Capítulo 44.{Falsa tranquilidad.}
Capítulo 44.
{Falsa tranquilidad.}
William.
Mientras ponía le mesa, luchaba contra los mosquitos que rondaban a mi alrededor.
Si me quejaba del calor, ahora me quejo de la humedad. Gracias a eso la ensalada de fruta se fermento y el pan dulce se tuvo que guardar en la heladera culpa las moscas.
Por suerte le hizo caso a Yull, y para la cena de noche buena me puse una remera blanca en lugar de una camisa.
Se escucha un estallido, seguido del grito agudo de mi hija.
— ¡Papii! — vino llorando Su.
— ¿Qué paso princesa? — la levanto y la alzo. Mientras llora asustada en mis brazos.
Vienen corriendo Benjamín y Kevin. Quienes me miran con cara de arrepentimiento.
— ¿Qué paso? — pregunto enojado. Mirando como mi nena sigue llorando en mi hombro.
— Tío Benja malo — señala Benjamín. Quien la mira sorprendido. Sinceramente pensé que Kevin lo había hecho.
— No fue apropósito. Es que quisimos explotar unos petardos y Azucena se asustó.
— Yo te dije — Kevin le pega con su mano en la nuca. — ¡Tarados la asustas!
Intente no reírme, pero Azucena me gano y soltó una sonrisita. Haciendo que Kevin le pegue de vuelta a Benjamín y esta se ría. Tiene la nariz y los ojitos rojos por llorar.
— Basta de maltrato — se queja Benjamín.
— ¿No ves que le gusta? — dice Kevin.
— Bueno basta de peleas, solo no tiren nada fuerte cerca de ella. Es chiquita.
— ¿Y las estrellitas? — pregunta Kevin.
Al escuchar la palabra Azucena suena interesada.
— ¿Estellita? — pregunta curiosa.
— Es una cosa que la prendes y hace chispitas.
A ella se le iluminan los ojos.
— Si quiedo, abajo papi — pide con una sonrisa.
— Esta bien, pero tengan cuidado. Porque si no se la verán con Yull.
Benjamín asiente asustado y Kevin rueda los ojos.
La verdad, amo como se llevan. Pensé que Kevin sería un idiota, como siempre lo fue, pero el cambio para mejor. Sin duda que el hombre que se hizo llamar nuestro padre, se fuera ayudo bastante. Ya que por culpa de él, Kevin actuaba igual.
Sé que ellos la están pasando mal, yo igual, sea como sea él nos dejó y no volvió. No entiendo cómo es que no se le mueve un pelo, dejo a tres hijos abandonados a su suerte.
Miro a Azucena, y no me imagino dejándola. Se me parte el corazón al pensar en que ella pueda sufrir por mi culpa.
Creo que esa es la mayor diferencia que tengo con mi padre, si es que le puedo decir así, yo si quiero ser padre. Él no lo quiso, solo quiso hacer lo que le dijeron que lo hacía más "hombre" tener hijos y casarse.
Escuche las risas de Yull y de mi mamá, que prevenían desde la cocina. Estaba en el patio y se escuchaba.
<<Demasiado tranquilas para reírse. >>
Me gustaba verlas así. Ambas habían sufrido demasiado en sus vidas. Aunque me dolía que mi papá se fuera, siempre supe que es lo mejor. Mi mamá era otra, sonreía siempre, cantaba en la casa, se dio cuenta de que ella era capaz de todo y no necesitaba un hombre para ser feliz, ni para mantenerse.
Escucho que golpean la puerta, eso me extraño demasiado. Ya que al ser noche buena, no esperamos a nadie.
Voy hacia la puerta, pero veo que mamá ya estaba en camino a abrirla. Entonces me doy media vuelta, para volver al patio. Cuando escucho su voz.
— Valeri — dijo en su típico tono hostil.
Me doy vuelta, y camino hacia la puerta. Para corroborar si era él.
Mamá estaba en la puerta, mirándolo sorprendida. Casi pálida y con los ojos rojos, sé que quería llorar.
— ¿Qué haces aquí? — cuestiona ella.
Lo miro escanea a mi madre con la mirada, quizás nota lo que todos notamos. Que está mucho mejor sin él.
— ¿No es obvio que vengo a estar con mi familia? — dice haciendo un amague de querer pasar.
Me iba a poner al medio. Pero mi mamá me gano.
— ¿Familia? ¿De qué familia hablas? Por lo que a mí respecta no tienes ninguna aquí— su voz suena firme.
Él suelta una carcajada burlesca. Siento una mano en la mía, me doy vuelta y veo a Yull que me mira sorprendida.
— ¿Qué dices estúpida? No tendrías todo lo que tienes si no fuera por mí. No tendrías nada, no sos nada sin mí.
Intentan meterse de nuevo. Pero mamá pone las manos firmes y lo empuja hacia afuera, tomándolo por sorpresa.
— Intentaste hacerme creer eso. Durante años te soporte, durante años, llore porque me sentía nada y sentía que no valía— su voz temblaba un poco—. Pero gracias a Dios, te fuiste de esta casa, la cual con mi hijo y yo mantenemos— Oscar me miro, dándose cuenta de nuestra presencia. — No sos nadie acá, perdiste tu lugar. Si tus hijos te quieren ver, será su decisión. Pero por lo que a mi respeta, no puedes entrar — él iba a replicar pero ella siguió hablando. — La casa está a mi nombre ¿No recuerdas que mi padre nos la regalo? — quisiera haber grabado como le quedo el ojo. — Eres demasiado idiota si crees que sería tuya. Pero desde ahora te digo, que ni a mí, ni a mis hijos. Vas a volver a lastimar, no vuelvas. Y la última vez que yo te voy a ver, va a ser en un juzgado en donde me separare de ti. No te quiero en mi vida Oscar, no vuelvas más. Porque acá no eres bien recibido.
— No sé qué te....
— ¿Qué no escuchaste? — habla Yull de forma fuerte, haciendo que la mire. No me gustó nada la mirada que le dio. — Te dijo que te fueras, suficiente daño les hiciste. Ellos no te necesitan.
Se posiciono al lado de mi madre y le paso un brazo por los hombros. Sé que mi mamá le agradeció con la mirada, ya que dejo de apretar los puños.
— No sé quién te crees que eres...
— Pero nada— lo caya ella. Haciendo Oscar la mire sorprendido. Nadie le levantaba la voz, y ahora dos mujeres fuertes e imponentes lo hicieron. Pobre de su ego. — Vete, si no quieres que llamemos a la policía. Suficiente daño le hiciste a mi familia, date cuenta que tu machismo y la mierda que cargas hizo que ya no formaras parte de esta.
Me sentía orgulloso de como las mujeres más importantes de mi vida. Estaban apoyándose y defendiéndose.
— Ella tiene razón — dice una voz detrás de nosotros.
Kevin venía con Azucena en brazos, la dejo en el suelo.
— Papi— dijo ella caminando hacia mí y la tome en brazos.
La cara de Oscar era de confusión. Cuando él se fue, no sabía de Yull ni de Azucena.
— Pero hijo...
— No me digas hijo— espeto, de mala manera. Se veía mucho más grande de los catorce años que tiene. — No soy tu hijo, ni tú mi padre. Vete ¿Qué parte no entiendes de nadie te quiere acá?
Él nos miró a todos, Benja le negó con la cabeza. Mamá lo miro sin ninguna expresión en el rostro, Yull tenía su usual mascara fría. Kevin rodo los ojos y lo miro con fastidio.
Luego su mirada se posó en mí. Recordé todos los años en lo que nunca me felicito ni por las medallas, las veces que me insulto, como me hizo pensar que no fui suficiente y en como trato a mi mamá. También negué con la cabeza. El miro a la niña que cargaba en mis brazos, seguro no le cerraban la cuentas. Se fue hace más de cinco meses y la Azucena tiene tres años. Pero no me importa.
Él nos miró una última vez, al parecer no se creía lo que estaba pasando.
Claro, nunca pensó que le daríamos la espalda. Pero sabía es esa frase que dice, cosechas lo que siembras.
No dijo nada y se fue. Nos quedamos todos en silencio un rato.
— Mami, tengo hambre — se queja Azucena. Haciendo que todos nos riamos.
Mi mamá la toma en brazos. Y la besa en la mejilla.
— Vamos a comer, que ya viene el niño Dios.
— ¡Sí!
Yull se queda mirando la calle vacía. La tomo de la mano atrayendo su atención. Ella pasa sus manos por mi espalda y esconde su cabeza en mi cuello.
— ¿Es normal sentir tanto orgullo de tu mamá? — pregunta con una sonrisa. — Viste, como los defendió, como se defendió ella. Sentí...
— Sentiste satisfacción, porque ella logro que lo vos querías para tu mamá.
Ella me miro con una sonrisa y beso mis labios.
— Exactamente.
— Igual vos, no cualquiera se planta delante de él y le habla como le hablaste.
— Es que soy media leona cuando se trata de mi familia.
Sonrió feliz, me encanta que ella este así. Que nos vea como su familia y que mi familia las vea de la misma forma.
— Te amo mi chica fuerte— dije besando sus labios.
— Te amo nerd.
Yull.
Mientras cenábamos, no pare de reírme y de sonreír. Juro que jamás había sentido tanta felicidad y me habían dolido tanto las mejillas.
Valeri contaba anécdotas de todos cuando eran chicos. Me conto la vez que Will se puso unos calzones en la cabeza, se ató una toalla en el cuello e intento volar como superam. Culpa de eso se quebró el hombro.
Luego de comer, justo diez minutos antes de las doce de la noche. Todos comenzamos a acomodar la mesa, mientras Azucena giraba en el patio. No entiendo como no se mareaba.
Con William nos encargamos de los platos, de dejarlos todos limpios. Valeri y los mellizos pusieron las copas en la mesa. Junto a las cosas de la mesa dulce.
— ¡Cinco minutos! — grito Kevin.
Yo estaba terminando de lavar la fuente del Vitel tone, mientras Will lo secaba.
— Voy a poner los regalos — dice al ver que termine con la fuente,.
— Mantendré ocupada a Azucena.
Él va hacia el árbol. Me quedo mirándolo unos segundos, se ve tan hermoso.
— Un día te dije, que si me enamoraba seria de un ángel — digo atrayendo su atención. Camino hasta él y pongo mis manos en sus mejillas, lo miro con adoración. — Estaba en lo cierto, me enamore del ángel más bello.
— Te amo — dice besándome.
Siento un flash. Nos separamos, para mirar a Kevin que tenía una cámara en sus manos.
— Se veían muy lindos, aparte tomare muchas fotos de esta navidad.
— Vamos, a sacarle fotos a Valeri y Azucena — le digo. Paso un brazo por sus hombros y nos vamos al patio.
A los tres minutos apareció William.
— Familia quedan un minuto. Que comience la cuenta regresiva — grita Kevin.
Yo tenía Azucena en brazos. Benjamín grababa todo con su cámara, Kevin contaba entusiasmado y Valeri abrazaba a su hijo mayor.
Se sentía tan bien, este momento. Beso la mejilla de mi hija, haciendo que ella ría.
— Diez, nueve, ocho — comenzamos todos juntos. — cinco, cuatro, tres, dos, uno.
— ¡Feli navia! — dice Azucena feliz.
— Feliz navidad amor mío— digo llenándola de besos.
William abrazaba con fuerza a su mamá, los mellizos entre ellos.
Luego viene Will y me besa en los labios.
— Feliz navidad amor.
— Feliz navidad nerd — dije.
El abrazo a Azucena, así que aproveche para dársela e ir a abrazar a Valeri. Quien me dijo muchas cosas lindas al oído. Luego abrace a los mellizos. Cuando abrace a Kevin me dio las gracias por defenderlos y por dejarlo ser tío de Azucena.
— Los regalos — grito Azucena.
— Cierto — dice Kevin. — Vamos sobrina, a ver si nos portamos bien.
— Siempe.
Cuando vamos hasta el árbol. No pude evitar llorar, al ver la cara de felicidad de Azucena, ver como miraba los regalos con mucha ilusión. Kevin se acercó y comenzó a repartir los regalos.
Sobra decir que Azucena tenia muchísimos. Ella estaba feliz y cantaba diciendo que una niña buena. Amo su inocencia y su felicidad.
Sentí los brazos de William rodearme la cintura, besarme en el cuello.
— ¿Abro mi regalo? — pregunta.
Me puse nerviosa al instante. No sabía si le iba a gustar.
— Sí.
Él toma la cajita aterciopelada, de allí saca una cadena. Con un dije en forma de panfleto que dice "Fuiste el trabajo en equipo que nunca espere, la casualidad más hermosa y el amor de mi vida. Te amo nerd."
Miraba sonriendo la cadenita.
— Me encanta, te amo— dijo besando mis labios. —Te amo, te amo. Mi hermosa casualidad — dijo besando me de vuelta. Haciéndome reír.
— Abre el tuyo— dice emocionado.
Me encanta que aunque estemos todos reunidos. Nosotros dos estamos en nuestra burbuja.
Abro la caja, al abrirla encuentro muchos papeles de colores y serpentinas.
— Quería darte algo que te hiciera feliz, cada vez que lo mires y que recuerdes que todas estas fotografías. Son recuerdos felices.
Quito los papeles y veo el álbum. "La sonrisa de Yull" abro la tapa. Lo primero que veo es una foto de los tres, Will , Su y yo. Estamos en el parque, creo que es la primera foto que nos sacamos.
— Para que recuerdes lo buena madre, buena novia, buena alumna, buena colega, buena seño y buena persona que sos. Que nunca se te olvide que después de los malos días, siempre llega lo bueno.
Si antes había soltado un par de lágrimas. Ahora era unas cataratas.
— Te amo tanto — dije. — Muchas gracias.
El paso su brazo por mi cuello y me atrajo para besarme en los labios. Lo amaba tanto que era imposible no sentirme bien.
***
Luego de pasar una noche increíble. Entre risas, juegos de mesa, karaoke improvisado. Como a las cuatro de la mañana estaba subiendo a Azucena por la escalera para acostarla en la cama de William, en donde él ya dormía.
Recuerdo que deje mi pijama en el auto, ya que Will no había dejado ropa en su cuarto. No me quería acostar desnuda, ya que sería incómodo.
Así que busco mis llaves, paso por la sala en donde Kevin sigue viendo la tele.
— ¿A dónde vas?
— A buscar mi pijama.
— Bueno, te miro por las dudas.
Mientras Kevin me mira desde la puerta, busco en el auto mi bolso.
Siento un cosquilleo en mi columna, como si alguien me estuviera mirando. Levanto mi cabeza y miro hacia arriba, no había nadie. Capto movimiento a mi izquierda, veo la sobra de un hombre. El cual se dio cuenta que lo estaba viendo y sale corriendo.
Eso no fue lo extraño, lo extraño es que tenía una cámara.
Y eso solo significaba una cosa. Que me estaba siguiendo. Y no hay que ser muy lista para saber quién lo mando.
Hola, vengo a decirles que solo quedan cinco capitulos para que termine. Y la verdad no quierooo que acabe.....
pero lo bueno, tiene un final.
asi que espero sus votos y comentarios. Acuerdense que tenemos pagina de instagram. AdictaAlcafeyatiii.
gracias por leer, les mando un beso.
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