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El sonido del motor de la camioneta apenas lograba romper el silencio de la calle vacía. SeokJin tenía las manos tensas sobre el volante, mirando fijamente hacia la entrada de la casa que alguna vez le perteneció.
Su pecho se comprimía cada vez más con cada segundo que pasaba. Había llegado hacía media hora y, desde entonces, su mirada no se despegaba de la figura que entraba con total familiaridad.
Era él. El amante de Namjoon.
Lo vio cruzar la puerta sin vacilar, una sonrisa ligera en su rostro como si ese lugar ya le perteneciera. SeokJin sintió cómo su mundo se desmoronaba en ese instante. La idea de que Namjoon pudiera reemplazar todo lo que habían construido juntos por alguien más lo destrozaba. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos sin permiso. Intentó respirar profundo, realmente intentó, pero el aire se negaba a llenar sus pulmones.
-No puede ser... Esto no puede estar pasando...-murmuró entre sollozos, apretando con fuerza el volante hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
El dolor era insoportable, pero quedarse ahí, frente a su casa, viéndolo todo desde su camioneta, lo hacía sentir aún peor. Con un movimiento brusco, encendió el motor y salió disparado de la calle. Necesitaba ir a un lugar donde pudiera encontrar respuestas, o al menos un poco de consuelo.
A la velocidad que iba, le costaron tan sólo quince minutos para llegar antro de Im. Fue así como SeokJin confirmó aquella palabra que una vez creyó mentira: "uno siempre vuelve a dónde fue feliz"...
El lugar estaba lleno de luces de neón y el estruendo de la música electrónica retumbaba en las paredes del lugar. SeokJin apenas podía escuchar sus propios pensamientos mientras empujaba a la gente para abrirse paso entre la multitud. No le importaban las miradas curiosas que se posaban en él; lo único que quería era encontrar a Hyunjin.
Hyunjin era alguien con quien había formado una relación peculiar. Hyunjin era el hermano mayor que nunca tuvo. Tal vez era su sonrisa juguetona o la manera en la que parecía tener siempre una solución para todo. Jin sabía que, si alguien podía ayudarlo, era él...
Lo encontró apoyado contra la barra, conversando con el bartender. Su cabello rubio brillante reflejaba las luces del lugar, y sus movimientos despreocupados contrastaban con el caos interno que Jin cargaba.
-Hyunjin -dijo Jin con voz entrecortada mientras lo tomaba del brazo.
Hyunjin se giró, sorprendido, pero al ver el estado de Jin, dejó su bebida a un lado y lo tomó por los hombros.
-¿Qué te pasó? Pareces un desastre.
-Namjoon... Él... -Jin intentó hablar, pero las palabras se atoraron en su garganta, y las lágrimas volvieron a llenar sus ojos.
Hyunjin lo llevó a un rincón más tranquilo, lejos del ruido, y lo obligó a sentarse.
-Respira, Jin. Cuéntamelo todo, pero con calma.
Jin tardó unos minutos en calmarse lo suficiente como para explicar lo que había visto-. NamJoon...tiene un amante, me engañó y no sólo eso, sino que también me dijo que no lo dejará. Y no puedo pedirle el divorcio porque me amenazó con pelear la custodia de Soobin y eso me preocupa mucho. Y-ya no me importa si me ama o no, m-me duele, mucho, sin embargo hace tiempo que dejé de sentir que tenía un esposo... el problema es Soobin... tengo miedo que me quite a mi hijo... es lo único que tengo...-comenzó a sollozar mientras ocultaba su rostro con sus manos.
Cuando terminó, Hyunjin se quedó en silencio, observándolo con una mezcla de compasión y seriedad.
-Escucha, SeokJin. Sé que desde que JiMin desapareció las cosas no han sido para nada fáciles. Sé que duele, y no hay nada que pueda decirte que lo haga desaparecer. Pero, ¿sabes qué? No puedes permitir que esto te destruya. Si Namjoon ha tomado esa decisión, es algo que tendrás que enfrentar, pero no hoy. Hoy, lo único que importa es que te pongas de pie y seas fuerte para tú hijo, quien no merece que esto le llegue a afectar. Pues son desiciones inmaduras que ha tomado NamJoon...-le dijo, al mismo tiempo que acariciaba su cabellera.
-¿Y cómo se supone que haga eso? -preguntó con la voz quebrada.
Hyunjin suspiró, pensando por un momento antes de responder.
-Empieza por recordarte a ti mismo quién eres. Eres Kim Seokjin un chico que trabajó por años en este antro para poder pagar el hospital de su madre, la cual ya se encuentra bien y a salvo y todo gracias a ti. NamJoon no te vino a rescatar, NamJoon te vino a dar todo por lo que te merecías y habías trabajado por años. Sin embargo, ahora tienes un hijo que te necesita, y eso es más importante que cualquier otra cosa ahora mismo. Ahora él es tu motivo para seguir luchando...
Esas palabras resonaron en Jin, encendiendo una chispa en su interior. Hyunjin tenía razón.
NamJoon no lo era todo. NamJoon no era su mundo y si se marchaba, su mundo no se derrumbaría...
Lo último que hizo fue asentie. Y aunque no estaba seguro de cómo iba a hacerlo, se aseguraría de lograrlo. Después de todo Soobin lo necesitaba y eso era lo único importante...
Hyunjin le dio una palmada en el hombro y le ofreció una pequeña sonrisa.
-Si necesitas más consejos, ya sabes dónde encontrarme.-le regaló una brillante sonrisa, para después otorgarle un cálido beso que le reinició la vida a SeokJin.
-Te lo agradezco tanto, Hyunjin...
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Cuando salió del antro, la lluvia comenzaba a caer. Pronto subió a su camioneta y condujo sin rumbo fijo durante un rato, tratando de aclarar su mente. Finalmente, decidió que tenía que ver a su hijo. Lo necesitaba ahora más que nunca. Suga se encargaría de pasar por él como hacia todos los días, sin embargo, hoy quería hacerlo el mismo...
Condujo hacia el colegio de su hijo, donde todos los adolescentes comenzaban a salir de la institución. Una vez que estacionó su camioneta en un lugar que no le estorbara a nadie, bajó de ella para poder ir en busca de su hijo.
Se vio de arriba hacia bajo. Definitivamente lucía fatal con aquel conjunto deportivo y es que en sus planes no estaba ir a recoger a su hijo del colegio, pero ¿Qué importaba? Sabía perfectamente que tenía mejor ropa, una que muy pronto comenzaría a volver a utilizar. Ya no se daría el lujo de desperdiciar la ropa de diseñador que se encontraba arrumbada en su clóset.
De pronto, cuando ya se encontraba frente a la puerta del colegio, una figura más baja se situó a su lado. Cómo era de costumbre, Suga siempre vestía de negro porque era su color favorito, si bien, SeokJin sabía perfectamente que había un transfondo detrás del color de su ropa, Suga siempre estaba de luto...
-No sabía que vendrías por Soobin.
-Fue algo imprevisto...
-¿Qué tal las cosas? YeonJun me comentó que Soobin los ha notado raros últimamente.
-NamJoon tiene un amante...-soltó de repente, sin llegar a mirarlo, pues si vista se mantenía fija en encontrar a su hijo.
Por otro lado, aquella noticia tomó a Suga desprevenido, tanto que se quedó sin palabras.
-A-ah, pero, ¿Él te lo dijo?
-Sí, y el muy sínico me dijo que no lo dejaría. Me condicionó con fingir frente a Soobin que todo estaba bien con tal de no pelear su custodia...
-¿Eso te dijo el maldito?-gruñó.
-Sí...-un suspiro escapó de los labios de SeokJin, sin embargo pronto se recompusó y volvió a tomar ese aspecto de seguridad que hacía unos minutos había tomado-. Pero ya no importa, ¿Sabes? Lo único que importa ahora es el bien de Soobin...
-Sabes que esto puede llegar a afectarte horriblemente ¿Verdad?
-Lo sé...-esta vez lo volteó a ver. En su mirada había una seguridad que Suga no había sido capaz de ver antes-. Pero todo lo hago por el bien de mi hijo...-le respondió, dejando a Suga sin palabras, pues aquello lo entendía perfectamente bien.
-Entiendo...-asintió-. Sin embargo, cualquier cosa sabes que cuentas conmigo, ¿Verdad?
-Claro que sí...-asintió SeokJin con una ligera sonrisa-. Sabes que tú igual, ¿Verdad?-le inquirió, a lo que Suga asintió con leve asentimiento.
Ambos se encontraban sufriendo de maneras diferentes, sin embargo, estaban haciendo todo lo posible para salir de ese interminable pozo que los aprisionaba y lo único que hacía era llenarlos de emociones negativas.
De pronto, ambos voltearon hacia la puerta del colegio y ahí los vieron...
A sus razones de vivir...
-¡Papí!-exclamó Soobin con alegría en cuanto vio a su padre fuera de su colegio. No le importaba si se veía como un niño pequeño y mimado mientras corría hacia su padre. Lo único que le importaba era el hecho de abrazarlo cuánto antes.
SeokJin lo abrazó en cuento llegó hasta él, sintiendo como se formaba un nudo en su garganta.
-¿Qué haces aquí?-le preguntó con alegría, para después despegarse del abrazo y mirarlo con preocupación-. ¿Sucedió algo?
-Nada, cariño. Solo quería verte-le respondió con una sonrisa, al mismo tiempo que luchaba con todas sus fuerzas por no derramar lágrimas en frente de su hijo.
-¿Seguro? -preguntó el chico con inocencia, mirándolo con sus grandes ojos llenos de preocupación.
-Sí, estoy seguro. -forzó una sonrisa mientras pasaba una mano por el cabello de su pequeño. No podía contarle la verdad, no podía arrastrarlo a ese dolor.
Después de despedirse de Suga y su hijo YeonJun, ambos emprendieron camino hacia algún parque cerca para comer helado. Pues a pesar de querer vivir en resguardo dentro de las cuatro paredes de su habitación como había sucedido hace meses debido a su depresión, esta vez no quería llegar si quiera a casa y por alguna razón tampoco Soobin...
Y a pesar del rato agradable que estaban viviendo, la tarde se pasó rápidamente, dando la bienvenida a otra noche y obligándolos a volver a casa.
Fue esa noche mientras conducía de regreso a casa con su hijo dormido en el asiento trasero, cuando SeokJin tomó una decisión. Aunque su mundo estuviera cayendo a pedazos, él no se permitiría fallarle a su hijo. No sabía qué iba a pasar con Namjoon o cómo iba a lidiar con su amante, pero lo que si sabía era que: haría todo lo posible por reconstruirse, por él y por su pequeño.
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