07. Bésame
Mi Más Alejado Deseo
Capítulo 07
Alana Brooks
Escucho la regadera de aquel cuarto, debe verse increíble con esas gotas de agua rodando por su torso desnudo, Azael es tan sexi ¿porqué lo volví mi jefe? Que tonta fuí, debí haberlo hecho mi amigo para comerlo con si se tratara de un delicioso chocolate.
Luego de unos minutos aquella regadera ya no se escucha, ha salido por fin.
—Ya estoy listo. —Dice el ojos verdes pasando una toalla por su húmedo cabello.
—Que bien, venga —señalo un puesto a mi lado en el sofá — tome asiento.
—Como diga la señorita —me toca la barbilla de forma coqueta.
—Bueno lo primero que debe hacer es relajarse, pero no sé quede dormido que no puedo con usted para llevarlo a su cuarto.
—Entonces mejor hagámoslo en mi cuarto. —Me voltea a ver.
—Si usted cree que está bien.
—No se diga más.
Agarra mi mano para llevarme a su habitación, y si les soy sincera con todo el tiempo que he estado jamás he entrado allí, ya que el dice que él se puede encargar de su propia habitación. El hecho de sentir su mano junto a la mía de esta forma y que estemos yendo a su habitación hace que mis mejillas ardan, y que mi cuerpo tiemble ante la situación no tan común entre los dos me hace sentir extraña.
La puerta ha sido abierta ambos nos adentramos y vaya que si es organizado, y por alguna razón él dentro de su mundo hace que se vea mucho más sexi, su torso descubierto, su cabello húmedo aún cayendo algunas finas gotas, me excita el tenerlo así frente a mi, pero me frustra la línea que nos separa en estos instantes.
—Bien, ahora sí puedes empezar.
—Cla- claro —titubeo un poco, los nervios me fallan —puede acostarse boca abajo.
Sin más él hace lo que le pido. Le echo crema en su espalda y en el cuello que es donde dice tener la tensión de hace días.
Mi manos comienzan a tocar su piel, el masaje en la espalda lo va relajando poco a poco, siento como se queja de algunos músculos, eso significa que tiene mucha tensión acumulada, hay que aliviar eso.
—¡¿Alana?!—dijo mi nombre en un quejido.
—¿Si? —La respuesta salió más como pregunta pero él lo entendió.
—Eres una buena chica, sabes —hizo una pausa —no sé cómo no tienes novio.
—Yo tampoco lo sé —digo entre una pequeña sonrisa —no he sido buena escogiendo chicos.
—¿Y te gusta alguien? —me sorprende la pregunta, siento como si está conversación tuviera otro interés.
—No lo sé, la verdad es que siento es atracción, y no creo que sea un sentimiento mutuo —digo mientras le tocó su cuello de forma sensual.
—¿Quien puede negarse a unas curvas como las tuyas? Solo alguien que esté totalmente ciego para no darse cuenta de lo atractiva que eres —muestra una brillante sonrisa al terminar.
—Yo —murmuro — terminaré pronto con el masaje.
—No te preocupes, me has aliviado bastante si gustas te puedes ir a descansar.
—Ya estoy casi de terminar, usted siga allí relajado.
—¿Me puedo sentar? No quiero estar acostado me puedo quedar dormido.
—Si claro, no hay problema.
Me hago a un lado para que él se acomode en el borde de la cama, yo estando detrás relajando un poco sus hombros también. Azael es tan lindo, con su hijo y hasta conmigo que solo tenemos dos meses de conocernos, y me trata como alguien más de la casa.
Me siento extraña, tengo ganas de besarlo y probar sus labios, quiero saber que se siente ver sus ojos fijamente en un momento así, quiero tocar su cuerpo con sensualidad y que pruebe de mí. Pero no, no debo comportarme y no puedo perder mi trabajo, no puedo estar con mi jefe, comportate.
—¿Terminaste? —la voz de Azael me despierta.
—¿Ah?
—Te pregunté qué si terminaste que ya no siento nada, nada más que este medio muerto.
—Ah eso, si claro ya terminé.
Me levanto de la cama para empezar a recoger mis cosas, él queda sentado en el mismo lugar. Cuando bajo de la cama por completo me acerco a la mesita que queda frente lo que me hace darle la espalda, y no sé si es por mi diminuta pijama pero logro sentir un escalofrío recoger mi espalda, creo que los nervios me están traicionando.
Guardo poco a poco y ya tengo todo listo para salir de la habitación cuando de repente logro sentir unas manos grandes por debajo de la tela recorriendo mi cintura. Sé qué es él y que con solo este toque ha hecho que todo mi cuerpo se erice por completo, se siente también sus manos allí.
No sé que más hacer, debo concentrarme.
—A- Azael —logro sacar su nombre.
—Alana — susurra en mi oído y sintió excitante sentir su respiración tan cerca de mi.
—¿Qué estás haciendo?
—Agarrando tu cintura ¿Porqué?
—Esto no está bien, soy la niñera de Jadhiel.
—¿Y? Eso no te quita que seas mujer.
Siento como sus manos aprietan mi cintura con ganas de subir, solo esperando a que yo le conceda paso, ya que mis manos tienen las suyas agarradas.
—Si, pero no es correcto.
—¿Porqué? Ambos somos adultos y sabemos lo que queremos.
—Sí pero...
—Pero qué ... ¿No te gusto? Es por eso. —dice luego de interrumpir mis palabras.
—No es eso —afirmo.
El me da la vuelta y quedamos frente a frente, sus ojos envolviendo los míos, mientras muerde su labio inferior con delicadeza. El deseo que me muestra en aquel verde que se le oscurece; me envuelve completamente entre sus brazos quedando mis pechos pegados a su duro abdomen estoy tan pegada a él que me hace hace sentir un bulto entre sus piernas, creo que he tragado grueso creo que no podré resistir a tanta tentación.
—Entonces ¿Te parezco atractivo?
—Si —responde entre susurros.
—Llegaré hasta donde me permitas llegar, pero espero que sea hasta al final de este recorrido por tu cuerpo, y envolverme en el gris de tus ojos mientras saboreo el sabor de tus labios —dice sin separar su vista de mis ojos.
Asentí, y solté sus manos que poco a poco fueron tomando paso, malditas hormonas nunca pueden controlarse, pero no podía negarme a esta oportunidad aunque me arrepienta el día de mañana.
Acaricia mi cintura mientras sus labios rozan los míos, poco a poco sube hasta llegar a mis pechos que ya se encontraban despiertos gracias a sus finos y sensuales toques, pero... Quiero besarlo, quiero sentir un beso apasionante y si es que no se bese así no importa porqué quiero perderme en ellos.
—Besame —le pedí sin descaro.
—Tranquila no tenemos afán —dijo lamiendo mis labios.
Me quita la pijama quedando completamente desnuda ante él que aún tiene el su perfecto abdomen descubierto, me levanta enrollando mis piernas en su cintura, esto es excitante.
—Eres perfecta —su ronca voz no me está dejando ver más allá —tu belleza me envuelve al punto de dejarme hipnotizado entre tus hermosas curvas.
Sus manos tocan todo mi cuerpo, el simple hecho de sentir su boca morder mis pecho hace que me agarre de su cabello, mientras lame y muerde uno con su mano acaricia el otro.
—Tus pechos son una delicia pero esto de aquí —toca mi entrepierna— me vuelve loco lo empapada que estás en estos instantes, eres pasión Alana.
Roza mis labios vaginales con sus dedos y es allí cuando me mira, nuestras miradas se pierden gracias a un gemido que ha salido de mi. Introduce sus dedos en mi intimidad entrando y saliendo con delicadeza pero lo hace tan bien que me vuelve loca, sus labios llegan a los míos y un apasionante beso se hizo presente aún con sus dedos dentro de mí.
—Me toca a mí —le digo empujándolo para yo llegar al borde de la cama.
—La gatita quiere jugar.
—Sí.
Me acerco a él estando arrodillada en la cama mientras que él está levantado en el pie de esta, nuestros labios se vuelven a tocar y mis manos tiran aquel pantalón para verlo en su total desnudes, no paro de besarlo pero con mi mano acaricio su masculinidad, un tamaño excitante ni grande pero tampoco pequeño. Escucho un gemido de su parte cuando mis labios hacen roce con su parte íntima, lamiendo de extremo a extremo de principio a fin.
—La gatita sabe jugar muy delicioso —un gemido vuelve a salir de él y me toma del cabello empujándome, penetrando mi boca volviéndose loco por la excitación.
Lo separó de mi para levantarme de la cama y quedando mis pechos a su vista. Agarro sus manos para ponerlas en mis nalgas.
—Me gustan tus nalgas —dice volteando mi cuerpo quedando agarrada del pequeño mueble del frente quedando en pompas —estás tan rica que siento que está noche no me alcanzará para recorrer todo tu cuerpo como deseo —una nalgada es propinada de su parte.
—Entonces no hay que perder el tiempo— me volteo y lo tiró a la cama, y lo alcanzando gateando quedando encima de él —porque tengo muchas ganas de cabalgar encima de esto —señalo su pene erecto acariciándolo un poco.
—Entonces terminemos con esto porque no creo aguantar un segundo más teniéndote desnuda y encima de mi.
Me acerco a su parte erecta para lamerlo nuevamente creo que me gusta hacerle esto gracias a los incontables gemidos que logro por su parte, pero ya quiero sentirlo dentro de mí.
—Me gusta tu sabor —le digo levantándome y lamiendo mis dedos para pasarlos por su miembro.
Al humedecer todo comienzo a introducirlo en mi interior, se siente tan duro dentro de mí nunca había estado con alguien que lo mantuviera tan duro y que lo sintiera por completo.
—Nena, que caliente estás.
—Y tú tan duro.
—Nos volvemos uno —dice queriendo agarrarme de la cintura.
—Estas dentro de mí y es tan rico —digo haciendo algunos leves movimiento escuchando un quejido de él.
—Me vuelves loco estando así.
—Y eso que aun no hemos empezado.
Sin previo aviso comienzo a cabalgar encima de él, el sonido de nuestros cuerpos chocando me excita tanto que cada vez me mojo más.
—¡Oh por dios! Cabalgar encima de ti se siente tan rico.
—Te mueves como toda una diosa encima de mi, me volverás adicto a tu cuerpo.
—Y que tendría eso de malo, somos adultos y el sexo hace parte de nuestras vidas.
—¡Oh nena!
—¿Qué? Digo entre gemidos.
—Que rico te mueves.
—Gracias —le lanzó un beso mientras tomo sus manos para ponerlas en mis nalgas.
—Se que puedes sola —dice en medio de un susurro —pero déjame ayudarte.
Con sus manos me levanta teniendo su miembro aún dentro de mí, está vez quedo debajo de él.
—Ahora me toca a mí mostrar lo que puedo hacerte.
—Azael, es el momento de que me hagas tuya, aprovecha.
—Desde que estuviste encima de mí empezaste a ser mía, ahora eres mi nena.
Asentí y el comenzó a introducirlo todo dentro de mí tan duro y rápido como pudo y me encanta está fiereza porque las compasión no es lo mío, me gusta así duro y salvaje que me dé sin parar.
—¡Aggg! Un gemido sale de mi.
—Me encanta escucharte gemir, me excita tanto que te quiero dar con todo de mí.
Su cuerpo desnudo junto al mío el metiendo y sacando con rudeza, sale de mi y me voltea quedando en cuatro, he quedado completamente en pompas, una nalgada vuelve a llegar y su pene se vuelve a introducir.
—Espero que te guste está, por qué es mi posición favorita.
Me baja la espalda y con una de sus manos agarra mi brazos que se encuentran hacia atrás, para otras les puede parecer brusco pero para mí es tan excitante que solo quiero más de él.
—Dame más —le pido entre gemidos.
El da mucho más duro y las nalgadas se empezaron a ser más constantes.
—¡Oh Azael, que rico!
—Eso nena gime mi nombre así.
—Dame más duro, sigue así, no pares.
El sigue, pero ahora mis manos para agarrarme de la cintura y pegarme más a él, agarro las sábanas con fuerzas siento que estoy llegando a la cima de mi orgasmo y creo que pronto me voy a venir.
—¡Oh nena! Eres tan deliciosa.
Su voz agitada se escucha tan sexi, que siento que pronto botare todo el líquido guardado de hace meses.
—Estoy pronto a llenarte de mí Alana y está noche la recordarás siempre.
Me siguió dando con todas sus fuerzas y he gemido con todas mis fuerzas, he quedado sin aliento.
El para sus movimientos y aquel líquido espeso y caliente ha quedado dentro de mí, está ha sido mi mejor decisión sin dudar un poco.
—Nos hemos venido juntos. —Dijo el sin aliento.
—Eso fue increíble. —Digo tirándome a un lado de la cama.
—Sabia que no podías ser toda angel, eres una diabla en la cama.
Hemos quedado mirando al techo un silencio estaba presente pero no era para nada incómodo.
—Quedate aquí iré a ver a Jadhiel.
—Está bien.
El sale con el pantalón de su pijama puesto y luego de revisar que todo estaba bien volvió a entrar a la habitación con un vaso de agua en las manos.
—Toma debes tener un poco de sed.
—Gracias.
—Quedate aqui.
—Tambien duermo en esta casa.
—No me refiero a eso, quiero que duermas conmigo.
—Oh no yo apenas retome mis fuerzas me voy a la otra habitación, no te preocupes.
—Ok.
Seguí acostada allí admirando su cuerpo, está almohada se siente tan liviana, los ojos me pesan creo que el sueño me está ganando.
—Descansa Azael.
—Descansa Alana — deja un beso en mis labios.
Y sí pase la noche con él, dormimos juntos. Mi ojos se cerraron estaba cansada no pude evitar quedarme dormida pero se siente confortante dormir en sus brazos, el calor de su cuerpo me hizo sentir segura.
Dormíamos como una pareja de novios.
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