20. Mi Reina
Mi Más Alejado Deseo
Capítulo 20
Llego a casa y la veo a ella con un vestido rojo corto «se ve tan sexi» cómo puedo hacer esto justo hoy, tendríamos una salida que desde hace mucho no tenemos, extrañaba estar con ella.
—¡Llegaste! —comenta ella toda emocionada al verme entrar a casa —Ya casi acabo, solo me falta el labial.
—Alana —me interrumpe y no me deja terminar de hablar.
—Mi mamá dijo que ya casi llega, que esperemos unos cinco minutos.
—Alana, dile a tu mamá que no venga.
—¿Iremos con Jadhiel? Pensé que sería una cita para los dos.
—Cariño, lo que pasa es que en la empresa hicieron una fiesta para los trabajadores para festejar que mi proyecto el otro mes comenzará, y debo asistir.
—Si gustas voy contigo, así conozco a tus compañeros.
—Alana, son solo los trabajadores no habrán invitados.
—Entiendo, creo que debes arreglarte para asistir, ve date una ducha mientras yo busco un algo elegante para ti.
—¿No te vas a cambiar? —veo sus relucientes zapatos, la hacen ver un poco más alta pero sigue estando un poco más baja para mí.
—No, aprovecharé para al final tomarnos una linda foto.
—Que inteligente eres, por cierto cariño, estás encantadora está noche.
—¿Te gusta?
—No, me encanta. Te ves tan sexi que desearía quitarte ese vestido justo ahora.
—Cuando llegues te tendré una sorpresa.
—Mejor no, no sé a qué hora vendré y no me gustaría que te quedes despierta hasta tantas.
—Está bien, pero ahorita quiero algo de ti.
—Cariño debo arreglarme —ya me estoy logrando imaginar lo que pasa por su cabecita en estos momentos.
—Solo dile a tu jefe que llegarás un poco más tarde y que el tráfico te retrasó.
La veo fijamente quitarse aquellos zapatos y quedar de su tamaño nuevamente.
—¡Rayos, que son 30 minutos tarde!
Me aviento a ella para cargarla sintiendo como sus piernas rodean mi cintura, se ve tan sexi está noche que no podía aguantar no tenerla entre mis brazos, está oportunidad no podía despreciarla.
Debemos aprovechar que el ruidoso de la casa está dormido.
Lanzo con cuidado su cuerpo a la cama, ella espera allí mientras yo me retiro cada una de mis prendas para quedar desnudo frente a ella viendo cómo se relame los labios, siempre le gusta verme así frente a ella, por eso me pide siempre que me desnude primero. Acerco mi cuerpo al de ella quien aún lleva su vestido, pero no demora mucho cuando bajo el cierre de este quedando ella en aquel encaje rojo que cubre su vagina, estaba tan preparada para esta noche.
—Mira que húmeda estás, traspasaste la tela.
—Tu eres quien me pone así.
Retiro la prenda para rozar mis dedos en su intimidad, ella entierra sus dedos en mi cabello, una que otra vez intenta cerrar sus piernas al sentir mi lengua en ese botoncito que me encanta consentir porque la excita mucho.
—Entra ya en mí, para con eso y follame —exige sedienta.
—Con gusto te haré mía cada que tú me lo pidas, mi gatita.
Me encanta estar así, dentro de ella es una bomba explosiva cada que nuestros cuerpos se juntan, nos volvemos uno solo.
—¡Más rápido! —exige y me encanta complacerla.
—Me encanta tenerte así, puesta para mí —propino una nalgada al poner su trasero frente a mi, me encanta tenerla en cuatro.
—¡Ahhh! —gime Alana con fuerza, me fascina ponerla de esta forma.
Luego de unos minutos de entrar y salir dentro de ella, siento como me vengo dentro de ella. Nos recostamos un rato sintiendo como nuestras respiraciones comienzan a tranquilizarse, me acerco un poco a ella y le doy un corto beso en sus labios.
—Voy al baño —debo ir a esa fiesta, así que me daré el baño.
—Ya te busco algo que te haga ver cómo el hombre más sexi del lugar.
—Yo ya soy sexi ¿No lo crees?
—Claro que si.
Me adentro a tomar la ducha que me relaja demasiado mucho más si está fría, me encanta el frío y es por eso que tengo aire en toda la casa.
—Azael se te está haciendo tarde —escucho a mi ojos grises a través de la puerta llamándome.
—Ya voy —grito.
—Tienes todo allí en la cama, voy a ducharme a mi cuarto.
—Está bien.
Cierro la regadera y tomo la toalla que Alana me regaló con mi nombre bordado en azul, está hermoso. Salgo del baño con la toalla tapando solo de mi cintura para abajo, para dar unos minutos y comenzar a vestirme, no quisiera salir.
—Alana —llamo a mi bella mujer.
No escucho respuesta y es allí cuando recuerdo que dijo que iría al baño de la otra habitación. No aguanto más y decido ir allí, veo a mi hijo que está profundamente dormido en la cama «algunas veces Alana permite que duerma con él» acomodo la cobija y las almohadas de su alrededor, ella lo cuida mucho para que no se caiga.
Me acerco al baño y al abrir la puerta la veo a ella desnuda con su cabello negro húmedo cayendo gotas sobre ella. Al acercarme rodeo su cintura con mis manos y la volteo colocándome junto con ella debajo del agua.
—¿Que haces? Se supone que debes estar vestido.
—Si, pero prefiero quedarme aquí contigo.
—¿Te quedarás? —voltea a verme fijamente a los ojos.
—Sí, no quiero ir a ningún lado quiero quedarme dormido a tu lado y sentir tu calor a mi lado.
—Me gusta cuando te pones tan romántico y que quieras estar a mi lado.
—Y a mí me gustas tú.
La beso con tanta pasión que siento como ambos perdemos el aire y nos separamos para tomar un poco de aire. Ambos salimos de la habitación y veo a ella colocarse su pijama, cuando termina cargo a Jadhiel para llevármelo a mi cuarto y Alana vienes detrás de nosotros.
Hace un tiempo decidí colocar su camita en mi cuarto ya que Alana duerme siempre conmigo, y decidimos pasar esto acá para estar al pendiente de él por las noches.
Nos acomodamos un poco en la cama y siento como ella se arruncha a mi lado buscando un poco calor, creo que no le gusta mucho el frío.
—Abrazame —dice ella en un tono sutil pero que la hace sentir tierna.
—Con gustó mi reina.
—¿Reina? Desde cuándo soy reina.
—Siempre has sido la reina de esta casa, la dueña de mi vida y la que puede moverme el piso cada que quiera hacerlo.
—Estas raro ¿Que bicho te pico?
—¿Bicho? No puedo decirte cosas lindas de ves en cuando, te gusta que sea rudo ¿Cierto?
—Claro que puedes ser lindo y también me gusta que seas rudo —se acerca a mi para darme un beso en mis labios y pasear sus manos por mi abdomen.
—Tu también eres el rey de mi vida, Azael.
Ella se levanta para colocarse encima de mi, siento sus labios rodear mi cuello con unos besos suaves y húmedos que me comienzan a excitar, justo esto es lo que me encanta de ella que podemos tener sexo hace dos horas y aún así quiere más al igual que yo.
Retira la blusita de su pijama dejando ver sus grandes y redondos senos, están frente a mi y sin duda coloco mi boca en ellos para chuparlos y morder un poco sobre sus pezones. Sin más ella baja hasta mi miembro para quitar la poca ropa que lo cubría quedando frente a ella, su rostro reluce aún en la oscuridad de mi habitación estando debajo de la sábana; lo masajea un poco de arriba a abajo sintiendo cada fricción como una exquisitez.
Me mira con picardía y es allí cuando siento sus labios besar mi masculinidad a la misma vez que se lo lleva por completo, chupando un poco y humedeciendo para aliviar un poco el roce.
Ella se levanta y quita el short dejando todo su cuerpo al descubierto «me sorprende que no tuviera nada allí» ella se acerca a mi y junta nuestros labios en un beso largo, completamente lleno de deseo.
—¿Estás listo? Porque quiero de esto —toca mi miembro que está completamente levantado.
—Siempre lo he estado.
Ella se acomoda y comienza a meterlo dentro de ella sintiendo como ocupa su estrecho coño, está tan húmeda como siempre. Comienza a moverse con cuidado para no hacer tanto ruido para no despertar a Jadhiel que está en la misma habitación, brinca con suavidad para entrar y salir, gime por lo bajo solo para oírla yo, me excita y me encanta tanto esta mujer que se me es inevitable no estar así cuando ella me lo pide.
No puedo negarme, hacer el amor y tener sexo con ella es lo más increíble, no tengo con quien compararla por qué el que ella sea insaciable me fascina, podemos hacerlo hasta las tantas y no cansarnos de ello.
Brinca, brinca, y brinca sobre mi sintiendo como estamos a tan solo poco de llegar a nuestro climax, ese climax que nos llena de mucha más lujuria.
Siento como me vengo dentro de ella y ella lo siente porque me brinda una sonrisa llena de picardía, le encanta hacerme venir cuando ella tiene el control de la situación.
Se acuesta a mi lado completamente desnuda sintiendo como una de sus piernas rodean una de las mías para recostarse en mi pecho, siento como si respiración agitada comienza a tomar su ritmo normal, ella es fuego.
Alana es una bomba explosiva, me encanta que sea así y es por eso que quiero tenerla siempre a mi lado.
—Creo que ahora sí tengo sueño —comenta ella haciendo círculos con su dedo sobre mi pecho.
—Yo también, es hora de dormir.
—Hasta mañana amor.
—Hasta mi reina.
Hasta que por fin nos quedamos dormidos, estábamos tan profundos que nos levantamos ya hasta el día siguiente y fue porque la alarma de mi celular sonó, ninguno de los quería levantarse pero yo debía darme un baño y alistarme para ir al trabajo y darle la cara a Jul, la he dejado plantada porque quería estar con Alana esa noche, no quería verla triste aún cuando ya habíamos hecho planes, hice lo correcto y creo que muchos hubiesen actuado igual que yo si se trataba de su pareja, además debo ir pensando que darle de regalo a mi mujer, pronto será su cumpleaños.
Debo lucirme muchísimo con ella, no puedo ser un idiota en un día tan especial, nota mental cumpleaños de Alana en febrero, marzo aniversario.
Se vienen muchas celebraciones, pero como no hacerlo si todas tienen que ver con ella, ella que me llena de alivio, que me da su amor, ella que me atiende cada día, ella que me recibió en su vida aún cuando estuve casi nada de perderla, aún cuando la hice llorar me dió esa oportunidad que estoy aprovechando a cada minuto de mi vida.
Alana es la reina de mi vida, y puede llegar la que sea pero ella será la única en mi corazón.
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