[Narra L]

Malentiende mi ayuda, no me deja explicarle nada, lo sigo porque me preocupo por él... y así me lo paga... besando a Edward... al que me hizo perder confianza en los hombres.

Volví a confiar en el sexo masculino cuando conocí a Light, y le confié mi verdadera identidad cuando supe lo mucho que lo quería. Y acabo de ver como era en realidad, un simple chico del montón que juega con la gente por beneficio propio o diversión.

Pero... entonces... ¿estaba jugando todo el tiempo? Si es verdad, le felicito, porque ha conseguido nublar mi mente completamente. Dijo que me quería, y le creí; dijo que me haría suyo, lo hizo y le dejé; me dijo que me amaba, y consiguió que mi corazón latiera más rápido que nunca.

También ha dicho que no puede vivir sin mí... yo ya no lo tengo tan claro como antes. No después de lo que vi. Aunque yo tampoco puedo vivir sin él... ya sé lo que voy a hacer.

[Narra Ayato]

Todo ha ido justo como planeaba. Sabía que L iría detrás de Light. ¿Pensaste que era casualidad? No, el hecho de que pasara por aquí era parte del plan. Ahora, L será mío por fin.

Con un cuaderno así entre mis manos y un Shinigami de mi lado, esto iba a ir sobre ruedas.

-Esto era lo que me dijiste, ¿me equivoco, Ryuk? -pregunté susurrando mientras me alejaba de Light.

-Jajajaja, efectivamente. Tenía razón. Los humanos sois muy interesantes.

[Narra Light]

¿Qué he hecho? ¿Por qué lo hecho? Soy un completo imbécil... he besado a un cabrón que sólo lo pidió para que se saliera con la suya. Y Elle me ha visto... ¿por qué?
Dicen que uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Supe que era verdad. Elle no era un hombre cualquiera, nadie me ha hecho sentir esas mariposas en mi estómago, nadie me provocó esas cosquillas en el corazón... nadie me hizo sentir amor antes que él.

Aquí estaba yo, llorando, en el suelo, rogando a la luna que deje de hacerme sentir así de culpable y suplicando a Dios que me perdone. Mis saladas lágrimas cayendo por mis mejillas hasta mi barbilla me estaban empezando a agobiar. Me las secaba y salían más, indicando lo culpable que me sentía.

Elle era mi mundo, y acaba de ser destruido. Era mi luz, ha perdido contra la oscuridad. Era una parte se mí que ha muerto por mi desconfianza.

Me levanté, secándome la cara de gotas de lluvia. Salí de aquella calle y me encontré con la típica multitud de Tokio. Me miraban raro, pero me daba igual.

Decidido, me abrí paso entre la gente con permiso y procurando no hacer nada que saliera mal, pero fracasó.

-¡Light! -aquella voz chillona... no puede ser. Ahora no.

-Misa... ¿qué haces aquí?

-Eso te debería preguntar yo, hace semanas que no te veo.

-Ahora no, por favor, Misa, me viene fatal. Tengo que arreglar un asunto muy urgente.

-Qué mal, pero que sepas que no te saldrá muy barato cuando tengas tiempo libre, ¿eh?

Mejor le digo que no la quiero ahora que no me puede montar el espectáculo en mitad de la calle.

-Misa, tengo que decirte que nunca he sentido algo por to aparte de asco.

-¿Cómo? ¿Me dejas por otra?

-No te dejo porque nunca ha habido nada entre nosotros. Pero sí, hay una tercera persona se la que no te hablaré.

-Light...

Se dio la vuelta y se fue lentamente entre la gente. Yo me acordé de mi asunto pendiente y otra lágrima se deslizó por mi mejilla. Pero eché a correr en dirección al edificio en el que nos reuníamos.

No sé qué esta pasando exactamente, pero tengo un mal presentimiento acerca de lo que va a pasar con Elle y conmigo. Tengo que darme prisa.

Tan rápido como llegué, llamé al ascensor y esperé a que llegara. Iba muy despacio, así que le di varios golpes a las puertas.

-¡Vamos! ¡No me fastidies ahora!

No hubo resultado. Estuve esperando sentado en el suelo hasta que por fin llegó. Salieron el señor Aizawa y mi padre mirándome con cara rara.

-¿Qué te pasa, Light? -preguntó mi padre acercándose a mí.

-Estoy bien, ¿sabéis si El- digo Ryuzaki está aquí? -corté yo, apresurado.

-Sí, pero no parecía muy contento -me dijo Aizawa-. Estaba llorando y dijo que no quería ver a nadie.

-Mierda, tengo que darme prisa.

Las puertas del ascensor se cerraron, y yo solté un ruido de frustración mientras golpeaba las puertas ya cerradas.

-¡Joder! ¡Ya está bien!

-Light, cálmate. ¿Qué está pasando?

-Estoy enamorado de Ryuzaki -dije de un tirón-, pero soy imbécil y todo se ha ido a la mierda. Tengo que encontrarle antes de que haga alguna locura.

-¿Cómo? ¿Eres el novio de L?

-Sí, pero debo hablar con él en este preciso momento.

Las puertas del ascensor se abrieron otra vez, del que salió el señor Matsuda.

-Ah...

-¡Aparta! -dije empujándole y sacándole del ascensor.

También entraron mi padre y el señor Aizawa. Los miré, extrañados.

-¿Qué pasa?

-Queremos saber qué pasa exactamente -dijo mi padre.

-Cotillas... -solté por lo bajo.

Le di al botón del piso en el que estaba la habitación de L. Estuve mirando el marcador todo el tiempo hasta que llegó a la planta siete. Las puertas se abrieron y salí escopeteado de ahí haciéndome paso entre mi padre y Aizawa.

A ver... esta planta es enorme... no me acuerdo del todo de dónde estaba su habitación... debo darme prisa antes de que... oh, no... por favor, Elle, no lo hagas.

Eché a correr pasillo abajo y escuchaba a los hombres detrás de mi llamarme y seguirme. Recuerdo este pasillo, la habitación de Elle está cerca.

Oí unos sollozos no muy lejos de mi oído y me detuve. Debe de ser aquí.

-¿Elle? -pregunté.

No obtuve respuesta, sólo pude notar que el llanto cesó. Debe de ser él.

-Elle, por favor. Soy yo, soy Light.

Mi padre y Aizawa llegaron pocos segundos después, y supieron que había dado con el dormitorio de mi amado pero engañado Elle.

-Ryuzaki... -supliqué-. Voy a entrar.

Abrí la puerta lentamente para encontrarme con una escena horripilante ante mí. Tan horrible que sentí mis ojos mojados otra vez y se me escapó un jadeo.

Elle estaba tumbado en el suelo, a los pies de su cama. Su cabello alborotado cubría su rostro lleno empapado. Sus ojos estaban levemente cerrados y había un pequeño cuchillo a centímetros de él junto a un charco de sangre. Había cortes en sus muñecas.

Yo entré en la habitación con una expresión llena se dolor en mi rostro, pero también de incredulidad.

-No... -murmuré atónito-. No...

Me dejé caer sobre mis rodillas y tomé el cuerpo de Elle entre mis brazos. Su piel estaba más pálida de lo usual, adoptando un tono blanquecino casi como la porcelana.

-¡Elle, despierta! ¡Elle!

Lo sacudí pero no se movió. Acerqué mi oreja a su pecho, su ritmo cardíaco era muy lento y muy débil.

-¡Elle, por favor! ¡No me dejes! ¡Te lo ruego!

Mi padre se adentró rápidamente y cogió a Elle. Lo dejó sobre su cama mientras pedía a Aizawa que llamara a una ambulancia.

Yo simplemente dejé caer mi cabeza sobre mis brazos apoyados en la cama al lado del cuerpo de Elle y lloré, por haber provocado el suicidio de mi primer amor.

Cuando mi padre y el señor Aizawa se fueron para dejarme solo, tomé el cuerpo de Elle entre mis brazos y lo alcé. Era ligero como una pluma.

Sus ojos parpadearon y reaccioné. Aún llorando, lo miré. Sus ojos estaban rojos de llorar y una sonrisa indiferente se mostró en su rostro.

-Elle...

-Light... lo siento...

-Te pondrás bien, te lo prometo.

-Soy un idiota... Te he fallado...

-¡No digas eso! ¡No digas tonterías! ¡Soy yo el que te ha fallado! ¡No te vayas!

-Lo siento, Light...

Sus negros ojos se volvieron a cerrar. Grité su nombre, intentando hacerle despertar, pero fue inútil.

Grité, esta vez de dolor, y dejé su cuerpo en la cama mientras rompí en llanto.

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Os dije que no le dierais tanta vueltas a las cosas: si piensas algo muchas veces, alguna vez creerás lo equivocado. Es el peor razonamiento de la historia, pero... qué más da?

Tranquilidad, el drama se acaba aquí se momento. Habrá una última cosa que no os gustará mucho, pero esa última cosa es lo esencial para el final que le he comentado que era bueno a UsagiAi.

Para compensaros estos malos capítulos, contando el siguiente, publicaré dos capítulos enteros de lemmon entre nuestra dañada pareja con la ayuda de NearxMelloxMatt. Le agradezco mucho su ayuda.

Nos leemos!!

{ Nightmare - chan }