Querida Carolina.

Si ni una sola partícula de tu ser me quiere aun, ¿Para qué seguir viviendo esta mentira? ¿Para que intentar descifrar cada enigma? Por momentos cuando estaba junto a ti lograba olvidar que estaba atado, creía que era un simple chico enamorándose, dándole a su corazón la experiencia del primer amor.

Nunca sabrás esto sino lees esta carta, pero estuve junto a ti mientras sedada en algunos segundos pronunciabas mi nombre con tal dolor que me deshacía de culpa entre tus dedos fríos.

Juro que quería quedarme y decirte que todo estaría mejor.

Samara está dormida en una sala de hospital, desde ese triste momento en que saltó a un auto cuando le dije que no la amaba, hace unas cuantas semanas, los médicos dicen que quizá si despierta no pueda volver a caminar. Sus padres me deshacen con su mirada, me piden a gritos les diga por qué su hija quizás nunca despierte.

¿Puedo decirles que es por qué te amo? ¿Puedo poner mi cordura un solo instante y darme cuenta de que ella es mala para mí? ¿Qué solo buscaba manipularme? ¿Es mi culpa? No lo sé, no sé qué es mi culpa y que no.

Les amo a ambas, esa no es una mentira

¿Por qué la elegí a ella como siempre lo he hecho? Tú tienes una familia, tienes amigas y amigos y todos te aman, Samara solo me tiene a mí.

Te amo, es solo que merecemos algo mejor.

Carolina, mereces a alguien que esté dispuesto a amarte con cada partícula de su ser, mereces a alguien que ponga su mundo de cabeza si así lo deseas, mereces la noche y el día, salidas eternas y amor que los poetas prometen. Nunca aceptes nada menos que eso. Sé que fuimos efímeros, nuestra historia como la mayor parte, se quedara en el fondo de nuestro corazón hasta que alguna vez nuestros nietos recuerden que existimos y estamos llenos de vivencias. Entonces, tú me nombraras si crees que entre tus fantásticos recuerdos fui importante, dirás con un deje de cansancio en la mirada, que alguna vez hubo un chico de nombre de Federico, que fue malo y a la vez bueno en tu vida.

Quisiera ser más que un recuerdo, pero no te merezco y nuestro camino ha llegado a su fin. Quisiera haberte dado una historia fantástica, como esos libros que tanto lees, pero no pude hacerlo porque tu historia será tan extraordinaria que después de veinte años apenas y recordaras que existí.

Gracias por hacer de mi mundo uno mejor, por existir y hacer parte de mi historia, yo te llevaré en el fondo de mi corazón hasta el final de mis días.

Con amor, Federico. 

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