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Capítulo 47.{Y comieron perdices.}

Capítulo 47.

{Y comieron perdices.}

Yull.

14 de enero.

Mientras dejaba a Azucena en la guardería. Siempre mirando hacia los costados, porque sabía que me seguían, aunque no los viera, sé que Damián tiene la vista sobre mí.

— ¿Mami? — pregunta Azucena. Noto que la estoy apretando con más fuerza de la necesaria.

— Te amo mi Azu. Eres mi tesoro y pase lo que pase, nunca olvides que mami te ama — digo besando su frente. Luego apoyo mi cabeza en su frente, como si eso hiciera que todo se tranquilizara.

— Te amo yuyu — dice ella tocando mis mejillas.

Reprimo las lágrimas y me trago en nudo en la garganta.

<<Que no te vea llorar. Muéstrale lo fuerte que eres. >> Intente hacerle caso mi conciencia.

Dejo a mi hija, en la puerta de la guardería. Ella me mira lleva su manito a su boca y me tira un beso. Guardo esa imagen en mi mente, como si le tomara una foto para atesorarla por siempre.

— Adiós pequeña.

Ella sonríe y entra feliz a la guardería.

Camino rápido hacia mi auto. Tenía demasiados pensamientos volando en mi cabeza, tantas cosas por hacer. Tantos planes por seguir tan minuciosamente.

Primero tome mi celular y llame a Javier, el mejor amigo de William.

Hola cuñada favorita — dice su arrogante voz por el auricular. — ¿Qué haces llamando a semejante dios griego?

Hola muñeco egocéntrico y narcisista.

Oye, eso es cruel.

Lo sé, lo soy — dije riendo. — Tengo un par de cosas para decirte. Así que espero que te sientes. ¿Lo hiciste?

Si, listo. Senté mi bello culo en el piso.

Bien ahora, me comprometí con William. Ayer, no lo sabe nadie. Él no sabe que te dije, y esto es un secreto. Quiero que le organices una despedida de soltero, una fiesta o lo que sea. Para que la viva esta experiencia de forma completa. Quiero que hagas algo divertido como futuro padrino que eres...

Que chica de mierda, sueltas una bomba así. De la nada, Dios Yull. Tenías suerte de que enserio me senté, sino me caí de culo — su voz era de sorpresa genuina. Podía sentir su respiración en el teléfono. — Pero estoy jodidamente feliz por ustedes. Ese ratón se lo tenía bien guardado. En serio, ustedes son mi pareja favorita, un recuerdo de que existe el amor.

¿Entonces le harás la fiesta?

Claro, deja todo en mis manos.

Perfecto. Ya que esto es algo que quiero que viva. Quiero hacer de esta semana, la mejor de su vida. Quiero que cuando recuerde esto, lo haga con una sonrisa en su rostro — dije con los ojos llorosos. Mientras manejaba.

En realidad quería decir "Quiero que cuando me recuerde, recuerde lo bueno. Lo feliz y todas las locuras que hicimos juntos. Quiero que le cuente a Azucena, sobre la despedida de soltero sorpresa. De cómo en nuestra boda fue un día feliz. Quiero que él me recuerde de esta forma."

Tarada, cuando habla de ti lo hace con una sonrisa en la boca. Cuando recuerde su boda, lo hará con una puta cara de enamorado. Lo digo enserio.

Ojala tengas razón. Ojala la tengas.

Me doy cuenta de que estoy en mi destino.

Gracias Javi, te quiero. Gracias por hacer esto.

Siempre hare cualquier cosa por ustedes, familia es familia. Te quiero tonta.

Luego de un saludo. Me despido de Javier.

Bajo del auto y me paro frente a la casa de Zack. Sabía que sus padres no estaban. No fue ninguna sorpresa cuando abrió la puerta y vi su cara medio dormida.

Con una fuerza y velocidad sorprendente. Golpee su cara, mi puño directo a su nariz. El golpe fue limpio y ágil, haciendo que caiga al piso. Mientras se sostiene la nariz.

— ¿Qué mierda te pasa Yulliana?

— ¡No me llames así! — grite. — No me llames así, hijo de puta — grito. Entre a su casa y cerré la puerta de un golpazo.

— ¡Loca!

— Te dije, te dije que con ella no te metieras. Te dije que a ellos los dejas afuera — dije con la voz gélida. Los gestos de él se endurecieron, sus ojos me miraron con furia y enojo en ellos.

— Eres una perra, yo nun...

Él se quedó callado. Cuando le tire la foto arriba su pecho. Se levantó y con la mano manchada de sangre tomo la foto.

La amenaza que recibí ayer. Era una foto mía besando a azucena en la cabeza. Atrás de la foto decía escrito con la letra de ese hijo de puta.

Que linda que es mi nieta. Tan linda, tan joven ¿Cuánto valdría? Sabes la respuesta... Fuiste muy mala hija, para ocultarla de mí. Por suerte un pajarito me lo conto.

— Eres un hijo de puta. Te dije que con mi hija no — le arranque la foto de la mano y la guarde en mi bolsillo. — ¿QUÉ QUERIAS? ¿Qué la violen, la golpeen y le hagan lo mismo que nos hicieron a nosotros? — grite enfurecida.

El solo me miraba, sus ojos se llenaron de lágrimas. Intento acercarse a mis pies, pero me aleje.

— Perdóname, Yull perdóname.

Quería golpearlo, quería matarlo. Pero no, no podía. El me servía para mi plan.

— No, jamás te voy a perdonar. Eres una rata asquerosa, un enfermo y un hijo de mil puta. La única razón, por lo que seguís vivo. Es porque ahora mismo, vas a venir conmigo a la comisaria y vas a declarar.

Sus ojos se abrieron tanto que pensé que se le saldrían de sus cuencas. Su cara palideció y empezó negar con la cabeza.

— No, no, no...

Tome mi celular y le mostré un video de Azucena. El video en donde ella bailaba y cantaba una canción en la fundación. Se escuchaba mi voz como le decía que la amaba. En el video ella se acerca a la cámara y saca la lengua.

— Ella es una niña. Es pura, inocente, tiene felicidad, amor, un futuro lleno de cosas lindas. Y sobre todo sin daño, sin hombres malos, sin padres golpeadores y sin mierda. Le quitaste eso, le quitaste eso a una niña de tres años — mi voz se cortó. No llore, aunque ganas no me faltaban. Pero no iba a llorar, cuando mi papel acá, era hacerme la dura. — Me pides perdón, pero no lo mereces... Pero si quieres el perdón, algún día de ella. De esta niña hermosa que merece vivir. Vendrás ahora mismo conmigo y declaras, todo lo que sabes. La muerte de mi madre, los abusos, la trata de personas, el burdel...

Él me miro por un segundo. Luego miro al celular, pausado justo en la cara de Azucena. Miro esos ojos azules, llenos de brillo, esperanzas y sueños que todavía no le quitaron, no le apagaron.

Él vio eso, vio todo lo que nos negaron.

— Lo hare. Voy a denunciar Yull.

***

Había sido una mañana movida.

Pero ahora, me enfrentaba a otra situación, una más peligrosa y podría decir que casi mortal.

<< Na, solo estas exagerando. >>

Tal vez estaba exagerando. Pero, ir a decirle a Valeri que me casaría con su hijo en menos de cuatro días. Es algo sorprendente.

— Mami, hambre yo — dice Azucena.

— Ya comemos — digo mientras abro la puerta del restaurante.

Inmediatamente localizó la cabellera dorada de Valeri. A su lado está mi tía Marta, decidimos con William que yo le diría a su madre. Ya que dijo que ella me veía como una hija.

Cuando llego a la mesa, mi corazón martillea en mi pecho. Me siento ansiosa y feliz.

— Hola, buenas tardes mujeres bellas — saludo.

— Hola, hola — dice Azu.

Las dos mujeres nos miran sonriendo de una forma tierna.

— Hola Yull — dice mi tía. — Hola pequeña.

— Tía — saluda ella. Luego ve a Valeri. — Abu — a amabas le lanza un beso.

— Hola chicas, ven para acá — dice Valeri tomando en brazos a Azucena, sentándola en su regazo.

Mientras mi tía le habla de forma graciosa a mi hija, veo como las dos la miran con mucho amor. Sé que con ellas mi hija tendrá toda la figura materna que necesite. Tendrá todo el amor del mundo. Cuando yo...

Sacudo mi cabeza quitando esos pensamientos. No quiero pensar en nada de eso. Nada de eso por ahora.

— Bien chicas, estamos aquí porque quiero darles una noticia — dije de forma seria. Ambas me miraron de forma seria. Esperando a lo que fuera a decir. — Saben ambas, que mi vida nunca fue fácil ni buena. Siempre pensé que nunca merecí a mi niña — la voz me temblaba. — Nunca tendría un amor de verdad, nunca tendría una familia — suelto un suspiro. Miro mi mano, la dejo sobre la mesa. Haciendo que el anillo se luzca en mi pálida mano. Ambas mujeres hacen una exclamación de sorpresa. Hasta Azucena mira mi mano. — Pero todo eso cambio, cambio cuando Will llego a mi vida. Cuando me hizo sentir amada, segura. Cuando vino con una sonrisa y me dijo que si soy buena madre. Cuando vio todo lo malo dentro de mí, y dijo te amo. Cuando me abrió la puerta a una familia — Valeri tomo mi mano sobre la mesa. Mi tía tomo la otra, yo sentí mis ojos arder. — Estabas ahí Valeri, me recibiste con brazos abiertos. Y por un momento me hiciste sentir ese amor que mi mamá me dio — miro a Marta. — Tía, fuiste quien me apoyo desde que me quede sola. Me diste la mano, una oportunidad, me ayudaste con Azucena. Hiciste tanto por mí. Hicieron tanto por mí. Por esa razón, las acapare hoy a las dos. Quiero contarles, que con William, decimos casarnos. Decidimos fortalecer nuestra relación, nuestra familia, nuestras vidas.

Sentí las lágrimas caer por mis mejillas. Valeri y Marta lloraban, las tres nos veíamos algo raras. Sera por esa razón que ninguna mesera vino a atendernos.

— Felicidades mi niña— dice mi tía apretando mi mano. Acto seguido se levanta de su asiento y me abrazo con fuerza. Tanta fuerza que siento mis huesos se aplastarían. — te mereces esto y más. Mereces cumplir todo lo que te propones. Mereces ser feliz con William.

Cuando ella me suelto miro a Valeri. Que no había dicho nada, pero miraba a Azucena. Luego sus ojos me miran a mí.

— Mis hijos estaban mal, mi hijo mayor estaba mal. No era feliz, no tenía esa chispa que siempre tuvo. Hasta que empecé a notar cambios, hasta que te conocí. Vi tanto de mí en ti, que no me pude resistir quererte. Y cuando vi a tu pequeña, cuando me entere de que ella es mi nieta. Porque sea como sea, ella es mi nieta — seca sus lágrimas con el dorso de la mano. — Me di cuenta de que eran lo que faltaba, la fuerza y la alegría que mi familia necesitaba para seguir adelante.

"¿Cómo no voy a estar feliz por esta noticia Yull? Si ahora, estoy más que segura que la fuerza de la familia van a estar para siempre con nosotras. Estoy tan feliz por ustedes, por sus madurez, por su amor y por qué a pesar de todo. Están haciendo frente a los problemas los dos juntos."

Las tres estábamos llorando. Las palabras de Valeri me llegaron al alma. Me llegaron a lo más profundo de mi corazón. Ahora con certeza sabía que había tomado la decisión correcta. Aunque sé que al principio no la verán así.

— Gracias, Valeri.

— ¿Cuándo se van a casar? — pregunta mi tía secándose las lágrimas con un pañuelo.

— El 18 de enero.

Ambas mujeres pasaron del llanto, a una cara de horror.

— ¿Qué? — gritan ambas.

— Pero si es dentro de cuatro días.

— No nos das tiempo de hacer dieta — se queja Valeri. Mira a Azucena. — Tus papis están locos.

— Si, si — dice Azucena.

— Es que con todo lo que está pasando. No quiero arriesgarme a que algo impida la boda, y con Will decidimos planear una boda grande después de que el vuelva de Buenos Aires.

— ¿Entonces? — pregunta Valeri confusa.

— Nos casaremos por civil.

— ¿Ya tienes el vestido? — pregunta Marta.

— No, por eso les iba a decir que si querían acompañarme a comprarlo

Vetido — dice Azucena sonriendo.

— Eso mismo amor, un vestido para mami y otro para ti.

Las dos mujeres se me quedaron viendo. Valeri estaba llorando y mi tía, se secaba las lágrimas con una servilleta. Yo también estaba a punto de llorar.

— Sí, claro que si — dice mi tía. — mi pequeña, ya es toda una mujercita.

— Claro que te vamos a acompañar. Serás mi hija prácticamente y quiero vivir este momento.

Sus palabras calaron en lo más profundo de mi alma. Interiormente pensaba, en les deseaba a ambas mucho amor y mucha felicidad. Y que un día, encuentren un amor verdadero. Que nunca dejen de brillar. Desee, en ese momento, tantas cosas buenas para ellas.

Que fueron la gota que derramo el vaso y no me pude contener en llorar. Llore porque al fin tenia eso que tanto quise y me arrebataron. El amor de una madre, de dos madres.

— Gracias, enserio, no saben lo que significa esto para mí.

Después de comer, y de hablar sobre como pensaba en que sería mi vestido. Decidimos ir de comprar, y les prometí que les iba a regalar su vestido. Aunque ella se negaron al principio, pero soy demasiado insistente.

Mientras íbamos de comprar, llame a Cate, quien no pudo venir al almuerzo porque estaba ocupada. Ella es mi amiga, y quería compartir este momento con ella.

Por este día, quería ignorar al hombrecito con la cámara que me seguía, quería olvidar las amenazas y quería olvidar lo que tenía dentro de mi bolso.

***

18 de enero.

Si alguien me hubiera dicho hace años, que me iba a enamorar y a casarme a los diecinueve. Me le hubiera reído en la cara de tan absurda idea.

Nunca creí estar así, vestida de blanco a punto de casarme. El día había llegado y todavía no lo creía.

Mi vestido es sencillamente hermoso, era corto hasta unos cinco dedos arriba de la rodilla. El vestido de novia tiene botones por la parte trasera, con encaje rodeando los brazos deja una gran abertura para lucir espalda al aire .Es perfecto.

No me había maquillado, porque seguía llorando. No puedo creer que este por vivir una experiencia tan feliz como estar cansando me.

Casarme con Will, compartir mi vida, mis metas y sueños, con una sola persona con mi querido nerd.

Estar juntos fue la casualidad más linda que me dio la vida, como iba a saber que ese chico de ojos verdes y cabello rubio y zapatos feos. Me iba robar el corazón y que se iba a volver alguien tan importante para mí y mi hija.

— ¿Estas lista? — Pregunta mi tío entrando a mi cuarto. — ¿Que paso Yull? ¿Por qué lloras?

Él fue el más feliz por la idea, ya que sabe que William es todo lo que él hubiera querido para mamá. Sabe que tengo a quien me hará feliz siempre. Sé que él quiere justicia fue el primero en brindarme ayuda para limpiar mi nombre en la sociedad. Quiere que recupere lo que por derecho es mío y él no podría tocar. Pero yo le dije muy pacíficamente, que yo me encargaría de todo. Que tendríamos justicia.

— Es que estoy muy feliz, a pesar de todo tío. Estoy siendo feliz.

Él entendía el peso de esas palabras.

—Yo estoy feliz de poder estar con vos. Mi hermana estaría orgullosa de la mujer que sos y del chico con el que vas a pasar el resto de tu vida.

— ¿Enserio estaría orgullosa de mi? — Pregunte como una niña de cinco años. Avecés pensaba que la defraude al no cuidar lo único que me quedaba de ella.

— Claro ¿Cómo no estarlo? Eres inteligente, bella, buena persona, una mamá estupenda. Estas estudiando, cuidando de ti y de los tuyos. Seguís viviendo a pesar de todo tu dolor seguís intentándolo — Dijo con orgullo. — Ahora termina de arreglarte que tenemos que irnos.

Él tiene razón, podría haber acabado con todo hace tanto. Pero sigo, sigo de pie y él no me va a detener.

Salió de mi habitación, comencé maquillarme. Una vez lista arregle mi cabello en un moño bien atado. Para lucir mejor mi espalda.

Salgo de mi cuarto.

— Mami — grito Azucena corriendo hacia donde yo estaba. Estaba preciosa con su vestido lila el cual ella misma eligió. Tiene el torso de encaje, un cinto color perla y de allí baja en un estilo campana, debo admitir que las medidas y zapatitos blancos. La hacen lo más adorable del mundo.

— Estas muy hermosa hija de mi corazón — dije sonriendo. —¿Ya quieres que tus papis se casen?

— Si, si — pide ella feliz.

— Estas divina Yull — dice mi tía. Ella estaba perfecta con su vestido verde petróleo corto hasta las rodillas. — Les tomare una foto.

Tomo a Azucena en brazos y ambas sonreímos hacia la cámara. Luego me sacan fotos a mi sola

Me hago la modelo y hago poses para que el saque más. Sé que es algo bobo, pero amo mi vestido y quiero recordar para siempre este vestido. Quiero recordar cada momento.

Me saco fotos con mi tío y mi tía por separados. Ellos se turnaron para hacer fotos de todos los ángulos.

— Vamos, llegaremos tarde— se queja Agustín.

Nos pusimos en marcha al registro civil.

Esos momentos que pasan en cámara lenta, como si el tiempo quisiera que disfrutaras más de esos momentos. Me estoy aproximando a mi destino y creo estar tan nerviosa que las cuadras se me hacen interminables.

Hasta que estacionamos el auto, veo que muchas personas se acercan. Miro todas esa caras conocidas hasta algunos de mis alumnos están presentes. Algo que me hizo querer llorar, ya que ellos mismos decidieron acompañarme en este día. Pero mi corazón da un vuelo cuando lo veo.

En ese magnífico traje ajustado, su cabello rubio caía hacia un costado y sus ojos verdes brillaban detrás de sus gafas. Él me sonrió y le correspondí.

Nos íbamos a casar, me iba casar con la persona más increíble de todas e iba tener la vida feliz que siempre soñé. Mi hija grito un efusivo ¡Papi! Antes de salir corriendo hacia él. Yo haría lo mismo.


William.

Me pellizco una vez más, tengo que estar soñando esto no puede ser verdad. Me estoy cansando. Si antes me parecía la mujer más hermosa del mundo, ahora es más que una ilusión sexy. Es una diosa perfecta, a quien le rezaría todas las noches.

Tomo de la mano a mi prometida y a mi hija. Y juntos los tres entramos al registro civil.

El lugar estaba adornado con globos blancos y con luces de colores, eso tuvo que ser obra de mi futura esposa. Ella dijo que se encargaría de todo, y así lo hizo.

Caminábamos por el pequeño pasillo hasta la mesa del juez. Me detuve un segundo a observar la, esta hermosa su sonrisa es lo más lindo de todo. Parece una princesa digna de un cuento de hadas. Ella es mi todo y estoy feliz de compartir todo con ella de ahora en adelante. Azucena tenía un brillo en los ojos, como si con su inocencia sabe lo que va a suceder.

Vemos a nuestros amigos y familiares tomar asientos. Azucena se sienta con mi madre. Quien desde que llego no ha parado de llorar. Habíamos decidido comenzar primero por nuestra boda.

El juez comienza a hablar.

—Estamos aquí reunidos para celebrar el matrimonio de William Black y Yulliana Marian. Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto de vida en común basado en la cooperación, la convivencia y el deber moral de fidelidad. Deben prestarse asistencia mutua. — Dijo el juez. — Sobre todo para que funcione debe a ver mucho amor .Ahora los novios dirán sus votos.

—Yo William Black, prometo a amarte y cuida.... — no pude seguir porque, ya estaba llorando, pensaran que soy un maricon, pero este es el momento más feliz de mi vida. No puedo explicar la sensación que estoy experimentando. Es una fusión entre plenitud y felicidad, gozo, amor.

Toda la sala llena de amigos y familiares, se ríen y lloran al igual que mi hermosa novia.

— Seguiré yo, antes de que también me ponga a llorar. Yo Yulliana Marian, prometo darte amor y confianza. Prometo estar en las buenas y en las malas— dice ella con lágrimas en los ojos.

— Prometo ayudarte con tus metas y hacerte crecer todos los días — digo tomando sus manos.

— Prometo devolverte toda la felicidad que me diste, prometo hacerte el hombre más feliz del mundo— sigue ella.

Mi corazón estaba explotando de felicidad. No lo aguanto más y la beso.

— Jóvenes por favor, todavía no hemos terminado — dice el juez con una sonrisa.

— Disculpe— dijimos los dos al mismo tiempo. Haciendo que el auditorio dijera un "Oww"

Nos miramos a los ojos sonriendo, sabía que ella estaba sintiendo lo mismo que yo. El final del comienzo. Estábamos dando el fin nuestra vida de novios y comenzábamos la vida de esposos. Ahora las posibilidades son infinitas. Ahora somos ella, yo, Azucena y la vida.

— Que pasen los testigos — ordena el juez.

Mi mejor amigo pasa primero y firma el acta. Me mira y abraza, abraza a Yull. Ambos se dicen cosas tiernas al oído. Puedo ver como mi amigo a esta a nada de llorar. Yull provoca ese efecto en la gente.

— Ten. — me tiende la caja con los anillos.

Veo como Cate pasa y firma el acta al igual que Javier. Ella es una gran amiga nuestra, cuando me abrazo me dijo algo que me toco el corazón. "Gracias campeón, lo hiciste, la hiciste feliz. Y por eso te debo la vida."

Entonces llego mi turno, nuestro turno. Primero firmo ella el acta y después yo.

Le puse el anillo a Yull y ella me puso el otro a mí .Dos alianzas que decían El amor lo puede todo.

— Ahora los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

No tardamos ni dos segundos, en besarnos. La rodé con mis brazos e hice la típica pose de las películas, inclinando a Yull hacia abajo mientras ella reía.

Lo habíamos hecho, nos habíamos casado.

— Te amo mucho, mi amor — digo besando sus labios de vuelta.

— Yo te amo mucho más, mi nerd.

Luego comenzó la adopción de Yull. Esta fue privada, fue solo de nosotros tres. Nunca voy a entender como hizo que todo esto fuera rápido.

Pero al firmar ese papel, en donde decía que Azucena ya no era Marian. Sino Azucena Lucia Black Marian. Ya que Yull así lo quería, también ella se cambió el apellido. Alegando que quería dejar atrás el pasado, quería dejar atrás todo lo que ser Marian significo. Ahora las dos eran Black, los tres somos una familia mucho más unida.

Al salir del registro civil, nos esperaban nuestros amigos y familia. Quienes lazaron arroz y nos deseaban muchas cosas lindas.

Ya tenía mis felices para siempre. Cuando la vi sonriendo y siendo ella, me di cuenta de que lo había hecho. Había cumplido con lo que prometí, hacerla feliz.

Holis, ante ultimo capitulo ¿Nerviosas? Yo igual, pense que mi compu moriria. Pero no.... Asi que bueno aqui estamos. En unos minutos subo el capitulo siguiente.

La familia siendo feliz...

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