29. Me He Quitado La Venda
Mi Más Alejado Deseo
Capítulo 29
Alana Brooks
El camino fue todo un retraso, el tráfico empeoró cuando la lluvia comenzó hacer presencia en las calles con fuertes centellas, parecía haberse convertido en una noche triste y desolada, una noche para aquellos que la lluvia les cubría las lágrimas mientras andaban en las calles con el corazón y su alma destrozada, con sueños y deseos desvanecidos entre la soledad del dichoso desierto que cubría la piel erizada por el dolor de haber sido destrozado una vez más o simplemente la primera de su vida.
Veo por la ventana de aquel taxi que ya estaba apunto de dejarme en aquella casa que desde hace mucho comencé a considerar mi hogar, esa que me recibía cada día junto a un hombre con unos brazos extendidos hacia mi y un beso a la espera de sentir mis labios. Cada que me acercaba a la casa sentía una presión en mi pecho, creo que los nervios de estar cada vez más cerca de dar la noticia, sin embargo comencé a sentir una tristeza que recorría todo mi cuerpo sin explicación alguna, lo que lo hacía aún más extraño.
—Señorita hemos llegado — aquél hombre que conducía en total silencio por fin soltó su voz para avisarme que estaba en casa.
—Gracias — agregue extendiendo mi mano con el dinero por haberme traído hasta aquí.
—Que su noche sea linda y no triste como esta noche — dijo sin más y comenzó a conducir de nuevo en su taxi.
Sentía que con cada paso que daba hacía la puerta la presión en el pecho era cada vez más fuerte y aún no encontraba la explicación de este suceso, la lluvia ceso un poco sin embargo aún parecía que el cielo quería seguir llorando está noche. Abro la puerta con mi llave y no encuentro a nadie en la sala y ambas puertas de las habitaciones están cerradas, está demasiado silencioso sin embargo logro escuchar a Jadhiel en su habitación. Cuando voy llegando noto que está solo y es allí cuando escucho otra voces más, unas que tal vez no hubiese querido escuchar el día de hoy, en esta noche triste.
—Ahh — escuché a una mujer gemir en la habitación donde yo solía dormir.
—No hagas tanto ruido, vas a traumar a mi hijo con tus gemidos.
—Entonces no me penetres tan duro y no me des sexo porqué sabes que me gusta gemir.
—A la mierda, gime todo lo que quieras por algo estamos solos.
—¡Oh sí! —ella grita una vez más — dame así duro, hazme tuya Azael.
—Siempre has sido mía Jul —escucho la voz del hombre que consideraba ser el mejor que habia conocido en mi vida.
Estaba con mis manos en los oídos de Jadhiel quien no sé desde cuándo se encuentra escuchando este tipo de ruidos y mis lágrimas comienzan hacer presencia.
Mis sollozos fueron con más fuerzas y fue allí cuando dije que no quería quedarme callada ¿Que mierda pasaba por su cabeza? Es un completo egoísta, no quiere verme con nadie pero el si puede seguir cogiendo con la zorra que tiene entre sus piernas.
Le escribo a Fernando para que sepa que iré a pasar la noche a su casa, ¿Lo enfrentaré? Sí, pero hoy no es un buen día, sin embargo dejaré mis cosas en la sala para que deduzca con sus propios medios.
El mensaje de texto se envió y él a tan solo nada responde: "Espérame fuera de tu casa, no hagas ruido al salir" el pidió explicaciones ¿Que pasó? Fue lo que pregunto sin embargo no estaba en condiciones de decir esto por mensajes y mucho quería que él supiera que estoy aquí, prefiero irme y relajarme para pensar, aunque no había mucho que pensar en definitiva todo había acabado.
—¿Estás seguro que no viene aún? —pregunta aquella mujer quien ha invadido el espacio de la intimidad que tanto me encantaba tener con él.
—Si —dijo aquel con un gemido entre sus palabras —tal vez llegue a las diez, no estoy seguro.
—Tenemos tiempo para otro —es una maldita golosa, con todo que está aquí y no deja de pedir más.
—No, prefiero que te vayas.
¿Cuántas veces la ha metido en nuestra cama? ¿Hace cuánto están juntos? ¿Desde cuándo me están viendo la cara de tonta? Yo lo sospechaba, sabía que tantas cosas de color rosa en los últimos meses no podían ser del todo ciertas ¿Y sí mejor me voy? Tal vez no necesite explicarle las razones del porque me voy y mucho menos decirle de mi embarazo ¡Maldita sea que se joda! Me importa una mierda que se quede con ella.
No necesito de él para ser mujer, y mucho menos para cuidar de un bebé, sé que puedo hacerlo sola así como mi madre lo hizo conmigo. Empacó toda la ropa que tengo en la habitación de Jadhiel; la suficiente para sobrevivir varios días y poder ir a trabajar, cuando tengo todo listo le doy un beso a Jadhiel, me da tristeza dejarlo aquí pero la responsabilidad de él es de su padre, no mía. Salgo de casa con todo y veo el auto de Fernando, me ve con las maletas y me ayuda a meterlas sin preguntar absolutamente nada y agradezco que sea así.
—¿Estás segura de tu decisión? —pregunta aún cuando pensé que estaría en silencio.
—Estoy muy segura —el conduce a la salida mientras por la ventana veo aquella casa que consideraba ser parte de mi.
—Entonces no queda más que apoyarte como siempre.
Cómo había dicho la lluvia comenzó nuevamente y cada vez era más fuerte no quedó de otra que mirar a través de la ventana como las gotas la golpeaban sin cesar, sentía que las lágrimas salieron inconscientemente.
El camino fue un total silencio y en su momento lo agradecí tanto.
«Cariño ¿Cómo estás?» —sus mensajes comenzaron a llegar pero simplemente no respondí.
«Vi una diadema en la sala ¿La dejaste tu? Si fue así ¿En qué momento llegaste?»
Volví a ignorar los mensajes.
—Te está escribiendo ¿Cierto?
—Sí —contesto sin más.
—Me he equivocado tanto, te dije que tal vez eran ideas tuyas y terminaron siendo totalmente ciertas.
—No te preocupes, tu diste la opinión según los actos que veías de él hacia mí.
—Soy un imbécil ¿Cómo no pude darme cuenta que te estaba engañando? ¿Cómo no pude ser capaz de librarte de este dolor? Sé que en estos momentos te muestras fuerte pero se que te duele.
—Si, me duele pero no pienso derrumbarme por él, tengo una vida que cuidar y proteger aparte de la mía y no puedo quedarme llorando toda la vida por un amor que no funcionó y los sueños que no se cumplieron.
Siempre supe que él no me lo cumpliría que seguí allí porque aparentaba que si lo haría.
—Me duele ver tus ojos tan apagados.
—No te preocupes lucharé para volver hacerlos brillar.
—No dudo de eso, nena.
—Nunca te lo he dicho, pero me gusta que me llames así.
Solo espero que el pague muy caro lo que me hizo. Que el remordimiento no lo deje vivir y que la traición que me hizo se la paguen con la misma moneda y hasta mucho peor.
Azael Stone
Tuve una tarde llena de sexo, la lujuria de nuestros cuerpos nos consumió y el hecho que teníamos tiempo sin estar juntos nos llevó a hacerlo varias veces durante toda la tarde y parte de la noche, ella se irá y debía hacerla recordar lo que era estar conmigo para que no se le ocurriera pasarse por la cabeza estar con alguien más que no sea yo.
— Colócate la ropa rápido, debes irte.
—Ya lo sé —contesto ella con una sonrisa en sus labios, se ve hermosa cuando lo hace.
—Voy saliendo primero.
—Revisaras si tú pobre hijo se asustó con mis gritos —dijo riéndose en son de burla.
—Sal rápido —pronto vendrá Alana y no quiero que te vea aquí.
Aún estando con ella le envío un mensaje a mi mujer preguntando a qué hora vendrá, pero no recibo respuesta de su parte por lo que me hace preocuparme de más, ella siempre me contesta.
Salgo de la habitación y veo una diadema de flores azules en la mesa, se me hace un poco extraño porque eso no estaba allí, volteo a la habitación de Jadhiel y está abierta y recuerdo haberla dejado cerrada.
Entonces comienzo a pensar que ella estuvo aquí, Alana estuvo en la casa y escucho todo. Voy directo a la habitación de Jadhiel reviso todos los cajones donde podían haber cosas de ella y no encontré nada, ni un simple sostén pude encontrar, se ha ido.
Le envío otro mensaje haciendo el que no hizo nada y no sabe nada preguntando si la diadema azul es de ella, no responde.
—Mamá —escucho a Jadhiel y veo unos labios pintados en su mejilla y si estuvo aquí, maldita sea ya decía yo que no estaba bien que Jul estuviese aquí.
—Estuvo aquí —dije para mí mismo en voz alta.
—Cariño —escucho a Jul llamarme — me voy no te olvides arreglar todo.
—Ya es tarde —le dije con una lágrima cayendo de mis mejillas.
—¿Para qué? —no sabe nada, maldita sea no hizo nada de ruido o simplemente estaba demasiado sumido en lo que hacía que no pude fijarme en nada más.
—Alana —Dije su nombre en un suspiro.
—Ella te dijo que llegaría tarde, no te azotes con eso.
—Maldita sea que nos escucho teniendo sexo, escucho todo sabe que estuviste aquí y se ha ido.
—Pensé que nunca se daría cuenta, me voy que tengas sueños calientes conmigo —se acerca y deja un beso en mis labios.
Marco a su teléfono y el suena una, dos, tres, cuatro veces y termina en buzón. No pienso rendirme voy a su habitación nuevamente tropiezo con la basura y encuentro una caja de test de embarazo, está positiva.
Vuelvo a marcar su teléfono y mientras lo hago siento que algo dentro de mí se ha ido, ella era mi ángel, ella es mi vida no puedo perderla, carajo ¿Qué será de mi sin ella? Ella era quien alegraba esta casa ¿Cómo pude ser capaz de hacerle esto? Ella entregaba todo para que fuéramos felices y yo solo jugué con sus sentimientos.
Pensé que este momento no llegaría, creí poder llevar las dos vidas sin tener que perder a una de las dos ¿De verdad quiero estar con Jul como para perderla a ella? Debo estar loco, como para pensar en tener algo formal con Jul, todo ha sido sexo, ella no es mujer de casa, no le gusta los niños, no estaría aquí cuidando de todos nosotros como lo hacía ella.
Cargo a Jadhiel en brazos y voy a casa de su madre, tal vez hay decidido pasar la noche allá, ya es muy tarde adónde más iría. Llegó a la casa y veo luces encendidas dentro de ella, al parecer acerté pensando que estaba aquí, tocó el timbre y esta es abierta por su hermana.
—Hola Azael —saluda ella con una sonrisa.
—Hola —salude tan seco que ni yo mismo me creo el haberlo hecho así y mucho menos a ella — ¿Alana está aquí? —pregunté sin más.
—No, no está aquí solo estamos los dos —menciona también a su hermano menor.
—Pensé que estaba aquí —no quise decir nada más para no preocuparla.
¿Adónde habrás ido Alana? Dime dónde estás, no puedes irte así sin escucharme, sin decirme nada.
¿De verdad estás embarazada? Porque no me lo habías dicho ¿Desde cuándo lo sabes? No entiendo maldita sea como pude ser tan pendejo de dejarla ir así de alejarla de mi de esa forma ¿Cómo pude engañar a mi ángel? Sigo insistiendo, ya perdí la cuenta de cuántas veces he marcado a su teléfono, debería contestarme por lo menos, quiero saber si está bien.
La vida me está cobrando el tiempo que he sido egoísta, malagradecido, y un maldito idiota con ella, el karma ha llegado a mi más rápido de lo que yo esperaba que lo hiciera, siento mi pecho arder, y las lágrimas comenzando a caer en mis mejillas, ella no regresará ya me lo había advertido y aún así yo seguí con este juego.
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