Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25: Perdida

Todo se detuvo para mí, ni siquiera me sentía vivo, todo se volvió borroso, y no podía pensar en nada, me había bloqueado.

La doctora me entregó un consentimiento para escribir la decisión que tomaría. Estaba tan congelado que di un par de pasos hacia atrás y me senté en la primera silla que vi, Me quedé viendo aquel papel, intentando analizar lo que estaba pasando, pero no podía pensar, intentaba leer, pero no podía hacerlo, solo estaban preguntas en mi mente: ¿qué haré?, ¿a quién debía salvar? Era lo que mi cabeza rebobinaba una y otra vez. Si fuera por mí les daría mi vida a cambio, pero odiaba que eso no se pudiera hacer. Muchos recuerdos llegaron a mi mente, y sin pensar de más, porque sabía que, si lo hacía solo me torturar, escribí la decisión final y la firmé, la decisión más dura de toda mi vida.

Volteé hacía Kendall que estaba al lado de mí, quien solo me miraba fija, no pude descifrar sus expresiones, pero podía suponer que era de angustia o algo así.

Regresé mi vista al lugar donde estaba la doctora, pero ya no estaba ahí, había desaparecido y yo me quedé con el papel a un costado mío.

Miré hacía la puerta, por alguna extraña razón, y vi a Ethan entrar al hospital, me buscó con la mirada y fue caminando rápido hacia mí, pero cuando logró ver que Kendall estaba conmigo, lentificó su paso. Creí que este era el lugar en donde ellos dos podían hablar e intentar arreglar sus diferencias, pero no fue así, fue totalmente lo opuesto.

—Me voy —dijo de una Kendall.

Empezó a caminar hacia la entrada, yo no quería que hiciese eso, por lo que me levanté rápido y la agarré del brazo para detenerla. Se dio la vuelta hacia mí.

—Kendall —dije un poco disgustado.

—¡No!

Se zafó de mi agarré y siguió su camino hacia la puerta, pasó a un lado de Ethan, y él solo se le quedó viendo fijo, ella sin titubear salió del hospital. De un cierto modo eso me decepcionó.

—¿Por qué estaba aquí? —preguntó confundido.

—Ella me acompañó hasta las bodegas y nos trajo hasta el hospital.

Él asintió con la cabeza y buscó algo en su bolsillo, lo encontró, lo sacó y me lo entregó en la mano. Era el estuche en donde estaba el anillo, lo abrí y pude ver el hermoso anillo que contenía, y que me golpeaba demasiado por dentro.

—¿Por qué? —pregunté extrañado.

—Le pedí a James que me dejara entrar a tu Pent-house porque estabas en el hospital y necesitabas algo, entonces fui a encontrar el anillo, creí que te ayudaría. ¿Cómo está?

Cuando me preguntó sobre su estado, me quebré aún más, deseaba con toda mi alma decirle que estaba bien, y que ellos dos estarían mejor, pero no pude hacerlo, me odiaba y me despreciaba por tener que decirle esta situación, y no un "están bien". Cada vez me quebraba más y no sabía cómo mi cuerpo podía soportar tanta carga sentimental, sentía que en algún momento iba a explotar en un diluvio de sensaciones.

Poco más de una hora pasó y llegó la doctora White. Me levanté de inmediato y anhelaba con toda mi alma que tuviera buenas noticias de mi esposa.

—Lamento haberme retirado antes, hubo una emergencia.

—¿Cómo está mi esposa?

—Su esposa está más estable —empezó—, pudimos retirarle la bala y sus signos vitales están en correcto funcionamiento, pero al sufrir un trauma como ese, en su esposa cada vez más bajan las posibilidades para que su cuerpo sea sustentable para el bebé, por lo que programaremos el parto lo antes posible.

Me quedé en shock, una gran felicidad empezó a invadir mi cuerpo, me sentía mucho más tranquilo sabiendo que Xime estaba mejor, y aunque la intervención fue en su mayoría exitosa, todavía estaba presente el peligro que algo saliera mal, y me preocupaba mucho por el bebé, aún no llegaba a sus nueve meses y ya tenía que salir al mundo.

La doctora me pidió el papel de consentimiento y se lo entregué con las manos muy temblorosas, se fue de inmediato y se perdió entre los pasillos.

Yo me quedé en la sala de espera y me volví a sentar. Tenía que pensar demasiado, pensar en que podía hacer, por ahora nada, pero temía mucho estar en el escenario en donde mis dos amores ya no estarían conmigo, no sabría qué hacer en ese momento, pero algo estaba seguro, haría todo para salvarlos.

Ethan que estaba sentado a lado mío, inmediatamente se paró, eso me extrañó mucho y cuando vi hacia donde miraba, me quedé impactado.

—¿Qué haces aquí, Eva? —pregunté.

—Lamento mucho lo que ocurrió.

—No te preocupes, solo estoy esperando.

—Lo siento —dijo con voz tímida—, no sabía que esto iba a ocurrir...

—Espera, ¿qué?

Ella se quedó callada y no dijo una palabra más, su rostro parecía de vergüenza. Yo me quedaba confundido, no sabía porque hizo su comentario, pero ya estaba empezando a sospechar.

—¿Qué tienes que ver con esto?

—Te lo advertí, Sebastián.

—¿Qué hiciste, Eva? —preguntó Ethan entrecerrando los ojos.

Ella se nos quedó mirando, primero a su hermano y después a mí, al parecer se había puesto tensa y dio un ligero paso hacia atrás.

—Te dije que te arrepentirías, yo me contacté con David y le prometí una cantidad de dinero si se la llevaba de la ciudad.

—¡¿Qué?! ¿Qué te ocurre por la cabeza?

—Eso no es todo, le dije que la engañabas conmigo, como prueba ese día del funeral de mi padre, cuando te despertaste abrazándome, yo tomé una foto mientras estabas dormido... Y hace un mes, cuando fui a verte por última vez, le tomé foto cuando esa chica estaba a punto de besarte y se la mostré. No me creí el cuento que ella era Ximena.

En ese momento exploté, cada célula de mi cuerpo hervía con furia, sentía una rabia inmensa por dentro que no sabía cómo iba a hacerle para sacar de mí, pero algo era seguro, la odiaba.

—¡¿Qué demonios te ocurre?! Ahora por tu culpa mi esposa y mi hijo están en peligro de muerte.

—Lo sé, perdón, no era lo que quería.

—Ethan, llévatela antes que haga algo de lo que pueda arrepentirme.

Aparté mi mirada e Ethan se la llevó con él. Ahora todas mis preguntas quedaban resueltas, por esa razón Xime había querido irse de mi vida, ella se sentía rota, creía que la había traicionado cuando eso no era así. Ahora todo cobraba sentido.

Me sentía diferente, ya no tenía la duda de que es lo que había hecho mal, y eso me aliviaba solo un poco. Pero sentía furia por dentro, odiaba a Eva por lo que había hecho, por su estúpida venganza, por hacerme sufrir mis amores ahora estaba en peligro, la odia con toda mi alma.

Vi a Kendall entrar de nuevo al hospital cuando estaban saliendo Ethan y Eva, temía que empezaran una pelea, pero no fue así, Kendall se les quedó viendo e Ethan a ella, Eva solo se puso más furiosa.

—¿Qué pasó? —preguntó cuándo llegó a mí.

—Por la culpa de Eva, Xime está aquí, pero Ethan se la llevó.

—Eso tiene sentido, como ellos dos son novios.

Cuando escuché esas palabras me eché a reír, me reí como hace un tiempo no lo hacía, pero cuando la vi estaba confundida, como no entendiendo la razón de mi gracia, supe que no bromeaba.

—¿Hablas en serio? —pregunté extrañado.

—Sí.

—Ellos no son novios, son hermanos, ¿de dónde sacaste tal barbaridad?

—Eva me lo dijo, ¿por qué mintió?

Esto se me hacía cada vez más confuso, pero analizando las situaciones y pensando un poco, me di cuenta lo que había ocurrido.

—Cuando te acostaste conmigo —empecé—, Eva ya estaba enamorada de mí, y después te metiste con su hermano, era de esperarse que se sintiera molesta. Ella haría todo lo posible con tal de hacer daño.

—Creo que debo de hablar con él.

Le di un ligero abrazo, intentando apoyarla. Ethan estaba ingresando al hospital y me quedé viendo a ella.

—Y hablando del rey de Roma, ahí viene.

Ethan parecía un poco indeciso, no sabía si venir o no, pero sus fuerzas pudieron más y llegó hasta nosotros. Kendall lo veía, pero arrepentida.

—Ethan, necesito hablar contigo —dijo Kendall.

Él se confundió bastante y casi se cae de la impresión de las palabras de Kendall. Por dentro me reí un poco y esperaba que al fin pudieran arreglar sus problemas.

Llegó la doctora un poco apurada y me buscó con la mirada. Arribó rápidamente a mí, y cuando la vi tenía un rostro de preocupación, inmediatamente me levanté del asiento.

—Señor, el parto está a punto de comenzar, puede acompañarme —dijo de una.

En ese momento me empecé a sentir nervioso, mis piernas me temblaban y me sentía intranquilo. Volteé a ver a Ethan y a Kendall, y solo asintieron la cabeza en muestra de apoyo.

Seguí a la doctora a través de un pasillo hasta que llegué a un par de puertas, en donde era la habitación de Xime, y la vi, estaba despierta, con una bata de paciente y con máquinas conectadas a su cuerpo.

Ella me vio y sonrió, sonrió como hace mucho tiempo no lo hacía. Me pusieron un bata y llegué hasta ella. A un lado de su cama la besé, la besé como si no hubiera un mañana, y ella me besó con tanta intensidad como si su vida dependiera de ello, podía sentir su pasión en ese beso, podía sentir como me amaba y como quería que estuviera con ella.

—Perdón, en serio perdón —decía disculpándose.

—Mi amor —puse un dedo en su boca— yo te amo, y siempre querré estar contigo.

La volví a besar y después de unos segundos la abracé, aunque el abrazo se podía sentir un poco incómodo por el estado de cómo estaba ella, no lo cambiaría por nada.

—¿Listos? —empezó la doctora—, empezaremos con el parto. Querida —dijo a Xime—, respira profundamente y vas a tener que pujar, puja con todas tus fuerzas.

Xime asintió comprendiendo lo que la doctora le estaba diciendo. Yo me sentía muy nervioso, me quería morir por dentro, estaba muy asustado, me sentía muy temeroso y espantado.

Vi a Xime, le sonreí para calmarla un poco, ella también estaba asustada, por lo que intenté calmarme para verme más relajado y poderle ayudar en estos momentos.

—Tranquila, mi amor, todo estará bien, yo estaré contigo.

Xime se tranquilizó un poco y me sonrió, agarró mi mano firmemente y después la doctora dio la indicación para que empezara a pujar y así lo hizo, pujó con todas sus fuerzas. Gritaba como si la estuvieran partiendo en dos, pero así era, sudaba demasiado, tanto ella como yo. Nunca había estado más asustado en mi vida, apretó mi mano con tanta fuerza que sentía como si fuera a destrozarla.

Vi al bebé salir de ella, era la imagen más hermosa que podía existir, el nacimiento de un ser, un pequeño, de un ser humano, de un bebé, me sentía tan feliz. Pero me daba cuenta de que algo no iba bien, el bebé no lloraba y la doctora se veía muy preocupada.

—No respira —dijo la doctora.

Se la llevó a una mesa y yo estaba demasiado preocupado y con mucho temor, podía sentir como el pulso de Xime se incrementó considerablemente, sentía que se me iba el alma y cada célula de mi cuerpo se atemorizaba, mi pulso incremento a niveles que ni yo sabía que podía llegar.

—Mi bebé —decía Xime una otra vez.

—Vamos, llora, por favor, llora —dije con voz baja.

Y en un momento, de la nada, empezó a llorar, era el sonido más hermoso que podía escuchar, era el sonido de la vida, sentía como mi sensación de llorar de alegría estaban muy presentes. Me sentía tan tranquilo que era una sensación difícil de explicar, pero que se sentía tan bien, al fin había nacido, y podíamos ser la familia que habíamos deseado tener.

Segundos después dejé de sentir el agarre fuerte de Xime, por lo que eso me extrañó y de inmediato la volví a ver. Había perdido el conocimiento y la máquina había empezado a hacer muchos ruidos, como si de una alarma se tratase.

—Está sangrando de nuevo, la perdemos —decía una de las enfermeras.

El corazón se me salió de mi pecho y sentía mucho miedo, no quería perderla, sentía que perdería a mi bebé, pero ahora sentir que perdía a mi esposa. Tenía tanto miedo, que pensé en morir en ese instante.

—Sáquenlo de aquí —dijo la doctora.

Una enfermera al instante me llevó directo a la puerta, y aunque opuse resistencia, me sacó de la habitación, y en ese momento supe que perdería al amor de mi vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro