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Capítulo 16

—Dónde andabas? —me espanté al escuchar la voz de Juan a mis espaldas.

—Ven —regresamos a la habitación, cerrando la puerta con llave —porque no quieres ir a la fiesta? —le pregunté.

—Ya vas con eso —él rodó los ojos.

—Contesta —lo fulminé con la mirada.

—Esta bien... vamos a ir —dijo enojado.

—Sii!! —lo abracé y le di un beso en sus labios —pero.... —me separé un poco de él —ocupo un vestido —le hice ojitos.

—Se ve que tú y mi madre son de la misma talla —él soltó un suspiro.

—No... no me gustaría usar sus cosas sin el permiso de ella —dije algo nerviosa —mejor vamos al centro comercial —le sonreí.

—No, después de lo que pasó, mi padre contrató un estilista personal, vamos —él me agarró de la mano y salimos de nuevo de la habitación.

Osea, yo sabía que esta casa era como... el cuádruple de grande que la anterior. Pero, no sabía que habían pisos bajo tierra. Llegamos, y de inmediato vi muchos colores.

—Juan!! —se nos acercó... el... ¿estilista?.

—Cómo estás? —ellos chocaron los cinco.

—Loco... estoy haciendo varios vestidos que me encargaron —soltó un suspiro —y esta bella dama quién es? —le preguntó a Juan, pero él me estaba viendo.

—Es mi novia, Kimberly. Amor, él es Marcus, nuestro estilista —Juan nos presentó.

—Tienes buen gusto Juan —le dijo —no me digas que vas a ocupar un vestido para mañana en la noche? —ahora me preguntó a mi.

—Si, justo a eso veníamos —le sonreí.

—Tengo algunas opciones —nos hizo una seña con su mano para que lo siguiéramos —sino te gusta alguno, te lo puedo diseñar, de eso no hay problema —nos fuimos casi al fondo de la habitación.

—Wow —me quedé sorprendida al ver como cincuenta vestidos rojos, había de cualquier diseño.

—Pruebatelos sin presión querida, estaré haciendo los vestidos por allá, por si ocupan mi ayuda —nosotros asentimos y él se fue.

Yo solté un gran suspiro, Juan se fue a sentar, mientras que yo agarré cinco vestidos y me los fui a probar, salía para mostrárselos a Juan, pero a él no le gustó alguno.

Después de como... una hora y media de probarme vestidos, a Juan y a mi nos gustaron cuatro opciones.

Opción 1


Opción 2


Opción 3


Opción 4


(La opción más votada la pondré en el siguiente capítulo)

Elegimos ese vestido, Marcus se quedó fascinado con la elección. Juan se fue a la cocina, mientras que yo me fui a la habitación a guardarlo. Después fui a pasear un poco por la mansión, para conocerla un poco. Por casualidad me encontré a Francisco.

—Hola, qué haces? —me le acerqué.

—Hola Kimberly, estoy armando un dron —se hizo a un lado para que yo viera lo que él estaba haciendo.

—Para? —le pregunté.

—Con Ricardo vamos a hacer una competencia en la noche, iras a verla? —él me preguntó sin dejar de armar el dron.

—Claro, dónde será? —vi cada pieza pero sin tocar nada.

—En la azotea a las diez de la noche, me pasas esa pieza, por favor —señaló la que ocupaba.

—Claro, ten —se la pasé.

—Gracias —él la tomó.

—Señorita Kimberly? —un guardia se nos acercó.

—Dígame —lo voltee a ver.

—El joven Pantoja la busca —su expresión era seria.

—Nos vemos Francisco —le dije y él sólo hizo un movimiento con la cabeza.

Acompañé al guardia hasta una habitación, cuando él abrió la puerta me quedé sorprendida. Era una habitación de juegos, había billar, mini golf, un juego de basketball, un espacio para jugar con la consola, etc.

—Gracias, te puedes retirar —me espanté al escuchar la voz de Juan.

—Desde afuera la mansión se ve chiquita, pero por dentro es enorme —fui a ver que juegos para la consola habían.

—Lo sé —él me abrazó por detrás.

—Y para que me buscabas? —le pregunté dejando los juegos sobre la mesa.

—No puedo pasar tiempo con mi novia? —me preguntó mientras me iba dejando besos húmedos en mi cuello.

—Si, pero... —se me erizó la piel al sentir su tacto sobre mi cuello —pero no en un cuarto que viene todo el mundo —me dejé llevar por lo que estaba haciendo.

—Quieres que vayamos a la habitación? —sus manos bajaron a mi cintura.

—No —solté un gran suspiro y me alejé un poco.

—Cómo? —la expresión de Juan cambió de inmediato, por una de confusión.

—Juguemos a lo del baskteball —señalé el juego —si ganas, haré lo que quieras por cinco días, pero... si yo gano tendrás que decir que si a todo lo que yo te diga por cinco días también, aceptas? —lo miré desafiante.

—Después no quiero que te vayas a enojar por todo lo que quiero que hagas —él sonrió —así que... acepto —nos fuimos al juego.

(Por si no saben a qué juego de basketball me refiero, a continuación les dejo una imagen de referencia)

(Es esa máquina, ahora si, sigan leyendo)

Nosotros estábamos va y va de lanzar las pelotas al aro, yo me enojaba que no podía encestar algunas, por un momento vi el marcador de Juan, me llevaba por cincuenta puntos. Mejor me concentré en mi juego, tres... dos... uno... se acabó el tiempo.

Yo tenía la respiración agitada, yo había hecho 155 puntos y voltee a ver a Juan, él hizo 190 puntos. Solté un suspiro y nos pusimos cara a cara.

—Gané —él tenía una baboda sonrisa.

—Bien —rodé los ojos —qué quieres qué haga? —le pregunté mientras me cruzaba de brazos.

—Quiero... —él me miró de cuerpo completo, yo me puse nerviosa —que me traigas algo de comer —casi le pego.

—Eres un... —mejor no dije nada —ok —salí de la habitación.

Fui a la cocina a buscar algo de comer, pero las personas que ayudan, ahí ya tenían lista la comida. Agarré un plato y me fui donde estaba Juan. Él estaba jugando algo que ni sé que era.

—Toma —se lo dejé en la mesa.

—Dame de comer —dijo sin apartar su vista de la pantalla.

—No eres un bebé, ahora come —le quité el control y le puse pausa al juego.

—Dame de comer —volvió a repetir.

—No te insulto por respeto al insulto —puse los ojos en blanco, agarré el plato y le empecé a dar de comer a Juan.

Yo estaba concentrada en darle de comer, pero podía jurar cualquier cosa, que la mirada de Juan era pícara. Porque, bueno... mis dedos quedaban embarrados por la comida, así que Juan los chupaba lentamente.

—Ya me llené —la voz de él hizo que saliera de mis pensamientos.

—Ok —me iba a levantar para ir a dejar el plato, pero él no me dejó.

—Ahora quiero el postre —él dejó el plato en la mesa e hizo que me sentara en su regazo, mis piernas estaban a sus costados.

—Juan... —me estaba poniendo nerviosa.

(....)

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Lamento mucho sino publico muy seguido, es que aquí en mi país (bueno... en la colonia donde vivo) se va la energía >:v, y los de la empresa no hacen nada >:v.

Espero no se enojen conmigo :'3, los quiero un montón y gracias por todo el apoyo que me brindan <'3.

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