Narrador omnisciente

Estaba aquel pequeño guardian petrificado en aquella habitación la cual le pertenecía a su protegida, aquella habitación oscura y solitaria en la cual había pasado todos estos años esperando a que ella llegará y lo despertar de su profundo sueño volviéndolo de carne y hueso y no una simple estatua sin valor.

La habitación no era ni la sombra de lo que fue años atrás cuando todavía existía la dulce risa de aquella pequeña Elizabeth a la cuál Prince protegía con toda su vida, el la cuidó desde cuándo la pequeña se encontraba en el vientre de su madre junto con su hermano el fiel guardián siempre estuvo pendiente de la reina y su protegida incluso libró algunas de las batallas junto a la reina para proteger a quién sería su única razón de vivir, su pequeña Elizabeth; pero cuando el rey decidió que sus hijos deberían de ir a un templo la apartaron de Prince y él quedó en el olvido volviéndose una estatua de piedra, la cual volvería a su gloria sólo sí sentía la presencia de su pequeña Elizabeth.

Los años pasaron y cada vez aquel guardián perdía las esperanzas de que su protegida volviera a ese lugar donde el se encontraba, el había pensado que ella lo había olvidado por completo.
Pero un día sintió la presencia de su pequeña pero lamentablemente ella no se encontraba lo suficientemente cerca de él como para liberarlo de su hechizo y despertarlo de su sueño; el pequeño guardián cada día se impacientaba más de saber al pensar en ¿Cómo sería su pequeña? y ¿En qué condiciones se encontraba su protegida? pero un día sintió la presencia de Elizabeth muy cerca de él lo cual permitió que aquél guardia que estuvo años convertido en una estatua volviera a ser un ser de carne y hueso.

El pequeño corría lo más rápido que le permitían sus cuatro patas diminutas aunque se cayó unas cuantas veces al no acostumbrarse a ellas, llegó a una puerta de madera y al parecer en esa habitación se encontraba su pequeña Elizabeth la cual él esperaba ver con ansias, el raspó la puerta con todas sus fuerzas hasta que el rey la abrió y pudo entrar pero se topó con una escena que desgarro su corazón aquella pequeña que el tanto amaba había sido víctima del tiempo ya que no era la misma pequeña que recordaba ella se había convertido en toda una mujer y él no pudo observar, ni estar con ella en todos estos años.

Pero para el aquella chica siempre sería su pequeña y nunca dejaría que nada malo le pase a su hermosa princesa, ella se encontraba en el suelo al parecer desmayada y el guardián al no saber el porqué de la situación no quiso separarse ni un solo segundo de ella, el rey los llevó a una casa de verano y dejó a sus hijos en los cuartos de huéspedes ya que tenía una reunión muy urgente pero el pequeño Prince estuvo en todo momento acostado al lado de su protegida esperando a que ella despierte y lo reconozca pero también había la posibilidad de que ya no se acuerde de él, ni sepa quién es ya que en ciertas ocasiones el tiempo puede jugar con nuestra memoria y hacernos olvidar ciertas cosas.

Cuando por fin despertó Elizabeth gracias a que su pequeño guardián, él al ser bien impaciente decidió lamerle la cara,pero ella al despertar le dedicó una cálida sonrisa y al parecer ella no recordaba quien era él pequeño guardián, el se sintió muy triste al darse cuenta que perdió mucho tiempo con su protegida y aquella chica ya no lo recordaba así que decidió ir en busca del álbum familiar donde había fotos de él con ella jugando y una carta escrita por su madre la cual ella quería entregarla a su pequeña, pero no pudo porque el destino que está escrito para todos ya tenía algo preparado para la reina y ahora ese seria el nuevo deber del guardián, su nueva misión entregar aquella carta.