08. Mi Lady
Mi Más Alejado Deseo
Capítulo 08
Algunas ocasiones el arriesgarse se convierte en un error y otras el arriesgarse te lleva hasta la mejor decisión de tu vida.
Alana, tomó la decisión de estar con aquel hombre sin importar nada solo quiso quitar la atracción que sentía por Azael entre besos, caricias, y sexo fuerte durante aquella noche, pero algo ha cambiado entre ellos aunque ninguno de los dos quiera admitirlo.
Entre las noches piensa si aquello que hizo fue lo correcto, sus sentimientos cambiaron y la tensión ha crecido al igual que el deseo que ambos sienten porque ella ha notado sus miradas. Azael la ha visto con aquellos ojos verdes consumir su cuerpo y desnudarlo una y otra vez conteniendo así mismo las ganas de arrebatar la ropa que tapa aquel cuerpo que sus manos anteriormente recorrieron sintiendo el calor que su cuerpo emanaba estando dentro de ella volviendo dos cuerpos en uno.
La rutina laboral de ambos es la misma todo cambia cuando la noche llega y el gris de ella se encuentra con los verdes de él, un deseo insaciable le recorre a ambos.
—Buenas noches. —Le dice Azael llegando a casa, soltando su maletín al igual que su corbata, aquella que Alana le amarra cada mañana.
—Buenas noches. —Responde aquella chica con su vista al niño por el miedo de encontrarse con aquellos ojos llenos de deseo.
—¿Ya se durmió? —Pregunta aquel por su hijo que se encuentra en los brazos de ella.
—Sí, ya está dormido.
—Dejame ayudarte —se acerca él para llevar a su hijo a la cuna y que pueda dormir plácidamente.
—No se preocupe es mis deber, puedo hacerlo. —Dijo con sus mejillas sonrojadas por tener la mirada cautivadora de él frente a ella.
—Ya lo tengo, y es mi hijo no hay ningún problema con eso.
—Está bien, mientras le voy a calentar su comida.
Él se marchó a la habitación y ella calentaba aquella comida que preparaba cada día para él sin importar si estaba o no ocupada.
¿Es posible que algo entre ellos haya crecido? Tal vez ambos empezaban a sentir algo por el otro y aún no querían aceptarlo.
—Alana. —El ojos verdes la llama.
—Dígame ¿Que pasa?
—¿Quieres ver una película?
—¿Ahora?
—Sí, no tengo sueño y no tengo pendientes en el trabajo puedo llegar más tarde o tal vez no ir —suelta una risita de travieso.
—Está bien, pero primero coma.
— Cómo digas.
Un momento un poco inusual, ese tipo de cosas la hacían quienes eran pareja o alguien que se gustaran entre sí, pero como llego a la conclusión de querer tener un momento entre ellos.
Él veía sus ojos grises y se daba cuenta que estaba empezando a sentir esa necesidad de querer estar más tiempo con ella, pero se preguntarán ¿Eso no dañará la relación que actualmente tienen? Tal vez sí, pero puede que no; el problema aquí es que él no quiere estar en una relación pero siente la necesidad de tener a Alana junto a él y en los brazos de ella tener a su hijo como si fuera suyo.
—Ya podemos ver la película.
—Bien deje y me coloco la pijama.
Ella sale de la cocina y va a la habitación para cambiarse, pero sería demasiada casualidad que usará de nuevo aquella pijama de satín azul que él mismo le quitó aquella noche para admirar su desnudez.
—Vuelvo a rectificar que el azul, te queda muy bien.
—Gracias —ella sonríe sutilmente.
El mundo de dos personas tratando de unirse pero aún así se mantendrán lejos, es el futuro que les espera una rutina acabadora de la cuál unos de los dos saldrá lastimado.
Tratar de llenar los vacíos del corazón con otra persona es el peor error que el ser humano puede cometer.
Cómo llevar en tus manos el deseo e ilusión de una mujer hacia un barranco sin salida, o tal vez mantenerla a tu lado con la esperanza de que algún día será tuya de qué sirve tenerla a tu lado si no le darás el lugar que se merece.
—Alana. —Su voz nombra nuevamente el nombre de aquella chica de ojos grises.
—Dime. —Responde ella concentrada en la película que ambos se encuentran viendo.
—¿De verdad no tienes novio? O solo fue por eso del momento que me dijiste que no tenías.
—Esa noche fue la segunda vez que le dije que no tenía novio, por lo que es totalmente cierto.
—¿Te gusta alguien? —el sintió como su pecho se contrajo por la espera de la respuesta de su pregunta, pero ¿Porqué se sintió así? No encontraba la respuesta, pero debía asegurarse que ella no tuviera a nadie en su vida para que solo él pudiese admirar y detallar cada parte de su cuerpo.
—Tal vez sí, pero puede que no. Aún no he puesto las cosas en la balanza para saber si esa persona me gusta o no.
—¿Y porqué no lo has hecho?
—Tal vez tenga miedo de obtener la respuesta final a todas mis dudas.
—Por que tenerle miedo a algo que tarde o temprano vas a saber.
—Porque a fin de cuentas hay que ver las posibilidades de su eso puede o no suceder y tener el bonito resultado que tal vez espere en un futuro.
—Tienes miedo a que no sea recíproco el sentimiento que descubras al final.
—Sí, porqué las veces anteriores lo he pensado y llegó a la relación pero al final salgo lastimada, y sí no llego a ese punto el rechazo de esa persona me mata.
—La mala experiencia que has tenido en las relaciones pasadas es la que te hace no querer obtener la respuesta a si te gusta o no esa persona en este presente.
—Correcto.
—Pero el siguiente que llegue a tu vida no tiene la culpa de lo que el anterior hizo contigo.
—Lo sé.
—Entonces porqué te abstienes al final de estar con alguien.
—Porque nunca se puede confiar por completo en alguien que acabas de conocer.
—¿En serio?
—Al final esa persona en la que crees confiar te entierra un puñal sin siquiera esperarlo.
—Y crees que esa persona que te gusta sea así.
—No lo sé, porque tampoco sé lo que pase por sus pensamientos y mucho menos lo que sienta en estos momentos.
—Entiendo.
—A final quien menos tu creías te lastima más de lo que tú crees.
—Crees que todos buscan lastimarte.
—Tampoco sé la respuesta a eso, pero la mayoría de las personas a mi alrededor lo han hecho.
—Te ha marcado más de lo que puedes pensar todo tu pasado.
—Aza, ¿porque este es el tema de está conversación? No encuentro sentido.
—No sé, creo que quería conocer más de ti y creo que para eso debo aprovechar el tiempo libre de ambos.
—Entiendo.
—Creo que tampoco sé mucho de ti.
—Tienes razón —dice con una pequeña sonrisa y un brillo encantador en sus ojos.
—Pero, tendremos bastante tiempo para conocernos ¿Cierto?
—Sí, bastante ya que pasas más aquí que en tu casa.
—Eso si es verdad, mi mamá el otro día me llamó, pregunto si se me había olvidado dónde vivía porque no me veía en casa casi nunca.
—Creo que debería visitar a tu madre y pedirle disculpa por robar a su hija para mí.
—No te preocupes, ella sabe que estoy trabajando para terminar mis estudios.
—Que buena hija eres.
—Creo que ya debemos ir a dormir, es tarde.
—Mañana si gustas puedes pasar el día con tu madre.
—Tal vez, debería llamarla temprano y ver si estará en casa.
—Bueno, sino hacemos algún plan para mañana.
—Me parece perfecto.
🌨️🌨️🌨️
La vida te pone en circunstancias en las que tú cómo persona no sabes porque suceden esas cosas, es por eso que algunos en algún tiempo de su vida se preguntan ¿Porqué me pasa esto a mi? Pero es que no todos cuando nos hacemos esa pregunta obtenemos la respuesta, sin embargo, la vida da el tiempo para darte las respuestas y poner todas las cosas en su lugar.
Alana se pregunta desde ese día el porqué Azael empezó a tener interés de conocerla más, por qué si antes eso no era un tema de conversación de cuál ellos quisieran profundizar, la vida personal de ellos nunca estuvo como primer lugar y mucho menos sus gustos.
Pero Azael ha traído un interés hacia aquella chica que sus labios probaron y que su cuerpo sintió, no sabe el porqué de ese interés pero no quiere pararlo simplemente está dejando fluir esa curiosidad que nació después de que sus cuerpos se envolvieron entre su deseo.
Un deseo que aunque esté cerca puede también encontrarse lejos, pero el tiempo hablara por ellos a medida que todo pase.
—¿Cómo estás? —pregunta él en medio de una llamada.
—Bien ¿Y tú cómo has estado? —Ella suena con un poco de dulzura en su voz.
—Mucho mejor ahora.
—Que coqueto es mi jefe.
—No soy tu jefe, soy tu amigo.
—¿Quien dice que no lo es? Me da un sueldo por cuidar a su hijo, eso lo hace mi jefe.
—Buen punto, pero no quiero que me consideres así, tómame como un amigo.
—¿Amigo? Pero si nos comimos aquella noche en su habitación.
—Eso fue un desliz por culpa de su atractivo cuerpo, y sus ojos que me hipnotizaron.
—Ahora soy yo la culpable.
—No del todo, también fue culpa de mi atractivo cuerpo.
—En eso tiene razón, fue irresistible decirle que no a usted teniendo su cuerpo tan cerca de mi y hablándome en el oído.
—Sin embargo, disfrute demasiado estar con usted mi lady.
—Que cordialidad tiene usted el día de hoy.
—¿Quiere que sea descortés con usted mi lady? Porque puedo serlo, pero en la cama.
—Usted... —ella tarda unos minutos en recobrar su voz — usted desea volver hacerlo conmigo.
—Si tú me permites volver a recorrer tu cuerpo tal y como lo hice aquella noche, sin duda alguna lo querría volver hacer.
—Coincidimos mi señor, por qué yo pensé igual que usted.
—¿Y que pasa? ¿Porqué no lo hemos hecho mi lady?
—No lo sé.
—Este tema se volverá a tener en cuenta.
—Si así lo prefieres.
—Alana, no olvides lo sexi y hermosa que eres.
—Nunca lo olvidaré gracias a usted mi señor.
—Que bien que lo tengas claro.
—Azael.
—¿Sí?
—¿Vendrá temprano? Tengo curiosidad.
—Tal vez lo haga, no me queda mucho trabajo para la tarde.
—Entonces lo esperaré en casa.
—Me parece bien.
—Adios.
—Adios mi lady.
Cada vez la confianza de los dos va creciendo, sus números de teléfono por fin fueron intercambiado y pueden charlar incluso cuando ambos están lejos de casa, esas llamadas matutinas tal vez empiecen hacerse presente cada día sin importar la hora.
Esa llamada se torno un tanto coqueta pero capaz de que ambos sintieran su cuerpo estremecer y sus sonrisas hacerse presente a través de ese teléfono, pero ambos sabían lo que eran capaz de hacerle sentir al otro.
Ellos sabían que su atracción se estaba tornando a algo más que una simple atracción física, Alana empezaba a sentir que aquel hombre le empezaba a gustar pero no sé atrevía a mencionarlo, pero él sabía que ella le gustaba pero no sé lo diría por el simple hecho de que aún no sentía la necesidad de estar con alguien formalmente, pero aquello es un acto de cobardía.
¿Cómo va a jugar con los sentimientos de Alana de esa manera? ¿Cómo puede engañarla? ¿Cómo puede ser tan egoísta de mantenerla a su lado? Ella sufrirá, de eso no cabe duda pero como ella sabe que le pasará eso, si no se lo espera. Abrió su corazón y el sentimiento nació; pero es que obviamente lo haría, él la envolvió entre sus lindas palabras y sus lindos tratos con el hecho de tenerla junto a él.
Pobre Alana no sabe que le tocará sentir el deseo de querer estar con aquel hombre que lo tiene allí cerca, pero lo tendrá tan lejos que no podrá sentirlo tal y como ella quisiera tenerlo, solo para ella y cumplir el hecho de cumplir su sueño de estar con un amor lindo y verdadero como el que ella está sintiendo por Azael.
Y ese cariño tan grande hacia Jadhiel que surgió de tal forma que sentía cómo si fuera su propio hijo, un hijo que ella no tiene pero que siente eso con aquel niño de cabello negro y ojos verdes iguales a los de su padre.
Azael, no quiere formalizar por eso la tendrá a su lado.
Alana, quiere que su amor sea verdadero como la luz de luna que brilla cada noche.
Jadhiel, al cuidado de ella pero cautivada en los encantos lo tendrá como un hijo.
Pero pronto las cosas cambiarán como cuando el amanecer es cambiado por el naranja del atardecer.
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