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Capítulo 10: "Los sentimientos crecen cada día más"

Un atractivo joven de cabello alborotado miraba a través de la ventana de su habitación el amanecer mientras pensaba: solo falta una semana para que tu padre vuelva al castillo y yo tenga que irme de el, me iré pero no me alejare de ti, yo buscare la forma de verte aunque seas dos veces a la semana. Mi niña amada si supieras que mis sentimientos hacia ti crecen cada día más tanto así que ya no podría vivir sin ti.

Los pensamientos del joven de cabello alborotado se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta de la habitación donde se encontraba.

Toc toc toc

Adelante, dijo Gokú.

¡Buenos días Príncipe Gokú¡ la princesa Milk lo esta esperando para que desayunen juntos, dijo una de las empleadas del castillo al entrar a la habitación del joven de cabello alborotado.

¡Buenos días¡ ¡por favor dígale a la princesa Milk que ahora voy¡ dijo Gokú con amabilidad.

Yo le diré su recado a la princesa, dijo la empleada antes de salir de la habitación mientras el joven de cabello alborotado se cambiaba de ropa para ir a desayunar con la joven princesa.

Minutos después:

Gokú llego al comedor y se sentó como siempre junto a su amada.

¡Buenos días¡ dijo Gokú regalándole una encantadora sonrisa a la pelinegra que hacia que ella se enamorara más de él cada día.

¡Buenos días mi príncipe¡ dijo en voz baja para que sus empleadas no la escucharan.

Gokú solo sonrió al oír hablarle así a su amada pelinegra.

Luego que las empleadas les sirvieron el desayuno se retiraron del comedor dejando solos al par de pelinegros.

Ahora si puedo saludarte como se debe, dijo Gokú acercando su rostro al de la pelinegra para darle un dulce beso que la pelinegra correspondía con la misma dulzura.

No sabes como me gustaría ya no andar escondiendo nuestro amor, dijo Milk dulcemente al separarse de él.

A mi también me gustaría demostrarles a todos lo mucho que nos amamos, cada vez se me hace más difícil ocultar mis sentimientos hacia ti porque ellos están creciendo cada día más y más, dijo Gokú sonriendo.

Mis sentimientos hacia ti también crecen cada día más y más, dijo Milk dulcemente.

Luego de desayunar juntos, el par de pelinegros como todas las mañanas fueron a entrenar juntos en la parte trasera del jardín.

Mientras tanto:

Krilín se encontraba en la cocina platicando con alguno de los empleados del castillo.

¿A habido algún caso de príncipes o princesas que se casan con plebeyos?, decía Krilín.

No, nunca habido un caso de esos, tú deberías también saberlo por algo trabajas para un príncipe, ¿no?, dijo un hombre de bigote.

Pues si, pero nunca me a interesado saber de esos temas, pero ahora que los escuche hablar de ello, pues me dio curiosidad, decía el calvo.

Pues como te dijimos los príncipes y princesas se casan solo con gente de la realeza, no me vayas a salir con que te enamoraste de nuestra princesa, decía el hombre de bigote.

No, no como creen yo se bien mi lugar, es cierto que la princesa Milk es bellísima y encantadora pero yo se perfectamente que los de la plebe no podemos fijarnos en las personas de la realeza como ustedes dijeron además yo estoy enamorado de una bella chica, decía el calvo suspirando.

Que bueno, ya nos estabas preocupando, dijo el hombre de bigote.

No tienen de que preocuparse, dijo el calvo.

Las normas son muy estrictas en caso de que algún plebeyo o plebeya intente tener algo con alguien de la realeza, van desde el destierro hasta la decapitación, dijo el hombre de bigote.

¿Decapitar?, dijo Krilín con temor.

Si, dijo el hombre de bigote.

No puede ser, ojala y Gokú comprenda que lo de él y de la princesita es imposible no quiero ser testigo de la decapitación de mi amigo, pensaba el calvo mientras su rostro entristecía.

En el bosque:

Un joven de cabello alborotado y una pelinegra se encontraban sentados en el piso platicando después de un arduo entrenamiento.

Cada día que pasa te amo más, decía Gokú mientras acariciaba el rostro de la pelinegra con una de sus manos mientras la pelinegra cerraba sus ojos para sentir el contacto de la piel de su amado en su rostro.

Yo también, dijo Milk.

Milk, ¿cuándo viene tú padre?, dijo Gokú.

En 5 días, dijo Milk.

Entonces tendré que irme antes que el me encuentre aquí, no creo que le agrade saber que yo estuve tanto tiempo en su castillo gracias a tu gentileza, decía Gokú.

¿Te irás?, dijo Milk con nostalgia.

Si pero vendré a verte dos veces a la semana, además estaré el día de tú cumpleaños para hablar con tu padre, dijo Gokú.

Entonces tengo que darte el dinero y las joyas que te robaron, dijo Milk.

No, no es necesario, dijo Gokú.

Pero porque, tú me dijiste que tus padres se enfadarían contigo sino volvías con lo que te robaron y yo no quiero que tengas problemas con ellos, dijo Milk dulcemente.

Milk, eres tan dulce y noble, pero no es necesario, mejor les diré la verdad de lo que me paso, ya has hecho mucho por mí, decía Gokú.

Y lo hice con gusto, dijo Milk.

Mejor dejemos de hablar de mi partida y disfrutemos los días que estaremos juntos decía Gokú.

Esta bien pero antes te diré algo, dijo Milk dulcemente.

¿Qué?, dijo Gokú intrigado.

Le pediré a papá en cuanto te conozca que te tengamos de invitado unos días en el castillo, dijo Milk dulcemente.

Si tu padre acepta tu propuesta seré muy feliz, dijo Gokú sonriendo.

Yo también lo seré, dijo Milk dulcemente.

Los pelinegros se abrazaron y permanecieron así por unos minutos más antes de volver al castillo.

Horas después:

Un joven de cabello alborotado caminaba distraído por uno de los pasadizos del castillo vestido aún con traje de entrenamiento sin darse cuenta que en sentido contrario a él un joven cabello de flama venía igual de distraído.

Donde estará Milk, su nana me dijo que estaba por aquí pensaba el joven cabello de flama mientras continuaba su camino.

Mientras tanto:

Una bella pelinegra hablaba con una de sus empleadas en uno de los pasillos del castillo.

El príncipe Vegueta está aquí, decía Milk sorprendida mientras pensaba: Que querrá, no me dijo que vendría hoy como la vez anterior que vino a visitarme.

Así es su alteza, su nana me dijo que el príncipe Ouji la anda buscando por los pasillos, decía la mujer.

Esta bien, gracias, voy a darle el encuentro, dijo la pelinegra.

En uno de los pasillos:

Un atractivo jovencito de cabello alborotado caminaba ensimismado en sus pensamientos cuando de repente choco con algo haciendo que detuviera sus pasos.

¡Disculpe¡ dijo Gokú al darse cuenta que choco con el cuerpo de una persona que vestía un traje muy fino.

¿Eres empleado de este castillo?, dijo Vegueta mirando intrigado al atractivo jovencito que vestía un gi de entrenamiento que parecía bastante fino.

Sí, dijo Gokú levantando su rostro y encontrándose con la mirada de un joven cabello de flama.

Es uno de esos principitos ¿y ahora que haré?, pensaba Gokú con molestia mientras miraba al apuesto príncipe cabello de flama.

¿Y no sabes como se saluda a la realeza?, dijo Vegueta intrigado.

¡Eh¡ si, si disculpe, dijo Gokú inclinándose en señal de respeto mientras una pelinegra que venía en sentido contrario a donde estaba Gokú al ver la escena detuvo sus pasos mientras observaba la misma con nostalgia.

Ya es suficiente, mejor dime ¿no sabes dónde puedo encontrar a la princesa Milk?, decía Vegueta al tiempo que la pelinegra se escondía tras una muralla.

No, no sé, dijo Gokú celoso mientras el joven cabello de flama miro sorprendido al joven de cabello alborotado por la manera como le respondió.

Esta bien, ¡gracias¡ continuare buscándola, te doy un consejo conoce bien tu lugar en tu reino, dijo Vegueta con ironía antes de continuar su camino.

Estúpido, dijo Gokú con molestia.

La pelinegra sin que el joven de cabello alborotado notara su presencia salio del mural y fue tras el joven de cabello de flama mientras Gokú continuo su camino a su habitación.

Minutos después:

Milk encontró al príncipe Ouji en uno de los pasadizos y fueron a la sala a platicar.

¿Qué te trae por aquí?, dijo Milk intrigada.

Solo quería verte y quise darte una sorpresa, decía Vegueta.

Claro, ya comprendo, dijo Milk.

Habitación de Gokú:

El joven de cabello alborotado caminaba de un lado para otro mientras su amigo lo miraba desde la puerta.

Ya Gokú siéntate mejor, decía Krilín.

Me pides que me siente cuando mi niña esta con ese vaya a saber donde, decía Gokú celoso.

Es que no confías en el amor que te profesa la princesita, dijo Krilín sonriendo.

Claro que confío, en ella confío pero no en ese idiota, se atrevió a humillarme, decía Gokú.

¿Qué?, ¿por qué?, dijo Krilín.

Lo que pasa es que......., decía Gokú comentándole a su amigo su encuentro en el pasadizo con el joven cabello de flama.

Si le dijiste que eras empleado del castillo era lógico que te dijera algo así, decía Krilín.

No pude decirle que era un príncipe como él, pues él podría descubrirme ante mi niña amada, por eso le dije que era un empleado del castillo, decía Gokú con nostalgia.

Pues fue lo mejor y ya no te tensiones tú princesita te ama a ti ¿no?, dijo Krilín.

Si, me ama a mi, dijo Gokú.

Horas después:

La pelinegra se despidió del joven cabello de flama luego de haber cenado con él sin la presencia de Gokú, luego llamo a uno de sus empleados y le dio unas instrucciones.

Como usted diga su alteza, mañana voy temprano por lo que me pidió, decía el empleado.

¡Gracias¡ dijo Milk dulcemente.

Al día siguiente:

Luego de haber desayunado juntos y de que la pelinegra había recibido el encargo que había mandado traer, ella y el joven de cabello alborotado se encontraban en el bosque platicando.

Te tengo un regalo, dijo Milk dulcemente.

¿Un regalo?, dijo Gokú sonriendo.

Si, dijo la pelinegra dándole una caja al joven de cabello alborotado.

¡Gracias¡ dijo Gokú.

Ábrelo, dijo Milk dulcemente.

Yo no tengo nada que darte ahora, dijo Gokú con nostalgia.

Me das tu amor y para mí eso es lo más valioso, dijo Milk dulcemente.

¡Gracias¡ dijo Gokú abriendo al caja y encontrándose con fino traje de noche que parecía de la realeza.

Quiero que te lo pongas el día de mi cumpleaños, los zapatos están en tu habitación, dijo Milk dulcemente.

¡Gracias¡ no merezco tanto amor de tu parte, dijo Gokú con nostalgia.

Claro que lo mereces, dijo Milk dulcemente mientras acercaba sus rostro al de su amado par besarlo dulcemente.

Gokú correspondía el beso de la pelinegra con dulzura y pasión mientras la apegaba a él con sus brazos.

¡Te amo¡ dijo Gokú mientras besaba los labios y el rostro de la pelinegra mientras la recostaba en el pasto.

¡Yo también te amo¡ dijo Milk mirando dulcemente al joven de cabello alborotado.

Nunca dudes de mi amor, nunca ¡por favor¡ decía Gokú mientras le daba suaves besos al rostro de la pelinegra que estaba bajo su cuerpo.

Nunca dudare de ello pero creo que debemos volver ya, decía la pelinegra apenada al darse cuenta de la situación en la que estaban ambos.

Si, si tienes razón, ¡disculpa¡ es que te amo tanto que a veces me es difícil controlar mis emociones cuando estoy junto a ti, dijo Gokú poniéndose de pie y dándole su mano a la pelinegra para que ella hiciera lo mismo.

A mi me pasa igual, pero aún no es el momento ni el lugar, dijo Milk sonrojándose.

Lo sé mi niña amada, discúlpame nuevamente, decía Gokú apenado abrazándola.

No tengo nada que disculparte, porque no hiciste nada malo solo amarme, mejor volvamos al castillo, dijo Milk dulcemente.

Si volvamos, ¡gracias por ser tan dulce y comprensiva¡ dijo Gokú entrelazando sus dedos con la pelinegra y para caminar juntos de regreso al castillo.

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