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15. Otra Oportunidad

Mi Más Alejado Deseo

Capítulo 15

Ha sido la noche más larga, las lágrimas no cesaban por más que las secara y evitará que cayeran en mi almohada pero no logré darme cuenta en qué momento me había quedado dormida, agradezco que Jadhiel haya dormido toda la noche.

No he podido asimilar en mi cabeza todo lo que ha sucedido, de verdad fue solo una puta atracción todo estos meses, no valió nada mis esfuerzos diarios de conquistarlo y quererlo a él y su hijo. Él fue quien me pidió estar con él como puede cambiar todo de un día para otro pero eres que los hombre se vuelven ciegos cuando unas nuevas curvas se le posan en frente, son unos estúpidos.

Me levanto sin ánimos de siquiera verme al espejo pero necesito levantarme, debo estudiar para un examen que tengo por la tarde del típico profesor que deja algo que hacer los fines de semana. Busco un holgado suéter, veo un short negro y lo saco para colocarme debajo de la camiseta; siento como el agua fría comienza a despertar mis sentidos de a poco, logro sentir algunas lágrimas corriendo en mi mejilla mezclandose con el agua de la regadera, no puedo para de llorar aún cuando quisiera no hacerlo.

Prometi no volver a llorar por un hombre y mucho menos rogarle a que esté conmigo, pero comprendo que las lágrimas son parte de la decepción y el desconsuelo pero lo segundo no lo haré ni por nada en este mundo porque primero estoy yo.

—Buenos días —saludo a Jadhiel quien ya está levantado agarrado de los barrotes, es increíble cómo ha crecido y agarrado fuerza.

—Da,da,da — es lo que dice y me hace sonreír un poco, siempre alegra mis mañanas.

—Ya te haré tu biberón, no te preocupes pero el resto del día estarás con tu papá, quiero que esté ocupado y bastante ayúdame con eso.

Es increíble pero me sonríe como si hubiese entendido lo que le dije, pero si fuese así sería increíble. Salgo de la habitación luego de haberle dado si baño a Jadhiel le coloque su ropa y lo cargo hasta la salida y lo veo a él allí sentado en el mismo sillón donde estuvo con la chica de anoche, esa es la que le gusta y yo no puedo cambiar nada.

Coloco a Jadhiel en la silla que adecue cerca de la isla que trae la cocina para preparar las cosas y al mismo estar pendiente de él.

—Tiene mucha hambre mi niño —el juguetea con su sonajero al parecer siempre le ha gustado.

—Alana —escucho a Azael mencionar mi nombre pero lo ignoro por completo.

Al preparar el vaso de leche con fórmula de Jadhiel se la entrego a su padre quien está a su lado.

—Toma estate cargo de él, tengo mucho que estudiar —el agarra mi mano para sostenerme o retenerme no entiendo.

—¿Podemos hablar?

—No tuve buena noche, me duele la cabeza, tengo que estudiar, hacer un puto examen y no quiero comenzar el día hablando contigo.

—Debes escucharme no puedes estar así, no piensas desayunar o tomarte por lo menos un café.

—No quiero hablar entiéndelo, además no tengo hambre y déjalo así no tienes que actuar preocupación.

—No estoy actuando soy muy sincero contigo —me rio porque muy sincero no ha sido.

—Cuida bien de Jadhiel —me acerco y le doy un beso al niño y pellizco un poco sus mejillas que se colorean de rojo por el toque.

Dejo aquel hombre con la palabra en la boca sin importarme nada más me dirijo a la habitación nuevamente donde mi computadora por fin ha encendido «demora demasiado haciéndolo» cierro nuevamente aquella puerta no puedo ponerme seguro ya que aquí dentro está todo lo de Jadhiel también, pensándolo creo que debería volver a mi casa.

Me enfoco en mis estudios pero no faltan en mi mente los recuerdos de los besos, los abrazos, las caricias, y las noches incontables que nos entregamos haciendo que llore en algunas veces, me molesta estar así, pero como no estarlo si en una sola noche me entero que algo de casi un año formal e informal ha sido solo atracción, que a él le gusta alguien más y sobre todo que esa misma persona se aparezca en la puerta queriendo estar con él a solas.

Hago el examen lo más rápido posible, quiero salir de esto rápido por qué mi concentración no está como siempre.

Luego de una hora de examen y un estres intenso por haberme bloqueado en algunas ocasiones cuando sabía que ese tema lo sabía a la perfección, perdía los estribos y luego de respirar profundo lograba calambre siguiendo con las demás preguntas.

Miro el reloj y ya es medio día, con razón siento un poco de hambre. Tocan la puerta y sé perfectamente quien es, me levanto de la silla pero antes limpio mi rostro para que no quede algún rastro de que estuve llorando.

—Te traje algo de comer —dice aquel chico con una bolsa de Mc Donald's junto a él niño que carga al mismo tiempo.

—Lo calentare —digo — y gracias —la empatía no me sale por más que lo intente.

Caminamos a la sala de estar y yo a la cocina, noto su mirada en mí, es extraño pero sé que quiere hablar pero yo aún no quiero hablar de esto, por qué por más panoramas que hayan sé que él buscará justificarse.

No estoy para escuchar sus estúpidas excusas varoniles.

—Alana —ya sabía yo que iba otra vez con el tema.

—¿Que pasa? —Mi voz sale con total sequedad.

—Las cosas no fueron así de feas, siempre he Sido sincero contigo.

—Me encanta tu sinceridad, y cuando no eres sincero que haces —que se note la ironía y las pocas ganas de querer hablar.

—Por favor no actúes así, se que en estos momentos tiene mucha ira y que te quieres desquitar pero no pienses que todo fue mentira.

—Entonces dime ¿Que era? Porque mencionaste que era pura atracción lo que sentiste todo este tiempo.

Él se queda callado viendo como algunas lágrimas amenazan con salir, mis ojos rojos y completamente húmedos con aquella tristeza que comienza a brotar en mi.

—Habla maldita sea, porque sigues callado acaso no merezco las dichosas explicaciones.

—Se que te las mereces pero tú estás asumiendo que todo lo de estos meses fue una completa mentira y no es así.

—Entonces —le replicó —¿Cómo son las cosas porque anoche me dijiste otra cuando recién habíamos hecho el amor? Dime qué es verdad y que es mentira porque no sé distinguirlas.

—Mierda Alana es tan difícil que te des cuenta que tú me gustas, no pude dormir en toda la noche pensando en ti, escuchaba como llorabas hasta quedarte dormida ¿Crees que no siento nada? Pues te equivocas porque sí, me gustas pero estoy confundido y necesito tiempo.

—¿Tiempo? Y mientras tú te tomas tu tiempo yo que hago ver cómo te besas con aquella tipa porque yo soy la maldita niñera que no pudo aguantar sus ganas y se involucró con su jefe.

—Yo inicie esto, no es tu culpa.

—Exacto es de los dos porque me fueras dejado quieta y nada de esta mierda hubiera pasado.

—Lo sé, créeme que lo sé y me arrepiento de hacerte sentir tan lastimada y usada justo ahora, porqué si comprendo perfectamente como te sientes.

—Azael es mejor que dejemos las cosas así y te voy a pedir el favor que empieces a llegar más temprano.

—¿Porqué lo dices?

—Regresaré a casa de mi mamá mientras las cosas se calman aquí, seguiré cuidando a Jadhiel no por tí, lo hago porque me encariñé con él como si fuera un hijo mío pero no te preocupes por eso.

—Te agradezco que quieras seguir cuidando de él, pero creo que no está de más decirte que no es necesidad de que te vayas puedes seguir aquí.

—Solo será por un tiempo para acostumbrarme a estar lejos de ti y no estorbar en tus nuevos planes.

—De verdad crees que estaré con ella.

—¿Te has acostado con ella? —Le pregunto sin tartamudear un poco.

—¡Qué! —Responde sorprendido.

—Responde y ya ¿Te acostaste con ella?

—No, no lo he hecho solo he estado contigo.

—Ya vez por eso andarás con ella, no abrió las piernas como yo lo hice contigo.

—No te trates así, yo estuve contigo somos novios.

—Eramos novios, pasado y usted ya eligió con quién estar.

—Te estás equivocando y verás que al final me decidiré por tí.

—Ya veremos qué sucederá entonces con lo que fuimos alguna vez.

—No hables en pasado, que seguimos aquí uno frente al otro, no te separes de mi Alana que quiero seguir besando tus labios, admirando tu cuerpo y verte cada mañana con un hermosa sonrisa con mi hijo en tus brazos.

—Pues debiste pensar y decirte lo mismo antes de haberte fijado en esa chica aún cuando sabías que yo te esperaba en casa cada día estuviera o no cansada te esperaba despierta y ni aún así te importó.

—Si pero verás que las cosas no son tan malas como crees y que yo seguiré a tu lado.

—Tendrás que demostrarme que no estás con ella para yo aceptar que otra vez estemos en la misma cama.

—Te lo prometo pero no me dejes, joder que mi vida sin ti no tiene sentido tu eres mi ángel —dice con algunas lágrimas en sus ojos al igual que yo rodeando mis mejillas.

—Quiero dormir ¿Puedo pedirte un favor?

—El que tú quieras —contesta de una, sin pensarlo un poco.

—Podrás atender al niño por esta noche, quiero reponer el sueño perdido.

—Si no hay problema, tu solo descansa.

Se me ha quitado el hambre pero no comer me enfermará, caliento mi hamburguesa y como un poco de el.

Me retiro a la habitación donde Azael ha cambiado al niño a su pijama de conejito, mientras él está en eso yo entro al baño a darme una ducha para dormir.

Sé que él quiere darme esperanzas pero en el fondo yo sé que así no serán las cosas, pero tal vez eso es peor que nada. Siento mi cuerpo helado por el agua que cae sobre mí, el tiempo sigue corriendo hasta que despierto tomo la toalla y salgo con ella cubriendo en mi cuerpo.

Cuando salgo Azael aún se encuentra en la habitación sentado en la cama.

—¿Y ahora qué?

—Alana espero que no te sientas incómoda y puedas seguir aquí con nosotros.

—No quieres que me vaya ¿Cierto?

—Por favor te lo pido no te vayas.

—Lo pensaré pero no te aseguro nada.

Se qué no quiere que me vaya pero no puedo asegurar nada, pero también estando aquí puedo darme cuenta si es verdad que querrá estar conmigo.

Debo seguir aquí por más que me duela estar a su lado.

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