10
El sol ya comenzaba a salir anunciando la llegada de un nuevo día. Peepers estaba en su cama abrazando a quien se encontraba bajo las sábanas, quien era Sylvia. Él estaba tan sumido en su sueño que no se percataba de eso. La chica abrió los ojos y se talló el izquierdo mientras daba un gran bostezo. Intentó levantarse pero Peepers la abrazaba con fuerza y no se lo permitía.
-Hey chico, despierta ya, es tarde-exclamó empujándolo levemente
-Basta Wander...-murmuró entre dormido
-No soy Wander... Ni siquiera soy un chico-
Gracias a ese comentario despertó y por la sorpresa se cayó de la cama con un pequeño e imposible de notar (o eso pensaba él) sonroje cruzando sus mejillas. Sylvia soltó una carcajada al verlo y él frunció el ceño con algo de molestia.
-Ya, te ayudo-estiró su brazo y lo ayudó a levantarse
Después ella se fue y Peepers comenzó a arreglarse con pereza. Al estar listo buscó a Wander buscando una explicación para haberse quedado en el cuarto de Sylvia recibiendo una torpe excusa tan típica del pelirrojo. Iba a seguir preguntando pero se quedó callado al escuchar que alguien le enviaba un mensaje. Lo abrió y pensó seriamente en lo que respondería.
Voy para allá fue lo que puso. Tomó su chaqueta y salió sin darse cuenta de que era seguido por la chica de cabello magenta.
Ya pasados unos minutos de caminó se percató de la presencia de Sylvia, soltó un suspiro y se detuvo haciendo ella la misma acción.
-Ya me di cuenta que vienes Sylvia-comentó volteando algo frustrado y molesto
-¿Y?-
-¿Por qué me sigues?-
-¿A dónde vas?-
-Eso no te interesa-
-Claro que me interesa. Quiero ayudarte Peepers-
-...-
-Anda, no vas a arrepentirte-
-Voy con los chicos-
-¿De nuevo?-
-Sip-
-Vaya, se nota que jamás se cansan-
-Ni que lo digas-
-Y....-
-¡Oye Peepers!-
Los dos voltearon y vieron a un chico gordito y bajito que corría hacia ellos alegre.
-Y él es....-dijo Peepers sin poder terminar la frase al no recordar el nombre del chico
-Westley-intervino
-Un gusto, soy Sylvia-
-Hola Sylvia. Y ¿son novios o algo?-
-¡¿Qué?!-gritó Peepers mientras se sonrojaba y Sylvia solo comenzó a reírse y mucho-¡No! Nosotros solo somos unos conocidos, es todo, nada más-
-Uh, perdón, es que lo parecen-
-¡No somos ni parecemos nada de eso!-
-Bueno ya, tranquilo, no desesperes-
-Ahora que ya no hay ninguna confusión ¿Podemos irnos?-
-Claro...amargado-comentó Sylvia
-No volveré a discutir contigo por llamarme amargado-
-Al fin lo aceptas, es un buen inicio-
-¿Para?-
-¡Para que dejes de ser un amargado!-
Peepers se quedó callado con molestia y Westley solo observaba a Sylvia riendo de su propia broma. El menor comenzó a reír también sin poder evitarlo.
-¿Ya terminaron de burlarse de mí?-
-Ya. No te enojes. Cuando te enojas te ves más gracioso-
-No sé por qué te dejé venir-
Pasado un rato llegaron a una casa desconocida para ella, enarcó una ceja y fue detrás de ambos chicos. Observó a Peepers, miró su espalda y su lindo cabello negro... Espera.. ¿Lindo? ¿Ella había pensado eso? Sacudió la cabeza un poco, solamente debía estar confundida, sí, debía ser eso.
Abrieron la puerta y fue gracioso para ella ver esto, y tal vez si no lo hubiera visto con sus propios ojos jamás lo hubiera creído. El lugar estaba de chicos, todos muy parecidos en rasgos, claro, había altos, bajos (no más que Westley, el más joven del lugar), robustos, delgados, entre otros.
Fue presentada a la mayoría de estos, pero no a todos, de haber sido así hubiera tardado una eternidad, metafóricamente.
-Esto es algo que jamás pensé que llegaría a ver. Primero conozco a Peepers, y luego a más locas versiones de él, esto es una locura-decía Sylvia a un grupo de chicos que rieron a causa de su comentario
Peepers observaba a lo lejos con cierta pizca de molestia, o, lo comúnmente conocido como celos. Sí, estaba celoso, ni con su ex se había comportado así. Sonrió de lado al darse cuenta de que posiblemente este enamoramiento sería diferente al anterior.
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