Mi mortal favorito
En un bosque cerca al reino del rey Asgore existe una deidad esqueleto con poderes algo peculiares, su nombre era sans, él es el protector de este lugar.
Tiene el don de hacer crecer plantas por dónde "camina", el poder de la curación, levitar, puede usar la naturaleza como defensa aunque también sabe teletransportarse, aparte tiene a sus fieles gasterblas para ayudarle si las cosas se ponen peores.
Ha luchado por largo tiempo para mantener a los mortales muy lejos de sus tierras, nadie... Absolutamente nadie puede pisar su bosque.
Años atrás intentó llegar a un acuerdo, pero cuando intentaron capturarlo para beneficiarse con su magia, la ira le inundó y juró nunca confiar en ningún mortal.
Todo mounstro o humano que entre a sus tierras será exiliado de inmediato y en el peor de los casos... Eliminarlo.
Este lugar es su hogar, otras deidades le sugirieron salir de ese bosque y buscar un sitio donde nadie pueda tener acceso... En verdad lo pensó mucho... Pero no podía irse, recuerda que hizo una promesa de siempre cuidar este bosque aunque no sabe a quién se lo prometió, no lo recuerda.
Un día mientras recolectaba algunas frutas para comer y de paso dormir entre las flores, un mortal logró entrar a sus dominios, se sorprendió un poco de ver que era casi idéntico a él, otro esqueleto aunque este era mucho más alto.
Lo siguió sigilosamente, tal vez el rey Asgore volvió a enviar soldados para intentar capturarlo otra vez, ese soberano pachonchito no se daba por vencido.
Se acercó a su espalda todo lo posible, un solo deseo y la naturaleza acabará con la amenaza.
Sans quedó paralizado, no se esperó que el mortal se girará rápidamente y ambas miradas se quedaran fijas entre sí, uno con temor, el otro con curiosidad.
-emmm disculpe, ¿sabe donde puedo encontrar estas plantas?- preguntó amablemente.
La deidad miró cómo ese sujeto le enseñaba una hoja con un dibujo de la dichosa planta.
Sí... Sabía cuál buscaba pero, este tipo es bien ingenuo... ¿Acaso no se da cuenta que estuvo a punto de matarlo? ¿Quién en su sano juicio le pregunta cosas a un ser que flota?
-las gotas de lluvia crecen por esa dirección- dijo mientras señalaba a su derecha.
-oh, ¡Muchas gracias! Y disculpa por las molestias- sonrió amablemente mientras iba por dónde le había señalado.
Esto sí que fué muy inesperado... ¿Por qué rayos le mostró donde crecía esas flores?
Un poco curioso lo siguió... Su apariencia de hecho que te haría sospechar, no es común ver sujetos voladores con tunicas blancas, cuernos y flores como adorno...
O es muy tonto... O muy inocente...
Lo encontró sentado sobre el pasto mientras en una tela colocaba delicadamente algunas flores, esto le extrañó mucho, usualmente otros mortales arrancan sin piedad ni respeto las pobre flores que crecen.
-oye... ¿Puedo hacerte una pregunta?- preguntó mientras se acercaba más a él.
Escuchar nuevamente la voz de ese desconocido sobresaltó un poco a papyrus.
La gente del pueblo le habían dicho que tenga mucho cuidado si iba al bosque por flores medicinales, la leyenda cuenta que un ser bromista vive por ese lugar... Mucho nunca regresaron.
Papyrus no era tonto, ya sabía que este pequeño esqueleto flotante no era normal, debe ir con mucho cuidado.
-oh... Hola de nuevo, claro que puedes, pregunta lo que quieras- dijo prestando toda su atención.
-¿Qué haces aquí? No sabes que estos son mis territorios... Acaso... ¿No me tienes miedo? Y ¿Para qué quieres esas plantas?- bueno, no fue una sola pregunta.
Sans se mantuvo alerta todo el tiempo, observando mejor, este esqueleto porta el emblema del rey Asgore, eso quiere decir que es un soldado...
-oh... Bueno, respondiendo a tus preguntas, las plantas las necesito ya que son buena para acelerar la curación de las heridas, sólo vine aquí porque en este lugar crecen estas flores... nunca quise incomodar, lo siento si lo hice... Y no, no tengo miedo, yo sé que no hice nada malo así que, creo que... Emmm... ¿Estoy en problemas?- preguntó algo asustado.
De seguro ese ser debe estar furioso con su presencia.
En cambio la deidad le veía incrédulo... ¿En verdad es un soldado? Porque no lo parece en lo absoluto, nunca había visto un comportamiento así, todo mortal que lo conoce... O sale huyendo despavorido o se muestra amenazante listo para asesinar, odia lo segundo.
-yo creo que no, supongo que no estás en problemas pero no puedes seguir aquí, no me gusta que mortales pisen mis dominios- sentenció aburrido.
Mientras no sea una verdadera amenaza, para él es suficiente con que se marche.
-oh... Lo entiendo, sólo tomaré un poco más y me iré- informó mientras obtenía más plantas.
Sans solo lo observó en silencio vigilando cada movimiento, no debe bajar la guardia.
Quería seguir así pero una idea se le ocurrió, no está mal molestarlo ¿No?
-entonces... ¿No crees que es muy tarde?, No querrás dejar PLANTADO a su majestad hehehehehe- se rió de su mal chiste.
En cambio el otro esqueleto le miró algo asombrado, ese chiste era muy malo.
-ohhh... Pensé no volver a escuchar malos chistes, suficiente con lady toriel- se quejó de forma infantil.
Por alguna extraña razón, ver la expresión del otro esqueleto le causó ternura, no cree que sea una amenaza, además lo sentiría... Su almas es tan clara como el agua.
Entonces una duda le invadió, el emblema que ha visto en su pecho... Los soldados que intentaron capturarlo poseían un alma oscura y corrupta... ¿Por qué este mortal tiene su alma pura?
-listo... Con esto será suficiente para los demás, muchas gracias por permitirme recolectar estas plantas, no te preocupes, no volveré a molestarte- agradeció mientras se levantaba del suelo limpiándose el polvo.
Ya estaba listo para volver al pueblo, sus compañeros necesitan esa medicina para curar sus heridas de guerra.
La deidad no podía dejar me mirarlo, muchas dudas invadía su mente...
-en agradecimientos toma estos dulces- ofreció dándole una bolsa con lo mencionado.
Él simplemente los tomó mientras lo veía irse, no se pudo mover por largos minutos.
Cuando recuperó la compostura, el mortal ya se había ido... Mirando el interior de la bolsa había varias golosinas, recuerda que sólo una vez los comió... Solo... Una vez...
-supongo que nunca lo voy a recordar- se alzó de hombros mientras se llevaba un dulce a la boca.
Quedó encantado con el sabor, bueno, al menos hoy no hubo nada interesante, con ese pensamiento decidió adentrarse más al bosque.
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Pasó alrededor de una semana, solo una semana y nuevamente ese mortal había entrado a sus dominios...
Al sentir alboroto en su bosque salió a investigar, para su sorpresa era ese mismo "soldado" quién se encontraba en lo alto de un árbol.
Parecía que intentaba alcanzar algo, tenía pensado ir y asustarlo, será gracioso ver cómo hace para no caerse.
Pero toda broma quedó en el olvido al ver cómo se resbalaba y caía con algo entre sus manos... ¿Pero que hace ese idiota? ¿Por qué no usa sus manos para sujetarse?.
No le dió tiempo a pensar en porqué se preocupa por un mortal, usó su magia y varias lianas salieron de todas partes creando una cama elástica, con alivio vió que no había sufrido ningún daño.
A esa altura pudo haber muerto.
Sin poder evitarlo, comenzó a reírse... ¿Como llegó a esto? ¿Él salvando a un mortal? Esos seres son tan despiadados, ¡no merecen su misericordia!
En varias ocasiones intentaron destruir su hogar, invadir sus tierras, le lastimaron para obtener sus poderes... Sólo cuando entendió que las palabras no funcionaban decidió revelarse sin importarle lo que pueda pasar, ya no confiaba en ellos.
De la diversión pasó a la seriedad, ese mortal iba a pasar un mal rato por regresar.
Se acercó todo lo posible y lo inspeccionó, seguía hecho un ovillo mientras abrazaba lo que sea que tenga entre sus brazos.
-creí haber dicho que no te quería por estos lugares- amenazó mientras uno de sus ojos se encendía de un color azul eléctrico.
No escuchó ninguna respuesta, aún alerta, lo movió un poco para que reaccionara.
El otro esqueleto sintió esos bruscos movimiento despertando de inmediato... ¿Por qué no le duele nada si cayó desde esa altura?
-¿Donde...- preguntó algo desorientado.
Miró con rapidez a su alrededor, se tensó al tener cara a cara a la entidad que vió la semana pasada.
Se sobresaltó nuevamente al notar que no estaba contento con verlo otra vez.
-pregunté... ¿Qué haces aquí?- el ambiente alrededor se volvió pesado mientras todo a su alrededor se iluminaba de una luz azul, esto ponía mucho más nervioso al pobre mortal.
-mmm... Yo...- tartamudeo mientras revelaba lo que cuidaba entre sus brazos.
Sans de inmediato dejó su aura amenazadora al ver aquella pequeña criatura que temblaba de miedo.
-uno de los niños de mi pueblo estaba llorando porque su pequeño gatito salió huyendo al bosque, estaba siendo perseguido por unos perros... Así que no podía permitir que se pierda y salí a buscar al animalito, no creí que hubiera problemas ya que no estaba tan adentro del bosque, lo encontré pero había escalado hasta lo alto del árbol y decidí bajarlo... Gracias por salvarme, fue mi descuido por no estar concentrado, casi muere este gatito por mi culpa- se lamentó mucho.
Jamás se iba a perdonar el no poder salvar a este pobre animalito.
Los ojos de sans estaban completamente abiertos, no podía creer lo que estaba sucediendo.
-me estás diciendo que te hubieras importado poco perder tu vida ¿con tal de salvar la de el?- preguntó incrédulo.
-soy aspirante a pertenecer a la guardia real, mi deber es proteger a todos y eso incluye los animalitos en peligro- dijo mostrando determinación en su mirada.
El alma de Sans dió un vuelco... Nunca había visto a alguien tan decidido.
Su sonrisa se volvió un poco agria, este sujeto no sabe lo que le espera una vez entre a la guardia real, lo más probable es que se conviertan en enemigos.
La ilusión de proteger a todos se romperá en mil pedazos cuando vea la cruda realidad... El destino que le espera si sigue por ese camino.
¿Y si evita ese sufrimiento para él? ¿Puede darle algún fruto con un potente veneno, tal vez solo así su alma no se manche y siga pura para siempre.
-emmm... ¿Hola? ¿Me escuchas? ¿Te sientes bien?-
Esas preguntas le sacaron de su raros pensamientos, lo eran por el simple hecho de pensar en alguien que no sea otras deidades o la naturaleza.
-ah... Sí... Lo estoy- dijo mientras se relajaba.
-¿estás seguro? Te ves un poco triste- preguntó mientras acariciaba al gatito en sus manos, este ya había dejado de temblar.
-¿Triste? Nah... ¿Te lo parece?, Solo estoy pensando si debería quitar las "malas hierbas" de aquí- aguantó todo lo posible hasta que finalmente estalló en risas de ver la cara aburrida del otro.
-al menos creo que ya no estoy en problemas... Por cierto... ¿Como te llamas? La última vez no pregunté- decidió levantarse de las lianas limpiando las hojas que se habían aderido a sus ropas.
Se puso a pensar si era buena idea decirle su nombre, era un completo extraño... Pero las palabras salieron solas...
-me llamo sans... Y ¿Tú? ¿Cuál es el nombre del aspirante a "guardia real"?- jugó divertido.
-yo soy papyrus, mucho gusto en conocerte- sonrió amablemente.
Las mejillas de la deidad se tiñeron de azul, otra vez su alma se sentía cálida con solo ver esa brillante sonrisa.
-igualmente... Pero sabes, no...-
-lo entiendo, no debo estar aquí, esta es la última vez, lo prometo- esta vez sonrió algo avergonzado, lo que menos le gusta es ser una molestia.
Despidiéndose de sans, se dió la vuelta para regresar al pueblo, pero se detuvo en cuando oyó su voz.
-no me dejaste terminar... No me importa si solo tú vienes a mis dominios...- murmuró mientras se escondía ente su túnica.
Esto le pareció tierno, tenía razón cuando no le juzgó por todo lo que se decía de él en el pueblo.
Sans era bueno y el permitirle que vuelva al bosque solo afirmaba que no se equivocaba.
-¿Solo yo?-
-solo tú... No permitiré que nadie más entre a este lugar- advirtió por si se le ocurre traer a más mortales.
-ok- volvió a sonreír.
-bueno... Vete antes que el sol se oculte, la oscuridad no te permitirá regresar- su mirada se posó en el horizonte viendo los cálidos colores naranja y rojo en el cielo.
-oh... Es cierto, los demás se preguntarán que me ocurrió... Gracias por todo sans, te lo compensaré en cuando nos volvamos a ver- se despidió enérgico levantando una mano y acto seguido salió corriendo fuera del bosque.
Sans imitó su gesto hasta que lo perdió de vista, miró nuevamente el cielo preguntándose si estaba haciendo lo correcto en confiar nuevamente en un mortal.
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Cada cierto tiempo papyrus iba al bosque, está claro que nadie sabía a dónde se dirigía, él simplemente respondía que al pueblo vecino por algunas cosas... Los demás no preguntaron porque era lo más obvio.
Cuando podía, siempre le llevaba a la deidad diferente tipos de comida, Sans se enamoró del ketchup, aveces le suplicaba a papyrus que no se olvidará de dicha salsa cuando venía a sus dominios.
Ambos disfrutaban de muchas cosas, papyrus aprendía diferentes tipos de plantas y cuáles eran sus usos, ni siquiera en los libros de botánica informaban bien el uso correcto de la medicina natural, sans era un experto.
Las visitas que eran casuales, se volvieron diarias... E incluso Sans sentía la necesidad de tenerte al mortal cerca.
Entrando en confianza, poco a poco la deidad se fue abriendo, tanto que le contó todo sobre el, a cambio papyrus también le contó todo sobre su vida, sus sueños y anhelos.
La confianza creció rápido entre ellos, sans esperaba emocionado y en algunas ocasiones un tanto ansioso la llegada de papyrus, el mortal le había pedido en varias ocasiones que no hiciera eso, sobre todo porque alguien más puede verle.
Pero como siempre, la deidad desobedecia y deambulaba en los alrededores de su territorio con la esperanza de verlo corriendo hacia él.
Le encantaba escuchar su voz cuando le leía historias de unos extraños "libros" para él sólo eran relatos sin sentido pero con tal de oírlo, pediría más y más de esas historias.
Adoraba cuando lo veía dormir sobre las flores, según papyrus, los entrenamientos eran exigentes y exhaustivos... Sólo en estos momentos aprovechaba y hacía con su magia decorar el cráneo del dormido con flores naranjas... Sin duda alguna la naturaleza realza su belleza.
Fueron agradables momentos que compartieron entre ellos...
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Una noche le pidió que se quedara en el bosque, quería ver las estrellas junto a él, para su buena suerte papyrus aceptó.
Sabía por palabras del mortal, que vivía solo, así que no habrá problemas por si no regresa a dormir a su hogar algunas noches.
Sans se encargaba de llevarlo a una pradera llena de flores eco, en este lugar podían apreciar mejor las noches estrelladas.
-Desde acá se pueden ver mejor- informó sans mientras tomaba asiento en el suelo
Esperó alguna respuesta de papyrus pero se preocupó al no escuchar nada, lo miró y sonrió más al ver que estaba embobado con el paisaje.
-nunca había visto estas flores... ¿Qué propiedades tienen?- no podía apartar la mirada de todas esas flores azules.
-¿En verdad quieres saberlo?- sonrió comicamente antes de levantarse y acercarse delicadamente a una flor.
Acomodó su verlo para poder decir algo...
-¿Por qué a los esqueletos no le gusta la lluvia?- preguntó fuertemente.
-sans... Para- se lamentó sabiendo lo que la deidad iba a hacer.
-porque se mojan... ¡Hasta los huesos!-
Se tapó con fuerza para no emitir ningún sonido... A los pocos segundos...
¿Por qué a los esqueletos no le gusta la lluvia?
porque se mojan... ¡Hasta los huesos!
¿Por qué a los esqueletos no le gusta la lluvia?
porque se mojan... ¡Hasta los huesos!
¿Por qué a los esqueletos no le gusta la lluvia?
porque se mojan... ¡Hasta los huesos!
¿Por qué a los esqueletos no le gusta la lluvia?
porque se mojan... ¡Hasta los huesos!
Se escuchó como eco por todo el lugar... Después de que sans se recuperara de la risa compulsiva...
-son flores eco, repiten todo lo que dices- explicó mientras se limpiaba algunas lágrimas que derramó por la risa.
En un inicio papyrus se quería mantener serio, pero falló al soltar unas suaves risas.
-no tienes remedio...- musitó derrotado.
Esa noche solo se escuchaba la risa de ambos mientras observaban el estrellado firmamento.
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El tiempo siguió transcurriendo y sans comenzó a ver al mortal con otros ojos, de vez en cuando escapaba del bosque solo para verlo en sus entrenamientos, usaba una apariencia falsa así camuflandose entre los demás.
En una de sus visitas, la deidad experimentó lo que era los celos.
Solo ver cómo un humano coqueteaba con papyrus le hizo sentir enfermo, deseó con todas sus fuerzas el poder alejarlo de su mortal.
Cuando papyrus se quedó otra noche con sans, este actuaba raro, se le veía deprimido.
-¿estas bien sans?-
El mencionado lo miró por largos minutos, aún no sabiendo qué hacer con lo que día a día estaba sintiendo por él.
-oye papyrus... Tú... ¿Sientes algo por otro mortal?- preguntó nervioso sobre la posible respuesta.
Estaba actuando cobardemente, no quería un "sí" como respuesta.
No lo iba a soportar... Al fin se dió cuenta lo que sentía... En todos este tiempo que compartió con su mortal...
Estaba enamorado de papyrus...
-¿si siento algo por un mortal?... Pues creo que siento algo...-
Oír aquello le destruyó, de seguro era ese humano que anda detrás de él...
-pero no es por un mortal... Es... Es...-
-¿pa-papyrus?- le sorprendió verlo sonrojado y dudoso.
-es... Una deidad...- susurró decaído.
Papyrus pensaba en el posible rechazo que iba a recibir.
Y es que era lo más seguro... ¿Como una deidad se iba a fijar en un mortal?, Solo en las historias que le ha leído ocurre esas cosas.
Armandose de valor, esperó el rechazo de sans.
Por otro lado, la deidad se alejó mientras se acercaba nuevamente a las flores eco.
Esto decepcionó a papyrus... ¿Chistes en estos momentos?
Sans susurró algo poco audible para el otro esqueleto, cuando terminó le dió la espalda.
Entonces se escucharon los ecos...
Te amo papyrus
Te amo papyrus
Te amo papyrus
Te amo papyrus
Te amo papyrus
Esto dejó en shock al nombrado, con cuidado se acercó más a sans encontrandolo llorando.
Lo atrajo a sus brazos mientras acariciaba su rostro, limpiando esas lágrimas.
-también te amo sans- musitó enamorado.
Juntaron más sus rostros hasta que chocaron sus dientes a modo de un beso.
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Las visitas se hicieron más constantes tanto de papyrus en el bosque como sans en la ciudad.
Algunos ya tenían sospechas sobre las salidas constantes del esqueleto, sobre todo el rey Asgore...
Había notado que su aspirante a guardia real ya no asistía a los entrenamientos, veía un potencial en él así que no iba a permitir que renuncie.
Llamó a undyne para que lleve a papyrus a una prueba la cual consistía en participar en la guerra.
Sans intentó detenerlo en cuando se enteró pero nada pudo hacer...
Solo espero impaciente a que regrese...
En la noche lo vió venir, se asustó al verlo cubierto de sangre.
Su alma se comprimió la ver sus ojos vacíos, su cuerpo temblaba y dudaba que sea de frío.
Usando su magia varias flores esparcieron gotas de rocío dejando fuera todo rastro carmín sobre su mortal.
Con cariño y amor lo acunó en sus brazos, ambos se dejaron caer en el pasto.
No necesitó preguntar nada, comenzó a contar lo que había ocurrido.
Yo... Yo estaba feliz de que por fin podía ayudar a los demás, cuidar de otros pero me pedían... Ellos... Yo no quería, al contrario, los quise ayudar pero undyne me empujó y ella... Ella los mató delante de mí, me dijo que era una decepción al no usar mis poderes para matar a otros pero... Pero yo no quiero matar a nadie, yo sé que si lo intentamos las guerras podrían terminar si tan solo llegáramos a buenos términos, yo lo sé... Yo... Lo lamento... Lo siento...
No aguantó más y comenzó a llorar como un niño, su alma se había manchado y esto disgustó mucho a la deidad.
Usando su magia curativa, purificó el alma de papyrus dejándola tan blanca como es...
-no te preocupes Pap, yo sé que no hiciste nada, no llores más... No eres malo, eres grandioso- susurró reconfortandolo.
Esa noche consoló a su mortal, había jurado cuidar esa preciada alma con sus propias manos, papyrus no merece sufrir.
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La gente del pueblo se sorprendieron cuando un papyrus decidido renunció para ya no ser un guardia real, esto era extraño, todos sabían que ese era el sueño del escandaloso esqueleto.
Algunos pensaron que se había rendido, otros que le faltaba determinación pero los que estaban acertando, murmuraban que tenía que ver con sus salidas constantes.
Esto solo incrementaba la curiosidad del rey quien había mandado a investigar qué de bueno tenía el otro reino para llamar la atención de su ex guardia.
Cuando descubrió que nunca había ido al reino vecino, mandó a que lo vigilen minuciosamente y de esto también se enteró sans.
Así que había creado un portal que se camuflaba en un árbol... Los guardias veían que papyrus pasaba al costado de ese inmenso tronco, pero cuando ellos pasaban automáticamente desaparecía de su vista, no se atrevían a entrar puesto eran ahuyentados por la naturaleza o en el peor de los casos, por cientos de gasterblas.
Esta información hizo enojar al rey, si papyrus estaba confabulado con esa fastidiosa deidad ¡¡¡iba a estar en graves problemas!!!
Por el momento no iba a hacer nada, decidió planificar bien una emboscada, esa cosa será capturada y así aclamar esas tierras como suya.
Mientras el rey planeaba su próxima movida, sans y papyrus disfrutaban de un picnic en las praderas.
-oye paps... ¿No quieres venir a vivir conmigo?- preguntó mientras comía una manzana, usaba las piernas de papyrus como almohada.
-¿convivir? ¿Pero si aún no nos casamos?- sonrió con diversión.
Pero su risa pasó a terror al ver que la deidad se había atorado con la manzana, de inmediato le alcanzó su cantinflora con agua.
-cof cof... Vaya... Eso es inesperado- sonrió con dolor, le dolía la garganta.
-sí... Claro... ¡Qué estupidez!- sonrió burlón.
Esto no le convencía, usando su magia arrancó una flor y la manipuló como si hiciera un origami, la cristalizó mirando satisfecho el resultado.
Papyrus solo observaba en silencio.
-dame tu mano por un segundo-
-¿Es otra broma?-
-no... Solo dámela- pidió impaciente.
En cuando agarró la mano del mortal, mostró la forma circular que había adaptado aquella flor e inmediatamente la deslizó por el dedo anular.
-no sé que costumbres tienen ustedes, esto me lo contaste en una de tus historia, Creo que la palabra es ¿compromiso?- sonrió burlón viendo su reacción.
Obtuvo un tierno sonrojo y balbuceos de su pareja...
-¿S-sans?-
-¿Quieres casarte conmigo?- preguntó galante.
La respuesta llegó de inmediato, fue derribado al suelo por un gran abrazo de papyrus.
-sí... Sí quiero- respondió muy contento.
Ya no iba a estar solo, sans estará a su lado el resto de su vida.
Sabía que sans era un ser eterno... Solo le queda de consuelo el poder acompañarlo hasta que su vida se apague, le hubiera gustado vivir por más tiempo pero es lo que le toca y piensa hacer feliz a la deidad lo que dure su vida.
Lo que no sabe era que sans ya había pensado en eso, hay una fruta dorada que si la comes te dará la vida eterna y sólo él la resguardaba, está prohibido lo que iba a hacer pero papyrus lo valía... Esta dispuesto a asumir las consecuencias.
La deidad propuso unir sus almas a la tercera noche, cuando la luna llena aparezca y así lo hicieron.
Esa noche en las pradera de las flores eco, bajo un inmenso árbol, tomados de las manos hablaron con el corazón dando sus votos.
Sans imitando a las "bodas" de las historias que escuchó usó una túnica de seda larga, ocultando un poco su rostro mientras llevaba en sus manos un ramo de flores eco... Se podía escuchar los "te amo" que la deidad había dicho con anterioridad a las flores.
Al terminar de decir sus votos, papyrus mostró dos argollas de oro, había vendido varias de sus cosas para comprarlos, tomó con delicadeza la mano de sans para colocar el aro.
Ahora era el turno de la deidad, tomó la otra argolla y la colocó en el dedo anular de papyrus, junto al otro anillo de cristal que aún llevaba.
Finalizaron uniendo sus rostro en un delicado "beso" sellando así su unión.
Con diversión, sans usó sus poderes y usando un objeto de broma que obtuvo en sus visitas al pueblo, hizo un sonido de dudosa procedencia, y de inmediato arrojó el ramo muy lejos...
Papyrus se lamentó al oir sonidos flatulentos por todos lados...
-cielos sans... No sigas-
-pero es tan divertido... ¿No es un buen final?- sonrió eufórico.
-¿Se puede anular el matrimonio?- preguntó al viento mientras pensaba si era buena idea la decisión que tomó.
Lo decía en son de broma, no estaba arreperntido para nada.
-eso jamás, eres mío papyrus... Solo mío- su mirada se mostró seductora.
Lo que pasó después, no se lo esperó...
Usando su magia se teletransportaron hacia lo que parecía una especie de "casa" hecho con lianas aunque más parecía un capullo, dentro había una variedad de flores, el césped era muy suave y cálida, también había variedad de frutas y una mini cascada, sus aguas eran muy cristalinas.
-esto va a ser nuestro hogar... Y nuestro nido de amor- ronroneo sans mientras se quitaba el velo de la cabeza.
Papyrus estaba nervioso, sabe lo teórico en un matrimonio pero no sabe nada práctico.
-emmm... ¿Sans?-
-dime...-
-te va a sonar patético, pero... no sé qué hacer, lo lamento- se decepcionó de sí mismo.
-calma paps, tampoco sé mucho pero sólo dejemos que nuestros cuerpos decidan que hacer- sentenció con firmeza.
Y así sucedió, ambos decidieron retirar todo rastro de ropa apreciándose con detalle, sans quedó fascinado con el cuerpo de papyrus, era tan fuerte y atrayente...
En cambios paps se había embobado con lo tierno, suave y bello que se veía sans sin su túnica puesta.
Hay dos maneras de entrelazar dos destinos... Uno es por medio del acto carnal, típica muestra de amor y respeto entre los mortales.
Lo otro era la unión de almas... esto es más allá de el amor físico, solo las deidades y seres míticos podía hacerlo...
Cuando dos almas se vuelven una, es para siempre, nada puede romperlo.
Pero es un arma de doble filo, si uno traiciona al otro o sufre una pérdida, las consecuencias serían fatales.
Sans estaba de acuerdo en permitir que el alma de papyrus se una a la suya, con ello lo podrá vigilar y proteger e ir en su auxilio cuando lo necesite muy aparte papyrus queda bendecido pudiendo usar los gasterblas de sans en caso sea necesario, es como compartir poderes y magia.
Dejando que su instinto tome el control, liberó su alma, un hermoso brillo azul lo adornaba, se centró en papyrus y notó que este colocaba sus manos sobre su propio pecho.
-¿estas bien?-
-sí... Solo se siente muy cálido-
-lo entiendo, no temas... Déjalo libre- susurró con amor.
Papyrus obedeció y de entre sus manos un corazón blanco con un brillo tan puro se mostró y danzó por algunos segundos con el corazón azul de sans.
Ambos podían sentir lo que sus almas hacían...
Se buscaban, se tocaban, todas estas sensaciones eran placenteras para ambos... Hubo un momento en que papyrus soltó un fuerte gemido al ver que el alma de Sans botaba un líquido azul empapando su propia alma, se removió algo incómodo en cuando comenzaron a mezclarse siendo el alma de la deidad quien acunaba el alma de paps en su interior...
-s-sans... Ah... Sans...- comenzó a gemir más intensamente.
-mhg... Papyrus... Paps...- también gimió del gusto.
No pasó más que algunos minutos en los cuales ambas almas brillaban con intensidad derramando líquidos azul y blanco sin dejar de acariciarse uno contra el otro... El acto finalizó con un brillo mayor y ambas almas del mismo color... De un puro blanco.
Con esto la unión estaba completa...
Las cosas no quedaron ahí, sans lo había disfrutado y sabe que papyrus también, ahora quiere experimentar el amor carnal entre mortales.
Se acercó a su esposo y con cuidado lo acostó sobre el césped, lo dejó recuperar algo de aire antes de usar su magia para liberarla en su zona baja, dejando a la vista su miembro y demás, lo mismo hizo con paps.
Había buscado información por su parte y sabia más o menos como se debe hacer.
O bueno... Eso fué lo que descubrió cuando vió la copulación entre los mounstros...
Sin perder tiempo se acomodó sobre papyrus y sin dejarlo recuperarse del todo, se dejó penetrar...
Mala idea, dolía mucho y ni sabía porqué... ¿Qué hizo mal?
Esta acción despertó de inmediato a papyrus de su letargo, se reincorporo un poco para ver el estado de la deidad, le dolió un poco el verlo tan tensó mientras derramaba algunas lágrimas, su sonrisa se veía algo forzada al tratar de soportar el dolor del acto.
-¡Sans! ¡Eres muy descuidado! ¿Te lastime? ¿Estas bien?- preguntó alarmado mientras trataba de sacarlo de encima.
-e...es-estoy bien paps... No pensé que do-doliera tanto- se quejó un poco soltando un largo suspiro de alivio.
El dolor poco a poco iba disminuyendo con el pasar de los minutos.
No reaccionó a tiempo en cuando su amado, lo tomó de la cintura y giró sobre él, ahora sans estaba echado sobre el césped y papyrus sobre él.
-déjame hacer esto por ambos, solo disfruta- mencionó acariciando su mejilla.
No le dió tiempo a decir nada, inició con las embestidas robándole el aliento, esta sensación era parecida a cuando sus almas se acariciaron con la diferencia de que sus sentidos estaban más sensibles.
La deidad comenzó a emitir suaves gemidos que iban subiendo de intensidad, estaba concentrado en mirar las expresiones de papyrus.
Disfrutó como nunca de aquel ardiente y cálido contacto... Se sonrojó a más no poder, sus huesos ardían, su alma estaba gritando de felicidad.
Se abrazó sintiéndose tan débil mientras los movimientos de su pareja se hacían más descontrolados, ya no dolía... Todo lo contrario... Se estaba volviendo loco de placer.
El bosque entero emitió un agradable gritó de placer...
Ambos terminaron agotados siendo papyrus el más afectado... Su visión se volvió borrosa cayendo inconsciente sobre sans.
En un inicio esto le preocupó a la deidad, pero solo sonrió al ver a su amado profundamente dormido...
Con cuidado, usando su magia lo acomodo a su lado y se abrazó a él, le importaba poco seguir "desnudo"... Total... Todo su ser le pertenece a papyrus.
Con la llegada del amanecer, el esqueleto más alto comenzó a despertar, notando que tenía una mirada fija sobre el, al abrir por completo sus ojos se encontró con sans muy cerca a su rostro mostrando una radiante sonrisa.
-buenos días paps- saludo sonrojado.
-buenos días sans... ¿Estas bien?- preguntó también mostrando una suave sonrisa.
-mejor que nunca- ronroneo enamorado.
Compartieron toda la mañana y parte de la tarde... Papyrus decidió regresar para arreglar todo, lo había decidido.
En tres días abandonaría el reino para vivir junto a su esposo.
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Con algo de nostalgia se despidió de sus amigos cercanos, vendió su casa y empacó algunas de sus cosa.
Estaba a punto de irse pero unos guardias le detuvieron, solicitaban su presencia en el palacio.
Un poco dudoso decidió asistir para no levantar sospechas.
-es una pena que mi mejor aspirante a guardia real se mudé a otro lado ¿Estás seguro de tu decisión?- preguntó Asgore mostrando un semblante "triste".
-quiero hacer esto por mi cuenta, espero lo entienda su majestad- hizo una suave reverencia mostrando respeto.
-lo entiendo mi buen amigo... ¿A qué reino irás? Puedo hablar con los reyes para que se te haga fácil tu estadía- sugirió mientras vigilaba sus reacciones.
-mmm n-no es necesario, solo iré al reino vecino, ya compré una casa ahí- tartamudeo poniéndose muy nervioso.
Debe actuar bien para que le crean...
Pero papyrus... no sabe mentir...
-papyrus... Eres bueno en todo... Pero eres muy malo mintiendo, undyne te ha estado vigilando y da la casualidad que ¡nunca has ido al otro reino!- bramó enojado mirando severamente al esqueleto.
-y-yo...-
-¿Donde has estado? No estuviste con esa cosa del bosque ¿Verdad?- exigió una respuesta.
Papyrus se ponía más nervioso, esto estaba muy mal, no pueden enterarse de sans.
-no... Yo n-no- intentó decir cualquier cosa.
El rey no iba a escucharlo más, estaba convencido de su teoría...
-suficiente... ¡Undyne!- llamó a su mano derecha y capitana de la guardia real.
-digame alteza-
-llama a toda la guardia, iremos a reclamar mis tierras...- ordenó mientras observaba fijamente al pobre esqueleto -nunca creí que tú fueras su punto débil... ¡Arrestenlo!-
De inmediato dos guardias encadenaron a papyrus.
-¡Por favor su alteza! ¡No sé dirija al bosque!- suplicó intentando liberarse.
-no es nada personal, yo te aprecio mucho papyrus... pero nunca debiste relacionarse con esa cosa, estarás a salvo, lo quiero sólo a él- afirmó mientras se preparaba para la posible guerra.
En segundos, el rey iba con sus soldados hasta llegar a la entrada del bosque.
Cuando todos estaban listo, decidió tomar la palabra.
-¡Tenemos a tu preciado juguete! ¡Muestrate!- gritó al viento.
Este mismo sopló agresivamente, nadie lo vió venir...
-vaya vaya, no pensé volver a verlo por aquí rey pachonchito- se escuchó esa voz por todos lados.
Asgore entonces lo vió y no podía creer lo que había pasado... ¿En qué momento?
Sans apareció pero no estaba solo, había liberado a papyrus sin que los demás se dieran cuenta.
-TÚ...- estaba molesto con esa deidad.
-oh vamos... No se "esponje" su majestad... El que debería estar furioso ¡soy yo!- murmuró mostrando su ojo mágico activado.
No le hizo gracia ver a papyrus encadenado, si ellos le hicieron algo... ¡Les hará pagar!.
-no me asustas maldito... Deja a papyrus en paz, me encargaré de enviarte al infierno- amenazó con odio.
-alto ahí... Yo jamás le haría algo, paps me pertenece al igual que yo a él- sonrió victorioso al ver la expresión incrédula de su enemigo.
-no puede ser...-
-ohhh... ¡Claro que puede ser!- su sonrisa creció más.
Para hacer las cosas fáciles, invocó su alma y la de papyrus...
Asgore no lo podía creer... ese brillo... Esa... Conexión...
-¡¿QUÉ HICISTE?!- gritó enojado hacia papyrus.
-no te atrevas a volver a levantarle la voz... a menos que quieras ver tu regimiento hecho polvo- volvió a amenazar.
-esto no se va a quedar así... No lo voy a permitir... ¡ATAQUEN!- ordenó levantando su espada.
Para el horror de paps, Asgore iba en serio, varios soldados iban sobre sans.
La deidad llamó a sus gasterblas así repeliendo el primer ataque, usó sus poderes y creo un escudo que los mantendría a salvó, no iba a permitir que su esposo resulte herido.
La lucha duró largo tiempo, papyrus podía ver qué sans se estaba agotando.
Es una de las desventajas de unir sus almas siendo diferentes, la magia de sans se dividió en dos al compartirla con paps.
Se estaba quedando sin magia... Y sin energías, no sabía cuánto más iba a durar así.
Él no puede morir pero tampoco quiere ser prisionero, debe mantener a salvo a su mortal.
Aprovechando el descuido de la deidad, invirtió los papeles.
Encerró a sans en un escudo mientras papyrus decidió ponerle fin a todo.
Asgore detuvo todo ataque al pensar que su aspirante a guardia real había recapacitado.
-¿Qué haces? ¡No te le acerques paps!- ordenó mientras trataba de libertarse de su propia magia.
-yo lo puedo resolver sans... Confía en mí-
Se acercó más hasta estar cara a cara con el rey.
-por favor... Yo sé que usted no es así, me acogió cuando nadie más lo hizo, detenga esto rey Asgore- rogó tratando de que entre en razón.
Para su sorpresa fué tomado bruscamente de su bufanda, el rey le veía con rencor.
-¿Tú qué sabes? Esa cosa que defiendes acabó con mis soldados- el solo recordar le hervía la sangre.
-ustedes fueron los primeros en iniciar todo esto, él sólo protege el bosque, en cambio usted quieren destruirlo y ¿Para qué? ¿Más casas? ¿Más campos de entrenamiento?- gruñó decepcionado.
Sin duda alguna, esa cosa le hizo algo, papyrus nunca le contradecía...
-no me dejas opción...-
Lo siguiente no se lo esperó...
Cuando el rey intentó atacarlo, unas lianas se envolvieron sobre su cuello así evitando que logre su cometido.
-¡no lo toques!-
Sans se había liberado y estaba a punto de matar al rey.
Estaba consumido por la rabia y el odio, no estaba siendo él mismo.
Papyrus se asustó... Si no hace algo...
-¡Detente sans! ¡Este no eres tú! ¡Eres mejor que ellos! ¡Por favor!... Regresa...- pidió mientras le abrazaba.
Sentir la calidez de Paps le regresó a la realidad...
Lo que menos quería era decepcionarlo... Así que lo liberó...
-lo siento, no sé qué me pasó- se disculpó algo avergonzado.
Volvió a estar entre los brazos de paps...
-lo importante... Es que volviste- sonrió aliviado.
Ninguno de los dos vieron el brillo que se acercaba a gran velocidad... Ni tampoco las cadenas que fueron lanzados contra ellos.
En el último segundo, paps apartó a sans muy lejos de él...
Asgore había arremetido con la intención de matar a sans, pero no contó con qué papyrus recibió el golpe directo.
Las cadenas iban a mantener prisionero y a salvo a papyrus... Pero en su lugar, capturaron a la deidad...
Sans estaba en shock... Sus ojos veían como las ropas de paps se teñía de rojo.
-¡PAPYRUS!-
Intentó auxiliarlo pero estaba encadenado... Había bajado la guardia.
El rey soltó la espada y agarró a papyrus antes que se desplome, todo estaba mal, no era su intención matarlo, en verdad no lo era.
Sí... estaba furioso... Puede lastimarlo pero nunca quiso que esto pasara...
-¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué te hizo? ¡Como para que te reveles ante mi!- preguntó al borde del llanto.
Aún no entendía qué motiva a papyrus a proteger a esa deidad...
Paps intentó con todas sus fuerzas darle una respuesta, pero le dolía tanto el pecho... Aún así hizo su mejor esfuerzo, no le quedaba mucho.
Nunca llegó a comer el fruto dorado...
-Él... Él no es como usted piensa... Asgore... Sans me enseñó a ver la vida de otra m-manera... Us-usted... Pu-puede hacerlo mejor, yo confio en tí... Libéralo por favor- rogó mientras buscaba con la mirada a sans.
Cuando sus ojos se cruzaron, el corazón se le rompió en pedazos, nunca había visto a sans tan herido...
La deidad estaba llorando...
Asgore los miró a ambos, suspirando con pesar se apartó de papyrus y ordenó que liberarán a la deidad.
No perdió tiempo y corrió hasta paps, usando su magia intentó regenerar sus heridas pero... No mejoraba, el daño era muy grave y ya no tenía tanta energía.
Invocó la manzana dorada tratando de qué se lo coma, en verdad le forzó para que acepte el fruto... Más papyrus negaba con la cabeza, el tiempo se le estaba acabando y quería decirle una última cosa.
-¡Vamos! ¡VAMOS! ¡NO PUEDES HACERME ÉSTO! ¡NO PUEDES RENDIRTE!- gritó enojado la deidad.
-lo l-lamento... Nu-nunca quise que esto termine así... Sans... Prométeme que pase lo que pase, no harás daño a nadie...- susurró sintiéndose algo somnoliento.
No lo escuchó y siguió acercándole el fruto para que lo coma... Estaba desesperado.
-te... Te amo sans... G-gracias por amarme a pesar que soy u-un mortal-
-¡Por favor! ¡Por favor no te vayas!... Yo no puedo ¡NO PUEDO VIVIR SIN TÍ!- las lágrimas caían furiosas por sus mejillas.
Con horror... Sintió que el alma de Pap estaba perdiendo todo su brillo, no debe permitir que se apague...
-sé bueno y-y verás que serás a-amado-
Papyrus comenzó a ver borroso mientras le costaba un poco respirar...
-no... No... No... ¡No!... ¡No me dejes papyrus!- suplicó tomando sus manos y besándolas.
-te... Am...-
El lugar se quedó en silencio, con dolor la deidad ya no sentía el alma de paps... Lo movió, le llamo, le gritó... Pero nunca respondió.
Se levantó dejando a su amado en el suelo, usando la magia que le quedaba, lo encerró en una urna de cristal.
Papyrus no sabía... Qué San era muy malo para las promesas...
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El fuego había consumido todo el bosque y parte del pueblo, el castillo estaba destruido y por todos lados había cuerpos calcinados.
Sans había cambiado por completo, sus ojos eran rojo como la sangre, sus ropas se tornaron oscura, ya no traer vida, ahora solo queda a su paso destrucción y muerte.
Acabó con todo el pueblo, solo quedaba uno en pie.
-bueno... Siempre quisiste que el bosque "arda"... Es curioso que ahora también lo haga tu pueblo- se burló con sorna.
Asgore no respondió, seguía sentado en los restos de su trono sin prestarle atención.
-¿Qué pasó Asgore? ¿El ratón te comió la lengua?- preguntó divertido.
Formando cadenas de magia, las envolvió en el rey, nadie le iba a detener en su venganza, no le quedaba nada así como tampoco tenía algo que perder...
-¿Tus últimas palabras?- jugó un poco más antes de acabar con el monarca.
Ante esta última pregunta, Asgore miró el techo mostrándo que todo esté tiempo no dejó de llorar...
-perdoname papyrus- se disculpó en un susurro.
Oír el nombre de su amado de su sucia boca, le asqueo...
-muy tarde... ¡Él no volverá gracias a tí!- bramó enojado.
El piso y las paredes se mancharon de sangre, muchas partes del rey estaban regados por todo el salón.
Sans cumplió con su palabra... Acabó con todo.
Ahora... ¿Qué seguía? ¿Qué propósito tiene ahora?
Se lo cuestionó mientras regresaba a lo que antes era su bosque y hogar.
En el valle de flores eco, único lugar que se salvó de la devastación, estaba la urna de cristal.
Lo que una vez fue una deidad, sacó el cuerpo de ahí y lo sentó a su lado para que apreciarán el valle por última vez.
-no te preocupes paps, he escuchado sobre las reencarnaciones, cada 3 de 10000000 pueden reencarnar en otro tiempo/ espacio/ dimensión- explicó mirándolo con cariño.
Sólo por él está renunciando a su inmortalidad... Para poder ver su sonrisa nuevamente.
Acarició su rostro mientras dejó libres sus lágrimas, sabe muy bien que será castigado por corromper su alma.
Pero a estas alturas no le interesa, todo lo que desea es verlo una vez más... No le importa esperar siglos o la relación que puedan llegar a tener en sus otras vidas.
-nos volveremos a ver... No importa lo que pasé, siempre te voy a amar- susurró con amor.
Con un sólo chasquido de sus dedos, el fuego poco a poco consumía el lugar, incluído a ellos, sans veía las partículas de cenizas que volaban alrededor... Ellos también formarían parte de ese raro espectáculo...
Cuando el fuego se extinguió, sobre la tierra habían quedado dos anillos de oro... Aunque tenían una forma extraña, estaban derretidas y entrelazadas.
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En una casa decorada con luces navideñas, se oyó un fuerte golpe.
Papyrus salió corriendo de la cocina para ver qué había sucedido.
No le sorprendió lo que veía, ésta era la 4ta vez que su hermano termina en el suelo por no dormir en su propia cama.
-¿Devuelta te caíste sans?- preguntó algo burlón.
El esqueleto que se encontraba tirado en el suelo, se frotó los ojos tratando de entender que había pasado...
Había tenido varios dejavu al mismo tiempo, memorias pasadas que nunca había visto o siquiera cree que sucedieron, promesas de ¿Amor? ¿Hacia quién? Todo esos "recuerdos" eran borrosos.
Pero el sentimiento se sentía tan real y familiar, incluso sus ojos estaban húmedos, había estando llorando en sus sueños.
-¿Sans? ¿Estas bien? ¿Te lastimaste?- papyrus se acercó para usar su magia y curar alguna herida que su hermano se hizo al caer bruscamente al suelo.
Sentir alivio en su espalda lastimada le sacó de sus pensamientos, observó por algunos segundos a su hermano menor apreciando detalladamente cada rasgo de si rostro.
Por unos segundos le pareció estar nuevamente en otro dejavu, sólo con mirar sus ojos preocupado...
-estoy bien paps... Siempre te tengo para cuidar mis espaldas- sonrió despreocupado.
-¡levantate hermano!... Vamos a desayunar, he preparado el mejor espagueti del mundo... ¡Y son geniales igual al gran papyrus!- sonrió orgulloso de su arte culinario.
El esqueleto más bajo, con ayuda de su hermano menor, se levantó para seguirlo hacia el comedor.
-ok hermano, voy detrás de tí-
Los últimos sueños que ha estado teniendo, lo pone inquieto... Como si algo faltara.
No es que se sienta solo, tiene a su hermano pero no puede evitar que aveces su alma esté vacía.
El sentimiento de ver a papyrus feliz... Es lo único que quiere, verlo feliz sin importar con quién.
Algo que se dió cuenta meses atrás es que quiere a papyrus más allá de un hermano... Está mal y lo sabe... Más no lo puede evitar, con el descubrimiento de estos sentimientos empezaron los extraños sueños de... ¿vidas pasadas?
Tal vez, no está seguro... Pero de lo que sí está muy seguro es que no importa si su hermano lo rechaza por lo que va a hacer.
Duda mucho que le odie, él no es así, no sabe lo que es el odio.
No importa si eso llega a ocurrir... Porqué lo único que le interesa es la seguridad y felicidad de su hermano.
Siente que se merece todo, que debe ser feliz.
Nunca imaginó que el día en que se confesó, papyrus no sólo aceptó contento sus sentimientos... Si no que también había estado teniendo los mismos extraños sueños, la única diferencia es que no lo comentaba por el miedo de lo que pudiera hacer sentir el mayor, que le vea raro.
Pero las cosas salieron mejor de lo pudieron esperar, sólo cuando sus rostros se acercaron y se dieron un choque que para ellos era igual a un beso, sus almas ya no se sentían vacías, todo lo contrario... Estaban completas.
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