24. Tengo Una Venda
Mi Más Alejado Deseo
Capítulo 24
Alana Brooks
La tranquilidad que he sentido con respecto a él me atormenta cada día, siento que por más que todo esté bien aquí en casa, hay algo detrás de todo. No entiendo el porqué de sentirme de esta manera, tal vez este haciéndome ideas locas o simplemente mi intuición está comenzando a unir piezas que aún no he sido capaz de ver.
Mi trabajo consume varias horas al día, y no logro descansar porqué debo ser yo quien pase por Jadhiel a casa de mi madre, que también por alguna extraña razón no quiere que Azael entre a su casa.
Mi mamá es demasiado terca, cuando algo está en su cabeza por más que le hagas ver el otro lado de la moneda no vera más de los que ya está viendo. Y si ella está así con él es porque algo vió, me lo ha estado ocultando ya pasó un mes desde que Azael regresó de su viaje y que ella me dijo lo anterior, si sabe algo hoy es el día que me lo dirá.
Un mes, y ella no me ha dicho el motivo de su reacción indiferente con Azael.
—Buenas noches —entro a casa de mi mamá quien juega con Jadhiel.
—Hija ¿Cómo estás? —la miro tan alegre con él, le hace falta tener sus propios nietos.
—Cansada, pero he estado bien aunque me he comenzado a sentir un poco débil.
—Que extraño hija, deberías descansar un poco. Eso que los días que estás en casa te encargas de ella sin parar agota toda tu energía y te terminarás enfermando.
—Tranquila tendré más cuidado, no te preocupes.
—Tienes cara de querer decirme algo, así que dilo ya.
—¿Por qué no aceptas que Azael venga? —pregunto de forma directa.
—Esa situación ya la hablé con él personalmente, si quieres saber el motivo pregúntale a él.
—Soy tu hija y él es mi pareja no hay nada del otro mundo como para que no puedas contarme el motivo.
—Pues lo siento mucho hija pero no diré nada, todo lo sabrás por ti misma tarde que temprano.
—¿Sabes algo? —empiezo a pensar que mis sospechas son ciertas — tu sabes algo de él pero no quieres decírmelo, se buena madre dime ¿Que carajos fue lo que viste? —comienzo a perder mi paciencia.
—Esta bien, pero no te enojes conmigo el me aclaro mis dudas.
—¿Dudas? Haber dime ¿Que pasa?
—Desde hace dos meses que comenzaste a trabajar Azael entra a su casa con una mujer.
—¿Cómo es la mujer? —creo saber de quién se trata.
—Rubia y ondulada, tiene ojos azules y es un poco más delgada, el me dijo que era compañera de trabajo y que no tenía de que preocuparme.
—¿Eso sucede a qué hora? Quiero verlo con mis propios ojos.
—Por lo general alrededor de las cinco de la tarde, cada quien llega en su auto, y lo hacen ciertos días de la semana.
—Cuando ellos lleguen no sé si está o la semana, cuando lo hagan me enviaras un mensaje, de lo demás me encargo yo.
—Y tú trabajo, a esas horas no sales.
—Pido permiso o invento cualquier cosa así que no te preocupes.
—Y si están juntos en su casa ¿Que harás hija? — logro ver preocupación en sus ojos.
—Solo quiero saber que traen esos dos, nada más ya después vemos que pasa.
Tomo a Jadhiel en mis brazos junto a la pequeña mochila que trae con sus cosas y salgo de aquella casa, camino aquellas pocas casas de que se encuentran a pocas de la nuestra.
Todavía podré llamar esa casa como si fuese mía, me están engañando a la misma vez que me traen una venda en los ojos, pero solo él cree que mantendría ciega toda la vida, yo sabía perfectamente que había algo detrás de tanta tranquilidad. ¿Cómo iba a darme cuenta? Por favor paso en el trabajo llegó a casa y me dedico a dejar la cena lista para todos, limpiar y sobretodo encargarme de Jadhiel.
Pero seguiré callada y me haré la que no sé nada, maldita sea solo dos meses trabajando y de no estar todo el día en casa y el aprovecha para volver a engañarme, no diré que no soy suficiente, porque después de esto creo que soy demasiada mujer para él. No valora todo lo que he hecho por él desde que llegó a México, pero si a él no le importó como me sentiría pues a mí tampoco me interesará lo que suceda con él.
Veo su auto, está en casa. Entro y dejo al niño caminar hacia su padre para ser cargado por él como cada noche.
—¿Cómo está mi ángel? —saluda con su sonrisa, hermosa pero tan hipócrita.
—Muy bien y que es este recibimiento —veo que está mucho más emocionado de lo normal.
—Te tengo una sorpresa —dice dejando un pequeño beso en mis labios y quitando todo el peso de los bolsos.
—Nuestro aniversario ya pasó cariño, y recibí mi regalo —recuerdo esa cena romántica con mucha nostalgia.
—No te preocupes por esas cosas, puedo darte regalos cada que yo quiera hacerlo —toca mi nariz con la punta de su dedo.
Caminamos hasta nuestra habitación y sí que hay una sorpresa. Veo nuestro cuarto con muchas rosas y velas rojas alumbrando nuestra habitación, tal vez lo hace porque ya le estamos enseñando a Jadhiel a dormir en la otra habitación.
—Rosas para la dueña de mi vida, porqué tú Alana eres la única que vive en mi corazón y siempre será así —rio en mis adentros por esa cara tan cínica que trae tan bien puesta para seguirme mintiendo.
—¡Que hermoso mi amor! —recibo la rosa que tiene en sus manos.
—Te amo tanto, por eso quiero que sigamos siendo está hermosa familia.
—Estás muy raro cariño —lo noto un tanto extraño.
—No es nada cariño, solo que —se queda callado por unos minutos —hemos pasado por tanto que por más que lo intente no me veo lejos de ti.
—¿Adónde me iré? Sabes que vivo aquí con ustedes y por muy lejos donde mi mamá.
—Me prometes que pase lo que pase estarás siempre conmigo y con Jadhiel.
—Azael, mientras tú estés completamente para mí, yo lo estaré para tí.
—Pero yo estoy aquí contigo, mi ángel.
—No hablo de vivir en el mismo techo, hablo de que me ames como yo a ti, que me respetes aún cuando no estoy contigo, hablo de ser uno solo no cada quien por su lado, que seas solo mío, de nadie más.
—Cariño tu sabes que he estado contigo, que te amo y que eres la dueña de mi vida, que eres quiero a mi lado para toda la vida —veo fijamente sus ojos y logro ver cómo el cargo de conciencia lo trae hecho mierda.
Cenamos, gracias a qué compro cena aunque no pude comer a gusto, sabía con total certeza que él se ve con la misma mujer por la que peleamos la primera vez.
Jul, que carajos tiene esa mujer en la cabeza como para enredarlo aún sabiendo que está conmigo, como puede ser capaz de meterse en una relación de dos para convertirse en tres. Las dos no podemos estar en su vida y si descubro las cosas yo le facilitaré las cosas para que esté junto con ella.
—¿Por qué no quieres comer? —pregunta un poco confundido.
—Me siento un poco cansada, mi madre dice que me hace falta descansar un poco.
—Tal vez ella tiene razón, deberías tomarte un pequeño descanso este fin de semana, no te encargues de la casa, yo te ayudaré.
—Eso estaría muy bien, mucho más si me ayudas con el niño, cada vez tiene más energía y camina por toda la casa.
—Increible lo que soporta tu mamá, tal vez deba darle mis agradecimientos.
—Estaría muy bien.
—Sí.
—Por cierto se me olvidaba decirte que mi mamá me dijo que ustedes hablaron.
—Si claro —dijo nervioso — pero no hablamos mucho, solo de Jadhiel, tu y yo.
—¿De verdad? ¿Quiero saber que hablaron? —vamos a ver hasta donde llegan sus mentiras.
—Me preguntaba por nosotros, por nuestra relación y que si que pensábamos a futuro.
«Nunca hemos hablado del futuro»
—Ahora si tengo mucha curiosidad, estos temas casi no los tocamos.
—Tienes razón, a decirte verdad creo que por lo general no me gusta pensar en el futuro, de lo quiero o que pasará.
—Como yo he pasado por tantos engaños que mirar hacia un futuro para mí es difícil, siempre te he dicho que tengo un deseo en el fondo de mi alma, pero yo los siento lejos, a millones de millas de mí.
—Lo sé cariño, lo sé.
No lo sabes, si fuera así no sentiría que me engañas otra vez.
—Vayamos a descansar —dice aquel para salir del tema.
—Está bien —sigo aquella corriente que el trae en sus manos.
El llevó a Jadhiel a dormir mientras yo tomaba un baño en nuestra habitación ¿Lo habrán hecho aquí? Que asqueroso habría sido dormir encima del sudor de aquella mujer.
Voy saliendo del baño al mismo tiempo que él entra, su cuerpo completamente desnudo, cerca del mío pero decido tener una noche tranquila y sigo derecho a mi salida; siento su mirada en mí, tal vez pensaba que tendríamos un poco de acción entre la ducha.
Luego de minutos el sale del baño y me ve acomodando mi cuerpo en la cama, tiene cara de confusión, sí esperaba algo más para esta noche.
—Ya te acompaño —menciona colocando sus pantalones anchos.
—Tengo mucho sueño —suelto un bostezo.
—Duerme y descansa, te hace mucha falta hacerlo un poco —su cara se desfigura al notar que cierro mis ojos.
Lo veo allí y me preguntó porqué sigue buscando fuera de casa, pensé que cumpliría con su palabra, pero no fue así, volvió a correr para meterse entre las piernas de aquella que por más que intente ser culta y de bien sigue siendo una maldita zorra, una busca hombres.
Pero si al final de este capítulo ella lo quiere yo se lo deje de tu tu grupo.
Veremos a ver hasta adónde va a llegar las mentiras que salen de su boca, y si querrá mantenerme completamente ciega.
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