nuestra mini discusión, pero sabía que no debía hacerlo, para calmarme un poco, me tumbé en la cama, apagué la luz y miré al techo pensando en que haría cuando terminase mi trabajo en casa de los Styles, viviría en esta ciudad pero... ¿y mi madre y hermanas? ¿y si las dijese que se vinieran conmigo? podríamos comenzar de nuevo, como la familia feliz que éramos antes.

Unos golpes en la puerta hicieron que saliese de mis pensamientos, no contesté, pero la persona al otro lado, entró igualmente, la puerta se cerró tras de si y oí unos pasos acercarse, la luz de la luna me dió algo de visión para poder ver al rizado.

-Tommo, lo siento, me comporté como un idiota, es que pienso que igual que tú me hiciste ver que era homosexual, una chica podría hacerte ver a ti...

Me levanté de golpe de la cama y me coloqué frente al rizado.

-Harry, eso es una enorme tontería, yo soy gay, ninguna chica por muy guapa que sea me hará ser Bisexual, heterosexual o lo que tu quieras -expliqué con tono serio.

-Si me lo dices tu, te creo ¿podrás perdonar mis...

-¿Celos?, claro que si tonto -salté sobre él, para darle un fuerte abrazo de reconciliación.

Ambos nos metimos en mi cama, cómo hacía mucho calor, tiré la colcha al suelo y me quité la camisa sin ya vergüenza alguna, Harold me agarró de la cadera y me acercó a el juntando así nuestros cuerpos medio desnudos, yo apoyé mi cabeza en su hombro y con una de mis manos toqué su cabello, enredándome así pequeños mechones en mis dedos.

-Se que es demasiado pronto... pero, Te quiero -susurró en mi oído.

¡Oh dios mío, me acababa de decir te quiero!, mi corazón se aceleró en ese momento, mis labios formaron una sonrisa y mi cabeza me decía mil veces que le contestase lo mismo. Para mi era muy importante un simple te quiero y más cuando me lo decía sabiendo que solo llevamos unos dias.

-¿Tommo? -el rizado tocó mi mano y levantó un poco la cabeza.

-Yo también te quiero Harold -y le besé, ese fué el beso que cambió todo, de un simple niñero, me convertí a ser otra de las personas, a las que Harry Styles quería y eso me daba la vida.

Al fin un persona me decía que me quería, llevaba años sin oírselo decir a alguien que me importase, mi hermana no me lo decía mucho y mi tía tampoco lo solía hacer, pero aquí llegó Harry Styles, para decirme las dos palabras más importantes para mi, para demostrarme que podía confiar en el y contarle cualquier cosa.