Archie Struan

(. . .)

Mucho Tiempo Antes de la Tragedia.
En el hospital de Aftil

Estaba sentado en la sala de espera del hospital, mi abuelo me dijo que esperara aquí, al parecer papá otra vez estaba muy ocupado con su trabajo como para jugar conmigo.

Tenía conmigo mi juguete favorito, una ambulancia de plástico, el único regalo que mi papá me había dado.

Mientras esperaba, la hacía recorrer los aires en una carretera que formaba en mi mente, una carretera en la que siempre estaba solo.

—¿Es el hijo del doctor Struan?— Se acerca a mí una chica vestida con el uniforme de enfermera, sonriendo dulcemente, con un jugo en la mano.

Asiento con la cabeza y ella me ofrece la mano.

Me levanto del asiento confiando en la mujer, después de todo papá nunca venía a buscarme directamente, así que ella seguramente me llevará hacia él.

Emocionado por llegar y viéndome en una parte del hospital que no conocía me pongo un poco impaciente.

—¿Ya llegamos?— le pregunto a la enfermera quien me mira con unos ojos intimidantes y la dulce sonrisa que tenía antes en el rostro, ya no estaba.

—Ya casi llegamos.

(. . .)

—Tenemos que encontrarla— Me comienzo a poner nervioso ante la obvia desesperada situación.

—¿Dónde la pudimos haber perdido?— Cuestiona Jade, todos estábamos dispersados en el mismo sitio preocupados por Karol.

—¿Y el sentido de hermana mayor que tenías, eh, Dulce?— me acerco para intimidarla. —¿Dónde quedó eso?—me pongo tan irritante cuando estoy nervioso, suelto cosas de las que luego me arrepentiré seguramente.

—Yo... No sé... No sé dónde está— La voz de la castaña tiembla y me doy cuenta que mis palabras la han herido, retrocedo el paso.

—Tranquila Dulce, ninguno lo sabemos— Nick se acerca a calmarla, pero es en vano, porque los preciosos ojos de esta bella mujer estaban empapados en lágrimas. ¿La cagué verdad? —No es tu culpa— él tiene razón, Dulce...

—Llorar no va a encontrarla— Agrega Michelle. —Vamos, ¿qué esperan?, vuelvan por donde venimos.

—Es peligroso— Suelta Jade interrumpiendo nuestro paso. —¿Recuerdan la horda que dejamos atrás? Además, Archie, tú lo dijiste, que vendrían más zombies y tú, Dulce, que si nos perseguían no sería agradable.

Lo pienso un momento poniendo mi mano en la barbilla.

(. . .)

—Tu abuelo no te va a ayudar, Archie...

(. . .)

—Hay que encontrarla, ahora— Digo con seguridad y todos asienten, Jade seguía preocupada pero Nick toma su mano para calmarla. —Somos las únicas personas que tiene, no podemos dejarla sin más. Me pondré en riesgo de muerte si hace falta.

Pongo la mirada firme, sé que no es tiempo de jugar al súper héroe, pero estoy segura de que sí Karol está asustada, confía en que llegaremos para ayudarla.

Camino a paso acelerado pero con cautela, Dulce está a mi lado y los chicos persiguiéndonos a nuestras espaldas, estamos otra vez lo suficientemente cerca como para notar el fuego nuevamente y desde aquí una cantidad enorme de zombies amontonados y quemados; el fuego tardaría algún tiempo en apagarse, pero ya que no tiene mucho donde propagarse, no dudo que en par de horas no haya más que cenizas.

—Solo podría encontrarse en el bosque de detrás del colegio o dentro de él— Agrego señalando ambos lugares.

—Karol no está ahí, ella salió volando con nosotros— Descarta Michelle la idea de ir dentro una vez más.

—Tiene razón, la recuerdo— Analiza Jade. —Pero creo que, no habló, ni quejó cuando estábamos en el piso.

—¿Acaso llegó a levantarse?— Comenta Nick y abrimos los ojos como platos.

Pusimos un poco más de velocidad en nuestro paso y nos encontrábamos detrás de la escuela de nuevo, tuvimos la suerte de no ser vistos y de que no haya muertos vivientes en el lugar aún.

—Aquí está— Jadea Dulce apoyándose en sus rodillas y señalando al suelo.

Ahí estaba Karol, pequeña niñita frágil en el césped, aparentemente inconsciente.

—¿Cómo mierda no nos dimos cuenta que faltaba?— agrega Michelle con hostilidad en el tono. —Somos unos jodidos irresponsables.

Me acerco junto a todos, quienes la rodean, la cargo como princesa y dirijo mi paso de vuelta a las afueras de Aftil, lugar que teníamos que haber pasado hace mucho.

Pero, estamos rodeados.

¿Por qué siempre pasa esto?

¿No pueden simplemente dejarnos estar en paz?

Sé que es un apocalipsis pero sean más realistas por favor, háganme la vida más fácil.

No soy el protagonista de una novela y no me interesa ser el héroe de ésta historia.

***

—¿Y ahora qué hacemos, Archie?— cuestiona Dulce quien se engancha de mi brazo en lo que sostengo a Karol.

—Pues, correr a la verga, ¿Qué más?— Responde Michelle dando saltos nerviosos en el lugar.

—Estoy de acuerdo con este estúpido, corramos— agrega Nick y toma más fuerte la mano de Jade preparándose como para una carrera.

—No me llames estúpido, estúpido— Protesta Michelle devolviendo el mismo insulto.

—Por favor, chicos, no es momento de peleas— súplica Jade. —Vámonos, ya.

—Tienen razón, hacia el bosque, no se separen— Señalo y asienten.

Salimos disparados como balas entre los árboles, me costaba correr cargando a Karol, pero por suerte era lo suficientemente delgada como para facilitarme el trabajo.

Miro a mis alrededores buscando la mirada de todos los del grupo y ellos se mantienen a mi ritmo.

Esquivamos árboles y zombies en el proceso hasta salir a un camino de tierra inesperado.

—¡Sigámoslo, en aquella dirección!— sigo el camino hacía dónde desde fuera sería el destino que nos habíamos propuesto en un inicio.

—¡Jade!— La chica tropieza con una rama atrasando a todo el grupo, la horda estaba un poco lejos pero al parecer aún nos seguían.

—¡Está torcido!— Grita la chica quejándose mientras Nick la levantaba.

—¡Yo también tengo un pie torcido, y mírame, no me he quejado en todo este tiempo!— Agrega Dulce a gritos y moviendo las manos para avanzar.

Nick pone a Jade en su espalda y volvemos a correr, él sigue cargando con ella a una velocidad que es aceptable según su resistencia le permite.

—¡Deberíamos llegar a las carreteras que llevan a Brighton y a las montañas gemelas de Aftil si seguimos con este camino!— Informo a los demás alzando mi voz.

—¡Antes de Brighton hay una base militar y un hospital psiquiátrico, podrían ayudarnos los militares!— celebra Jade con las manos para arriba.

Pobre Nick.

—¡Ni te creas que seguirán con vida!— Interrumpe Michelle el festejo de la melliza.

—¿Por qué siempre me tienes que llevar la contraria?— Agrede Jade a su hermano.

Nick debe estar muriéndose de cansancio por llevar encima mientras corre a alguien tan inquieta.

—¡No es el momento!— Interviene Dulce. —¡Sí salimos vivos de esta, hablen lo que necesiten, se nota que se quieren decir unas cuantas cosas el uno al otro!

Corremos y corremos hasta por fin perderlos entre los árboles, pero si nos detenemos nos alcanzarían en cuestiones de minutos.