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Capítulo 8

Pasa casi una semana internado en el hospital, finalmente después de hidrataciones, curas, análisis de sangre y negarse a la ayuda psicológica del hospital; Jungkook y yo volvemos a casa.

Y para mí sorpresa lo primero que nos recibe es una bola peluda en miniatura que ladra horrorosamente tierno, Jungkook me mira, yo analizó la situación hasta que veo a Anna con una gran sonrisa correr detrás de la bola de pelos.

Ella se paraliza cuando nos ve, abre sus grandes ojos y corre hacia Jungkook gritando de felicidad, doy un paso hacia atrás para dejar que el la tome en sus brazos, aunque no es sencillo teniendo muletas, aún así soy incapaz de interrumpir ese encuentro.

— La mia bellissima ragazza.- Ella se acurruca en el cuello de su padre y yo siento que mi corazón late demasiado rápido.

— Mi sei mancato, papà.

— Mi dispiace amore, non succederà più, te lo prometto.

Ella toma sus mejillas y las aprieta dándole besos, yo tomo mi vientre cuando un mareo se apodera de mi, afortunadamente Taehyung sale de la nada buscando a Anna y corre hacia mi en cuanto ve como cierro los ojos con fuerza.

— ¿Estás bien?- Eso llama la atención de Jungkook quién baja a Anna e intenta acercarse a mi.

— ¿Amor? ¿Estás bien?

— ¡No lo llames amor! Descarado.- ¡Dios! Siento que vomitare en cualquier momento.

— ¡No te metas en esto! ¿Cariño? - Taehyung vuelve a evitar que se acerque a mi y yo respiro tratando de controlar las náuseas.- ¡Déjame tocarlo!

— ¡Jamás! Infiel, desgraciado, seductor, hijo de...- Llevo mi mano a la boca de Taehyung evitando que lo diga y ambos me miran.

— Están frente a la niña, ¡Cierren la boca!

Taehyung abre sus ojos y mira a Anna sorprendida con la bola de pelo apretada en sus brazos; ambos se relajan y mis náuseas se disipan.

Suelto a Taehyung y el va hacia Anna tomándola en sus brazos.

— Como sea, esto es lo mejor que ha salido de tí.- Le dice a Jungkook, mis ojos se abren y el inmediatamente corrige sus palabras.- ¡Ella y mis niños preciosos, dije! ¡Traidor!

Se va, llevando a Anna con el en dirección a la cocina.

Jungkook suspira y hace el esfuerzo de acercarse a mi, toma mi cara en sus manos y detalla mis facciones.

— Odio estar en esta condición, necesito velar por tí, necesitas que te cuide, no cuidarme a mi.- Suspiro y tomo sus manos alejandolas de mi cara.- Dulzura...

— A descansar.

Hablar de su estado de salud es una pequeña astilla que molesta en mi alma, no puedo evitar sentir pánico, no es para menos ¡Él intento quitarse la vida! ¿Cómo debería sentirme con ello? Estoy asustado.

Él me sigue, me es inevitable darme cuenta que su madre no está en mi casa, se lo preguntaré a Taehyung cuando Jungkook se haya acostado.

— Estás enojado.- Una vez cierra la puerta, volteo a mirarlo, el está recostado de la puerta mirándome con esos ojos oscuros que tanto me embrujan y yo siento mi cuerpo cosquillear por tocarlo.-  Estás enojado conmigo.

— No lo estoy, te dije que necesitaba tiempo para pensar ¿Recuerdas?

— Has estado bien durante casi una semana ¿Por qué has cambiado ahora? ¿Es por tu amigo?

— Taehyung no tiene nada que ver ¿De acuerdo? Solo estoy un poco abrumado con el embarazo.

— No es cierto, eres malo mintiendo.

¡Mierda!

— Jungkook...

— No lo haré más Jimin, nunca jamás, fue un impulso, desesperación y dolor, no quería tener que volver a Italia, no quería hacer una vida sin tí, ¡Cielo, estás embarazado! ¿Sabes lo mucho que me estaba doliendo no tenerte cerca?

— Debiste ser sincero conmigo.

— Si, debí serlo y tengo toda la culpa, tampoco estaba en mis planes enamorarme tan... pronto.

Su voz se rompe, tengo que respirar profundo y asentir.

— Lo entiendo.- Me doy la vuelta para sacudir un poco las sábanas estiradas.

— Jimin...

— Hay que darte un baño.- Siento su proximidad y me recompongo cuando sus manos toman mi cintura y me pega a el.

— Tengo motivos para vivir.- Su mano va a mi vientre y en forma circular empieza a acariciarme.- Ellos me necesitan tanto como yo a ellos, mis niños, cuánto lo siento de verdad.

Cierro los ojos y respiro hondo, se que lo lamenta, se que está arrepentido de lo que ha hecho, pero no puedo simplemente decirle que voy a perdonarlo y luego hacer como si nada.

Lo poco que he escuchado de su historia de vida son acontecimientos trágicos que sumando lo que hizo me lleva a una conclusión.

Jungkook necesita ayuda psicológica.

— Tengo una condición.- Se queda en silencio mientras sigue acariciando mi vientre y su cara se alberga en mi cuello respirando lentamente.- Quiero que empieces terapia con algún psicólogo

Espero su renuencia, que se niegue y me diga que no lo hará, pero...

— Si es lo que necesitas para que estemos bien, lo haré.

Más allá de ser lo que yo necesito, me gustaría escuchar que lo hace por su bien, pero son pasos lentos y precisos los que tenemos que dar; solo una cosa es segura, yo no lo abandonaré.

— Al baño.

— Amor, es demasiado complicado.

— ¿Complicado? ¿Más que yo?

— Jamás.- Rio y doy la vuelta enrollando mis brazos en su cuello.- Besame dolcezza.

Extrañe tanto ese apodo.

— Quiero esa barba fuera de aquí, quiero verte tan reluciente y hermoso como siempre.- Su sonrisa me encanta y me dejó llevar por mis instintos, beso a mi hombre italiano, él me aprieta contra el y cuando todo se intensifica me alejo escuchando un gruñido de su parte.

— ¿Qué clase de castigo es ese?

— ¡Al baño!

Gira sus ojos, tomo las muletas que ha dejado apoyadas en la pared, el las mira con recelo y luego cuando sabe que no tiene más opción, solo va al baño.

Me lamento no tener una tina en estos momentos, así que tendré que buscar una silla y una bolsa grande de plástico, para evitar que el agua se filtre por su yeso.

Soy un poco creativo, pero al final funciona y tras sus propias quejas por la manera tan peculiar en la que lo estoy bañando, terminamos con un yo mojado y un el irritado.

— Levanta la cadera.

Vestirlo es otro cuento.

— Puedo hacerlo yo.

— Quiero ayudar, ¡Anda!

— Esto es vergonzoso.- Vuelve a cubrirse con la toalla y yo suspiro rendido.- Cariño, contrataré a alguna enfermera que me ayude con estas cosas, no puedes hacer esto.

— Si, si puedo hacerlo ¡Eres tú quien no quiere que las haga! ¿Enfermera? ¿Acaso prefieras que una completa desconocida vea tus partes en vez de mí? ¡Solo dilo de una vez!

— Estás sacando las cosas de contexto.

Giro los ojos y le tiró su ropa interior, antes de darme por vencido e intentar darme la vuelta para irme.

— No creo estar bien para ti.- Es su voz la que detiene.- Veo lo mismo que tú, no soy ni la mitad del hombre que conociste, estoy avergonzado por todo lo que he hecho, por todo lo que soy ahora.

Mi corazón late rápido, mis manos temblorosas van a mi ropa y quitó las prendas lentamente de mi cuerpo antes de darme vuelta y dejar que sus ojos consuman los míos; tengo demasiado cuidado al sentarme en su regazo, mis brazos se enrollan en su cuello y sus manos van a mis nalgas, estamos hipnotizados mirándonos, me levanta un poco, siento su dureza presionar en mi entrada, las gotas de agua no funcionan como lubricante, pero a mí no me importa, yo solo quiero sentirlo.

Respiro hondo, duele como el demonio y el gruñe, no dejamos de mirarnos ni un segundo, nuestras frentes se juntan y nuestras respiraciones se mezclan; me muevo encima de el, pequeños saltos que el refuerza con sus grandes manos, guiandome arriba y abajo, fuerte, duro y muy ruidoso.

Gimo tan bajo como puedo, el lleva sus labios a mi cuello, me lame y chupa mi piel como un desesperado, hace que yo me desespere, dejo de saltar me muevo de atrás hacia adelante, sus manos aprietan fuerte la carne de mis nalgas y cuando empieza a azotarme siento que muero de placer.

Llevo mis manos a sus mejillas, lo tomo y lo mantengo muy quieto mirándome, hasta que llegamos a nuestro límite y nos convertimos en un desastre de fluidos; él abre sus labios y respira fuerte yo beso sus labios como nunca antes, desesperado por sentirlo, tan abrumado y lleno de felicidad que no entiendo como dure casi dos meses sin él.

— Eres mucho más que el hombre que conocí, ese arrogante, acosador y maniático, es nada comparado al hombre en el que te has convertido, un padre, un hijo, un amante perfecto, me gusta mucho más está versión verdadera tuya, me hace sentir querido tanto como yo te quiero a tí.

Sus labios tiemblan y sus ojos se llenan de lágrimas, me abraza contra su cuerpo y lleva su cara a la curvatura de mi cuello.

Es un camino largo, demasiado largo el que vamos a recorrer, pero, estoy listo siempre y cuando el vaya a mi lado.




Lamento cualquier error.

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