31. Un Nuevo Amanecer
Mi Más Alejado Deseo
Capítulo 31
Alana Brooks
Los paisajes en Medellín me ha hecho olvida un poco el porqué estoy aquí, lejos de mi familia. Recuerdo escuchar a mi madre llorar por no haberme despedido de ella, como debía hacerlo, pidiendo explicaciones de aquellos arranques que ella pudo nombrarlos como innecesarios.
—Listo señorita Alana, si está de acuerdo en quedarse con nosotros puede firmar aquí —aquel joven extendió aquel contrato que debería cumplir hasta mis últimos días.
—Si, completamente —afirmé.
Tomé aquella carpeta negra para comenzar a plasmar mi firma, es hora de comenzar mi nueva vida, lejos de Azael.
—Bienvenida a la sucursal de Medellín.
No hubo más hasta que note a un chico, asistente de recursos humanos, me guío junto a Fernando a lo que serían nuestras nuevas oficinas.
Sin ofensas algunas siento que me alegra sentir el alivio de estar lejos del causante de mis dolores profundos y de aquel corazón roto que debo reparar sola; los pasillos no son tan agotadores por el simple hecho de saber que no lo encontraré en mis caminos, y mucho menos podré escuchar la voz ronca que en su tiempo me gustaba pero que ahora me hace sentir la traición que hizo justo frente a mis ojos.
—Confia, todo este gran paso que diste valdrá la pena, eres fuerte y tienes por quien luchar —esas palabras de Fernando siempre me hacen tanto bien, él es mi motor número dos luego de el hermoso regalo que crece dentro de mi vientre.
—Lo sé, solo que todo esto es nuevo y me genera un poco de dudas pero sé qué ambos saldremos adelante.
—Asi será nena, y ya sabes si algún día piensas en entregar tu corazón de nuevo, acuérdate del chico que te recogió mientras llorabas bajo la lluvia.
—¿Por qué ese ejemplo? —me causó mucha gracias, no era el mejor ejemplo que haya escuchado.
—Porque cuando el sol es resplandecientes todos están para ti mientras esté presente, pero no cualquiera aparece en la oscuridad de la noche con una fuerte lluvia para recoger un corazón destrozado.
—Es un buen punto, me hace recordar a una amiga que tuve, cuando llegó el momento de ser yo quien necesitaba de ella, nunca apareció. Pero yo te llamé a mitad de la noche en medio de una gran tormenta para que me recogieras y ahora que lo pienso ni siquiera te pregunté ¿Que hacías? Y mucho menos si podías hacer aquello, pero sin siquiera hacerme preguntas llegaste a mi casa y me brindaste un techo.
—Y aún no he escuchado un...
—Gracias Fer, por todo lo que has hecho te mereces todo lo bueno de este mundo.
—Nena, no tienes nada que agradecer, por ti viajaría hasta la luna para hacerte feliz.
—¿La luna? No, pero es que estás más allá de la locura.
—Por tí, sí. Acepto que estoy loco por tí y por esa futura niña que seguramente también haré feliz.
—Si, estás loco —ambos reímos como desquiciados mientras bajamos el ascensor.
—¿Crees que ya haya comenzado a buscarte? — pregunto un poco tímido.
—Tal vez, recibí un mensaje de mi madre diciendo que ha ido a preguntar por mi paradero.
—Pobre de tu madre tener que lidiar con él hasta que él se resigne de buscarte.
—El piensa que mi madre me tiene escondida en su casa y que es por eso que no lo deja pasar de la puerta.
—¿Y porque no lo deja entrar? Tal vez así logre sacarse esa idea tonta.
—Mi madre está enojada, le conté que lo escuché con otra, ella está enojada por eso, y también porque le mintió a ella frente a su cara.
—Y no se le irá el enojo tan fácil.
—Exactamente.
—Espero que él jefe no le llegue a decir por ahora que estás acá.
—Lo mismo espero yo, tal vez hasta que mi rencor y enojo se haya esfumado, no sé si todo pero si la mayoría de el.
—Pero no te veo decepcionada ¿Te lo esperabas?
—Fernando siendo sincera tú sabías que yo ya sentía ese engaño, yo solo estaba esperando el golpe.
—Cada que recuerdo lo que te hizo me hubiese gustado poder darle un puñetazo en la cara de idiota que carga a diario.
—Sabes, no quiero estar siempre enojada con él por el simple detalle de haberme encariñado con Jadhiel, es como un hijo y no quiero perderme de muchas cosas en el.
—Quieres verlo y asegurarte que está bien.
— Sí —dije soltando un aire atascado en mis pulmones o tal vez aquel nudo en la garganta que no me permite hablar.
—Seguro que podrás hacerlo cuando creas correcto.
—Creo que será cuando yo sienta que pueda hablar con Azael.
—Lo importante es que estés firme en tu decisión.
—De eso estoy más que segura, con él no volveré jamás, si quiero una relación te aseguro que el no será una opción.
— Él no es opción ni para ti y mucho menos para mí, creo que seguirá haciéndote daño si regresas a su lado.
—Seguro que sí, no le importa nada más que él mismo.
Ahora solo eso me queda, ser fuerte para no dar un paso atrás. Este es el inicio de mi nueva vida, y aseguro que la atesorare cada buen momento que viva porque quiero ser feliz y sé qué no lo necesito a él; lo único que hizo fue destrozar lo bueno que pensé que tenía, solo me hizo vivir en una fantasía, él creo un mundo fantástico dentro de esas paredes cuando lo único que hizo fue jugar conmigo sin precaución alguna, no le importó lo que yo fuese a sentir cuando todo saliera a la luz.
No le importó hacerlo en la misma cama donde dormíamos, dónde teníamos esos momentos de pasión, traicionó la confianza que yo le brinde, todo se fue a la borda por un coño y un par de ojos azules.
Sé que todo le costará caro, el karma llegará y no estaré allí para salvarlo o brindarle una mano. Aunque si sufre no importaría verlo porque se lo merece por completo, fue y es un completo imbécil, se merece todo lo malo.
Ahora creo que es momento de salir conocer, sentir el aire fresco rozar mi piel buscar donde llevar mi control prenatal, además debo comprar algunas cosas para la despensa y decorar un poco el departamento a mi gusto.
—Crees que deba comprar algo de ropa nueva —comenta Fernando, ni en la hora de almuerzo puede estar en silencio pero agradezco que sea así.
—Claro que si, yo también debo hacerlo, aunque sé que por el embarazo no me quedara después.
—Pero después del embarazo puede usarla tontita.
—Tienes razón, este fin de semana me acompañas hacer compras.
—Me parece perfecto ser el acompañante de esta bella mujer —toca mi mejilla con un roze suave y delicado.
El nuevo inicio, un nuevo amanecer, tal vez mucho mejor confiando en mi misma y en lo que puedo ser capaz aunque tampoco puedo olvidarme de esa vista o más bien de esos ojos azules que esperan por verme cada mañana al salir de casa y al anochecer me trae a ella nuevamente.
Fernando es ese amigo que no cambiaría por nada en el mundo, él es todo para mí en estos momentos, es mi confianza, mi amigo, él complementa mi paz y de eso no tengo duda. Su alegre sonrisa ilumina la mía, sus brillantes ojos que me recuerdan al inmenso océano, sus rozes me hacen sentir cálida, me hace sentir segura y creo que me encantaría hacer que él permaneciera a mi lado.
Tres días aquí y él me ha hecho olvidar el porqué estoy aquí, no me deja tener tiempo para recordar la traición y decepción que recibí por parte de Azael, Fernando se ha convertido en mi ángel, o mejor dicho mi soldado con armadura, no me permite llorar o sentir dolor mientras está junto a mí.
Lo malo es que no sé si el dejará de verme como lo hace, o si yo lo veré de forma diferente.
—Buenos días — ya es viernes y él está junto a mi puerta esperando por mí y se siente tan bien tener quién te dé los buenos días.
—Buenos días, Fer.
—El día está hermoso ¿No lo crees? — Y sí había una hermosa mañana frente a nosotros, un lindo y nuevo amanecer.
—Es bellísimo ver el cielo tornado de un gran naranja con la puesta del sol.
—Y tu te ves más radiante.
—Seguro que sí.
—Muero por verte con tu pancita, haz de verte preciosa con tu hermoso cabello suelto, toda una obra de arte.
—Es increíble que ya tengamos una semana aquí, eres mi vecino, amigo y confidente por lo que compartimos todo.
—Hasta el tiempo compartimos —dijo con una pequeña sonrisa haciendo que sus ojos azules brillen aún más con la luz del sol.
—Si eso te molesta estás en tu derecho de irte —dije de forma seca, tanto que hasta a mí me sorprende.
—No quise decir eso Alana, solo que me encanta pasar tiempo contigo y más cuando quieres comer lo que tus antojos dicen, créeme que eres linda cuando llego con tu pedido en mis manos.
—Disculpa Fer no fue mi intención contestarte así, ahora vayamos a trabajar.
—Claro que si, mientras pongamos música en el auto para relajarnos.
—Eso suena perfecto.
Él enciende su auto lo que prosigue la música, unos cuantos minutos pasan cuando comienzo a escuchar la canción que recién comienza.
Cuando te vi sentí algo raro por dentro
Una mezcla de miedo con locura
Y tu mirada, me juro que si te pierdo
Habré perdido la más grande fortuna
No sé nada de tu historia
Ni de tu filosofía
Hoy te escribo sin pensar
Y sin ortografía...
Creo que he escuchado antes esa banda, pero jamás la había escuchado junto a alguien, sueño hacerlo sola.
Para aprender a quererte
Voy a estudiar cómo se cumplen tus sueños
Voy a leerte siempre muy lentamente
Quiero entenderte
Cuando te vi, tuve un buen presentimiento
De esos que llegan una vez en la vida
Quiero tenerte aunque sea solo un momento
Y si me dejas, tal vez todos los días
No sé nada de tu historia
Ni de tu filosofía
Hoy te escribo sin pensar
Y sin ortografía
Para aprender a quererte
Voy a estudiar cómo se cumplen tus sueños
Voy a leerte siempre muy lentamente
Quiero entenderte...
Y justo es mi cancion favorita de esa banda, siempre los he escuchado en silencio, nunca lo hice delante de Azael, por alguna razón creo que nunca hablamos sobre nuestros gustos musicales, lo que lo hace tan extraño.
Para enseñarte a extrañarme
Voy a escribirte mi canción más honesta
Darte una vida con más sumas que restas
Si tú me dejas, no habrá preguntas, solo respuestas
No descansaré, solo quiero tenerte a mi lado
(Aquí a mi lado)
Ruego que mi voz
Te demuestre lo que te he esperado (Lo que te he esperado)...
—Hace poco comencé a escuchar esta banda, creo que se llama Morat, y son muy buenos.
—Lo sé, es una de mis bandas favoritas.
Antes de estar junto a ti
Por toda la vida
Quiero aprender a quererte
Quiero estudiar cómo se cumplen tus sueños
Voy a leerte siempre muy lentamente
Quiero entenderte...
—De verdad, tienes buenos gustos entonces, porque no me lo habías dicho antes, Alana Brooks.
—Mis gustos musicales se han convertido muy personales para mí, tal vez por eso nadie lo sabe, eres el primero en saberlo.
Para enseñarte a extrañarme
Voy a escribirte mi canción más honesta
Darte una vida con más sumas que restas
Si tú me dejas, no habrá preguntas, solo respuestas
Si tú me dejas, no habrá preguntas
Solo respuestas.
—¿De verdad? —Preguntaba sin poder creer lo que le dije.
—Te estoy hablando muy en serio, nadie sabía que me gusta esa banda.
—Me halaga haber sido la primera persona en enterarse sobre esto.
—Y ya que estamos en esta colócate otra de ellos.
—Vamos nena eso no hay ni que pedirlo.
—Eso está muy bueno.
Coloco otra canción mientras que él aceleró para tratar de llegar a tiempo al trabajo, sin duda Fernando es una buena compañía para mí.
Fernando, mi soldado de gran armadura estará allí para protegerme.
Estuvo tarde pero les tengo el capítulo, no sé porque pero escuchar música siempre me hace bien cuando me siento entre bloqueos.
Les dejo una pregunta.
¿Les gustaría ver a Alana con Fernando juntos?
¿Que opinan de Fernando?
No olviden votar y comentar en el capítulo ❤️
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