Capítulo 41.{Cambios de aire.}
Capítulo 41.
{Cambios de aire.}
William.
El calor que hacía en casa era insoportable. El ventilador tiraba aire caliente, si este calor hace en noviembre no me quiero imaginar que en diciembre o enero.
Un mes y dos semanas habían pasado desde el incidente. Aunque Yull se siente culpable de lo que sucedió, intento demostrarle y hacerle entender que no es su culpa.
No sé qué paso con Damián, que le dijo o que hizo. Pero funciono, no supimos nada de él.
Azucena volvió con nosotros tres semanas después. Yull lloro casi todo el día cuando la tuvo de vuelta en sus brazos. No voy a mentir, yo también llore como un bebé cuando la volví a abrazar. Después de todo era mi niña y había estado mucho tiempo sin ella.
Creo que ella volviera ayudo mucho a Yull. No era la misma desde el accidente, avecés en la noche cuando dormíamos juntos. La escuchaba llorar en mi baño, pasaba una hora o avece más. Luego salía y me abrazaba, me besaba la frente y susurraba que me quería. Ella pensaba que yo dormía. La noche en la que le pregunte qué le pasaba ¿Por qué lloraba? , me dio evasivas hasta que al final lloro diciendo era igual que él. Que era un monstruo y que por su culpa pasaba todo lo malo que pasaba.
Me costó muchísimo hacerla entender que ella hizo lo sea que hizo, por su familia, y que es una persona buena. Pero creo que lo entendió el día que volvió a ver a su hija. Y la pequeña Su corrió hasta ella y le dijo Te estañe mami.
Después de ese día volvió a sonreír. No la escuche llorar más. No lo hizo más (me asegure de eso). Ya que tenía carpeta médica en el equipo, me asegure de que cada momento que vivíamos juntos se hiciera el más feliz y memorable.
— Que calor, me derrito — se queja Azucena. Quien esta acostada a mi lado, con solo un short por el calor. Tiene la mamadera con jugo a medio tomar y un brazo sobre su frente.
Hoy es el último día de mi carpeta médica para entrenar, mañana arranco. Así que aprovecho el tiempo para estar con mi hija.
— Ya se pequeña...
— ¿Mami tiende calor?
— No lo sé ¿Quieres que la llamemos? — le pregunto.
— ¡Siiii! — chilla feliz.
Busco mi celular y llamo a mi novia. Quien está trabajando. Ya que ahora le dan más responsabilidades, se la pasa haciendo eventos y dando clases.
No tarda en responder. Al principio la cámara enfoca el techo, hasta que ella se acomoda. Tiene la coleta del pelo desordenada y mal atada, su cara es de cansancio.
— Hola mami — dice Su. Riendo en la cámara.
De pronto la cara de cansancio de Yull se borra y esboza una sonrisa.
— Hola amor de la mamá y hola al amor de mi vida — dice con la voz animada.
— Hola hermosa, te llamamos porque te extrañamos.
— Si estañamos mami — repite Su.
— Yo también los extraños.
— Aparte Su, tiene una pregunta.
Miro a la pequeña, que se esconde en mi hombro riendo.
— ¿Ahora tenés vergüenza? — pregunto riendo. Ella esconde la cara y se ríe. Haciendo reír a Yull por video llamada.
— ¿Mami tened calor? — pregunta ella riendo.
— Si hija, sinceramente sí. Encima se averió el aire acondicionado y todo se volvió un caos.
— Uhh — dice ella como si entendiera el problema.
— ¿Llamaron al de mantenimiento? — pregunto.
— Si, dice que en una hora o dos viene. Pero acá con el sol de frente, los niños y todos nos vamos a derretir.
— Me derrito papi — dice Azucena.
En ese momento mi corazón se para y vuelve a latir. Beso su frente con dulzura.
¿Me dijo papi?
— ¿Qué dijiste princesa? — pregunte sorprendido.
— Que me derrito, papi — dice rodando los ojos.
Miro a Yull ella tiene la mano en la boca y los ojos llorosos. Esta tan sorprendida como yo, porque Azucena me dice ned, no papi.
— ¿Soy tu papi? — pregunto sorprendido. Esperando que lo diga de vuelta.
— Si, mi papi ned — dice sonriendo.
Tanto Yull como yo, estábamos riendo a carcajadas. La siento en mi estómago y le doy besos en las mejillas.
— Si pequeña soy tu papi y tú mi hijita.
Había cosas en la vida que eran épicas y sinceramente irrepetibles. Pero que Azucena me llamara papá, sin duda era de las cosas más hermosas de la vida. Podría decirse que soy afortunado.
— Ey, estoy viendo el techo. Déjenme ver como se dan amor — grita Yull.- Tomo el celular y nos enfocó. — Ahora sí.
— Mi papi — me señala Su. — Mi mami — señala a Yull. — Yo abo mucho.
La miro, luego miro a Yull que está llorando.
— Yo también las amo mucho a las dos.
Era raro ver a Yull llorar, de por si siempre tuvo ese aire frio y de cero sentimientos. Es tan rara la vida avecés. Nunca pensé que ese trabajo de historia cambiaria mi vida para mejor.
Si, capaz pasaron algunas cosas malas. Pero superamos todo lo que se nos puso en frente.
Mientras veo como llora de felicidad en la pantalla, mientras Azucena le tira besos babosos. Es un sentimiento tan grande que no puedo describir.
Pero sin duda se cómo me siento. Me siento feliz, me siento completo y siento que estoy a nada de ser el hombre más afortunado del mundo. Si es que ya no lo soy.
***
Los días pasaron rápido. Los entrenamientos fueron sencillos la primer semana, pero en cuanto el entrenador de mi nuevo equipo vio que tenía la fuerza y habilidad suficiente para dar mi máximo potencial. Así que los entrenamientos comenzaron a ser duros y agotadores.
Pero dos semanas después, con mucho viento en contra. Competí por primera vez, en otra provincia y saque la medalla de plata. Sé que podría sacar la de oro, pero vamos paso a paso. Lo bueno de eso, es que conseguí otro patrocinador. Tenía en total tres, pocos para las grandes ligas, pero muchos para un atleta que tuvo más de un mes sin entrenar.
Pero debía admitir que la paga era buena. De eso no podía quejarme.
Por otro lado el colegio, se había tornado un lugar más gentil, con menos cuchicheos y susurros sobré Yull y yo. Y la verdad nadie tenía tiempo de fijarse en nosotros.
Ya que terminar el último año, elegir una carrera. La entrega de diplomas y la cena, era demasiado para todos.
Yull estaba ansiosa, ya que se había inscrito en el profesorado superior de educación en artes plásticas y en administración de empresas. Ella quiere poder dirigir la fundación y poder enseñarles a los niños. Aunque eso ya lo hace, quiere tener sus títulos en mano para que nadie le quiera quitar o desmerecer lo que ella hace. Yo sinceramente, babeo por el mujeron que tengo a mi lado. Tan decidida, valiente y libre. No hay un día en el que no me enamore de ella.
Aparco el auto en el garaje del nuevo edificio de Yull. Esta vez, compro un apartamento con su nombre. Lejos de donde estaba antes.
Tomo mi bolso y me dirijo hasta el ascensor y subo hacia el piso de mi novia. Había días en los que dormía en mi casa y otros en lo que priorizábamos la comodidad de Azucena y dormíamos juntos en su casa.
Quería decirle "Yull vivamos juntos." Así podía dejar todas mis cosas en su casa. Y no ir de un lado a otro.
Pero por otro lado, sé que mudarnos es algo fuerte y no es cualquier cosa. No quiero agobiarla o ponerla en una situación incómoda de que me diga que sí, cuando en realidad no quiere.
Y aunque no gano millones, soy capaz de poder vivir con ellas y darles todo lo que se merecen.
Pero tenemos toda la vida por delante.
Al llegar al departamento uso mi llave para abrir la puerta.
— Hola mis chicas favoritas — grite entrando a la casa.
— ¡Papi! — escuche la voz de Azucena.
Quien viene corriendo a toda velocidad. Dejo el bolso en el suelo, para poder arrodillarme y extender mis brazos hacia ella.
Con la lengua afuera, el pelo en una hermosa trenza llena de flores. Y un vestido lila de princesa. Mi pequeña hija, se tira en mis brazos.
— Mi princesa hermosa— murmuro dándole un beso en la cabeza.
— Ven papi, mida lo que hizo mami — me toma de la mano y me lleva hasta la cocina.
En donde veo a un muy despeinada Yull. Lleva puesto un delantal lleno de salsa y restos de comida. Esta insultando en voz baja a vaya a saber quién.
<<Esperemos que a nosotros no. >>
También espero lo mismo.
— Hola amor — la saludo. Ella deja de mirar la comida y me mira a mí.
Su cara es de sorpresa.
— ¡Will! Llegaste antes — dice sorprendida. — Se que se ve mal, pero seguro sabe bien.
Dice intentando esconder la bandeja que tiene en las manos.
Tomo a Azucena en brazos. Rodeo la mesada que esta al medio de la cocina y llego hasta ella. Beso sus labios. Haciendo que Su suelte un chillido y se tape los ojos.
— Si lo hiciste vos seguro sabe rico.
<<Lo que uno dice por amor. >>
Ignoro a mi conciencia y la miro.
— ¿Qué cocinaste? — pregunte mirando detrás de su espalda. Trato de solo mirar la bandeja y que mis ojos no se desvíen.
— Emm — tartamudea nerviosa.
¿Yull nerviosa? Nunca la había visto así.
Entrecierro mirándola con intriga.
— Y comida papi — responde Su jugando con mis lentes.
Hago caso omiso al sarcasmo de mi niña y miro a mi novia.
— ¿Entonces?
Ella se rinde y me muestra la bandeja. La verdad eso no se bien que es, si lasaña, espagueti o algo raro. Pero solo sonrió y espero que me diga que es.
— ¿Qué piensas? — pregunta.
— Que Picasso es un gran artista y muchos no entienden su arte — dije con media sonrisa.
Ella me miro confundida, pero al cabo de unos segundos entendió. Me miro ofendida.
— ¡Oye! No seas malo.
—Es que se ve... Artístico.
<<Hombre, hoy duermes en la terraza. >>
— ¿Cómo mi pastel de carne se ve artístico? — ella mira confundida la bandeja.
Entonces eso es....
— Digo que no se ve muy bien, pero como dijiste amor. Debe saber riquísimo.
Trato de sonar convencido. Parece que funciona porque ella me sonríe de oreja a oreja.
— Perfecto, lo meto al horno, me baño y cenamos.
Ella hace eso y se va cantando al baño.
— Tu y yo comeremos eso, aunque sepa mal — le advierto a Su. Quien me mira y asiente.
Voy hasta el cuarto de Yull. En donde aprovecho y me saco las zapatillas para ponerme mis chanclas.
Voy hasta el cuarto de Azucena. La cual tiene un libro dado vuelta y balbucea palabras sin sentido.
— ¿Estás leyendo? — pregunto riendo.
Ella levanta su cabeza y me mira. Sonríe mostrando sus dientitos y me tiende el libro. Con gusto, me siento a su lado y tomo el libro.
Ella se sentó entre mis piernas y abrió el libro.
— Acá lee.
— Si jefa.
Empiezo a contarle la historia de un pequeño osito que pierde a su mamá. Entonces tiene una gran aventura junto a un pato. Si algo loco y casi imposible. Pero Su parece divertida hasta se ríe mucho.
— Mis dos nerd, vengan a comer — dice Yull en el marco de la puerta.
Levanto mi mirada para verla. Tiene el pelo peinado y húmedo. Tiene puesta una de mis remeras y uno de shorts, sé que es uno de los suyos. Porque casi no se ven.
— Vamos a comer— le digo a Su. Quien corre al baño a lavarse las manos.
Estoy frente a frente a Yull. El aroma de su cabello es muy rico.
No lo dudo y la tomo de la cintura. Pegándola a mí pecho. Escondo mi cara en su cuello e inspiro su aroma. Puedo decir sin dudas, que estoy en mi lugar seguro.
Beso su cuello y voy subiendo hasta su mentón. Luego beso sus labios, ella sonríe entre besos.
— Estas muy cariñoso — dice riendo. Pero sus manos no tardan en ir debajo de mi remera y acariciarme.
— No me tientes así... — dije en medio de los beso. Bajos mis manos por su cintura y las dejo en su trasero. —Que si tenemos que esperar a que nuestra niña deje de tener pilas...
— Le ponemos los dibujitos — murmura ella. Mientras se apretuja más contra mí.
Siento que algo se despierta en mí. Cuando ella mete sus manos en mi pantalón.
— Yull...
— Will...— gime ella. Eso me hace perder todo tipo de control.
Dejo de besarla, veo que Azucena está esperando la comida.
— Su ¿Quieres ver caricaturas? — pregunte, ella se baja de la silla y corre hacia nosotros.
— Sí.
Le pongo una película en el tele. Y la siento en la cama y ella me sonríe y me da un beso en la mejilla. La dejo mirando tele.
Yull me mira sonriendo.
Una vez que me fijo que este todo en orden.
Voy hacia mi novia. De un movimiento rápido, la tomo en brazos como si fuera una princesa. Doy gracias a que su pieza está un poco alejada de la de Azucena así no escucha nada.
— Me gusta cuando tienes el control — dice ella besando mi cuello.
Llego a su cuarto, con delicadeza la bajo y la acuesto en la cama.
La miro, es tan hermosa, me gusta tanto. La amo tanto. Me perdería toda la vida entre sus curvas y sus besos.
Me pongo encima de ella, colocando mis brazos a los costados para sostener mi peso. Frente a frente, sus ojos mirando los míos. Con ansias y lujuria en ellos, comienzo a besarla.
***
Luego de cenar, que debo admitir que sabía mucho mejor de lo que se veía. Hicimos dormir a Azucena.
Una vez acostados, ella tararea una canción en mientras miramos el techo. Su torso desnudo esta sobre mi torso igualmente desnudo.
— Sabes que estoy pensando...
—No lo sé— digo acariciando su cabello.
— En mi casa, se siente nuestra. Yo no pienso en este lugar como Mi pieza, sino que la siento como Nuestra. Y creo que ridículo que durmamos un día en cada casa y creo que me amas, como yo te amo. Entonces ¿Por qué no vivimos juntos?
Me quedo un tiempo procesando sus palabras. ¿Quiere vivir conmigo? ¿Acaso lee mis pensamientos?
<< ¿En serio? Y eres el listo... Puf>>
— Si no quieres....
— Si quiero — me apresuro a decir. Levanto su cabeza y hago que me mire. — ¿En serio quieres vivir conmigo?
— Claro William, ya lo ha vemos casi... Podríamos hacerlo oficial.
Creo que mi cara se va a entumecer de tanto que sonrió. Comienzo a besarla, con muchas ansias.
La tomo por sorpresa cuando tomo sus caderas y la siento sobre mi estómago. Ella está riendo. Con sus manos acaricia mi rostro.
— ¿Eso es un sí? — pregunta.
— Es un claro que sí.
Ella se ríe y se inclina para besarme.
— Entonces... celebremos — dice. Y sin previo aviso se desliza y con ayuda de su mano me introduce en su interior.
Suelto un gemido sonoro, que me hace ruborizar. La tomo de la nuca y la beso con ganas, amo besarla y más en esta posición.
Se puede decir que festejamos mucho esa noche.
Hola hermosas lecotoras. Y si hay hombres, hola hermosos lectores. Quiero pedirles perdón por la demora. Es que no tuve tiempo con el colegio y demás. Pero les tengo una gran noticia.... Termine el secundariooo (mis estudios de bachiller). lo que quiere decir que soy libre, de escribrir. Y me di cuenta que quedan 8 capitulos..... Dios santo, no quiero que termine... Amo la historia de Will y Yull. Son mi pareja favorita...
Pero no se desesperen tendremos una sopresa... Solo esperen....
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